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En tiempos de sequía, productores de Guanajuato están #CosechandoAgua

Salvatierra, Gto.- Don Jorge Rosillo es un productor guanajuatense que inició su experiencia de implementar Agricultura Sustentable en el año 2014, cuando acudió a “las pláticas que daba Lupita —técnica de la red de innovación de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— a un vecino. Me acerqué y me interesó lo que decía”.

“Para probar”, don Jorge implementó la práctica sustentable que le propuso la técnica (Agricultura de Conservación) en solo seis de las 50 hectáreas (propias, rentadas y terciadas) que trabaja. Esto, solo para ver si efectivamente podría llegar a tener una buena producción con sistema propuesto. Al día de hoy, todas las hectáreas bajo su responsabilidad se trabajan con ese sistema.

¿Cuál fue el factor que hizo posible que un agricultor como don Jorge, quien por años ha cultivado de la forma convencional, se haya “arriesgado” a producir de manera diferente? Don Jorge comenta que, sin duda, fue la productividad y da un ejemplo: en 2019 decidió participar en la estrategia #CosechandoAgua de la SDAyR y el CIMMYT y así logró tener una producción récord (para la zona) de nueve toneladas de maíz por hectárea. Casi incrédulo, cuenta que el año siguiente (2020) fue “malo para el temporal” y a causa de la sequía su parcela en esa ocasión solo produjo cuatro toneladas de grano por hectárea, pero sus vecinos que practicaron una labranza convencional, con dificultad lograron una tonelada. 

Don Jorge sabe (y comparte) que las prácticas que se han hecho en su terreno (como la rotura vertical, la mínima remoción del suelo y el trazado de curvas a nivel) han sido clave para que su suelo retenga la humedad. Dejar la cobertura de rastrojo también ha sido fundamental en la ecuación; sin embargo, esta práctica aún no la implementa por completo debido a que el ganado de sus vecinos se comen el rastrojo.

El uso de variedades adecuadas y la implementación de un plan de fertilidad con base en el análisis de suelo son otras e importantes prácticas complementarias de la estrategia #CosechandoAgua que don Jorge difunde convencido. Además, superando el reto de la falta de maquinaria adecuada el productor ahora es un experto en adecuación de máquinas y herramientas: a un vecino le compró implementos que este usaba para aplicar amoniaco y les hizo adaptaciones hasta convertirlos en un cincel que rotura solo el espacio del suelo en donde colocará la semilla (esto le permite que la perturbación al suelo se a mínima). 

De acuerdo con don Jorge, el principal reto al que se enfrentó para hacer un cambio en su forma de producir fue la opinión de su papá, quien siempre ha sembrado con agricultura convencional porque así lo aprendió a su vez de su papá y este del suyo, por eso es que el padre de don Jorge fue el más reacio a creer en el nuevo sistema de producción pues para él si el suelo no se mueve (utilizando el arado), no produce. 

Al principio, cuenta el productor, él le consultaba a su padre y si él no estaba de acuerdo las cosas no se hacían; sin embargo, con el paso de los años, se ha convencido de que las prácticas que su hijo ha implementado en las parcelas de la familia han dado buenos resultados con menores costos de producción.

Para el productor el acompañamiento técnico que ha recibido ha sido determinante para que él continúe y fortalezca sus habilidades en la práctica de la Agricultura de Conservación: “tal vez si no estuviera el técnico, no seguiría porque me da mucha más confianza que puedo preguntarle cosas cuando tengo dudas de cómo hacer algunas cosas”. Por esto, comenta, desearía que su hija estudie agronomía para continuar el trabajo que él hace ahora, claro, “si eso es lo que a ella le gusta”.

Finalmente, don Jorge dirige un mensaje a otros agricultores: “Ojalá que muchos de mis compañeros productores implementen este sistema de producir en sus terrenos, no sólo por que podemos aumentar la superficie de siembra y tener mejor producción, sino por los beneficios que le dejamos al suelo”.

