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Se realiza Primer Simposio Internacional en Agricultura Sustentable

Baja California.- El Primer Simposio Internacional en Agricultura Sustentable organizado por el Instituto de Ciencias Agrícolas (ICA) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, marca el inicio de una serie de eventos de capacitación y actividades de investigación en la región Noroeste de México para impulsar la adopción de prácticas agrícolas sustentables que permitan transitar hacia una agricultura rentable y respetuosa con los recursos naturales. 

El encuentro se realizó este 9 y 10 de septiembre de forma virtual, contó con la participación de técnicos, productores, profesores y estudiantes de Baja California y otros estados.  El objetivo del simposio y de las futuras actividades enmarcadas en esta colaboración buscan que los sectores público, privado, social y académico sumen esfuerzos para “atender las necesidades y problemáticas propias de la región y generar soluciones de impacto que ayuden al mejoramiento de la sociedad”, comentó la doctora Gisela Montero Alpírez, vicerrectora de la UABC, campus Mexicali, enfatizando en que el simposio suma al objetivo de la universidad de difundir el conocimiento e incentivar la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación en el estado. 

Baja California es uno de los cuatro principales estados productores de trigo del país —en el Valle de Mexicali se cultiva más de la mitad de la producción estatal—, pero la rentabilidad del cultivo, y de la actividad agrícola en general, ha disminuido por una reducción de los rendimientos atribuible al desgaste de las tierras de cultivo y a los altos costos de producción bajo el sistema de labranza convencional que predomina en la zona.

Ante este contexto, el simposio y la colaboración entre las instituciones que lo hicieron posible extiende el alcance de la Agricultura Sustentable promovida por MasAgro-Cultivos para México —iniciativa impulsada por la Secretaría de Agricultura y el CIMMYT—. Esta colaboración, además, permitirá que los productores del estado y la región puedan disponer de mejores herramientas para mantener rentable su actividad agrícola ante los efectos del cambio climático y en un contexto de suelos degradados donde es fundamental conservar los recursos naturales.

“Es importante comprender que solo mientras se protejan los recursos naturales se podrá seguir produciendo. Cada vez menos productores van a estar alimentando a cada vez más personas y el uso sustentable de los recursos es lo único que va a garantizar que podamos lograrlo. Solo los agricultores con su esfuerzo, y con el apoyo de la investigación científica y de la academia, podrán hacer esto realidad”, comentó al respecto Juan Manuel Martínez Núñez, representante estatal de la Secretaría de Agricultura en Baja California. 

Por su parte, Daniel González Mendoza, director del ICA de la UABC, comentó que el simposio surge a partir de “la búsqueda de alternativas tecnológicas que fomenten el equilibrio en el uso de fertilizantes y un manejo integrado de plagas y enfermedades”. Mencionó que a través del encuentro propiciado por investigadores de la UABC en vinculación con el CIMMYT se fomenta la interacción entre los investigadores “para llevar a los agricultores las ventajas de sembrar bajo las directrices de una Agricultura Sustentable que impacte en la generación de un campo saludable y rentable en beneficio de la población”. 

Aunque la pandemia ha hecho que los espacios para el intercambio de conocimiento sean mayoritariamente virtuales, también se sigue apoyando directamente en campo a través de una infraestructura física que es producto de la colaboración interinstitucional, señaló el doctor Jelle Van Loon, representante del CIMMYT, quien mencionó que en la región “se cuenta con una plataforma de investigación —la plataforma Mexicali Baja California, instalada con la UABC— y se trabaja con puntos de maquinaria especializada en Agricultura Sustentable”. 

Agricultura de Conservación, Manejo Agroecológico de Plagas, Manejo Integral de Malezas y Manejo de la Fertilización en los Cultivos de Maíz y Trigo fueron las temáticas que se trataron en este simposio, el cual contó con la participación de especialistas como la doctora Nele Verhulst, coordinadora de investigación estratégica del CIMMYT; el doctor Edgardo Cortez Mondaca, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); el ingeniero Bartolo González, quien impulsa proyectos de Agricultura Sustentable en Guanajuato en colaboración con el CIMMYT y el gobierno estatal; y doctor Iván Ortiz-Monasterio, investigador del CIMMYT. 

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Plan Maíz, un plan por el medioambiente

Pénjamo, Gto.- “Hoy en día el principal reto que vamos a tener como productores va a ser el cuidado de los recursos naturales, principalmente el agua, así que tenemos que aprender a adaptar nuevas tecnologías para su cuidado, llámese riego por goteo, sistemas de riego más eficientes, aspersiones, pero cuidar siempre el agua porque sí está bajando mucho el nivel”, comenta José Aranda Pérez, productor de Pénjamo que participa en el Plan Maíz, un proyecto impulsado por Nestlé con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

José es un productor joven, se dedica al campo desde hace cinco años, terminó su carrera de ingeniero agrónomo hace tres y desde entonces se dedicó por completo a la agricultura: “yo entré a la guerra sin saber nada de agricultura y hasta la fecha sigo aprendiendo, he logrado avanzar aceptando consejos, preguntando y no quedándome con la duda. Por eso es muy bueno tener acompañamiento técnico de este proyecto porque no por el hecho de que uno sea profesionista quiere decir que sabe todo. Los técnicos traen ideas nuevas, lo acompañan a uno, lo aconsejan, y eso sirve para tomar buenas decisiones y corregir lo que uno está haciendo mal”, comenta. 

