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Un mensaje a las niñas y mujeres del campo hondureño

Raquel Herrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Herrera)
Raquel Ferrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Ferrera)

Hay distintos sistemas que influyen en el estado del mundo, pero la ciencia es actualmente uno de los agentes de cambio más universal y dominante. La ciencia ha transformado el paisaje social, político, económico, estético e intelectual de las sociedades; está cambiando nuestra forma de entender quiénes somos y de dónde venimos, nuestro sistema de valores, la forma en que producimos nuestros alimentos, el modo en que consideramos al planeta y la forma en que nos consideramos unos a otros.

A pesar de los avances, aún hay mucho trabajo por hacer para que el conocimiento científico y sus beneficios lleguen a toda la sociedad. La desigualdad de género, por ejemplo, representa un freno a la ciencia y esto tiene implicaciones para toda la sociedad porque los beneficios del quehacer científico también quedan limitados.

De acuerdo con la ONU, en promedio las mujeres representan un 33,3 % de las plantillas de investigadores existentes en el mundo y la brecha se amplía cuanto mayor es el nivel alcanzado en el escalafón. Como ejemplo, solo el 3 % de los Premios Nobel en ciencias ha sido otorgado a mujeres y en el campo de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas solo el 35 % de los estudiantes de carreras y programas de este campo son mujeres.

La igualdad de género en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, no solo por la necesidad de robustecer la búsqueda de soluciones científicas a los desafíos más apremiantes de la humanidad, sino para difundir el conocimiento científico ya existente entre la sociedad.

“Con el proyecto de AgriLAC, con el grupo de mujeres con el que trabajo, instalamos un módulo de extensión. Con este proyecto hay muchas prácticas que realmente ayudan al productor, ya sea mujer u hombre. Entonces este proyecto tiene un buen enfoque y le ayuda bastante al productor”, comenta Raquel Ferrera, quien actualmente forma parte del equipo técnico del InnovaHub Occidente de Honduras, integrado a partir de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

Los InnovaHubs son un modelo de gestión de la innovación basado en una metodología desarrollada en México a partir de iniciativas impulsadas por CIMMYT y sus colaboradores. Para este enfoque, el acompañamiento técnico es fundamental para que el conocimiento científico generado y validado en plataformas de investigación llegue efectivamente, y de una manera socialmente pertinente, a los agricultores.

“Estudié ingeniería agronómica en la Universidad Nacional de Agricultura. Solo éramos 10 mujeres de 50 que nos graduamos en 2011”, comenta Raquel, quien a partir de su participación con el CIAT se vinculó a AgriLAC Resiliente y recibió capacitación para impulsar la innovación a través del modelo del Hub: “parte del curso era montar módulos o áreas de extensión, entonces yo, que soy parte de una caja rural —financiada con fondos de un proyecto que ejecutaba el CIAT— en donde trabajamos 21 mujeres y un hombre, fundamos el módulo de extensión donde sembramos maíz y luego frijol”.

“Realmente es muy importante ayudar a los grupos de las áreas rurales con conocimiento porque ellos, ya sea en caja rural o grupo, ellos van formándose, entonces ahí resalta el tema de la mujer, la importancia que tiene la mujer porque en muchos lugares rurales el machismo sigue presente, no las dejan salir, no les dan el derecho cuando las mujeres tenemos un alto potencial que a veces no es descubierto, pero mediante estos proyectos la mujer desempeña ese papel importante”.

En Honduras, donde el porcentaje de mujeres en el número total de investigadores se estimaba en 36,4 % hacia 2018, de acuerdo con el más reciente Informe sobre Ciencia de la UNESCO, iniciativas como AgriLAC Resiliente están contribuyendo a cambiar el panorama para decenas de niñas y mujeres que hoy por hoy ven en profesionistas como Raquel una figura que las anima a ir más allá de los roles tradicionalmente asignados.

A las mujeres, a las niñas, yo siempre que tengo oportunidad de conversar con ellas mi consejo es estudien, para que mañana usted no dependa de nadie, usted pueda trabajar, usted pueda generar ingresos que le van a ayudar cuando forme un hogar, una familia. Le va a permitir salir adelante, tener visión, que es lo que se necesita para ayudar a su comunidad, para ayudar a su familia”, concluye Raquel.