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Recuperarán cuenca hidrológica con Agricultura Sustentable

Santo Domingo, Villa Juárez, S.L.P.- La agricultura, el equilibrio ecológico global y la supervivencia humana están estrechamente relacionados. Sin un manejo adecuado de los recursos disponibles, probablemente los 8,500 millones de habitantes de la Tierra que se estima habrá en menos de 10 años —hacia 2030 se prevé un aumento de cerca de mil millones de habitantes, lo que equivale a casi ocho veces la población actual de México— se enfrentarán a un planeta severamente degradado y con muchas limitaciones para producir alimentos suficientes y de calidad.  

Actualmente la agricultura utiliza cerca del 70% del agua dulce disponible a nivel global, por esto es urgente transitar a una Agricultura Sustentable que optimice el uso de los recursos naturales. Esta es una tarea compleja porque, en el nivel local, hay muchas prácticas inadecuadas que están fuertemente arraigadas entre los agricultores. Mostrarles las ventajas de prácticas sustentables, en un marco de respeto y fomento de sus capacidades, es esencial. 

En la zona donde corre el río Choy, en San Luis Potosí —por ejemplo—, es común observar agricultores cultivando con riego rodado —el cual requiere una pendiente para distribuir el agua por efecto de la gravedad y tiene una eficacia baja en el uso del agua—, quemando rastrojo y removiendo el suelo constantemente, ya que consideran que estas prácticas son necesarias para aprovechar mejor el riego. 

La suma de todas las prácticas inadecuadas — también se pastorea en las parcelas, lo cual favorece la compactación del suelo y dificulta la infiltración del agua— ha contribuido a que el agua, cada vez más escasa —se ha reportado incluso que tramos de caudales del río Choy han desaparecido— sea insuficiente para cubrir las necesidades de la agricultura, la ganadería y el uso humano en la zona. Lo anterior ha traído como consecuencia afectaciones al sector agropecuario y se pone en riesgo la propia disponibilidad de agua de las comunidades.

Ante esta situación, agricultores usuarios de las aguas del río Choy asistieron a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) con la finalidad de buscar posibles soluciones a la problemática. La Conagua, a su vez, se vinculó con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a fin de capacitar a técnicos y productores —en un inicio— en temas de conservación de suelo y agua.

A través de este esfuerzo conjunto, recientemente se desarrollaron talleres sobre Agricultura de Conservación, un sistema de producción sustentable que gracias a la cobertura del suelo con rastrojo —uno de sus componentes básicos— contribuye a hacer un uso más eficiente del agua. Derivado de esta vinculación se determinó además establecer módulos demostrativos de prácticas sustentables en cuatro ejidos del municipio de Villa Juárez. Además, a través de la Conagua serán apoyados para tecnificar el riego. 

Así, a través de la Agricultura Sustentable los productores están trabajando para mitigar los efectos acumulados de años de prácticas inadecuadas, para aumentar su productividad, usar de manera eficiente el agua, disminuir los problemas de salinidad y para apoyar en la recuperación de la cuenca hidrológica a través de un plan en el que se incluye: la reforestación en la zona, la promoción de la biodiversidad y la implementación de obras de conservación de agua y suelo. 

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La importancia de aplicar fertilizantes en el momento justo

En San Antonio Cuanixtepec, localidad perteneciente al municipio de Hermenegildo Galeana, Puebla, el señor Antonio Vázquez Gaspar cultiva pimienta, una especia que se da bien en la zona debido a sus características climáticas. Además, alcanza buenos precios en su comercialización, por lo que es un cultivo importante para el productor.

Entre las hileras de árboles de pimienta, el señor Antonio también cultiva maíz nativo de color blanco —alimento básico para la alimentación de su familia—, obteniendo dos ciclos productivos al año. No obstante, el productor comenta que anteriormente notó que cada ciclo el fertilizante tenía menor efecto en el crecimiento del cultivo de maíz, por lo que buscó asesoría técnica.