El proyecto Plan Maíz le da valor a la producción sustentable y por eso promueve una amplia gama de prácticas que le permiten a los agricultores participantes cuidar los recursos naturales y obtener mejores niveles de rentabilidad: “tenemos varias parcelas demostrativas e invitamos a los agricultores a días de campo, vamos y les mostramos lo que estamos haciendo para que ellos por su propia cuenta vean si funciona o no y le den el visto bueno”, comenta Andrés Germán Loza Medina, de la Financiera Sakxim, la cual está sumando esfuerzos con Nestlé y el CIMMYT para elevar la cantidad y la calidad del grano que se cultiva en México a través de prácticas respetuosas con el medioambiente. 

“Otro gran reto es que la gente entienda que la tecnología va a ir cambiando y uno tiene que ir adaptándose a ello. Por eso es importante informar a los jóvenes, acercarlos al campo, que vean cuáles son los procesos, que entiendan que del campo es la comida. Por ejemplo, Pénjamo vive del campo, sin el campo aquí en Pénjamo no hay movimiento, no hay dinero, no hay nada. A los jóvenes que trabajan conmigo yo los oriento a que sigan estudiando y a todos mis sobrinos me los llevo a trabajar a que conozcan el campo”, dice José, quien ve en proyectos como Plan Maíz una oportunidad para que los jóvenes consideren una vocación en el campo y sean innovadores. 

“Ahorita es muy buen tiempo para invitar a los jóvenes. Nosotros como técnicos —lo acompaña el ingeniero Manuel Tafoya—compartimos con los jóvenes para invitarlos a que formen parte de este ramo y que vean que es un negocio redituable. Periódicamente hacemos exposiciones en nuestras sucursales, invitamos a productores y a sus hijos para que vean nuestra forma de trabajar y se les comparte el mensaje de la Agricultura Sustentable”, finaliza el ingeniero de la Financiera Sakxim. 

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Aprendizajes que se vuelven referencia

El productor Anastasio Martínez Guijón, De San Pedro Pochutla, Oaxaca. (Foto: CIMMYT)
El productor Anastasio Martínez Guijón, De San Pedro Pochutla, Oaxaca. (Foto: CIMMYT)

“Aquí en El Encierro —comunidad de San Pedro Pochutla, en la costa de Oaxaca— todos nos dedicamos a la agricultura, a la siembra del maíz la mayor parte. No todos siembran como yo, algunos siguen sembrando como siempre y sacan una tonelada y media, dos toneladas de maíz, pero yo no me quise conformar con eso y con Omar trabajamos diferente, con técnica y bien sembradito y así sacamos cinco y media, seis o hasta siete toneladas y ahora metimos girasol. Con el girasol nos ha ido bien”, comenta el señor Anastasio Martínez Guijón, quien de la mano del Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) lleva cuatro años cultivando con prácticas sustentables y recientemente ha diversificado cultivos. 

En la parcela del señor Anastasio ya no se quema —práctica común en la región—, se han metido diversos cultivos como rotaciones y actualmente produce maíz, frijol y girasol. Esta flor, particularmente, se ha convertido en una fuente de ingresos extra porque la comercializa —el precio de una flor en el mercado local oscila entre los 20 y 25 pesos—, tarea en la que su esposa lo ayuda. 

“En esta comunidad él es el productor que está más avanzado, el que lleva más años practicando la agricultura de conservación. Cuando nosotros llegamos a esta comunidad fue el único que accedió a cambiar el sistema de siembra. Hicimos una reunión como con 30-35 personas y solo él aceptó, los demás dijeron prácticamente que eso no servía, así que iniciamos solo con él, con un solo productor en esta comunidad y ahora que sus vecinos ven los resultados, las cosas han cambiado”, señala Omar Sánchez Ríos —técnico certificado en Agricultura Sustentable por el CIMMYT— quien brinda acompañamiento técnico al señor Anastasio. 

Ahora que ven su parcela, “muchos se admiran y ya están empezando a sembrar como yo lo hago, me vienen a preguntar. No solo de aquí de El Encierro, sino de la comunidad vecina ya también están interesados. Cuando vienen aquí ven cómo siembro y eso ha servido para difundir esto, incluso queremos hacer un video de cómo estamos trabajando”, comenta el señor Anastasio, entusiasmado porque su parcela se ha convertido en un punto de referencia para los agricultores locales, incluso la han ido a visitar estudiantes de la carrera de Sistemas de Producción Agroecológicos de la Universidad del Pueblo, de Pochutla.

Los resultados que tanto hacen admirar la parcela del señor Anastasio son producto de la constancia y el esfuerzo: “otras personas nos han tomado como ejemplo aquí, porque lo que dicen ellos «cómo sacas tanto maíz», no lo creen que de una hectárea van a salir cinco o seis toneladas de maíz, esas cantidades no se ven por acá y yo les digo que sí sale, nada más que hay que echarle ganas, hay que darle lo que necesita la tierra y que no queme uno, porque si se quema, se va a llevar mucho fertilizante y va a quedar como las tierras del valle (Valles Centrales), erosionadas, y ya ni con fertilizante se va a dar”, dice el productor quien mete dos ciclos de maíz en el mismo temporal y lo intercala con el girasol. 