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Acciones para preservar la biodiversidad del maíz en Colombia

Equipo de CIMMYT en Colombia. (Foto: Sylvanus Odjo / CIMMYT)
Equipo de CIMMYT en Colombia. (Foto: Néstor Romero)

Los países latinoamericanos tienen una historia común, donde el maíz destaca como elemento imprescindible de sus gastronomías, su cultura y su economía. En Colombia, por ejemplo, el maíz es el tercer cultivo con mayor superficie solo después del café y del arroz, y se destina, sobre todo (63 %), para el consumo humano, en la fabricación de productos como arepas, envueltos, mazamorras y chichas.

Colombia tiene una amplia diversidad de maíces criollos con los que se preparan platillos distintitos. En la vereda Alto del Oso en Restrepo (en el Valle del Cauca, Colombia), por ejemplo, don Arnold Loaiza prepara para él y su familia unas arepas de maíz morado que enamoran la vista y el paladar.

“En Colombia estamos conociendo las experiencias de vida de agricultores, como la de don Arnold, cuyo papel es esencial para conservar la biodiversidad de maíces criollos y nativos”, comentan los especialistas de la Alianza de Bioversity Internacional y el CIAT, y CIMMYT, ambos centros de investigación internacional —pertenecientes al CGIAR— que están colaborando en territorio colombiano para conservar la agrobiodiversidad.

La FAO estima que cerca del 75 % de la diversidad de cultivos se ha perdido durante el último siglo y, en la actualidad, de las 6 mil especies de plantas cultivadas para la alimentación, solo nueve representan el 66 % de la producción total de cultivos en el mundo. En Colombia, como en muchos otros países latinoamericanos, esta pérdida de biodiversidad pone en riesgo la seguridad alimentaria de amplios sectores de la población.

Así, la cooperación entre la Alianza de Bioversity Internacional y el CIAT, y CIMMYT—en el marco de la sinergia entre iniciativas como Soluciones Positivas para la Naturaleza y AgriLAC Resiliente—, destaca por incluir la participación de los agricultores para identificar y promover las prácticas más adecuadas para la conservación de la agrobiodiversidad, el manejo sustentable de los recursos naturales y el manejo de residuos agrícolas.

Las actividades recientes de esta sinergia entre los centros de investigación del CGIAR tienen el objetivo de construir un plan de acción para la implementación de la conservación de la agrobiodiversidad y el manejo de los recursos naturales con pequeños agricultores en El Dovio y Restrepo en el Valle del Cauca, Colombia.

Te invitamos a seguir las actualizaciones de estas iniciativas para impulsar el campo latinoamericano a través de nuestro Boletín EnlACe y en las redes sociales de @ACCIMMYT.

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Tecnologías agrícolas validadas para el norte y sur de México

Plantas de trigo cultivadas con agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)
Plantas de trigo cultivadas con agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)

Para lograr una agricultura sustentable es fundamental transitar de enfoques basados en la “receta” o prescripción de prácticas genéricas —que muchas veces no han sido validadas o adecuadas para cada tipo de agricultor— a uno que ofrezca a los productores opciones para tomar las mejores decisiones en sus parcelas, adoptando solo aquellas tecnologías validadas y que en su zona pueden mejorar la producción de una manera sustentable.

Este enfoque culturalmente pertinente para impulsar la transición a una agricultura sustentable es promovido por CIMMYT y sus colaboradores como menús tecnológicos, que son el resultado de los trabajos de investigación desarrollados en plataformas, módulos de innovación y áreas de extensión —como parte de una metodología para gestionar la innovación llamada hub—. Esto significa que, a través de los distintos proyectos que CIMMYT y sus colaboradores impulsan, solo se promueven tecnologías que cuentan con evidencia sólida para ser recomendadas.

Recientemente, investigadores de CIMMYT —centro de investigación científica internacional que busca consolidar sistemas agroalimentarios sustentables, productivos y resilientes basados en maíz, trigo y cultivos asociados— integraron menús actualizados de tecnologías validadas para dos regiones y sistemas de producción: trigo de riego para Sonora y maíz para Oaxaca, respectivamente.

Ambos menús son relevantes en el contexto agrícola actual: el estado de Sonora es la principal región de producción de trigo en el país, con un sistema de altos rendimientos que depende, igualmente, de un alto uso de insumos. Oaxaca, por su parte, presenta una gran variedad de zonas agroecológicas definidas por la combinación de diferentes climas y suelos, los cuales determinan el nivel de expresión de la capacidad productiva de variedades nativas —locales e introducidas— y mejoradas de maíz en cada zona.

