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Red Latinoamericana de Investigación Agronómica, un hito para transformar la ciencia en impacto real en el campo

Investigadores de América Latina durante el Simposio Internacional de Plataformas de Investigación 2023. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Investigadores de América Latina durante el Simposio Internacional de Plataformas de Investigación 2023. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La Red Latinoamericana de Investigación Agronómica (RedAgAL) reúne a científicos de toda América Latina que trabajan para hacer que la agricultura sea más sustentable, productiva y resiliente.

Los científicos de esta red están afiliados a distintos sistemas nacionales de investigación agrícola, a instituciones educativas, organizaciones de agricultores y extensionistas, así como a algunos centros de investigación del CGIAR —una alianza global de investigación para un futuro con seguridad alimentaria—, como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de México, el Centro Internacional de la Papa (CIP) de Perú, y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Colombia.

En este sentido, la red incluye experimentos en México, Honduras, Guatemala y Perú y tiene colaboraciones con Colombia. Si bien todos los experimentos evalúan prácticas adaptadas al entorno local, todos tienen en común que comparan tratamientos que representan el sistema de producción convencional local con posibles sistemas de producción mejorados. Así, todos los tratamientos se adaptan a las realidades de la producción agrícola local, de modo que, si resultan favorables, pueden ser adoptados fácilmente por los agricultores locales.

Si bien la red se estableció formalmente durante el Simposio Internacional de Plataformas de Investigación 2023, desarrollado en abril pasado en la sede del CIMMYT en Texcoco, México, sus raíces se remontan a muchos años atrás: extraoficialmente, la red se inició primero en 2011 con el inicio del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura de México y el CIMMYT—, cuando se establecieron varios de los experimentos actuales, pero incorporando también experimentos a largo plazo, algunos de los cuales comenzaron en 1991, 1997 y 1999.

Actualmente, la red incluye 40 sitios para la investigación agronómica en México, dos en Guatemala, dos en Honduras y tres en Perú, los cuales están a cargo de colaboradores de diferentes organizaciones: 16 son manejados por asesores agrícolas, 14 son manejados por institutos educativas, siete son manejados por organizaciones de agricultores, seis por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) de México y cuatro por el CIMMYT; 26 están ubicados en estaciones experimentales y 17 están ubicados en campos de agricultores.

Los miembros de la red participan en proyectos conjuntos —como las iniciativas Excellence in AgronomyAgriLAC Resiliente, entre otros proyectos— y comparten metodologías en diseño experimental, recolección y análisis de datos y participan en publicaciones conjuntas. Los resultados y experiencias se comparten de manera formal e informal durante eventos como el simposio antes mencionado, así como reuniones regionales y diferentes tipos de publicaciones.

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Investigación para brindar soluciones a las problemáticas de cada productor

Plataforma de investigación de Zacatepec, en Morelos, México. (Foto: CIMMYT)
Plataforma de investigación de Zacatepec, en Morelos, México. (Foto: CIMMYT)

Recientemente, en las instalaciones de la sede global del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Texcoco, Estado de México, se desarrolló el Simposio Internacional de Plataformas de Investigación 2023, en el que se dieron cita investigadores de México, Guatemala, Perú y Colombia para intercambiar experiencias, aprender y renovar la investigación que, desde esos espacios, se está realizando para desarrollar y consolidar sistemas agroalimentarios sustentables. 

Esta red de plataformas que impulsan el CIMMYT y sus colaboradores “inició en 2011, pero ahora está entrando en una nueva fase, donde con nuevas iniciativas como AgriLAC Resiliente, Excellence in Agronomy, o proyectos como Cultivando un México Mejor con HEINEKEN México o Agriba Sustentable con Trimex, entre otros, estamos operando las plataformas ya existentes o instalando nuevas para obtener y validar las mejores recomendaciones para los productores”, señala Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del CIMMYT.

“En las plataformas de investigación se hace investigación agronómica bajo las condiciones de los productores locales con el objetivo de encontrar soluciones para mejorar su sistema de producción. Estas mejoras están basadas en datos obtenidos a través de la investigación colaborativa. En ese sentido, las plataformas no son únicamente trabajo del CIMMYT, si no también trabajo de los colaboradores provenientes de todos los sectores, gobierno, agroindustria, academia, etc.” 

“El principal beneficio que observamos en la plataforma, después de más de 10 años que llevamos trabajando con ella, ha sido el incremento del rendimiento de grano y, aunque este aspecto regularmente es lo principal que observan los productores, nosotros insistimos que también hay que observar los beneficios en la rentabilidad, no solo el rendimiento, si no también cuánto nos cuesta producirlo”, menciona Alberto Trujillo Campos, de la plataforma de Zacatepec, Morelos, en donde se colabora con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). 

La plataforma de Zacatepec está ubicada en el trópico seco de Morelos, dentro del Campo Experimental “Zacatepec” del INIFAP. En esta zona, bajo condiciones de temporal, se cultiva una superficie de 18 mil hectáreas de maíz, con rendimiento medio de 3.2 toneladas por hectárea y 25 mil hectáreas de sorgo con rendimiento medio de 4.2 toneladas por hectárea. Esta plataforma de investigación tiene la finalidad de determinar la mejor interacción entre sistemas de labranza, manejos de rastrojo y rotación entre cultivos de maíz, sorgo y amaranto.