“Yo llevo casi 30 años que no quemo. Una vez que lo hice hubo una parte que no se quemó y de ahí fue donde recogí cosecha nada más. Donde se quemó no dio nada porque no guardó humedad la tierra, por eso tomé la iniciativa y ya llevó años que no quemo porque además se deslava el terreno, se erosiona y se va la tierra al mar”, cuenta el señor Anastasio, quien a esta práctica que inició hace años de forma circunstancial ha ido sumando nuevos aprendizajes, producto de su colaboración con el CIMMYT y su reciente participación en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

Gracias a la continuidad del proyecto se han fortalecido las capacidades de productores como Anastasio —particularmente en aspectos como la diversificación de cultivos—, propiciando que estos productores innovadores asuman y fortalezcan roles de liderazgo comunitario y contribuyan así a la diseminación de los aprendizajes en el resto de la comunidad: “conforme han visto los resultados, el incremento en rendimientos y que se fueron metiendo otros cultivos, entonces los otros productores han ido cambiando su visión y le han ido a preguntar al señor Anastasio y a su hijo cómo le hacen. Sí se ha despertado el interés. Este año ya tengo varios productores que quieren que se les de asesoría y les estamos dando seguimiento también”, menciona el técnico Omar Sánchez. 

Mi hijo dice «vamos a echarle ganas, porque de aquí mismo sale para no irse a otro lado, aquí mismo se la puede uno pasar bien», por eso hay que echarle muchas ganas a trabajar”, comenta el señor Anastasio, refiriéndose al joven Álvaro Martínez quien también ya lleva tiempo trabajando con el ingeniero Omar, quien comenta sobre Álvaro: “ya tiene un conocimiento amplio y él se ha encargado de difundir con los demás vecinos, decirles cómo fertilizar, cómo sembrar. El año pasado hubo alrededor de seis productores a los que él estuvo dando recomendaciones y les fue bien en sus parcelas. Debido a eso más personas se han ido sumando”. 

Álvaro Martínez, hijo del señor Anastacio, junto a contenedores donde almacena granos de forma hermética. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Álvaro Martínez, hijo del señor Anastacio, junto a contenedores donde almacena granos de forma hermética. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Álvaro se ha encargado de difundir algunas recomendaciones que funcionan, como sembrar solo dos semillas por golpe a cierta distancia para mejorar el arreglo topológico, los fertilizantes adecuados, etc. Eso ha ayudado a que ahorita haya varios interesados en trabajar con nosotros y este es el primer año que ya tenemos varios productores en esta comunidad. Yo no puedo estar continuamente aquí, pero su hijo nos ayuda a dar las recomendaciones o a canalizar las dudas”, comenta Omar Sánchez, haciendo claro el impacto comunitario de la agricultura sustentable que fomenta el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT. 

Anastacio y su hijo Álvaro ahora son un ejemplo de cómo las familias productoras pueden transitar del autoconsumo a la generación de excedentes para la comercialización, volviéndose al mismo tiempo una referencia en sus comunidades. «Nosotros les decimos que se acerquen con Omar y aprendan y sigan todas sus recomendaciones porque si seguimos sembrando de la misma forma de siempre y dejamos que la milpa dé así nada más, pues no vamos a sacar nada», concluyen los productores.

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El acompañamiento técnico y el relevo generacional en el campo

Ocampo, Gto.- Los jóvenes representan el 16% de la población mundial ―en México esta cifra es de alrededor del 24%―, pero la relevancia de este sector no solo radica en su número, sino en su capacidad para impulsar la innovación y los cambios sociales. Desafortunadamente, las condiciones para el desarrollo de los jóvenes en muchos países de América Latina no son las más adecuadas y suelen ser el reflejo de profundas desigualdades ―como el acceso a la educación o las oportunidades de empleo―.

En México, la relación entre los jóvenes y el campo es una de las más relevantes a nivel económico debido al amplio potencial de crecimiento del sector primario —el único que registró un crecimiento en 2020 en medio de la pandemia—. Sin embargo, por diversas circunstancias históricas, en el campo mexicano hacen falta jóvenes. 

Si bien entre los trabajadores de apoyo en el campo predominan los jóvenes de 15 a 29 años, de acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria de 2019, solo 2% de los productores (varones) responsables del manejo y la toma de decisiones en las unidades de producción son jóvenes de 18 a 30 años ―rubro en el que los adultos mayores de 40 años son mayoría―. 

Para muchos jóvenes mexicanos el campo no es muy atractivo para dedicarse a él —los bajos rendimientos, la degradación de los suelos y algunos fenómenos socioculturales los desalientan—. Sin embargo, hay algunos jóvenes que le están dando un giro radical a esta historia y desde su esfuerzo cotidiano están incentivando que otros jóvenes se arraiguen y vean al campo como una gran oportunidad de crecimiento personal e incluso profesional.

Stefanny Flores es una de esas jóvenes. Ella se dedica a la agricultura desde hace cuatro años que egresó de la universidad y desde hace un año, cuatro meses promueve la Agricultura Sustentable en el municipio de Ocampo, cuando se incorporó al equipo técnico de MasAgro Guanajuato ―programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)―.

“Yo me integré a MasAgro Guanajuato porque lanzaron una convocatoria. Entré al programa en marzo del año pasado y junto con algunos compañeros somos el equipo más joven. Desde que entramos nos han estado capacitando para brindar un mejor acompañamiento técnico a los productores”, comenta Stefanny, quien promueve prácticas como la Agricultura de Conservación, la rotura vertical, la cosecha de agua, las curvas a nivel, la fertilidad integral y el Manejo Agroecológico de Plagas.

Esta es una zona con suelos muy degradados, entonces con estas prácticas nosotros hemos podido devolver o regenerar un poco el suelo perdido y ayudar en la captación de agua. En el caso de los enfoques agroecológicos el bajo costo de los insumos ha permitido reducir los costos de producción y también cuidar la salud de los productores ya que el manejo convencional emplea productos muy nocivos”.