Como el señor Antonio, muchos productores en el mundo han experimentado, o experimentan, dificultades con la fertilización de sus parcelas, no solo por el uso de fertilizantes inadecuados o su inadecuado uso —dos de las situaciones más comunes a la hora de fertilizar—, sino porque el complejo sistema entre el suelo, las plantas y el clima hace que la nutrición de las plantas sea una actividad específica para cada sitio.

Ya que las plantas que crecen en suelos fértiles con gran cantidad de materia orgánica requieren menos aportes de fertilizantes, Valentín Padilla Aguilar —técnico independiente con quien ha trabajado el productor— y el Hub Valles Altos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han implementado gradualmente algunas innovaciones agronómicas junto con don Antonio, tales como la fertilización integral y el manejo de rastrojo.

Como primer paso, los técnicos sugirieron y asesoraron al señor Antonio para que aplicara el fertilizante en momentos estratégicos durante el desarrollo del cultivo, y ya no realizara más una sola aplicación de todo el fertilizante, como lo venía haciendo. También se ha trabajado con el productor para que deje gran parte del rastrojo sobre el suelo, esto con la finalidad de mejorar la calidad del suelo —término que se referiere a cómo el suelo realiza funciones importantes como el ciclo de los nutrientes o la distribución y almacenaje de agua—.

Tanto la cobertura del suelo con rastrojo como la aplicación de la fuente correcta de nutrientes en las dosis, el momento y el lugar correcto han traído mejoras en el sistema productivo de don Antonio: el cultivo de maíz ha tenido un mejor desarrollo, el suelo guarda mayor humedad y ha mejorado su estructura. Gradualmente, mientras conserva y recupera la fertilidad de sus suelos, el productor también podrá mantener rendimientos estables a través del tiempo.

Para el productor Antonio Vázquez Gaspar la fertilización fraccionada y el manejo de rastrojo han sido una buena manera de dar los primeros pasos para transitar hacia una Agricultura Sustentable en su parcela. Su experiencia, también es un ejemplo de que cualquier cambio a implementar en la parcela del productor debe dar resultados cuantitativos y cualitativos observables, pues solo de esta manera los productores difundirán los aprendizajes.

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Acceso a mejores prácticas agrícolas es un acto de justicia social

La línea entre la transmisión de conocimientos y el trabajo infantil es muy delgada. Con Agricultura Sustentable es posible contribuir a la generación de tiempo para promover una convivencia familiar de mayor calidad, sin que medien las actividades productivas.

“Hace falta mano de obra”. Esta, es una expresión común en diversas regiones del país. En la Sierra Norte de Puebla se escucha constantemente porque, en su búsqueda por lograr mejores condiciones de vida, los jóvenes y los adultos jóvenes optan cada vez más por migrar a las ciudades o al extranjero para trabajar en diversas actividades (la construcción, servicio doméstico u otras).

Hay muchos factores que propician la migración y el abandono del campo, entre los relacionados específicamente con los sistemas de producción se encuentran la baja productividad asociada a la degradación de las tierras (producto de años de prácticas agrícolas inadecuadas) y la falta de acceso a información y capacitación sobre mejores prácticas agrícolas, particularmente sobre opciones para disminuir los costos de producción.

“Casi todo se va en preparar el suelo, se pagan muchos jornales”, también es una expresión común en Cuautempan y Tetela de Ocampo, municipios donde predomina la labranza convencional y cuyas actividades manuales demandan una gran cantidad de jornales.

Para brindar a los productores locales alternativas que les permitan equilibrar la dinámica económica de sus sistemas de producción, en la plataforma de investigación Cuautempam, Puebla, se hizo un análisis comparativo de jornales necesarios para una producción manual  (labranza convencional con movimiento excesivo del suelo) y una producción basada en la Agricultura de Conservación (con mínima labranza).

De acuerdo con los registros históricos de la plataforma, los costos de producción del sistema de labranza convencional (con actividades completamente manuales) van de los $20,000 a los $25,000 en promedio. De estos, entre el 81% y el 86% se destina a pago de jornales. En contraste, los costos de la Agricultura de Conservación van de los $13,000 a los $17,000 en promedio, destinándose entre un 58% y 70% al pago de jornales. 