La investigación en la plataforma ha derivado en mejores condiciones de suelo, mayor captación de humedad y eso se ah reflejado en mayor rendimiento y rentabilidad para el productor. Los tratamientos con el mejor rendimiento y rentabilidad fueron aquellos que tienen en común el sistema de cero labranza y cultivando sobre el rastrojo del cultivo anterior, independientemente de la rotación de cultivo”, menciona el investigador que colabora en la plataforma de Morelos. 

“La importancia de las plataformas de investigación es que ahí podemos comparar el sistema del productor con innovaciones que vamos generando a través de la investigación. De esa manera le damos a conocer al productor que las mismas condiciones de suelo, ambiente, clima y precipitación, tenemos resultados diferentes cuando implementamos ciertas prácticas”, enfatiza Alberto Trujillo. 

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Plataformas de investigación agrícola en México y AL contribuyen a brindar soluciones globales para el cambio climático

Plataforma de investigación del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Plataforma de investigación del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

“Ante el cambio climático, los efectos socioeconómicos de la pandemia, el conflicto bélico en Europa del Este, y el incremento del costo de vida por la inflación, es nuestra responsabilidad hacer de la investigación colaborativa una vía para mitigar el impacto de estos factores adversos. No es suficiente quedarnos con los resultados, hay que transformar la ciencia en impacto real en el campo”, sostuvo el doctor Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) durante la inauguración del Simposio Internacional de Plataformas de Investigación 2023.

El simposio, realizado el 27 y 28 de abril en las instalaciones de la sede global del CIMMYT, en Texcoco, Estado de México, reunió a decenas de investigadores que operan una de las redes de plataformas de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial, la cual es impulsada por el CIMMYT y sus colaboradores a través de proyectos como AgriLAC Resiliente, AgribaSustentable, Cultivando un México Mejor, Excellence in Agronomy, MasAgro-Cultivos para México —iniciativa con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que permitió el surgimiento de la red hace más de 10 años—  y otros proyectos igualmente importantes.

Las plataformas de investigación son operadas gracias a la colaboración con otros centros de investigación nacionales —como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP)—, universidades, despachos y organizaciones de la sociedad civil. Su relevancia radica en que abarca muchas agroecologías debido a la extensa geografía de México —lo que se refleja además en la diversidad de prácticas validadas y adecuadas para todo tipo de agricultores— , creando un gran potencial para servir no solo para la región, sino también para el resto del mundo. 

Actualmente, se han sumado a esta red otras plataformas de investigación de otros países en América Latina, operadas por centros de investigación del CGIAR como el Centro Internacional de la Papa (CIP) de Perú, la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Colombia, precisó Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del CIMMYT.

Con lo anterior, “Somos la primera región en contar con una red de investigación y esto nos coloca a la vanguardia, convirtiéndonos en ejemplo para que las otras regiones del mundo también establezcan sus propias redes”, anunció Nele Verhulst, investigadora del CIMMYT, quien hizo énfasis en la importancia de contar con información a nivel regional para identificar las mejores prácticas agronómicas que las que podrían identificarse solo como resultado de experimentos únicos o muy limitados geográfica o temporalmente, en particular a la hora de brindar a los agricultores recomendaciones confiables que les permitan hacer frente a los retos que impone el cambio climático.

“El último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) señala que hay aspectos con las modificaciones climáticas que ya no se pueden revertir, por ello es urgente transformar los sistemas agrícolas mediante un uso más eficiente de los insumos productivos y la adopción de prácticas agrícolas sostenibles. La agricultura tiene un gran potencial de mitigar el cambio climático, pero debemos saber cómo y no se puede saber esto sin datos duros, mismos que esperamos surjan de sus trabajos en plataformas y del debate en este simposio”, mencionó Govaerts. 

“Un estudio colaborativo en CIMMYT estima que la producción total de maíz en México podría lograr una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en 33 %, si se reduce el uso efectivo de fertilizantes. El estudio aún es muy generalizado, y por eso es importante la red de plataformas para disponer de mejores datos que puedan compartirse con los tomadores de decisiones y establecer mejores políticas públicas. Esto es, transitar de resolver mañana los problemas de ayer, a resolver hoy los problemas del mañana y es nuestra responsabilidad, desde la ciencia, dar estas respuestas”, finalizó Govaerts. 

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En Guatemala se fortalecen capacidades en agricultura sustentable

Integrantes de organizaciones guatemaltecas durante una práctica de agricultura sustentable. (Foto: CIMMYT)
Integrantes de organizaciones guatemaltecas durante una práctica de agricultura sustentable. (Foto: CIMMYT)

De acuerdo con el Banco Mundial, Guatemala es un país donde la estabilidad económica no se ha traducido en una reducción significativa de la pobreza y la desigualdad. De hecho, tiene la cuarta tasa más alta de desnutrición crónica en el mundo y la más alta en América Latina, con poblaciones indígenas y rurales afectadas de manera desproporcionada, señala la organización. 

Para impulsar un crecimiento sólido e inclusivo en Guatemala y otros países de América Latina, la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del cual forma parte el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— impulsa acciones para transformar los sistemas agroalimentarios de la región mediante el aumento de la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de los sistemas agroalimentarios. 