Con respecto al relevo generacional, Stefanny comenta que “es algo difícil, pero no imposible siempre y cuando se inculque y concientice a niños y jóvenes sobre la importancia que tiene el campo para su misma región, para sus familias o para las personas que ellos conocen”. Como parte del equipo técnico de MasAgro Guanajuato, ella aporta a este propósito “involucrándolos (a los jóvenes) en los recorridos o capacitaciones que hacemos para que ellos vean cómo se puede innovar en el campo y hacerlo más productivo y rentable, y así no solo se queden con lo que pasaba antes, sino que ellos lo vean que en el campo hay futuro y que vale la pena quedarse en su región haciendo agricultura”, asegura.

La joven técnica comenta que parte de las dificultades de promover la Agricultura Sustentable es el peso que tienen los aprendizajes generacionales, pero explica que la innovación no está peleada con la tradición familiar, sino que, al contrario, la fortalece: “lo más difícil ha sido crear conciencia para que los productores realmente quieran adoptar un cambio. A veces es difícil salir de la zona de confort. Siempre existe miedo a que no funcione, por eso es tan importante que los productores se convenzan viendo el trabajo de otros, yendo al lugar, yendo a ver directamente cómo sí funcionaron las cosas y escuchando el testimonio de otros productores. Si los más grandes se convencen de los beneficios de la Agricultura Sustentable, entonces las generaciones podrán tener un mayor interés en seguir trabajando las tierras de su familia”. 

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Productores de todo el mundo contribuyen a la estrategia del CIMMYT

Texcoco, Edo. Méx.- El primer Consejo de productores para construir de forma conjunta la capacidad de respuesta del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se desarrolló el día de hoy con la participación de agricultores que promueven la Agricultura Sustentable en diversas partes del mundo, quienes se reunieron de forma virtual con el doctor Bram Govaerts, en su primer reunión oficial como director general a.i. del CIMMYT.

María Beatriz `Pilu´ Giraudo —quien promueve la conservación del suelo a través de la siembra directa en Argentina―, Jorge López Menéndez —quien impulsa prácticas agrícolas sustentables en Ghana y Sierra Leona, África—, Edgard Ramírez, Marcos Guigou —quien impulsa los agronegocios con enfoque sustentable en Uruguay―, Adriel de Dave Álvarez —quien promueve la Agricultura Sustentable como vía para el desarrollo comunitario en Filipinas—, Sarah Singla —agricultora y agrónoma que trabaja en el sur de Francia—, Pedro Vigneau, Nicolas Bronzovich ―desde Ghana, África―, Gerson Diefenthaeler Herter ―de Brasil―, e Ivan Lawrie ―de Nueva Zelanda― fueron los agricultores que participaron en esta reunión.

Ante los desafíos actuales y futuros que la pandemia por COVID-19 ha impuesto a los sistemas agroalimentarios del mundo, esta reunión tuvo el objetivo de afianzar y expandir la vinculación del CIMMYT con los agricultores y otros actores que a nivel global también están trabajando en la promoción y desarrollo de la investigación agrícola, la Agricultura Sustentable y la seguridad alimentaria. 

La suma y articulación de esfuerzos con los productores y entre instituciones será fundamental en los próximos años ya que, los escenarios del mundo hacia 2025, explicó el doctor Bram Govaerts, pueden incluir un declive global, contextos de proteccionismo económico (y en otros ámbitos), nuevas realidades locales o bien, una evolución verde. Por supuesto, esto dependerá del nivel de convergencia de varios factores, particularmente de la eficacia de la gobernanza global y la estabilidad política de los países, así como de las consecuencias económicas y sociales de las respuestas al COVID-19.

La evolución verde, señaló el doctor Govaerts, es un escenario donde se incrementa la cooperación ―particularmente a nivel regional― para estabilizar la economía y se logra transitar hacia sistemas agroalimentarios más sustentables, resilientes y flexibles. En ese sentido, dijo, es importante la vinculación con los agricultores y otras organizaciones para establecer y desarrollar juntos las acciones que conduzcan al mejor escenario posible, es decir, la evolución verde. 

Durante su intervención, los agricultores participantes coincidieron en que la pandemia le ha dado a la sociedad la oportunidad de regresar a la ciencia, por lo que es necesario buscar formas de posicionar la materia (la investigación agrícola y la agricultura misma) en el centro del debate global. En este sentido, señalaron que además de investigadores, también se necesitan jóvenes que desde los nuevos medios tengan influencia en la sociedad para tratar temas sobre agricultura, sin olvidar que es necesario trabajar con los productores, para los productores y desde sus propios lugares y condiciones, es decir, directamente en el campo.

Compartir el conocimiento e involucrar a los agricultores en los principios básicos de la Agricultura Sustentable ―para desarrollar en ellos habilidades― fue el principio que articuló la convergencia entre los participantes y que abrió nuevas posibilidades de cooperación ―como la participación del CIMMYT en grupos de trabajo de agricultores en diversos países de África―. 

Trabajar juntos es la vía para tener una estructura más fuerte en los sistemas agroalimentarios, es una gran oportunidad para sumar distintas experticias y para llevar la voz de los científicos y los productores a la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de 2021, concluyó Pilu Giraudo, quien coincidió con el doctor Bram Govaerts en que esta vinculación es una gran oportunidad para todos. 