En el caso de Sonora, el menú tecnológico ha sido desarrollado por el Hub Pacífico Norte de CIMMYT que, junto con sus colaboradores en la región han instalado tres plataformas de investigación: Cajeme I y II en la estación de CIMMYT en Ciudad Obregón, y Navojoa en las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en Navojoa.

Entre las prácticas y tecnologías estudiadas en estas plataformas destacan las camas permanentes, rotaciones diversas, cobertura del suelo con residuos de cosecha —prácticas asociadas con la agricultura de conservación, un sistema que en esta región reporta rendimientos promedio de 1,3 toneladas por hectárea más que el sistema convencional—, fertilización enterrada, control de plagas con productos de bajo impacto ambiental, uso eficiente de agua, entre otras.

Para el caso de Oaxaca, las plataformas de investigación fueron instaladas por el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y colaboradores en dicho estado. Estas son: San Francisco Lachigoló en Valles Centrales, Santo Domingo Yanhuitlán en la región de la Mixteca, San Miguel Tlacamama en la Costa, San Juan Cotzocón en el Papaloapan, Santa María Teopoxco en la Cañada, y Tamazulapam del Espíritu en la Sierra Norte, respectivamente.

Aquí, las prácticas y tecnologías investigadas han sido la labranza mínima con retención de residuos, la milpa intercalada con árboles frutales en combinación con agricultura de conservación, distintos arreglos topológicos y densidades de siembra, diversificación de cultivos, entre otras.

Estos menús tecnológicos desarrollados por CIMMYT y sus colaboradores contribuyen además a dos grandes iniciativas de CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del que forma parte CIMMYT—: Excelencia en Agronomía y AgriLac Resiliente. Te invitamos a conocer más de estas iniciativas y los detalles de estos menús tecnológicos a través del Boletín EnlACe de CIMMYT, y en redes sociales a través de @ACCIMMYT y el hashtag #MenúTecnológicoSostenible.

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Sinergia entre iniciativas aumenta la resiliencia y la sostenibilidad del campo colombiano

Sistema tradicional del cultivo de frijol y maíz en comunidades indígenas en Valledupar, Cesar, Colombia, en diciembre de 2022. (Foto: Adriana Tofiño / Agrosavia)
Sistema tradicional del cultivo de frijol y maíz en comunidades indígenas en Valledupar, Cesar, Colombia, en diciembre de 2022. (Foto: Adriana Tofiño / Agrosavia)

Los Kankuamos y Arhuacos son pueblos indígenas que habitan en el Caribe colombiano. Sus sistemas agroalimentarios están orientados en cubrir sus necesidades de subsistencia, por lo tanto, son diversos e incluyen cultivos como papa, cebolla, ajo, haba, mora, tomate de árbol, calabaza, trigo, fique de maguey, maíz, frijol, yuca, arracacha, algodón, piña, entre otros.

El café es el cultivo que dedican para comercializar con el fin de obtener ingresos que complementen la alimentación o satisfacer otras necesidades. A menudo, este se siembra bajo la sombra de plátano o chachafruto y distanciado de al menos tres metros para incluir la siembra de frijol y maíz, el cual, además de formar parte de los cultivos de la dieta tradicional —para la elaboración de chicha y arepas—, también es un componente que predomina en la cosmovisión de los pueblos Kankuamos y Arhuacos.

En este contexto, la conservación de la semilla —que regularmente se hace a través de la siembra continua— es importante; sin embargo, las sequías y la falta de infraestructura de almacenamiento amenazan su conservación. Para buscar y brindar alternativas que le permitan a los pueblos Kankuamos y Arhuacos conservar sus semillas y mejorar sus sistemas agroalimentarios, CIMMYT —mediante la iniciativa Soluciones Positivas para la Naturaleza— se sumó a los esfuerzos que la Alianza Bioversity Internacional y CIAT —en el contexto de la iniciativa AgriLAC Resiliente— y el Centro de Investigación Motilonia de AGROSAVIA realizan en el departamento del Cesar.

Con al menos diez años de trabajo en comunidades indígenas del Caribe colombiano, AGROSAVIA ha incorporado cultivos biofortificados para fortalecer el sistema agroalimentario de la región. En este contexto, la iniciativa AgriLAC Resiliente ha contribuido con la gestión de recursos, entrega de semillas de frijol y maíz biofortificados, y el desarrollo de nuevas segmentaciones de mercado que valoran la producción étnica y orgánica.