Como parte de las primeras acciones del Innova Hub Occidente en Guatemala, recientemente instalado en el marco de la citada iniciativa, se brindaron capacitaciones sobre agricultura sustentable dirigidas a coordinadores de proyectos, extensionistas, técnicos, promotores agroecológicos, e investigadores de organizaciones como la Asociación de Cooperación para el Desarrollo Rural de Occidente (CDRO), la Asociación Integral de Papicultores Ostuncalco (AIPO), el Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (MAGA), entre otras.

Así, del 28 de febrero al 3 de marzo, en las instalaciones de capacitación de la CDRO en el departamento de Totonicapán, especialistas del CIMMYT abordaron la situación global y local del cambio climático y las soluciones que, desde la agricultura sustentable, es posible implementar para optimizar la producción de alimentos, fortalecer la seguridad alimentaria y propiciar mejores condiciones para los agricultores guatemaltecos de pequeña escala.

Con el objetivo de desarrollar capacidades teórico-prácticas en las personas de las diferentes organizaciones participantes, los especialistas del CIMMYT y del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA) de Guatemala a cargo de las sesiones de capacitación, trataron temas como el diagnóstico de parcela y año cero, fertilidad integral, manejo integral de malezas, manejo agroecológico de plagas, manejo integrado de enfermedades, y manejo poscosecha de granos básicos.

Con estas primeras actividades de capacitación, AgriLAC Resiliente impulsa también el desarrollo de los Innova Hubs, un modelo o sistema de innovación agrícola que el CIMMYT y sus colaboradores desarrollaron en México y ha permitido la adopción de tecnologías agrícolas sustentables entre amplios sectores de agricultores mexicanos. Estas experiencias forman la base de los aprendizajes compartidos en Guatemala y otros países de la región.  

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Milpa: hacia la seguridad alimentaria de América Latina

Maíz, frijoles y calabaza en una milpa de Tojolabal, Chiapas (México). (Foto: Fernando Morales/CIMMYT) (Foto: Fonteyne et. al., 2023)
Maíz, frijoles y calabaza en una milpa de Tojolabal, Chiapas (México). (Foto: Fonteyne et. al., 2023)

Además de la combinación maíz-frijol-calabaza —las llamadas “tres hermanas” o “triada mesoamericana”—, la milpa es un espacio rico y diverso en recursos genéticos en el que se puede cultivar chiles, tomates, quelites, leguminosas, frutales, incluso cactáceas, café y hongos, dependiendo de la región.

La plasticidad de la milpa y sus características particulares en cada zona surge de las diversas combinaciones de tipos de suelo, condiciones climáticas, ecosistemas naturales circundantes, tradiciones y dinámicas sociales, saberes locales y necesidades o exigencias agroalimentarias. Así, se puede decir que no existe uno, sino varios tipos de milpas —culturalmente se puede hablar de la milpa otomí, donde se produce chilacayote, agaves, chilaca, flor de calabaza; o la milpa totonaca, que incluye chayotes, tomatillos, quintoniles, yuca, chiltepín, etcétera—.

En contraste con esta enorme diversidad biocultural, los estudios formales sobre los aspectos agronómicos del sistema milpa son limitados. De hecho, entre 1955 y 2021 solo se publicaron 61 estudios centrados en cuestiones agronómicas, revela un artículo reciente desarrollado por investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la Unión Rural de Productores de Cuautempan y Tetela, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), y la Universidad Autónoma Chapingo.

La falta de estudios específicos sobre los sistemas de milpa ha limitado el desarrollo de soluciones agronómicas que, respetando y partiendo de las tradiciones de cultivo, estén adaptadas a las diferentes condiciones locales y a las circunstancias de cultivo actuales —donde el cambio climático y los cambios socioeconómicos han contribuido a que el sistema se practique cada vez menos—. 

Así, apoyado por AgriLAC Resiliente —una iniciativa del CGIAR para aumentar la resiliencia, la sostenibilidad y la competitividad del campo latinoamericano y del Caribe—, el estudio tiene el objetivo de proporcionar un punto de partida para la nueva investigación agronómica sobre la milpa en tanto que se trata de un sistema altamente productivo capaz de proporcionar dietas suficientes y saludables para los agricultores de pequeña escala.

La limitada investigación agronómica formal sobre los sistemas de milpa ha dejado a los agricultores de pequeña escala desatendidos, por lo que han adoptado tecnologías desarrolladas para otros sistemas de producción que no necesariamente funcionan en los sistemas tradicionales. Lo mismo se aplica a los programas de asistencia técnica”, señalan los autores quienes, considerando el gran significado cultural del sistema, mencionan que es necesario conservar la milpa y tomar en cuenta que el sistema ha evolucionado con el tiempo y actualmente enfrenta —y enfrentará— nuevos retos. 

“El cambio climático afectará fuertemente a Mesoamérica, lo que requerirá cambios en las variedades y los cultivos en muchas regiones. Se necesita la evaluación continua de las prácticas bajo las diversas condiciones de las milpas, junto con la investigación de mejora de los cultivos, para generar soluciones de mitigación y adaptación para los agricultores de milpa en las zonas afectadas”, menciona el estudio. 

De entre los aspectos que el estudio identifica como prioritarios para el desarrollo de nueva investigación agronómica destaca la necesidad de reducir las cargas de trabajo en la milpa, ya que esta es una de las razones por las que los agricultores abandonan este sistema. En este sentido, “una opción es la investigación y el desarrollo sobre mecanización a pequeña escala para una preparación del suelo más eficiente, la fertilización, la siembra, el manejo de malezas, la cosecha y la poscosecha”, señala el artículo. 