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El desarrollo sustentable y los Juegos Olímpicos

Los juegos olímpicos están en puerta y, aunque pareciera extraño, la agricultura y el desarrollo sustentable constituyen una de las bases culturales de esta esperada justa deportiva. 

El movimiento olímpico es un entramado de organizaciones y acuerdos basados en principios, valores y prácticas culturales. La filosofía del olimpismo toma al deporte como una vía para promover la paz y la fraternidad entre los pueblos, como un camino para llegar a un mejor desarrollo de la humanidad y, por esto, la cultura y el medioambiente son parte fundamental de los valores que buscan promover los Juegos Olímpicos. 

Deporte, cultura y medioambiente son entonces las tres dimensiones básicas del movimiento olímpico. La agricultura, de forma particular, está ligada al origen y evolución de estas tres dimensiones. 

El Olimpia, Grecia, donde se originaron los juegos, el culto a la fecundidad de la Tierra (Gea) dio paso al culto a Demetér (Ceres entre los romanos), la diosa del trigo y la agricultura en general. De acuerdo con diversos estudios históricos, una sacerdotisa que representaba a Demetér marcaba la línea de meta en las carreras de los juegos que precedieron y conformaron los Juegos Olímpicos. 

Ya en la época donde se habían afianzado los juegos, la sacerdotisa que representaba a Demetér ocupaba un lugar privilegiado y reservado para ella en el estadio donde se desarrollaban los juegos. De alguna manera, su presencia era el recordatorio de que la aspiración a la mejor versión del ser humano no se puede lograr en desequilibrio con la naturaleza. 

Actualmente, una de las funciones del Comité Olímpico Internacional, de acuerdo con la Carta Olímpica, es “velar por que los Juegos Olímpicos se desarrollen en condiciones que revelen una actitud responsable ante los problemas del medioambiente…estimulando al Movimiento Olímpico a que se preocupe de estos problemas y tenga en cuenta esta preocupación en todas sus actividades, sensibilizando a todas las personas sobre la importancia de un desarrollo sostenido”. 

Con información de la Comisión de Cultura del Comité Olímpico Internacional

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Capacitar hoy para tener alimentos mañana

Tahdziú, Yuc.- Este año el mundo alcanzó la cifra de 7,875 millones de habitantes. Tan solo hace 10 años era de 7,000 millones y en menos de 10 años más rebasará los 8,500 millones (UNFPA, 2021). Los retos de este panorama incluyen asegurar el acceso a servicios de salud, empleo y, por supuesto, una alimentación suficiente y nutritiva para todos. 

México actualmente tiene 130.3 millones de habitantes (UNFPA, 2021). De mantenerse las tendencias, hacia 2030 podría ser el noveno país con mayor número de habitantes del planeta. En este sentido, en México y el mundo es urgente transitar hacia una agricultura más productiva y sostenible pues, además, la extensión de tierras cultivables se seguirá reduciendo cada vez más. 

Existen retos adicionales, como la baja productividad, la alta dependencia de insumos agrícolas, los suelos degradados, la escasa capacitación a los productores y, en general, la prevalencia de una agricultura no sustentable. ¿Cómo cambiar este panorama? 

La Agricultura Sustentable que promueve MasAgro —metodología impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que actualmente contribuye a la estrategia nacional Cultivos para México del Gobierno Federal— es una alternativa para reducir la presión sobre los recursos naturales en la producción agrícola frente a los retos del crecimiento poblacional. 

En el municipio de Tahdziú, Yucatán, por ejemplo, la familia Valle —como muchas otras en el sur y sureste mexicano— ha tenido dificultades para lograr una buena producción que le permita comercializar y cubrir las necesidades de autoconsumo del maíz, papaya, tomate y otras hortalizas que constituyen la base de la economía familiar. 

El cambio climático quizá no sea una palabra de uso común para la familia Valle, pero sus efectos —entre ellos la mayor incidencia de plagas— sí son notorios para sus integrantes: “Se ha visto mucha plaga en lo que sembramos, pero ahora ya no porque ya no estamos echando químicos que maten a los insectos que ayudan a controlar las plagas. Vemos que la forma de trabajo ha dado buenos resultados”, comenta David Valle. 

Gracias a la colaboración de la Universidad Autónoma de Yucatán —a través del Proyecto Agencias de Desarrollo Humano Local—, el grupo de productores Guardianes de las Semillas, la Sociedad de Producción Rural  Sac Catzin y el Hub Península de Yucatán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la familia Valle se ha capacitado y aplicado conocimientos de Agricultura de Conservación y Manejo Agroecológico de Plagas en su parcela —la cual consta de seis hectáreas entre cultivos anuales y perennes—, mejorando así su sistema de producción. 

Para David, el beneficio de dejar el rastrojo en la parcela y sin quemar es notorio luego de cinco años de haber iniciado con prácticas sustentables: “Las plantas crecen con más vigor, como si se les hubiera echado fertilizante químico, pero todo es orgánico. No hemos visto que la producción baje”, comenta el productor haciendo referencia a que ha notado el efecto del ciclaje de nutrientes gracias que han dejado de quemar la parcela, aplican biofertilizantes hechos con microorganismos del monte y a que han reducido el uso de herbicidas. 

En vista de los resultados obtenidos, la familia Valle está entusiasmada por continuar implementando innovaciones sustentables en su sistema de producción. Actualmente, de hecho, David y su padre son promotores entusiastas de las prácticas agrícolas que han incorporado a su acervo cultural e invitan continuamente a más productores de su municipio a adoptar una agricultura más sustentable, productiva y resiliente.