Si se considera que para un ciclo productivo son necesarios alrededor de 152 jornales para los tratamientos de labranza convencional, mientras que para los tratamientos con Agricultura de Conservación bastan 74 jornales en promedio; significa que con el sistema sustentable a penas se requiere un poco menos de la mitad de jornales con respecto a los necesarios para un sistema de labranza convencional. 

Al reducir la necesidad de jornales, la Agricultura de Conservación es un modelo de producción que permite ahorrar costos y tiempos (y que incluso ha permitido obtener un mayor volumen de producción de grano en la zona), favoreciendo las condiciones para que la agricultura sea más rentable para los pequeños productores y así encuentren en ella un estímulo para permanecer en sus comunidades. 

Por supuesto, existen muchos factores relacionados con la migración y el abandono del campo, pero el acceso a información y capacitación sobre mejores prácticas agrícolas es un acto de justicia social indispensable para la consecución y el mantenimiento de la paz y el tejido social. En el marco del Día Mundial de la Justicia Social (20 de febrero), resultados como los de la plataforma de investigación Cuautempan contribuyen a una #AgriculturaParaLaPaz.

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En memoria del doctor Donald L. Winkelmann

Texcoco, Edo. Méx.- El doctor Donald L. Winkelmann, economista condecorado en 1994 con la Orden del Águila Azteca —la más alta distinción otorgada por el Gobierno de México a un extranjero— por sus casi 29 años de trabajo en México y en beneficio de los mexicanos desde la agricultura, falleció este 8 de octubre.

El doctor Winkelmann fue director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de 1985 a 1994. El CIMMYT fue su casa por 24 años y él le aportó directrices e instrumentos analíticos fundamentales.

La comunidad del CIMMYT lamenta profundamente la partida doctor Winkelmann y, en el marco de este sensible acontecimiento, toma su legado para impulsar, con más vigor, los actuales esfuerzos para hacer de la agricultura sustentable y la ciencia del campo la semilla del desarrollo económico, de la preservación medioambiental y de la paz social. Como el doctor Winkelmann dijo alguna vez, “a través de la ciencia cada generación ve nuevas oportunidades para desarrollar nuevas soluciones a sus necesidades”.

Donald L. Winkelmann fue el primer economista del CIMMYT. Allí impulsó la creación de métodos para mejorar la adecuación de la investigación científica a las necesidades de los productores. De hecho, inició el primer análisis mundial de los efectos de la investigación de maíz y trigo y visualizó al CIMMYT como un agente para complementar y facilitar los esfuerzos de las personas que le dan sentido: los agricultores.

Después de su paso por el CIMMYT asumió la presidencia del Comité Asesor Técnico del CGIAR — consorcio internacional de 15 centros de investigación agrícola del que CIMMYT es miembro fundador —, también ayudó a rediseñar los estudios de posgrado en economía agrícola para el Colegio de Posgraduados —institución que le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa— y fue el primer galardonado como “Economista Distinguido” por la Universidad Autónoma Chapingo.

Visionario como fue, se preguntaba: “¿qué hay del futuro? ¿Cuáles serán los temas del mañana? Hay que considerar primero varias de las circunstancias que darán forma a nuestro entorno, el entorno del mañana (…) donde nuestro enfoque debe ir más allá de la agronomía y la generación de tecnología; analizará a través de la ciencia las relaciones subyacentes en las que deben basarse los rendimientos sostenibles”.

La vigencia de sus reflexiones serán un aliciente para todos aquellos que busquen contribuir al desarrollo de las sociedades a través de la agricultura. Para la comunidad del CIMMYT, su legado es un ancla a los fundamentos de la organización, pero también una mirada a futuros horizontes de cooperación. ¡Gracias doctor Winkelmann!

 

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Con Agricultura Sustentable, alumnos de Zacatecas logran generar grandes cambios sociales

General Pánfilo Natera, Zac.- Julio César González Márquez es profesor de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ) en el municipio General Pánfilo Natera, Zacatecas. Junto con 25 de sus alumnos de Ingeniería en Procesos Agroalimentarios, él está cambiando el panorama de la agricultura en su municipio y, poco a poco, en los municipios vecinos.