Una fertilización adecuada  —ya que los diversos cultivos de la milpa tienen diferentes requisitos de fertilizantes—, variedades de frijol y cultivos asociados mejoradas, un manejo de malezas más eficiente —por las complicaciones en este proceso muchos productores optan por monocultivos—, y buenas prácticas poscosecha son otros de los aspectos destacados en donde se requiere nueva investigación para fortalecer la milpa en México y América Latina, región donde se proyecta como un sistema agrícola clave para contribuir a la seguridad alimentaria. 

Al respecto, los autores enfatizan y concluyen que “el aumento de la productividad de la milpa no necesariamente tiene que apuntar a mayores excedentes, sino más bien a mejorar la disponibilidad de alimentos nutritivos y la resiliencia del sistema frente a las limitaciones ambientales y socioeconómicas. Aún así, el sistema milpa puede ofrecer seguridad alimentaria a las familias solo si produce lo suficiente y a través de intervenciones tecnológicas que los agricultores pueden implementar”. 

Fonteyne, S., Castillo Caamal, J. B., Lopez-Ridaura, S., Van Loon, J., Espidio Balbuena, J., Alcalá, L. O., … & Verhulst, N. (2023) Review of agronomic research on the milpa, the traditional polyculture system of Mesoamerica. Frontiers in Agronomy, 5, 5. DOI:10.3389/fagro.2023.1115490    

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Buenas prácticas poscosecha, aprendizajes en Latinoamérica

Productoras y productores de Guatemala identificando los principales daños en los granos de maíz causados por hongos e insectos durante el almacenamiento el 23 de noviembre de 2022. (Foto: CIMMYT)
Productoras y productores de Guatemala identificando los principales daños en los granos de maíz causados por hongos e insectos durante el almacenamiento el 23 de noviembre de 2022. (Foto: CIMMYT)

Guatemala es un país cuya principal actividad económica es la agricultura de autoconsumo; la mayoría son agricultores de pequeña escala en áreas rurales que producen y conservan tradicionalmente maíz y frijol para su alimentación y excedentes para la venta. 

El cultivo de maíz es popular porque es adaptable en las diferentes condiciones agroecológicas del país: desde los climas templados y semifríos hasta los tropicales y subtropicales, lo que hace que también sea considerado como el segundo cultivo con la máxima contribución al Producto Interno Bruto (PIB) nacional agrícola de acuerdo con el Banco de Guatemala (BANGUAT). Sin embargo, los rendimientos son bajos, en promedio, de 0,9 toneladas por hectárea (t/ha) para frijol y 2,1 t/ha para maíz (promedio de maíces blancos y amarillos).

Dado este contexto, se identifica un área de oportunidad para implementar prácticas agrícolas que mejoren y mantengan estable el rendimiento, así como prácticas de poscosecha que ayuden a conservar los granos producidos y su calidad para fortalecer la seguridad alimentaria y promover el desarrollo económico de las comunidades.

En el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, especialistas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) (ambos centros internacionales del CGIAR), el Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA) y el Centro Universitario de Zacapa (CUNZAC), de Guatemala, colaboraron para impartir un taller sobre manejo poscosecha, buenas prácticas de manufactura y nutrición y alternativas de procesamiento de granos básicos dirigido a productores y técnicos guatemaltecos que forman parte de organizaciones locales del departamento de Zacapa y Chiquimula: ASORECH, ADIPAZ, ASEDECHI y PMA.

Así, el pasado 23 y 24 de noviembre, en las instalaciones del CUNZAC en Guatemala, se desarrollaron sesiones para identificar tanto las principales causas de las pérdidas poscosecha como las diferentes prácticas y tecnologías que contribuyen a reducir las pérdidas durante el proceso de poscosecha de maíz y frijol. Con especial atención en el almacenamiento, los participantes hicieron prácticas relacionadas con el manejo de tecnologías herméticas.

De acuerdo con Manuel Guzmán, del CUNZAC, esta iniciativa es importante para difundir también los conocimientos relacionados con las buenas prácticas de manufactura, mismas que permiten “mejorar la calidad e inocuidad de los productos y procesos productivos y facilitan su acceso a las cadenas de valor, mejorando la competitividad de los productores en los mercados locales y nacionales”.

Finalmente, los especialistas del CIAT y el ICTA abordaron el tema de la nutrición y el procesamiento de los alimentos, la sensibilización sobre los cultivos más nutritivos, estrategias de agregación de valor de productos agrícolas, el procesamiento de harinas a partir de granos de maíz y fríjol más nutritivos y prácticas sobre el uso de granos o harinas de fríjol y maíz en alimentos de alto valor nutricional.

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Con modelo de innovación agrícola desarrollado en México buscan mejorar el campo latinoamericano

Taller de planeación del Innova Hub Oriente de Honduras. (Foto: CIMMYT)
Taller de planeación del Innova Hub Oriente de Honduras. (Foto: CIMMYT)

AgriLAC Resiliente es una iniciativa del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del cual forma parte el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— que busca transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe, aumentando la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región. 

En el marco de su implementación en Guatemala y Honduras, un equipo de técnicos e investigadores de México que colaboran con el CIMMYT están compartiendo la experiencia con distintos proyectos desarrollados en territorio nacional a fin de integrar y hacer más sólidas las redes de colaboradores que estarán promoviendo innovaciones agrícolas en estos países de Centroamérica en el marco de esta iniciativa.