Sumándose a este trabajo, en noviembre de 2023, especialistas de CIMMYT visitaron a grupos de Kankuamos y Arhuacos en las comunidades de La Mina y Simunurwa, en Valledupar Cesar, respectivamente. Allí, y con el fin de apoyar la conservación de las semillas nativas de maíz, se hicieron talleres poscosecha, recorridos por bancos comunitarios y parcelas de reproducción de semillas, conversatorios para identificar las principales causas de las pérdidas poscosecha de los granos básicos —especialmente maíz y frijol—, así como las diferentes prácticas y tecnologías que contribuyen a reducir las pérdidas durante el proceso de poscosecha, entre otros aspectos de sus sistemas agroalimentarios.

Con especial atención en el almacenamiento, los participantes hicieron prácticas relacionadas con el acondicionamiento del grano antes del almacenamiento —desgrane, limpieza y estimación de humedad— y el manejo de tecnologías herméticas. También se realizó una reunión en la casa indígena, con representantes del cabildo de cada pueblo indígena visitado previamente, para discutir acerca de los resultados obtenidos en cada visita. Esto incluyo compartir una desgranadora 3D para uso y valoración por parte de los productores, además de analizar las oportunidades de manejo en los bancos de semillas.

Soluciones Positivas para la Naturaleza fomenta sistemas alimentarios amigables con el medioambiente mediante la gestión y conservación de la biodiversidad, por lo que este tipo de sinergias entre iniciativas potencia la conservación de las semillas nativas y el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios de América Latina.

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Sinergias sustentables en Honduras

Reuniones para el establecimiento de InnovaHubs en Honduras. (Foto: Marlon Duron / Alliance Biodiversity-CIAT)
Reuniones para el establecimiento de InnovaHubs en Honduras. (Foto: Marlon Duron / Alliance Bioversity-CIAT)

Al impulsar la generación de tecnologías, los sistemas de innovación en la agricultura tienen un papel importante en la transformación de las sociedades. La adopción de estas tecnologías por parte de los agricultores es un ejemplo de esto, donde la motivación ha surgido, generalmente, de procesos lineales que surgen desde las instituciones hacia los distintos usuarios.

Los diversos retos asociados al clima, la degradación de los servicios medioambientales, los altos costos de producción, las dificultades de acceso a mercados, entre otros, han sido factores desencadenantes para el desarrollo de nuevos abordajes como respuesta a las necesidades y oportunidades en el sector agroalimentario. Así, la incorporación de enfoques participativos surge como una alternativa para la evolución de los sistemas de innovación.

Un ejemplo de estos enfoques participativos son los servicios agroclimáticos en Honduras que, desde el 2016 —como parte de una iniciativa liderada por la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) y con el apoyo de la Alianza Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT)—, incluyen las Mesas Agroclimáticas Participativas (MAPs), cuyo objetivo es fortalecer el acceso y uso de información agroclimática para que los agricultores tomen las mejores decisiones en sus parcelas y reduzcan así los riesgos asociados al clima.

Como parte del proceso fueron conformadas 10 MAPs regionales, 16 Mesas Municipales, y también fueron elaborados y compartidos boletines agroclimáticos correspondientes a los ciclos anuales productivos específicos para cada una de las regiones de Honduras. También se han establecido redes comunitarias de pluviómetros en manos de agricultores, quienes a su vez validan y retroalimentan la información generada por las instituciones.

Dentro de esta misma lógica de necesidades y oportunidades, durante 2022 se inició la conformación de dos redes de innovación agrícola, o “InnovaHubs”, para las regiones del oriente y occidente de Honduras, con el objetivo de promover la innovación participativa e investigación aplicada a los contextos locales, vinculando a múltiples actores y colaboradores como ejecutores de los procesos de innovación mediante una base conceptual y metodológica en gestión del conocimiento y agricultura sustentable adaptada al clima, la cual ha sido desarrollada por CIMMYT y sus colaboradores y facilitada por la Iniciativa Regional AgriLAC Resiliente de CGIAR.