Recientemente, a través de la vinculación con el Grupo Agrocime —colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Zacatecas— y el Hub Intermedio Grano Pequeño —del CIMMYT—, Julio César y sus alumnos comenzaron a instalar módulos demostrativos (parcelas donde han implementado innovaciones agrícolas). Originalmente, iban a instalar 11, pero —debido a su buena recepción— ya han instalado 14.

“La colaboración tiene dos vertientes: el desarrollo de capacidades en los estudiantes (sobre temas de Agricultura Sustentable orientada a las condiciones agroclimáticas locales, donde la precipitación es muy escasa) y la instalación de módulos demostrativos orientados a los productores, donde los estudiantes brindan acompañamiento técnico permanente en todas las etapas de la producción”, explica el profesor de la recién creada universidad.

Algunos de los alumnos participantes son productores, otros son hijos de productores y varios más tienen vínculo con ellos, de manera que entienden las necesidades y la complejidad de la agricultura local. Aunque actualmente los productores acuden a ellos por asesoría, el inicio del proyecto no fue fácil. Daniel Becerra, uno de los alumnos, comenta: “empezamos a generar un pequeño cambio en nuestra comunidad, pero siempre existe la resistencia al cambio. Algunos han dicho «¿cómo personas jóvenes van a venir a cambiar lo que se ha hecho de la misma forma por décadas?». No nos queda más que llevarlo a la práctica y demostrarlo con hechos”.

Daniel es productor y para él los cambios han comenzado en su propia parcela. “Yo trabajaba el campo de una forma convencional. Ahora estoy viendo las cosas de diferente forma, y a partir de esto, cada vez más gente de nuestro entorno se está interesando en esta forma de producir. Vecinos, e incluso gente que uno se encuentra en la calle, se acercan y nos ofrecen sus terrenos para producir como lo estamos haciendo en los módulos. El interés es cada vez mayor”, cuenta.

Ya que los productores aceptan el cambio más fácilmente cuando miran resultados, los estudiantes de la UBBJ han procurado tener el mayor número de testigos posible. Así han logrado que “los módulos ya no estén solo dentro de la cabecera, sino que se extendieran a otros municipios; tal es el caso de Villa González y Noria de Ángeles. Este sistema de módulos es una buena alternativa para difundir prácticas que ayudan a producir en medio de las condiciones tan escasas de agua que hay aquí; las curvas a nivel, por ejemplo, son una de estas prácticas”, manifiesta Irma Cordero, alumna participante.

Las Universidades para el Bienestar brindan la oportunidad no solo a jóvenes, sino a todo aquel que desee cursar estudios universitarios. Esto ha favorecido que madres de familia, como Marina Espino, de 38 años, se involucren en colaboraciones como esta: “ha sido una experiencia muy agradable llevar a mis hijos a las parcelas y que me ayuden en las labores. Es una forma de que tomen amor al estudio y también al campo. Es una forma de mejorar como personas, también como comunidad. Ahora se nos están acercando los vecinos de las milpas y traen a sus hijos porque ven que mis hijos están en el módulo”.

Alejandra López es una estudiante y productora que está reconfigurando el rostro de la agricultura en su localidad. “Hace poco un vecino me dijo que él no necesitaba ingenieros o técnicos para producir, pero al ver los resultados en el módulo, fue a buscarme para que lo ayudara con sus cultivos. Si yo no hubiera puesto en práctica las trampas para el manejo de plagas, no hubiera tenido resultados para mostrarle a los productores. Con el ejemplo y con resultados es como se puede cambiar la forma convencional y traer la innovación a nuestras comunidades”, comenta.

