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Camas permanentes permiten hacer frente a la sequía

Maíz de temporal en labranza mínima (lado izquierdo) y camas permanentes angostas (lado derecho) en ciclo PV 2022 en Tlaltizapán, Morelos. (Foto: Hub Pacífico Centro-CIMMYT)
Maíz de temporal en labranza mínima (lado izquierdo) y camas permanentes angostas (lado derecho) en ciclo PV 2022 en Tlaltizapán, Morelos. (Foto: Hub Pacífico Centro-CIMMYT)

“En esta zona hay dos factores que determinan los rendimientos: uno es la sequía y el otro es el exceso de humedad en parte de agosto y todo el mes de septiembre. En el ciclo primavera-verano 2022, por ejemplo, la canícula fue más pronunciada que otros años y hubo exceso de humedad después de la sequía”, comentan especialistas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que realizan estudios en una plataforma de investigación alojada en el Campo experimental del CIMMYT en Tlaltizapán, Morelos.

Esta plataforma de investigación lleva 12 años  compartiendo aprendizajes sobre maíz bajo temporal y tratamientos de labranza para tomar decisiones que ayuden aumentar el rendimiento y mejorar la utilidad de los sistemas en la zona. Esta información, a través de seminarios digitales y mediante visitas a la plataforma, se pone a disposición de agricultores, investigadores, autoridades gubernamentales, universidades y todos los interesados”, puntualiza Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del CIMMYT.

Ante la variabilidad climática que ha agudizado fenómenos como la canícula, y el incremento del costo de los fertilizantes, en la plataforma de investigación se han evaluado prácticas de agricultura de conservación y siembra de algunas especies de leguminosas como alternativa para incrementar el rendimiento y mejorar la utilidad de los sistemas de producción de la zona.

“En comparación con los tratamientos donde se hizo labranza, las camas permanentes —las cuales ayudan a reducir o minimizar la labranza, mejorar el manejo del agua y a disminuir la compactación del suelo mediante el tráfico controlado— respondieron muy bien ante la sequía durante la etapa de crecimiento del cultivo. En el ciclo primavera-verano 2022, que fue quizá uno de los de mayor sequía, las camas permanentes rindieron casi el doble con respecto a los tratamientos con labranza”, señala Óscar Bañuelos, responsable de la plataforma.

La relación costo beneficio fue buena en ambos tratamientos de camas permanentes, pero donde hubo labranza no se alcanzó a recuperar la inversión. Además, “el ataque a la raíz por plagas como el gusano alambre fue mucho mayor en los tratamientos de labranza que en los de camas permanentes, afectando más el rendimiento en los tratamientos de labranza. En cuanto a pudrición de mazorca no hubo diferencia significativa entre tratamientos”, puntualiza Jessica González, especialista en poscosecha del CIMMYT.

Así, con agricultura de conservación —camas permanentes, cobertura del suelo con rastrojos y diversificación de cultivos— “es posible hacer frente a la sequía, aunque aún requerimos estrategias adicionales para hacer frente al exceso de humedad”, señalan los investigadores, quienes continúan estableciendo ensayos para proporcionar a los agricultores locales soluciones probadas para afrontar las distintas y particulares problemáticas de su región.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Cultivo de leguminosas ayuda a optimizar la fertilización nitrogenada

Respuesta del cultivo de maíz a tres dosis de nitrógeno en el sistema de producción maíz-dolichos en la plataforma Villa Corzo, Chiapas. Ciclo PV 2021. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)
Respuesta del cultivo de maíz a tres dosis de nitrógeno en el sistema de producción maíz-dolichos en la plataforma Villa Corzo, Chiapas. Ciclo PV 2021. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)

El nitrógeno es un elemento necesario para que las plantas se desarrollen adecuadamente. Las plantas lo usan para producir proteínas y clorofila, sin la cual la fotosíntesis no sería posible. Aunque el nitrógeno es el mayor componente de la atmósfera —se estima que constituye hasta 78 % del aire atmosférico—, la mayoría de las plantas no puede absorberlo —por lo que este elemento debe estar en el suelo— y, de hecho, de entre las pocas especies capaces de hacerlo se encuentran las leguminosas.

Tomando en cuenta los altos costos de los fertilizantes nitrogenados y las considerables pérdidas de este elemento que ocurren durante la fertilización, es importante identificar y promover prácticas que reduzcan u optimicen la fertilización con nitrógeno. Las rotaciones con leguminosas son una de esas vías y, para este propósito, en la plataforma de investigación Villa Corzo, en Chiapas, México, se han evaluado distintos sistemas de producción con distintas dosis de nitrógeno, a fin de identificar las mejores prácticas.