Durante el proceso han sido fortalecidas las capacidades técnicas de las organizaciones miembros de los InnovaHubs, con quienes ha sido dirigida la construcción de su propia infraestructura física, actualmente constituida por dos plataformas de investigación, 16 módulos de innovación y 49 áreas de extensión en donde a la fecha se han establecido decenas de ensayos agronómicos y cerca de un centenar de eventos de capacitación impartidos a más de 750 agricultores cabezas de hogar.

Estos, son fuerzos colectivos que, de manera inicial, han permitido consolidar ambos InnovaHubs, encaminando sinergias con las MAPs que, en su conjunto, se constituyen como nodos territoriales que facilitan la integración de los servicios agroclimáticos a procesos de investigación aplicada, innovación participativa y desarrollo de soluciones digitales que impulsan la transformación de los sistemas agroalimentarios en Honduras.

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Avanza el impacto de AgriLAC Resiliente en el oriente de Honduras

Día de campo en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)
Día de campo en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)

En muchas parcelas del oriente de Honduras se comienza a observar una gran movilización: agricultores, técnicos, investigadores y representantes de diversas organizaciones participan en reuniones, capacitaciones y días de campo. Análisis de suelos, muestreos y otras prácticas para identificar los problemas y el potencial de esas tierras son parte de estos esfuerzos por impulsar el desarrollo del campo latinoamericano en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente, del CGIAR.

En estas semanas, mientras algunos técnicos y técnicas, como Miriam Torres del grupo Gualiqueme (en el Valle de Jamastrán, municipio de Danlí, departamento de El Paraíso), continúan analizando los resultados de los análisis de suelos junto con los agricultores —a fin de tomar mejores decisiones en conjunto y gestionar la intervención técnica—; otros acuden a entrenamientos sobre temas diversos o preparan material didáctico para replicar los aprendizajes y llevarlos hasta el agricultor.

“En el día de campo identificamos plagas y enfermedades en parcelas de frijol”, señala Ronix Madariaga de ARSAGRO —una de las organizaciones que integran el InnovaHub Oriente de Honduras—. “En el entrenamiento sobre plagas y enfermedades participaron técnicos de 25 comunidades de cuatro municipios del departamento de El Paraíso”, puntualiza Edy Rafael López, también del equipo técnico del InnovaHub Oriente de Honduras.

Trabajo con productores en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)
Trabajo con productores en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Olvine Amador)

Con sus nuevos aprendizajes, los técnicos se despliegan en las comunidades para trabajar hombro a hombro con los agricultores de la región: “En Las Minas, El Obraje, tenemos problemas de trips —insectos pequeños de forma alargada y plana de la familia Thripidae—. Visitamos a productores de frijol y vemos problemas con el trip. Nos dicen los productores que es hasta ahora que se está presentando el problema y ellos lo atribuyen a cierto material de semilla que han comprado”, comenta Olvine Amador, señalando que es importante identificar adecuadamente los factores relacionados con la plaga para poder emitir las recomendaciones más pertinentes.

Así, gracias al impulso de la iniciativa AgriLAC Resiliente, la cotidianidad en el InnovaHub Oriente de Honduras comienza a delinear un nuevo panorama para el campo y, aunque este solo es el principio, las actividades no se detienen pues el equipo técnico tiene delante de sí variados retos, correspondientes a los principales problemas que enfrentan los agricultores en la región.

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El derecho humano a una alimentación sostenible

Familia productora de la Península de Yucatán. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Familia productora de la Península de Yucatán. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En el corazón de la lucha por los derechos humanos se encuentra el derecho fundamental a una alimentación adecuada, y en este contexto, la sostenibilidad en la producción de alimentos se convierte en un pilar esencial para garantizar este derecho. La experiencia del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores ha demostrado cómo la implementación de sistemas agroalimentarios integrados puede no solo beneficiar a los agricultores, sino también transformar la realidad de comunidades enteras.

Durante más de una década, MasAgro-Cultivos para México ha dejado una huella positiva en la agricultura. Con el apoyo del gobierno mexicano, esta iniciativa permitió impactar positivamente a más de 500 mil agricultores en más de un millón de hectáreas en todo México. Esta experiencia de México con la agricultura sostenible se ha convertido en una metodología de sistemas agroalimentarios integrados que se replica ahora en la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR.