Es a través de la colaboración entre los diversos sectores —público, privado, social y académico— que la producción agrícola podrá superar los retos que implica el continuo crecimiento poblacional. Y es a través de la Agricultura Sustentable que la sociedad podrá llegar al 2030 con la seguridad que su sistema agroalimentario estará a la altura de esos tiempos, cada vez más cercanos. 

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León, un municipio con amplio potencial para producir forraje

León, Gto.- La producción agrícola de León, Guanajuato, se ubica principalmente en el sur del municipio, con una superficie aproximada de 33 mil hectáreas que equivalen al 26% del territorio municipal. Allí, los cultivos de maíz y sorgo ocupan la mayor superficie que se siembra bajo condiciones de riego y, debido a la importante actividad ganadera del municipio, es importante atender la producción de maíz forrajero.

En 2019, el rendimiento promedio de maíz forrajero en León fue de 64.2 toneladas por hectárea (t/ha) (SIAP, 2020). Sin embargo, el potencial de producción de la región es mayor, pero para incrementar la producción es necesario identificar variedades con un mayor potencial de rendimiento. 

Para identificar las mejores variedades, en la plataforma de investigación de León —la cual forma parte de la red de plataformas de MasAgro Guanajuato, programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se evaluaron 15 diferentes variedades de maíz forrajero cultivados con prácticas de Agricultura Sustentable. Esta evaluación estuvo a cargo de Carlos Agustín Aguilar Ruiz y Marcelo Espinosa Beristáin, académicos de la Universidad De La Salle Bajío.

Una vez establecida la vitrina de maíces forrajeros, se realizaron varios muestreos al azar de las diferentes variedades, tomando datos como altura de la planta, altura de la mazorca, diámetro del tallo, ancho de las hojas, peso de la mazorca y peso total. La cosecha final se hizo con una máquina ensiladora.

Cabe mencionar que se registró tanto el rendimiento en verde (de los elotes, de las plantas y en total), como el rendimiento en seco (cuadro 1) —el porcentaje de materia seca es un buen indicador de calidad del ensilaje de maíz y un parámetro de gran importancia para estimar cómo se conservará el forraje en el silo—.

Así, el rendimiento de materia seca de la planta completa fluctuó de 37.1 a 28.4 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que la producción de forraje verde fue de 85.9 a 121 t/ha. El híbrido 921W obtuvo el mayor rendimiento de forraje fresco, con una producción de 121 t/ha, mientras que los híbridos Samurái y 307Y obtuvieron la mayor producción de materia seca con 38.1 y 38 t/ha, respectivamente. La mayor producción de elote la obtuvo el híbrido 307Y con una producción de 21.3 t/ha. 

Si se considera además que la producción de forraje verde fue de 108 t/ha (en promedio de todos los híbridos), significa que hubo un incremento de 44.7% con respecto al rendimiento promedio en la región. Esto confirma que existe un amplio potencial para incrementar la producción de forraje verde en el municipio de León, Guanajuato.

Rendimiento de forraje
Cuadro 1. Rendimiento de forraje de 15 híbridos de maíz en la plataforma León, ciclo primavera-verano 2019.
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La Agricultura Sustentable, clave para la resiliencia del sector agroalimentario

Texcoco, Edo. Méx.- El Día Mundial del Medioambiente (5 de junio) se conmemora desde 1972 y es un llamado a desarrollar acciones para proteger y mejorar el entorno natural. Esta conmemoración busca desarrollar el sentido de la responsabilidad medioambiental en individuos, empresas y colectividades. Cada año se enfatiza en un tema en particular. 2021 se centra en la restauración de los ecosistemas, incluyendo ciudades y tierras de cultivo. 

¿Por qué es importante restaurar las tierras donde se producen los alimentos? En primer lugar, porque el 52% de los suelos agrícolas del mundo están moderada o severamente degradados. Esto afecta directamente a 74% de la población en situación de pobreza. En segundo lugar, porque las prácticas agrícolas convencionales contribuyen a la degradación de otros ecosistemas. 

De acuerdo con el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), el sector primario (agricultura, ganadería y otros usos de la tierra) es responsable del 23% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Además, la agricultura ocupa el 70% del agua extraída a nivel global —en México esta cifra es de 76%—. Así, buscar y difundir mejores prácticas agrícolas que permitan restaurar y conservar suelos, agua y aire, es fundamental. 

A través del proyecto de sustentabilidad agrícola y abastecimiento responsable, Plan Maíz, Nestlé promueve prácticas de Agricultura Sustentable en Guanajuato desde 2018. El proyecto cuenta con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y durante el ciclo primavera-verano 2020 promovió la adopción de mejores prácticas agrícolas en una superficie cercana a las 4,400 hectáreas. 

Se trata de las parcelas de 203 agricultores (casi el doble que en 2019) de los municipios de Pénjamo e Irapuato en Guanajuato. Estas parcelas representan sitios donde se promueven y adoptan prácticas sustentables, pero también donde se desarrollan capacidades de técnicos y productores mediante eventos de entrenamiento.

Entre las prácticas agronómicas promovidas por el proyecto se encuentra el monitoreo de fechas de siembra adecuadas, la alternancia de maíz con cultivos adecuados, la labranza mínima, el mínimo movimiento del suelo, la incorporación de los residuos del cultivo anterior (rastrojos) para conservar humedad y evitar la erosión del suelo, la aplicación de estrategias de fertilización integral para darle a la planta las cantidades de nutrientes que requiere, la tecnificación del riego, el control de plagas y enfermedades con base en microorganismos benéficos y enfoques agroecológicos, la utilización de dosis óptimas y aplicaciones adecuadas para el control químico, así como la incorporación de estrategias para el manejo de la biodiversidad a nivel parcela, como las barreras vivas y los hospederos de insectos benéficos.