“El ensayo se inició en el ciclo agrícola primavera-verano del año 2016 para evaluar el comportamiento del maíz en monocultivo y tres relevos al maíz —con frijol, canavalia y dolichos, todas leguminosas—, empleando tres dosis de nitrógeno —18, 90 y 180 kilogramos por hectárea—”, puntualiza Rubén de la Piedra, colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) quien es responsable de la plataforma de investigación Villa Corzo.

Con respecto al manejo agronómico, menciona Rodolfo Vilchis —coordinador de investigación del Hub Chiapas del CIMMYT—, se estableció el sistema de cero labranza con rastrojo como cobertura del suelo (parcial) para contrastarlo con los tratamientos de monocultivo de maíz, donde se siguió implementando el sistema de labranza convencional que prevalece en la zona, el cual consiste en dos pasos de rastra sin dejar rastrojo como cobertura.

«Al ciclo 2021 los mejores rendimientos de maíz fueron obtenidos con los sistemas donde se sembró canavalia y dolichos, los cuales obtuvieron en promedio rendimientos de 6,3 y 6,2 toneladas por hectárea, superando ampliamente al sistema convencional con la siembra en monocultivo de maíz, el cual obtuvo solo 2,8 toneladas por hectárea”, precisa el responsable de la plataforma de investigación.

“Con estos resultados se infiere que ambas leguminosas han tenido una mayor fijación de nitrógeno atmosférico y han aportado mayor cantidad de biomasa al suelo, lo cual ha permitido conservar y mejorar la fertilidad del mismo”, comenta Rubén de la Piedra.

Con respecto a las dosis de nitrógeno, los investigadores señalan que los mayores rendimientos fueron obtenidos con 180 kilogramos de nitrógeno por hectárea (kg N/ha); sin embargo, puntualizan que la dosis de 90 kg N/ha, aplicada en los sistemas sembrados con leguminosas, superaron en rendimiento al sistema convencional fertilizado con 180 kg N/ha.

“Es muy importante destacar que la dosis de 18 kg N/ha aplicada en los relevos con canavalia y dolichos tuvo muy buena respuesta, con rendimientos de 4,8 y 4,9 toneladas de grano por hectárea, respectivamente, superando el rendimiento alcanzado por el monocultivo de maíz con 180 kg N/ha, el cual obtuvo 4,1 toneladas por hectárea. Estos resultados representan una alternativa rentable y sustentable que permite bajar la dosis de 180 kg N/ha que normalmente aplica el productor, a 90 o inclusive a 18 kg N/ha sembrando canavalia y dolichos”.

“Considerando los resultados de cinco años de evaluación ha sido posible observar que, a partir del segundo año, los mayores rendimientos de maíz han sido obtenidos en donde se ha sembrado en relevos con canavalia y dolichos. Con respecto a las dosis de nitrógeno, la de 90 kg N/ha aplicada en los sistemas maíz-canavalia y maíz-dolichos, a partir del segundo año, ha superado el rendimiento del maíz en monocultivo fertilizado con 180 kg N/ha; y destaca también que la dosis de 18 kg N/ha aplicada en maíz-canavalia, a partir del tercer año, ha superado el rendimiento alcanzado por el maíz en monocultivo con dosis de 180 kg N/ha”, enfatiza el responsable de la plataforma.

Resultados como estos suman evidencia sobre los beneficios de la agricultura de conservación —sistema sustentable donde la diversificación de cultivos, a través de relevos, rotaciones, asociaciones, entre otros, es un componente básico—, así como de la utilidad de la red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores, una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial que es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Conocer el suelo para regenerarlo

Cultivo de trigo en el norte de México. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de trigo en el norte de México. (Foto: CIMMYT)

Actualmente se estima que el 52 % de la tierra utilizada para la agricultura está moderada o severamente afectada por la degradación (ONU, 2020), por lo que, a medida que la población mundial aumenta y las necesidades de abastecimiento de alimentos también, regenerar los suelos se vuelve una tarea cada vez más urgente.

Regenerar los suelos agrícolas no es una tarea sencilla, pero tampoco es imposible. Proyectos como Trigo Regenerativo Bimbo lo están haciendo realidad de la mano de cientos de agricultores mexicanos que están adoptando prácticas de agricultura de conservación con el acompañamiento del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con el cual Grupo Bimbo colabora para esta iniciativa.

Uno de los primeros pasos para regerar los suelos es conocer sus características. Hay una gran diversidad de suelos y cada uno de estos facilita o dificulta la actividad agrícola. En el Bajío —una de las regiones donde se desarrolla el proyecto en mención— predominan los suelos tipo vertisol, cuya capacidad de retención de nutrientes y humedad puede  ayudar a incrementar la  fertilidad del cultivo, pero también afectarlos si estos no son manejados adecuadamente.