AgriLAC Resiliente está centrada en la resiliencia, sostenibilidad y competitividad de los sistemas agroalimentarios. Los InnovaHubs, adaptados a las condiciones de Guatemala y Honduras, han estado sirviendo como facilitadores desde 2022, fomentando la interacción continua entre agricultores, comunidades y socios en el campo. Esta estrategia busca cocrear e integrar innovaciones multitemáticas, creando así sistemas agroalimentarios más fuertes y sostenibles.

La metodología de gestión de la innovación desarrollada en México ha trascendido las fronteras de América Latina y se está replicando en África a través del Centro de Entrega Rápida de la Iniciativa de Innovación Acelerada de África del Sur (AID-I). Esta expansión tiene como objetivo beneficiar a seis millones de pequeños agricultores en Malawi, Tanzania y Zambia, recibiendo respaldo del Departamento de Estado de Estados Unidos y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

El compromiso con la sostenibilidad y con el derecho humano a una alimentación sostenible se refleja también en los Proyectos de Abastecimiento Responsable que están ganando impulso en México. Organizaciones como Kellogg, Nestlé, Walmart Foundation, Ingredion, Grupo Bimbo y HEINEKEN México están liderando la integración de sistemas agroalimentarios sostenibles a lo largo de la cadena de valor. Estas iniciativas vinculan a los agricultores con los mercados, permitiendo una transición efectiva hacia prácticas más sostenibles. Entre 2018 y 2022, más de 4 800 agricultores en México han participado y se han beneficiado de estas prácticas, y la participación activa de nuevos socios, como Mars PetCo, señala un compromiso continuo con la sostenibilidad.

Los acuerdos de colaboración recientes que el CIMMYT ha consolidado con instituciones como la Universidad Mexiquense del Bicentenario (UMB), el estado de Quintana Roo, el municipio de Iguala, el Instituto de Investigación y Capacitación Agropecuaria, Acuícola y Forestal del Estado de México (ICAMEX) y otras organizaciones no menos importantes demuestran un compromiso continuo hacia un futuro sostenible, donde la investigación, la educación y la acción colaborativa son fundamentales para lograr que el derecho a una alimentación sostenible sea una realidad para todos.

En resumen, el fomento de la agricultura sostenible contribuye no solo a la seguridad alimentaria, sino también a la realización del derecho humano a una alimentación adecuada y sostenible. Estas iniciativas no solo son programas; representan un compromiso continuo para transformar el potencial en oportunidades reales, catalizando el cambio con pasión y empoderamiento.

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México, Noruega y CIMMYT impulsarán la innovación agrícola en el sur de México y Centroamérica

De izquierda a derecha: Ragnhild Imerslund, Embajadora de Noruega en México; Gloria Sandoval, Directora Ejecutiva de la AMEXCID; y Bram Govaerts, Director General del CIMMYT, durante la firma de la Carta de Intención en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
De izquierda a derecha: Ragnhild Imerslund, Embajadora de Noruega en México; Gloria Sandoval, Directora Ejecutiva de la AMEXCID; y Bram Govaerts, Director General de CIMMYT, durante la firma de la Carta de Intención en la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

Para impulsar el desarrollo sustentable del campo en el sur de México, Guatemala y Honduras, el Gobierno de México, a través de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID); el Gobierno de Noruega, a través de su embajada en México; y CIMMYT, suscribieron una alianza de cooperación triangular que busca establecer un marco de colaboración cuyas acciones y estrategias permitan mejorar el estado nutricional, económico y social en la región mediante una transición hacia una agricultura sostenible.

La firma del instrumento se realizó en las instalaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y contó con la presencia de Gloria Sandoval, Directora Ejecutiva de la AMEXCID; Ragnhild Imerslund, Embajadora de Noruega en México; Ulises Canchola, Embajador de México en Noruega; y Bram Govaerts, Director General de CIMMYT.

«Los esfuerzos de cooperación entre Noruega, CIMMYT y México, con esta carta de intención, marcan el inicio de una relación innovadora entre estos tres socios de cooperación que beneficiará a la población del Sur-Sureste de nuestro país y a Centroamérica. La cooperación triangular ofrece una oportunidad única para combinar conocimientos, recursos y experiencias en beneficio de todos», comentó la Directora Ejecutiva de la AMEXCID.