Estas prácticas se promueven en colaboración con actores locales en Guanajuato, como técnicos de campo, y el reto es que un número mayor de productores las adopten como estrategia para minimizar los riesgos derivados del cambio climático. Además de promover su adopción, el proyecto mide los impactos que estas prácticas tienen en los recursos naturales, como el aire, el agua y el suelo.

Con respecto al aire, por ejemplo, el proyecto mide el promedio de emisiones de CO2 a la atmósfera a partir del consumo promedio de combustible por hectárea en la producción de maíz. En este contexto, este proyecto ha identificado que las practicas sustentables pueden ayudar a reducir las emisiones de CO2 hasta en un 30%.

Con respecto al agua, se mide la cantidad utilizada para producir una tonelada de maíz expresado en metros cúbicos (m3). Con la promoción de tecnologías de riego más adecuadas y la implementación de camas permanentes (práctica que permite distribuir mejor el agua y disminuir su desperdicio), el consumo de agua con respecto a prácticas convencionales puede reducirse hasta en un 20%, dependiendo de las condiciones de cada ciclo productivo

Las prácticas sustentables pueden también ayudar a mejorar la productividad y rentabilidad de los sistemas de producción de maíz en El Bajío. Durante 2020, los productores de Plan Maíz alcanzaron en promedio un rendimiento de 12.3 toneladas por hectárea (t/ha). Esto representa un rendimiento 20% superior comparado con el valor promedio para productores de la región. Sin duda, esto ayuda a que los productores tengan mejores niveles de rentabilidad. 

El modelo de Agricultura Sustentable promovido por Plan Maíz y Nestlé ayuda a generar información para que un mayor número de productores perciba que el valor de las prácticas sustentables también se relaciona con una mejor productividad. Si además existe una compra asegurada, los productores pueden tomar decisiones en un entorno de mayor certeza y contribuir a la restauración de los recursos naturales. De esta manera, se aporta también a objetivos más amplios orientados a que los sistemas agroalimentarios sean más sustentables y resilientes para que el sector que alimenta al mundo sea el mismo que lo restaure.  

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Análisis de parcela, preguntas y respuestas

Durante la primera sesión de la capacitación sobre Análisis de Parcela, impartida por especialistas del Hub Golfo Centro y del Hub Pacífico Sur del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), hubo preguntas que por falta de tiempo quedaron sin responder. Aquí compartimos las respuestas en espera de que sean de utilidad para quienes las formularon y para todos aquellos interesados en el análisis de parcela como elemento clave de una Agricultura Sustentable. 

¿Cuántas muestras se requieren y cómo se toman para que sean representativas?, ¿cuántas se deben tomar por cada hectárea?, ¿se divide el terreno en parcelas? (Matilde Barreto, desde Perú, Vía Facebook; Nataly Gualavisi, desde Ecuador, vía Facebook; y Ugarte Briones Isidora Eva, vía YouTube)

El número de muestras individuales que deben componer una muestra compuesta varía entre 15 y 40, dependiendo de la heterogeneidad y tamaño de la unidad de muestreo, aunque el número de submuestras es independiente del tamaño de la población.

Cuando la unidad de muestreo alcance una extensión entre dos y ocho hectáreas se podrán colectar entre 10 y 25 submuestras, conservando precisión.  De manera práctica se ha calculado que la máxima precisión en el muestreo se puede alcanzar al colectar hasta 40 submuestras por muestra compuesta.

Si por dividir en parcelas se refiere al muestreo de suelos para llevar a análisis de laboratorio, lo que nos define como dividirlas son varios factores, como la pendiente del terreno, la homogeneidad en el color del suelo, los cultivos establecidos, las fuentes y la cantidad de fertilizante aplicado. Si el terreno es muy homogéneo y se establecerá un mismo cultivo, no es necesario dividirlo, basta con tomar suficientes muestras de suelo, por ejemplo 40, después mezclarlas bien todas ellas y obtener una muestra compuesta para llevarla al laboratorio, esta puede ser de 1 kg.

¿La hierba que se corta, también aporta materia orgánica? (Noé M Valerio, vía Facebook)

Sí, podrían considerarse dos etapas importantes para cortarlas y dejarlas como cobertura: la primera es durante el ciclo de cultivo, no se debe permitir que las hierbas compitan mucho con el cultivo; en el caso del maíz, es importante no dejar que estas crezcan mucho durante los primeros 40 o 45 días. La hierba que aún crezca se puede cortar antes de que emitan flor para disminuir la diseminación de la semilla.

¿Cómo calcular la aplicación entre estiércoles y abonos tipo bocashi o compostas? (Tere Cano, desde Puebla, vía Facebook)

Ya hay fórmulas que consideran el nivel inicial de materia orgánica del suelo y hasta cuanto queremos aumentar, así como un porcentaje de carbono que aporta el abono que vamos a aplicar. Una fórmula que se puede ocupar es la siguiente: 

MF = (S x p x Da x %Mo) / (%ms x k1)

Los tres primeros valores nos dan a conocer la masa de suelo sobre la que vamos a realizar la labor. La parcela tiene una superficie (S) de una hectárea (10,000 m2), nuestra profundidad (p) será de 20 cm, que expresamos en metros (0.2 m). También sabemos que la densidad (Da) de la mayoría de los suelos tiene un valor de alrededor de 1.35.