Los vertisoles son suelos arcillosos, albergan una alta proporción de arcillas expansivas, es decir, se hinchan en contacto con el agua —como el barro, que con agua se vuelve un material moldeable—. Esto tiene consecuencias en el proceso productivo: en condiciones de sequía, las arcillas se contraen y el suelo se agrieta, provocando ruptura de raíces; por el contrario, con la presencia de lluvias frecuentes o riegos abundantes, el suelo retiene demasiada humedad llegando a provocar asfixia en las raíces de los cultivos; es decir que la baja disponibilidad de oxígeno en el suelo debido al exceso de humedad dificulta la respiración de la planta a través de las raíces.

De acuerdo con un muestreo para análisis de fertilidad en el marco del proyecto, más de la mitad de los terrenos que participan en él, en Guanajuato, presenta textura arcillosa y también sodio en una proporción que podría acentuar el problema de asfixia radicular. Además, la baja permeabilidad que presentan también tiene repercusión en la biología del suelo, así como en el ciclo de algunos nutrientes: un ambiente con baja oxigenación favorece la presencia de patógenos —como Fusarium, que puede provocar enfermedades en una amplia gama de cultivos, incluyendo maíz y trigo— y provoca la pérdida de nitrógeno dando como resultado la formación de oxido nítrico y oxido nitroso, gases que favorecen de forma importante el calentamiento global.

Para asegurar un buen desarrollo de los cultivos en este tipo de suelos con alto contenido de arcilla es crucial que se formen agregados, es decir, partículas de suelo, materia orgánica y otros componentes minerales unidos en una especie de bloques que le dan al suelo su estructura, porosidad y permeabilidad.

La incorporación de materia orgánica y el mínimo movimiento del suelo favorecen la formación de agregados, la porosidad y la oxigenación interna del suelo. Por esta razón, con los productores que participan en el proyecto de Grupo Bimbo y el CIMMYT se están impulsando prácticas de agricultura regenerativa que se basan en la agricultura de conservación —sistema donde la mínima labranza y la cobertura del suelo son fundamentales para mejorar la estructura y calidad del suelo—, así como en estrategias de fertilidad integral.

Como punto de partida para el análisis de fertilidad se han hecho muestreos de suelos para saber si existe alguna limitante para que los cultivos absorban los nutrientes o cuáles de estos nutrientes están o no disponibles, entre otros aspectos. Así, ha sido posible identificar que en ciertos casos ha sido necesario suplementar algunos minerales vía foliar  —aplicando directamente a las hojas— o aplicar yeso agrícola para mejorar las propiedades del suelo.

Así, para el pasado ciclo otoño-invierno 21/22 más de mil hectáreas implementaron prácticas encaminadas a optimizar la fertilidad. Estos resultados sólidos, que muestran el compromiso de los impulsores del proyecto con la regeneración suelo, son también el testimonio de que la agricultura regenerativa ofrece amplios beneficios a los agricultores que la implementan.

Trigo Regenerativo Bimbo es un proyecto de Grupo Bimbo que cuenta con el soporte científico del CIMMYT para fomentar prácticas sustentables que permiten regenerar los suelos y conservarlos, dándole valor a la producción sustentable a fin de mejorar las condiciones de vida de los productores.  Esta iniciativa contribuye a generar sistemas agroalimentarios para la nutrición y la conservación de medioambiente a través del abastecimiento de trigo producido localmente bajo criterios de sustentabilidad.

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En Sinaloa el rastrojo vale

Productor de Sinaloa muestra el rastrojo de su parcela. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Productor de Sinaloa muestra el rastrojo de su parcela. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Sinaloa no quema #EnSinaloaElRastrojoVale es una campaña de concientización orientada a prevenir las quemas agrícolas y dar valor a los restos de cultivo (llamados rastrojos o socas). Promovida por un amplio conjunto de organizaciones, la campaña busca que los productores comprendan que lo mejor es aprovechar el rastrojo, ya que eso genera bondades para sus tierras y las hace más fértiles y productivas.

Si bien la quema de restos de cultivo ha sido una práctica común en Sinaloa, esta altera el medioambiente local y provoca problemas de salud en los humanos. Una mejor opción es aprovechar las socas en lugar de quemarlas.

Al incorporar las socas al suelo se incrementa su contenido de materia orgánica, mejora su estructura física, se reducen costos de aplicación de fertilizantes químicos, se evita la contaminación ambiental y se mejora la actividad biológica del suelo. Es decir, al no quemar se conservan los microorganismos del suelo y su amplios beneficios.