Por su parte, la Embajadora de Noruega en México mencionó que “todos compartimos los mismos retos y compromisos, a mediano y largo plazo, así que necesitamos aumentar la producción local de alimentos, para crear cadenas de valor locales y regionales. Sabemos que colaboración internacional y la participación activa de los centros de investigación internacionales y nacionales es clave para cumplir con nuestros objetivos. Por esto, me emociona mucho la perspectiva de establecer una cooperación trilateral entre México, Noruega y CIMMYT, y quiero felicitar a AMEXCID y a CIMMYT por firmar esta carta de intención para priorizar el trabajo colaborativo en temas agrícolas”.

La propuesta, mencionó el Director General de CIMMYT durante su intervención, “busca construir paz, desarrollo y prosperidad a través del desarrollo agrícola y tiene como base el proyecto de cooperación triangular Avanzando hacia Sistemas Integrados de Innovación Agroalimentaria en Guatemala, Honduras y los estados del sur de México: Chiapas, Oaxaca y Yucatán, de manera que busca desarrollar una iniciativa de sistemas agroalimentarios integrados para aumentar su resiliencia y crear estabilidad social y económica entre la población rural y urbana en situación de pobreza en Guatemala, Honduras y el sur de México”.

Esta alianza estratégica tiene antecedentes en la iniciativa Agricultura para la Paz, de la SRE, la Embajada de México en Noruega, el Centro Nobel de la Paz, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, CIMMYT y diversos colaboradores. Ésta considera que los contextos adversos pueden ser transformados a través de la ciencia colaborativa y por ello promueve alrededor del mundo un modelo de innovación agrícola, denominado Hub, que en México permitió, por ejemplo, impactar positivamente a más de 300 mil agricultores en más de un millón de hectáreas como parte del programa MasAgro-Cultivos para México.

La experiencia de México con la metodología del Hub se ha replicado y se replica con éxito en distintas regiones de África, así como en Guatemala y Honduras, donde CIMMYT y otros centros de investigación internacional del CGIAR desarrollan trabajos como parte de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

Con cerca de seis décadas de labor en México y una innovadora Estrategia 2030 orientada hacia un futuro con seguridad alimentaria y nutricional, CIMMYT se suma a esta alianza estratégica con los gobiernos de México y Noruega para impulsar, en un contexto de cambio climático y de sucesivas crisis, ideas, proyectos e innovaciones que permitan multiplicar los beneficios de una paz construida sobre la base de sistemas alimentarios resilientes.

La transición hacia una agricultura sustentable, concordaron las instituciones firmantes, significa aumentar la productividad, rentabilidad y competitividad de los productores para evitar la migración forzada en las zonas afectadas por el cambio climático, el conflicto y el encarecimiento de los alimentos e insumos productivos como el combustible y los fertilizantes, por lo que la relevancia de este instrumento y de esta colaboración es un ejemplo de cómo las alianzas resultan indispensables para lograr la adopción de sistemas de producción sustentables que a su vez refuercen la paz y la estabilidad social.

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Innovar en el campo latinoamericano a través de la diversificación de cultivos

El técnico Ronix Madariaga muestra su parcela con asociación de cultivos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Ronix Madariaga)
El técnico Ronix Madariaga muestra su parcela con asociación de cultivos en el InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: Ronix Madariaga)

En la zona Villanueva El Águila (en el oriente de Honduras), a 1 350 metros sobre el nivel del mar, no es común ver calabaza y yuca como cultivos asociados con el maíz; sin embargo, esta asociación de cultivos brinda notables beneficios para la salud del suelo, la alimentación de las familias productoras e incluso representa un potencial ingreso adicional para los agricultores.

La calabaza sembrada en asociación cubre ampliamente el suelo y limita el desarrollo de malezas, de manera que es una gran opción como cultivo de cobertura. A su vez, la yuca funciona como una barrera de retención y contribuye a reducir los problemas de compactación del suelo.

Ronix Maradiaga implementó en su parcela, en Villanueva El Águila, esta innovación agronómica y los resultados son alentadores.

“Se instaló un módulo de 0.12 hectáreas (1 200 m2) cada parcela. En una se estableció maíz Tuxpeño y cobertura con calabaza y yuca; en la otra, la parcela testigo, solo maíz sin cobertura”, detalla Ronix, quien forma parte del equipo técnico de la Asociación Regional de Servicios Agropecuarios de Oriente (ARSAGRO), una de las organizaciones que integra el InnovaHub Oriente de Honduras, en el marco de AgriLAC Resiliente.