Una de las experiencias más exitosas gestada y desarrollada en México por el CIMMYT y diversos colaboradores de todos los sectores es el Hub o nodo de innovación. Este modelo o sistema de innovación agrícola ha permitido, por ejemplo, que más de 300 mil agricultores que cultivan maíz, trigo y cultivos asociados ahora lo hagan con tecnologías sustentables de MasAgro —hoy Cultivos para México—, en más de un millón de hectáreas en todo el territorio rural del país con las más diversas condiciones agroecológicas. 

Durante el desarrollo de los talleres para la integración e implementación de los primeros hubs en los citados países, o Innova Hubs, como se les ha denominado en el marco de esta iniciativa, el equipo del CIMMYT que trabaja en la iniciativa explica que el modelo del Hub va más allá de una estructura física compuesta por plataformas de investigación agrícola, módulos de innovación —parcelas de productores donde se comparan las prácticas convencionales y las innovaciones— y áreas de extensión —parcelas de productores que deciden innovar y reciben acompañamiento técnico para hacerlo—. 

“Lo que busca un hub es la mejor manera de adaptar y adoptar las innovaciones agrícolas que se han identificado como las más pertinentes para cada lugar, pero al mismo tiempo aporta una metodología útil y práctica para gestionar el conocimiento; es decir, ayuda a articular los esfuerzos de los distintas organizaciones o actores para llevar el conocimiento científico a más personas, buscando que ese conocimiento o evidencia científica se ocupado de manera práctica, de manera muy operativa por los integrantes de un territorio para su beneficio”, señala Jaime Leal, gerente del Hub Pacífico Sur del CIMMYT.  

Así, ASOCUCH, CEDRO y ASORECH, en Guatemala; y CASM y ARSAGRO en Honduras, son las organizaciones anfitrionas que han colaborado con el CIMMYT en la organización de los talleres para el establecimiento oficial de cuatro Innova Hubs, dos en cada país. En los talleres han participado muchos otros actores y organizaciones locales que, gracias a su amplia trayectoria en sus propios países, han ayudado a identificar los principales retos o puntos críticos retos que deben abordarse para lograr sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles. 

En Guatemala, por ejemplo, la falta de investigación, la falta de recursos financieros y de desarrollo de capacidades locales fueron los aspectos que se identificaron como prioritarios para lograr sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles. También se identificaron retos adicionales, como el alto costo de insumos para producción, la falta de formación en interpretación de información agroclimática, la falta de gestión de riesgo e incertidumbre, brechas de género y falta de pertinencia cultural de algunas intervenciones previas o existentes. 

Además de estos retos, los representantes de las organizaciones que participaron en los talleres en Guatemala —Mercy Corps, IARNA-URL, MAGA, ICC, Popoyán, USAID, PMA, UICN, USAC, IFAD, ICTA, entre otras— identificaron que las áreas más críticas de frente a la suma de esfuerzos en el marco de la iniciativa son el cambio climático, la seguridad alimentaria y la migración.

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AgriLAC Resiliente: Una iniciativa del CGIAR para aumentar resiliencia, sostenibilidad y competitividad en América Latina y el Caribe

Con la participación de más de 30 investigadores de cuatro Centros del CGIAR ubicados en las Américas, se llevó a cabo entre el 4 y 6 de abril un taller de planeación de la Iniciativa AgriLAC Resiliente, cuyo propósito fue definir la implementación de actividades para mejorar los medios de vida de los productores de América Latina, con el apoyo de gobiernos nacionales, sector privado, sociedad civil, donantes, y socios regionales y globales del CGIAR.

“Este taller es el primer encuentro de planeación cara a cara destinado a definir, de manera conjunta y mapa en mano, cómo se complementarán los equipos de los Centros de la región, aprovechando el camino que ha recorrido cada Centro del CGIAR en América Latina, pero esta vez con la ventaja de llegar a los territorios no como cuatro Centros independientes, sino como un solo equipo CGIAR”, dijo Deissy Martínez Barón, líder de la Iniciativa desde la Alianza de Bioversity International y el CIAT.

AgriLAC Resiliente es una iniciativa codiseñada para transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. Su objetivo es aumentar la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región. A través de esta Iniciativa, el CGIAR se compromete a proporcionar una estructura regional que mejore su eficacia y respuesta a las prioridades, necesidades y demandas nacionales y regionales.

Esta Iniciativa es una de varias que tiene el CGIAR en América Latina y consta de cinco componentes de investigación:

  • Clima y nutrición, con el fin de utilizar las innovaciones colaborativas para sistemas agroalimentarios resilientes al clima y nutritivos.
  • Agricultura digital a través del uso de herramientas digitales e inclusivas para la creación de conocimiento accionable.
  • Competitividad con bajas emisiones enfocado en los agroecosistemas, paisajes y cadenas de valor bajas en emisiones sostenibles.
  • Innovación y escalamiento con la red de Innova-Hubs para innovaciones agroalimentarias y su escalamiento.
  • Ciencia para la toma de decisiones oportunas y establecimiento de políticas, instituciones e inversiones para sistemas agroalimentarios resilientes, competitivos y bajos en emisiones.