Seguidamente conocemos que el porcentaje de materia orgánica (% Mo) que vamos a agregar es del 0.5% (queremos llegar al 1.2% y partimos del 0.7%), que a efecto de la fórmula sería: 0.5%=0.5/100=0.005. Esta cantidad la vamos a aportar a la masa de suelo arriba considerada.

Finalmente, para conocer los dos últimos valores que son el porcentaje de materia seca (% ms) y el coeficiente isohúmico (K1), empleamos la siguiente tabla, donde las cifras para estiércol bien hecho son 25% (0.25) y 0.45 respectivamente. La tabla ha sido muy simplificada para obtener unos datos de referencia orientativos de forma sencilla.

Tabla 1: Coeficiente isohúmico (K1) de diversos productos empleados como abono.

Si se aplica estiércol de borrego, ¿cuanto se debe aplicar por hectárea? (Bulmaro Alcocer, vía Facebook)

Se puede calcular de la misma manera que en la pregunta anterior, pero si la cantidad que se debe aplicar es mucha, lo ideal es ir aplicando ciclo tras ciclo cierta cantidad, dependiendo de las condiciones del terreno, de la disponibilidad de maquinaria o implementos para aplicar este abono, de la mano de obra disponible, etc. Una tonelada por ciclo puede funcionar bien.

Considerando el beneficio y el costo, ¿qué sería más recomendable?, ¿lixiviados o abonos de origen animal? (Antelmo Zarate, desde Oaxaca, vía Facebook)

Los lixiviados son buenos, pero es importante realizar un análisis de nutrientes, así como salinidad y pH. Si estos datos son muy altos, dependiendo de la cantidad que se aplique pueden llegar a provocar algunos efectos negativos a mediano plazo, claro está que por su forma de aplicación pueden ser menos costosos que aplicar abonos de animal, sobre todo porque estos normalmente se requieren aplicar por toneladas. También hay que considerar que para los lixiviados se requiere tener cierta infraestructura que permita obtenerlos, después de una primera extracción podemos humedecer la composta con este mismo lixiviado para dar más tiempo a que se estabilicen mejor algunos nutrientes.

¿Es correcto aplicar ácidos húmicos y microorganismos mineralizados para favorecer la descomposición de materia orgánica en el cultivo de trigo? (Julissa Muñoz, vía Facebook)

No hemos encontrado efectos consistentes de la aplicación de estas sustancias. Si dejamos materia orgánica como rastrojo de manera regular, va aumentando la biomasa microbiana del suelo sin necesidad de que agreguemos microorganismos externos. Por lo regular no es necesario aumentar la descomposición de manera artificial. Si hay cantidades muy grandes de rastrojo y tienen problemas para manejarlo, se puede considerar empacar una parte, pero por lo regular con adaptaciones a la maquinaria se pueden llevar a cabo las operaciones necesarias. 

¿En que condición de humedad del suelo se debe utilizar el penétrometro? ¿Qué tan importante es la determinación de la infiltración en el diagnóstico de parcela? (Juan Martinez Medina, vía YouTube)

Se puede tomar en un rango de humedad del suelo entre capacidad de campo y punto de marchitez permanente. Actualmente existen algunos instrumentos electrónicos que nos permiten medir la humedad actual del suelo directamente en campo. En el rango de humedad indicado anteriormente es cuando las raíces absorben mejor el agua y los nutrientes, de igual forma, favorece el crecimiento de las raíces. Cuando el suelo está muy seco se puede utilizar el penetrómetro para identificar zonas más duras o compactadas, que también nos puede dar una idea de cómo algunos cultivos, a pesar de estar en dichas condiciones, se mantienen verdes y siguen produciendo follaje, flores o frutos.

Con respecto a la determinación de la infiltración, está es muy importante pues esta propiedad nos indica que tan rápido o lento penetra el agua en el suelo, y con esto podemos estimar cuánto realmente se puede quedar en el suelo y cuánto se escurre. O si se trata de riego, podemos ver cada cuanto debemos regar.

¿Es recomendable dejar descansar la tierra? (Ugarte Briones Isidora Eva, vía YouTube)

Nosotros recomendamos realizar un descanso mejorado, sembrando un cultivo que pueda tener diferentes beneficios, por ejemplo: rábano largo, que ayuda a descompactar el suelo, genera biomasa para incorporar materia orgánica del suelo, etc. O sembrar una leguminosa que ayude a controlar algunas hierbas, fijar nitrógeno, etc. 

Para el caso de frutales que ya están en etapa de fructificación, ¿el análisis de suelo se tiene que realizar antes de entrar las lluvias o al final de el ciclo de producción? (Paco FA, desde Michoacán, vía Facebook)

Es importante realizarlo en la época más seca pues algunos nutrientes se mueven mucho con la humedad del suelo y eso puede llevar a sobre o subestimar alguno de ellos, en el caso de frutales se recomienda hacer los análisis a dos profundidades, de 0-30 cm y de 30-60 cm.

Fuentes:

  • Labrador, J. (2003), La materia orgánica en los sistemas agrícolas. Manejo y utilización. Instituto Nacional de Reforma y Desarrollo Agrario: Madrid.
  • Guzmán, K.E., Azero, A.M., Sánchez, J.  (2011).  Estimación del coeficiente isohúmico de residuos de maíz en Inceptisoles de Pairumani, Vinto, Cochabamba.  Revista Boliviana de la Ciencia del Suelo, Vol. 1, N° 1, pp. 24-36.