La innovación que estos estudiantes están promoviendo mediante la vinculación entre la UBBJ, el Grupo Agrocime y el CIMMYT también está generando un cambio social más allá de las parcelas, pues está haciendo que la comunidad confíe en sus jóvenes. Hace unas semanas, por ejemplo, en Unión de San Antonio cayó una fuerte granizada (fenómeno que no se había visto en la comunidad) y en algunos casos se perdieron los cultivos por completo. Cristian Díaz, uno de los alumnos participantes, manifiesta que “en un par de minutos se destruyeron los cultivos. Como estudiantes, quisimos ayudar y contactamos a las dependencias que pueden emitir apoyos. Hoy la comunidad confía más en nosotros”.

De esta manera, los pequeños grandes cambios que pueden surgir de una parcela tienen la capacidad de transformar a toda una comunidad. En este caso, el diálogo intergeneracional y la Agricultura Sustentable están siendo los motores de ese cambio positivo.

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Chiapas firma convenio de Agricultura Sustentable para acelerar su reactivación económica

La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) del estado de Chiapas y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) firmaron un convenio de colaboración por medio del cual en los próximos cuatro años las productoras y los productores de ese estado aprenderán e implementarán prácticas sustentables para incrementar su productividad y conservar sus recursos naturales.

El acto formal (a través de una sesión virtual) estuvo presidido por la maestra Zaynia Andrea Gil Vázquez ―titular de la SAGyP de Chiapas― y el doctor Bram Govaerts ―director global del Programa de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas del CIMMYT―, quienes estuvieron acompañados por los siguientes funcionarios de la SAGyP: Laura Guillén, jefa de la Unidad de Planeación; Gabriela Orantes, directora de Reconversión Productiva Agrosustentable; y Carlos Eulalio Morales, director de Agricultura Protegida, Vinculación e Innovación Tecnológica. En representación del CIMMYT, también estuvieron presentes Jorge Octavio García, gerente del Hub Chiapas; Daniela Vega, enlace del Programa de Desarrollo Estratégico; y José Guadalupe Flores, coordinador de Escalamiento.

Gracias al programa MasAgro, en Chiapas actualmente existen cinco plataformas de investigación (este año se instalará la sexta) y 57 módulos demostrativos, con lo que se ha logrado que 19,000 áreas de impacto en 28 municipios ―ubicadas en 13 de las 15 regiones del estado― adopten prácticas sustentables. Para las familias productoras que trabajan el sistema milpa, esto ha representado pasar de 900 a 1,500 kilogramos de maíz por hectárea al año (que es un incremento en el rendimiento de alrededor de 70%). Con respecto a las zonas comerciales, con las prácticas sustentables que se promueven se ha pasado de 3.5 a 5.5 toneladas por hectárea al año.

En el marco de la colaboración previa entre la SAGyP y el CIMMYT ―junto con otras organizaciones con las que se ha hecho sinergia―, destaca la campaña Chiapas No Quema, con la que se logró reducir 38% la cantidad de incendios en su primer año de operación en seis municipios chiapanecos. Asimismo, con la Mesa Técnica Agroclimática ―instalada en noviembre de 2019 con la participación de más de 15 instituciones académicas y de investigación, despachos, grupos de productores y otros actores estratégicos― se ha generado información útil para que las mujeres y los hombres dedicados al campo tomen decisiones oportunas con respecto a los fenómenos climatológicos, particularmente los derivados del cambio climático.

Durante su intervención, el doctor Bram Govaerts destacó el apoyo del Gobierno del estado de Chiapas para promover la Agricultura Sustentable: “gracias a la SAGyP hemos podido acelerar el impacto y Chiapas comienza a ser un estado líder en la generación de políticas públicas orientadas a la creación de sistemas agroalimentarios sustentables, no solo en maíz y trigo, sino también en otros cultivos. Esto es muy importante porque, ante la situación actual, es posible que venga una segunda pandemia: la del hambre. Afortunadamente, la vacuna para esta pandemia está en el campo, y será a través de sinergias como esta que se podrá superar”.