El carácter regional de estas Iniciativas CGIAR y de los equipos de investigadores que las hacen realidad en los territorios estuvo presente en la mente de los líderes que también participaron en este taller. Martin Kropff, Director Global de Sistemas Agroalimentarios Resilientes del CGIAR; Joaquín Lozano, Director Regional del CGIAR para América Latina y el Caribe; Óscar Ortiz, Director General Interino del Centro Internacional de la Papa (CIP); Jesús Quintana, Gerente para las Américas de la Alianza de Bioversity International y el CIAT; y Bram Govaerts, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), señalaron la importancia del CGIAR como eje central en cada discusión en la que los equipos construyen un mayor consenso sobre qué es AgriLAC Resliente, los objetivos, el enfoque que se usará y las metas a las que apunta a través de sinergias entre sus cinco componentes.

Actuar como una organización integrada también es una oportunidad para que el CGIAR aproveche las soluciones codesarrolladas y resuelva los desafíos locales en el Sur global relacionados con el cambio climático y la transformación de los sistemas agroalimentarios. “Construir un nuevo CGIAR implica toneladas de colaboración y coordinación. En este taller de AgriLAC Resiliente hemos tenido un diálogo lleno de energía enfocado en lograr un impacto real”, destacó Bram Govaerts, quien continuó, “esta es una ocasión para fortalecer el trabajo en equipo en torno a esta Iniciativa CGIAR en la que se aplicará el enfoque de la Iniciativa de Sistemas Agroalimentarios Integrados (IASI) en la región de América Latina, que es una región muy interconectada” puntualizó.

Uno de los principales resultados de este taller es que constituye una oportunidad para llevar a cabo la integración de los equipos del CGIAR en la implementación de la Iniciativa AgriLAC Resiliente, con la ciencia aplicada y el rol decisivo de los socios en cada punto de la región como mecanismos de cambio.

En 2022, los equipos de investigación comenzarán a sentar las bases para implementar el enfoque integrador de la Iniciativa, y para fortalecer las innovaciones que se desarrollarán en conjunto con socios y colaboradores en América Latina, que abarcan la naturaleza interconectada del Sur global.

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Se fortalece iniciativa para aumentar la competitividad del campo latinoamericano

Con la participación de más de 30 investigadores de cuatro Centros CGIAR ubicados en las Américas, se llevó a cabo entre el 4 y 6 de abril un taller de planeación de la iniciativa AgriLAC Resiliente, cuyo propósito fue definir la implementación de actividades para mejorar los medios de vida de los productores de América Latina, con el apoyo de gobiernos nacionales, sector privado, sociedad civil y donantes y socios regionales y globales del CGIAR.

“Este taller es el primer encuentro de planeación cara a cara destinado a definir, de manera conjunta y mapa en mano, cómo se complementarán los equipos de los centros de la región, aprovechando el camino que ha recorrido cada centro CGIAR en América Latina, pero esta vez con la ventaja de llegar a los territorios no como cuatro Centros independientes, sino como un solo equipo CGIAR”, dijo Deissy Martínez Barón, líder de la Iniciativa desde la Alianza de Bioversity International y el CIAT.

AgriLAC Resiliente es una iniciativa codiseñada para transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. Su objetivo es aumentar la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región. A través de esta Iniciativa, CGIAR se compromete a proporcionar una estructura regional que mejore su eficacia y respuesta a las prioridades, necesidades y demandas nacionales y regionales.

Esta Iniciativa es una de varias que tiene el CGIAR en América Latina y consta de cinco componentes de investigación:

  • Clima y nutrición que busca utilizar las innovaciones colaborativas para sistemas agroalimentarios resilientes al clima y nutritivos.
  • Agricultura digital a través del uso de herramientas digitales e inclusivas para la creación de conocimiento accionable.
  • Competitividad con bajas emisiones, enfocado en los agroecosistemas, paisajes y cadenas de valor, bajas en emisiones sostenibles.
  • Innovación y escalamiento con la red de Innova-Hubs para innovaciones agroalimentarias y su escalamiento.
  • Ciencia para la toma de decisiones oportunas y establecimiento de políticas, instituciones e inversiones para sistemas agroalimentarios resilientes, competitivos y bajos en emisiones.

El carácter regional de estas Iniciativas CGIAR y de los equipos de investigadores que las hacen realidad en los territorios con los productores, estuvo presente en la mente de los líderes que también participaron en este taller. Martin Kropff, Director Global, Sistemas Agroalimentarios Resilientes, CGIAR; Joaquín Lozano, Director Regional, América Latina, CGIAR; Óscar Ortiz, Director General Interino del Centro Internacional de la Papa (CIP); Jesús Quintana, Gerente para las Américas de la Alianza de Bioversity International y el CIAT; y Bram Govaerts, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), señalaron la importancia de que el CGIAR sea el eje central en cada discusión en la que los equipos coconstruyen un mayor consenso sobre qué es AgriLAC Resliente, lo que se quiere lograr, el enfoque que se usará y las metas a las que apunta a través de sinergias entre sus cinco componentes.

Actuar como una organización integrada también es una oportunidad para que el CGIAR aproveche las soluciones codesarrolladas y resuelva los desafíos locales en el Sur global relacionados con el cambio climático y la transformación de los sistemas agroalimentarios. “Construir un nuevo CGIAR implica toneladas de colaboración y coordinación. En este taller de AgriLAC Resiliente hemos tenido un diálogo lleno de energía enfocado en lograr un impacto real”, destacó Bram Govaerts, quien continuó, “esta es una ocasión para fortalecer el trabajo en equipo en torno a esta Iniciativa del CGIAR en la que se aplicará el enfoque de la Iniciativa de Sistemas Agroalimentarios Integrados (IASI) en la región de América Latina, que es una región muy interconectada” puntualizó.