“El maíz se sembró con distanciamiento de 80 cm entre surco y 20 cm entre planta a dos granos por postura. Los resultados de la producción de maíz fueron de nueve quintales (900 kilos) en la parcela de innovación y ocho (800 kilos) en la parcela testigo. En la parcela de innovación se cosecharon además 150 unidades de calabaza y 300 libras de yuca”, precisa Ronix

Si se considera que en mercado cada calabaza tiene un costo aproximado de 30 lempiras ($20.8 MXN), la cosecha en la parcela de innovación de Ronix permitiría un ingreso de alrededor de 4,500 lempiras. La yuca, por su parte, tiene un precio en el mercado de entre siete y 10 lempiras por libra.

“Con la diversificación de cultivos podemos generar un ingreso extra, además de aportar materia orgánica al suelo y cobertura para evitar la erosión, igual con las barreras de yuca que sirven para retener el suelo”, concluye Ronix, quien muestra los evidentes beneficios de la diversificación de cultivos en su propia parcela a fin de que los productores de las comunidades en donde brinda acompañamiento técnico las implementen con confianza.

AgriLAC Resiliente es una iniciativa del CGIAR orientada a transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. Su objetivo es aumentar la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región. Es operada por centros del CGIAR como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Alianza d de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con la colaboración de diversas organizaciones locales a través de los InnovaHubs.

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Prácticas agrícolas sustentables, pilar de la paz y el desarrollo

Capacitación en manejo agroecológico de plagas en el marco de los primeros trabajos del InnovaHub Oriente de Honduras. Foto: (InnovaHub Oriente)
Capacitación en manejo agroecológico de plagas en el marco de los primeros trabajos del InnovaHub Oriente de Honduras. (Foto: InnovaHub Oriente)

La paz no es simplemente la ausencia de guerra. La paz es un proceso social complejo y un concepto construido históricamente. La paz tiene que ver con la superación, con reducir o evitar todo tipo de violencias: físicas, culturales o estructurales. También con la capacidad de las sociedades para transformar los contextos adversos, siempre que sea posible, en oportunidades de creación colectiva y de diálogo, de cambio e innovación, de adaptación e intercambio.

Lograr la paz, y mantenerla, es tan fundamental para la seguridad alimentaria, como la seguridad alimentaria lo es para una convivencia en paz. Donde hay conflicto los medios de vida se ven amenazados y la hambruna es una posibilidad siempre latente. También se han documentado situaciones a la inversa, donde la escasez de alimentos contribuye a crear ambientes hostiles y, eventualmente, conflictos.

Todas las sociedades tienen en su historia algún antecedente de conflicto. Algunas, lamentablemente, experimentan actualmente alguno. Esto reafirma la urgencia de transitar a una cultura de paz donde, además de aprender a vivir juntos y construir soluciones juntos, se aprenda a reconstruir el tejido social justo desde sus cimientos. Esto es, cultivar la paz.

Cultivar la paz no es simplemente una metáfora, implica girar los reflectores hacia uno de los espacios con mayor potencial para consolidar la paz social: el campo, el lugar donde el conflicto, la migración y el cambio climático erosionan los medios de vida de la población y, en consecuencia, su tejido social.

Siguiendo el legado del doctor Norman Borlaug, quien recibió el Premio Nobel de la Paz por salvar millones de vidas de la hambruna gracias a sus trabajos de mejoramiento en trigo, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) impulsa actualmente diversos proyectos alrededor del mundo para consolidar sistemas agroalimentarios sustentables que contribuyan a afinzar comunidades resilientes y pacíficas.

Entre estos proyectos destaca AgriLAC Resiliente, una iniciativa del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del cual forman parte el CIAT, el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés), el Instituto Internacional de la Papa (CIP), de Perú, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), de México, entre otros— para transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe. Su objetivo es aumentar la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región.

A través de esta iniciativa, recientemente se han instalado plataformas de investigación agronómica en Guatemala y Honduras, países clave dentro del complejo fenómeno de la migración regional. En esta plataformas, hoy se evalúan e identifican las mejores prácticas y tecnologías agrícolas para implementarse en los campos de cultivo de dichos países, impulsando así sistemas productivos, sostenibles, resilientes y capaces de contribuir a reestablecer y fortalecer el tejido social.

En el marco del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo (10 de noviembre) te invitamos a conocer y a sumarte a los trabajos del CIMMYT y sus colaboradores para impulsar iniciativas como AgriLAC Resiliente.