Al hacer uso de la palabra, la maestra Zaina Andrea Gil Vázquez subrayó que “lo que piden los productores es asistencia técnica que les permita aprender a producir mejor: aprender a utilizar las bondades de la tierra, como el rastrojo. En los foros en los que nos presentamos, promovemos una frase del CIMMYT que indica que «el rastrojo vale» y que «la agricultura sigue», porque eso es lo que ha pasado en esta pandemia, de manera que todos los esfuerzos científicos, tecnológicos y de innovación deben articularse. MasAgro es un programa esencial en este sentido, y en esta ocasión estaremos trabajando en un tema que no se había tratado antes: las cuencas”.

Finalmente, la titular de la SAGyP de Chiapas manifestó que incluso sin convenio se ha trabajado de una forma muy eficaz e importante con el CIMMYT, por lo que esta alianza potenciará el esfuerzo de ambas instituciones y permitirá beneficiar directamente a aquellos que mueven el campo chiapaneco.

 

 

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Producción de ajonjolí con Agricultura Sustentable

Sonora.- Ante la recurrente amenaza de sequía cada ciclo agrícola, desde hace varios años los productores del Valle del Yaqui y el Valle del Mayo buscan cultivos que puedan establecerse con una menor cantidad de agua y que al mismo tiempo sean rentables y les permitan recuperar la deteriorada biodiversidad de sus suelos. Una alternativa es el cultivo de ajonjolí durante el ciclo primavera-verano, pues exige un mínimo de humedad en el suelo, por lo que se puede establecer en condiciones de temporal (dependiendo del tipo de suelo agrícola, podría requerir riego de auxilio en la etapa de floración).

Con fecha de siembra en junio (posterior a la cosecha del trigo), el ajonjolí logra un buen desarrollo y —ya que se cosecha en el periodo de octubre a noviembre— permite el establecimiento de un cultivo en el ciclo otoño-invierno. Los costos de producción (en la zona) son de alrededor de $9,000 y los precios de cosecha oscilan entre $18,000 y $30,000 por tonelada, por lo que es un cultivo rentable, especialmente si se establece con Agricultura de Conservación.

La Agricultura de Conservación —sistema sustentable cuyos principios básicos son la mínima labranza, la diversificación de cultivos y la cobertura del suelo— permite tener ahorros notables en los costos de producción, potenciando así los beneficios del ajonjolí, entre los que destaca una baja incidencia de plagas y enfermedades.

Cuando por las lluvias (que cada vez son más escasas) aparecen plagas como la chinche Lygus, el gusano telarañero o el gusano de la cápsula, las liberaciones masivas (semanales) de insectos benéficos como la crisopa o las avispas Trichogramma son un buen apoyo para su manejo.

Con rendimientos en la zona que van de 900 kilogramos hasta 1.5 toneladas por hectárea, el cultivo de ajonjolí es una alternativa importante para los productores del sur de Sonora, particularmente en etapas críticas de sequía, cuando es fundamental realizar una #AgriculturaConCiencia.

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La ­capacitación, clave para el desarrollo del campo en Guanajuato

Guanajuato.- El programa MasAgro Guanajuato —de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) de Guanajuato y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— capacitó en 2019 a 2,823 productores en temas de sustentabilidad agrícola con el propósito de fomentar la adopción de innovaciones que permitan mejorar los sistemas de producción en el campo guanajuatense.

Las capacitaciones que se realizaron durante 2019 implicaron 161 eventos para productores, 11 para técnicos de MasAgro Guanajuato (con la finalidad de mantener un equipo siempre actualizado) y 15 para actores clave vinculados al programa.

Para MasAgro Guanajuato el desarrollo de capacidades es fundamental para lograr que sean los productores quienes impulsen la Agricultura Sustentable en el estado. Actualmente, se promueven entre los productores guanajuatenses dos estrategias para mejorar los sistemas de producción tanto en riego como en temporal; estas son Reto Rastrojo y Cosechando Agua.