Uno de los principales resultados de este taller es que constituye una oportunidad para llevar a cabo la integración de los equipos del CGIAR en la implementación de la Iniciativa AgriLAC Resiliente, con la ciencia aplicada y el rol decisivo de los socios en cada punto de la región como mecanismos de cambio.

En 2022, los equipos de investigación comenzarán a sentar las bases para implementar el enfoque integrador de la Iniciativa, y para fortalecer las innovaciones que se desarrollarán conjuntamente con socios y colaboradores en la región de América Latina, que abarcan la naturaleza interconectada del Sur global.

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AgriLAC Resiliente, una iniciativa para transformar el campo en América Latina y el Caribe

El pasado miércoles 25 de agosto se realizó en formato virtual la reunión informativa de Alto Nivel del One CGIAR para América Latina y el Caribe, para presentar el portafolio de iniciativas del CGIAR —consorcio internacional de 15 centros de investigación agrícola del que el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es miembro fundador— para el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios en la región*. En este encuentro destacó AgriLAC Resiliente como la iniciativa regional integradora que hará investigación a la medida de los retos regionales y escalará los impactos en la región conjuntamente con sus socios. 

Para dar contexto a los participantes se abordó en principio el actual proceso de reforma del CGIAR, la alianza mundial en investigación que busca contribuir a la transformación sostenible de los sistemas agroalimentarios y enfrentar los retos globales del siglo XXI como el cambio climático y la seguridad alimentaria.

El CGIAR tendrá una estructura regional para potenciar su efectividad y responder mejor a prioridades, necesidades y demandas que tengan lugar en América Latina y el Caribe; también tomará en cuenta las fortalezas de la región y sus aportes para diseñar mejores respuestas a los retos a los que nos enfrentamos en torno a los sistemas agroalimentarios, comentó Jesús Quintana, Director Gerente para las Américas, de la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), organización que forma parte del CGIAR. 

Agregó que América Latina y el Caribe poseen conjuntamente la mayor reserva de suelos cultivables del planeta, el 30% del agua renovable, el 46 % de los bosques tropicales y el 30% de la biodiversidad, lo que supone una enorme contribución al suministro mundial de alimentos y a otros servicios ecosistémicos del planeta.

“Estos aportes, bienes y servicios se encuentran amenazados por el avance del cambio climático, el deterioro del medioambiente y un modelo de agricultura poco competitivo y sostenible, aumentando la vulnerabilidad y la malnutrición de los sectores más desfavorecidos de la región; por tanto, para cumplir con los nuevos objetivos, la estructura renovada del CGIAR está diseñando una nueva hoja de ruta como parte del proceso que se basa en la estrategia investigación-innovación 2030. La nueva estrategia se apoyará en una red de gobiernos comprometidos y representados, en un sector privado dinámico, en una sociedad civil comprometida y capaz, y por supuesto, en nuestros donantes y socios regionales e internacionales que nos llevan apoyando y complementando por muchos años”, señaló Quintana. 

En su oportunidad, Martin Kropff, Director Global de Sistemas Agroalimentarios Resilientes del CGIAR, sostuvo que la nueva agenda global del CGIAR se basa en 33 nuevas iniciativas divididas en tres grandes unidades: innovación genética, sistemas agroalimentarios resilientes y transformación sistémica: “Los sistemas resilientes agroalimentarios incluyen todo el trabajo de agricultura, agronomía, producción de cultivos a nivel comercial, pero también ganadería y pesca; son iniciativas globales, estamos buscando nuevo abordaje, ya tenemos ejemplo de ello, uno es MasAgro en México que ya ha estado operando por diez años, y otro en Asia, donde se está trabajando con los tres niveles de innovación a partir de la genética, mejor manejo del cultivo, mejor manejo de la ganadería, mejor manejo de la pesca y por supuesto con gobernanza; como siempre se ha indicado no podemos llegar a ningún lado si no conjuntamos estos tres ejes”.

En este sentido, destacó la importancia de las iniciativas integradas regionales y enumeró las cinco áreas de impacto que serán monitoreadas a nivel global y en la región: nutrición y salud; reducción de la pobreza, medios de vida y generación de empleos; igualdad de género, juventud e inclusión social; adaptación climática y mitigación; y salud del ambiente y biodiversidad.

“Esto no es solamente hablar y soñar, sino un ejemplo de lo que se puede hacer. En México hemos llegado a 500 mil productores que han tenido impacto a mayor escala en los sistemas de maíz y trigo, pero queremos ir más allá, las metodologías ya se desarrollaron, ya existen, las vamos a ir mejorando, muchas se refieren a la diversificación de los sistemas de cultivo pero obviamente hay que ir creciendo poco a poco, hay que aumentar la sostenibilidad en el uso y la producción de los productos básicos sino, no vamos a tener espacio para mayor variedad de cultivos en nuestros suelos” agregó Kropff.

Durante la reunión, la Iniciativa Regional Integradora, AgriLAC Resiliente,  se presentó ante actores del sector público, privado, organismos regionales e internacionales, y socios de la red de centros del CGIAR en América Latina y el Caribe. AgriLAC Resiliente abordará los desafíos claves para la región, combinando y escalando esfuerzos con las otras 16 iniciativas del CGIAR presentes en la región; así como con los planes nacionales de los gobiernos y los organismos internacionales. 