La primera tiene como eje fundamental a la Agricultura de Conservación (sistema basado en la mínima labranza, la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos). Y busca el bienestar del productor a través del incremento en la utilidad económica, la reducción de las horas de trabajo y el uso racional de los recursos naturales. Los productores que siguen la estrategia tienen el reto de reducir 60% las horas hombre de trabajo, 60% la emisión de CO₂ al ambiente (por consumo de diésel), 30% el consumo de agua y 20% los costos de producción. Con Agricultura de Conservación, es posible.

Por su parte, Cosechando Agua surgió alineada a Reto Rastrojo, pero su particularidad es que está enfocada a la conservación del suelo y el mejor aprovechamiento del agua de lluvia en las zonas de temporal de Guanajuato. Debido a que la agricultura de temporal depende de la lluvia presente en el ciclo primavera-verano, las condiciones del suelo y otros factores, es fundamental realizar una adecuada planeación del ciclo, aplicar técnicas para la conservación del suelo e implementar procesos de acondicionamiento que permitan el suplemento de humedad y nutrientes. Esa es la importancia de Cosechando Agua.

MasAgro Guanajuato busca la adaptación, adopción y difusión de prácticas agronómicas y tecnologías que respondan a los retos de las condiciones agroclimáticas actuales y a los requerimientos de la agroindustria. Por eso impulsa la capacitación en temas relacionados con la Agricultura de Conservación, sistema que contribuye a revertir la degradación de la tierra, protege el medioambiente y responde a los crecientes desafíos del cambio climático.

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#AgriculturaConCiencia, conocimiento que se expande

En el marco de los festejos por el Día del Agrónomo que se realizaron en la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo, el Hub Pacífico Norte —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— invitó a los productores de esa región a conocer y adoptar la Agricultura Sustentable. Carolina Cortez Pérez, del CIMMYT, señaló que en la entidad hay seis plataformas de investigación, 36 módulos experimentales, 489 áreas de extensión y 1,300 áreas de impacto donde ya se implementan prácticas sustentables.

El festejo —que consistió en una jornada de capacitación— congregó a productores, técnicos y representantes de diversas organizaciones, como la Federación Agronómica de Sinaloa (sección Valle del Carrizo); el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo; la empresa de productores Safinsa; y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La jornada incluyó las capacitaciones ‘Uso de Sensores TDR para el Pronóstico de Riego en Maíz’ y ‘Uso de Microorganismos Benéficos en la Agricultura Sustentable’, impartidas por el maestro Jaime Macías y el doctor Gabriel Antonio Lugo, respectivamente. Asimismo, Luis Rodríguez Ruiz compartió experiencias de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo sobre la adopción y práctica de la Agricultura de Conservación (sistema de producción basado en la mínima labranza, la cobertura del suelo y la rotación de cultivos).

Durante su intervención, Germán Gastélum Cota, de la empresa Safinsa, informó que en la plataforma de investigación que se estableció gracias al convenio entre el CIMMYT y dicha empresa se aprovechan los aprendizajes en Agricultura Sustentable para fortalecer la relación comercial con la agroindustria.

Sobre las plataformas de investigación, Cortez Pérez destacó que en la plataforma de investigación Ahome II, como en el resto de las plataformas, se mantienen áreas testigo (porciones de parcelas trabajadas de forma convencional) para que los productores puedan observar claramente los beneficios de la Agricultura Sustentable. Y dijo que el objetivo es generar módulos y áreas de impacto nuevos, pues son “donde el conocimiento se expande de productor a productor sin nuestro apoyo como científicos ni el apoyo del técnico: ellos replican lo que hace su vecino, generando una red más amplia”.

En el evento también estuvo presente Javier Valenzuela —gerente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo—, quien a nombre del dirigente del organismo, Daniel Cervantes Díaz, dio la bienvenida a todos los agrónomos que ahí se reunieron.

Cabe mencionar que la Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que se puede adaptar a muy diversos contextos de producción, brindando buenos resultados tanto en los sistemas de riego como en los de temporal. En conjunto con otras prácticas sustentables asociadas o derivadas, forma parte de la Agricultura Sustentable y climáticamente inteligente que se promueve a través del movimiento #AgriculturaConCiencia. ¡Súmate!