Bram Govaerts, Director General a.i. del CIMMYT, sostuvo que la iniciativa busca fortalecer los sistemas de innovación agroalimentarios en las diferentes escalas para incrementar la resiliencia, servicios ecosistémicos y competitividad de los sistemas agroalimentarios de manera que estén mejor equipados para abordar las necesidades más apremiantes de seguridad alimentaria y nutricional, crisis climática y migración. 

El también co-líder de AgriLAC Resiliente, agregó que los sistemas de innovación e investigación agropecuario de América Latina y el Caribe son decisivos para desarrollar y desplegar innovaciones sociotécnicas que puedan contribuir a abordar los principales desafíos de la región. En este contexto, mencionó que la iniciativa AgriLAC Resiliente buscará impactar en los siguientes pilares: la sostenibilidad ambiental y preservación de la biodiversidad; desarrollo socioeconómico, los ingresos, el empleo y la mitigación de la pobreza; aumento de los problemas de la salud relacionados con la dieta y exacerbación de los problemas de desigualdad de raíz.

Govaerts enfatizó la importancia de construir sistemas agroalimentarios estables, resilientes y sustentables que contribuyan a erradicar el hambre, conservar el medio ambiente, producir más con menos y reconstruir un tejido social para consolidar una Agricultura Para la Paz.

Por su parte, Deissy Martínez Barón, líder de AgriLAC Resiliente y Directora Regional para América Latina del Programa de Investigación del CGIAR en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS), comentó que la idea de la iniciativa es que se pueda facilitar la investigación colaborativa, conectar con las diferentes redes de socios y aliados con los que han colaborado desde hace varias décadas en la región y poder hacer que la investigación que se genera en el CGIAR sea realmente usada para generar el impacto deseado y contribuir a los retos globales mencionados como el cambio y variabilidad climática.

Agregó que los cinco componentes de investigación en torno a los sistemas agroalimentarios de AgriLAC Resiliente son: 1) Clima y nutrición que busca utilizar las innovaciones colaborativas para sistemas agroalimentarios resilientes al clima y nutritivos. 2) Agricultura digital a través del uso de herramientas digitales e inclusivas para la creación de conocimiento accionable; 3) Competitividad con bajas emisiones, enfocado en los agroecosistemas, paisajes y cadenas de valor, bajas en emisiones sostenibles; 4) Innovación y escalamiento con la red de Innova-Hubs para innovaciones agroalimentarias y su escalamiento; 5) Ciencia para la toma de decisiones oportunas y establecimiento de políticas, instituciones e inversiones para sistemas agroalimentarios resilientes, competitivos y bajos en emisiones.

Todos estos componentes estarán alimentados de las iniciativas globales presentes en la región. El enfoque de la iniciativa es trabajar en todas las escalas para fortalecer el sistema de innovación agroalimentaria a través de ciencia colaborativa, escalamiento efectivo y un impacto integral. 

“Para implementar este enfoque nos vamos a focalizar inicialmente en cuatro países centroamericanos —Honduras, Nicaragua, Guatemala y el Salvador— que son los que tienen mayores retos en términos de variabilidad climática, retos socioecómicos, de desarrollo y con gran potencial para innovar y generar conocimiento. Mientras que México, Colombia y Perú estarán considerados como países escalonadores que tienen un gran potencial en el desarrollo de la innovación y con la capacidad de escalar las innovaciones que se generen en Centroamérica, pero también en sus propios territorios y así generar un impacto” comentó Deissy Martínez-Barón.

Finalmente, señaló las metas planteadas por AgriLAC Resiliente para 2024:

  • Que las instituciones de investigación local y nacional estén mejor equipadas con tecnologías diversificadas y herramientas digitales para asesoría agroclimática y opciones para mejorar las dietas.
  • Que gremios, ONGs y servicios de extensión brinden la asistencia técnica facilitada por medios digitales para reducir riesgos climáticos, anticipar acciones e intensificar la producción sostenible.
  • Que actores de los sistemas agroalimentarios integren estrategias para reducir emisiones, incrementar productividad y monitorear los diferentes compromisos internacionales que tienen los países a nivel global.
  • Se espera que los actores de los sistemas de innovación hayan establecido conjuntamente Innova-Hubs para adaptar, adoptar y escalar estrategias productivas resilientes al clima, bajas en emisiones y nutritivas en diversas zonas agroecológicas.
  • Contribuir a que los gobiernos nacionales formulen e implementen políticas agroalimentarias transformadoras, sostenibles y resilientes e inclusivas para que a través de la ciencia se pueda informar la redistribución de inversiones con perspectiva de género. 

Como parte del proceso de diseño del portafolio de iniciativas de investigación del CGIAR, ahora seguirá una serie de conversatorios de consulta y validación con los actores clave de la región para retroalimentar lo propuesto en AgriLAC Resiliente e identificar diversas formas de unir esfuerzos para potencializar la contribución de esta iniciativa a los grandes retos regionales de la mano de todos los aliados que impulsan la iniciativa.  

*Todas las iniciativas se encuentran actualmente en la etapa de desarrollo de la propuesta y se presentarán al próximo Consejo del Sistema para su aprobación.