¿Por qué es importante la vida microscópica del suelo? Porque numerosos tipos de organismos microscópicos que conviven en el suelo, como bacterias y hongos, pueden ofrecer grandes beneficios a los agricultores ya que, al participar en la degradación de la materia orgánica y en los ciclos de elementos (como el carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, hierro, y otras sustancias que aportan a la fertilidad del suelo), también contribuyen a la formación del suelo.

Se estima que en un centímetro cúbico de suelo sano hay cerca de 600 millones de organismos vivos y en una hectárea de suelo puede haber hasta 1,5 millones de lombrices. Además, muchos de los microorganismos del suelo viven alrededor de las raíces de las plantas e influyen en su crecimiento pues les ayudan a absorber nutrientes y las protegen o evitan el ataque de microorganismos patógenos.

Sinaloa NO QUEMA es una campaña impulsada por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, el Ayuntamiento de Salvador Alvarado, CIMMYT, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, AARFS,  AARSP, AARC, SAFINSA y otras organizaciones que se unen a este esfuerzo para hacer que la agricultura de Sinaloa sea más rentable, productiva y sustentable. ¡Súmate!

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Con agricultura sustentable buscan mejorar la calidad de los suelos de Calera

Optimización del riego a través del proyecto Aguas Firmes. (Foto: Julio César González / Agrocime)
Optimización del riego a través del proyecto Aguas Firmes. (Foto: Julio César González / Agrocime)

Los resultados de cerca de un centenar de análisis de suelo realizados en parcelas cercanas al acuífero de Calera, en Zacatecas, México, indican que el 90 % de los suelos agrícolas de ese perímetro son alcalinos o muy alcalinos, lo que podría hacer que los micronutrientes y otros elementos que son importantes para el desarrollo de los cultivos —como es el caso del fósforo— tuvieran baja disponibilidad.

Los suelos alcalinos son comunes en regiones áridas y semiáridas. Se trata de suelos arcillosos que, en términos generales, tienen una estructura pobre, suelen ser poco fértiles y difíciles para la agricultura porque tienen un drenaje deficiente que hace que el agua de lluvia o de riego quede retenida en la superficie —generando además una baja movilidad de los escasos nutrientes disponibles—, lo cual termina traduciéndose, frecuentemente, en una reducción del crecimiento de la planta.

De acuerdo con investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que, en el marco del proyecto Aguas Firmes están trabajando en el mapeo de la fertilidad de los suelos de los municipios que integran el perímetro del acuífero de Calera, el hecho de que la mayor parte de los suelos de ese espacio sean alcalinos plantea considerables retos para la agricultura local, pero también una gran oportunidad para la adopción de sistemas como la agricultura de conservación.

“Las prácticas de agricultura de conservación —basada en mínima labranza, cobertura del suelo y diversificación de cultivos— van a ayudar a que el agua se infiltre, porque aquí llueve poco y, cuando llueve, el agua se va; ese es el problema, que el agua no se infiltra porque la estructura del suelo ya está muy deteriorada y por eso es importante incrementar la materia orgánica que es, de alguna forma, el pegamento para que los granos de suelo se unan y hagan que el suelo tenga una estructura adecuada”, comenta Jesús Pérez Gómez, coordinador técnico del Hub Intermedio del CIMMYT.

“Nosotros trabajamos con productores de riego por goteo con agua de pozo extraída del acuífero porque la prioridad es mejorar la sustentabilidad hídrica de ese cuerpo de agua. Esto implica transformar muchas cosas. Aquí los productores riegan conforme a un rol, no hay una planeación del riego ni se consideran los requerimientos del cultivo y, como muchas veces se comparte el pozo, el productor riega porque le toca regar, ya que si no lo hace  tendría que esperar nuevamente su turno, entonces normalmente se está regando cuando todavía no se tendría que regar y se aplica mucha agua, más de lo requerido”, señala Jesús.

Con el 90 % de los suelos en el perímetro del acuífero de Calera con un pH arriba de 7.3,  el 61 % con uno de 8 a 9.1 —por lo que se consideran suelos alcalinos o muy alcalinos— y el 74 % con niveles de materia orgánica bajos y moderadamente bajos, promover prácticas de agricultura de conservación y para la optimización del riego es una prioridad.

“Esperamos contar con equipos para monitorear la humedad y temperatura a diferentes profundidades y, con esos datos, hacer recomendaciones de riego más puntuales para el productor. Por el momento lo que hemos desarrollado es un plan de riego que se hace de acuerdo con los datos climáticos de la zona y los requerimientos del cultivo”, puntualiza el coordinador técnico del Hub Intermedio del CIMMYT, institución de investigación científica que promueve la agricultura sustentable como uno de los pilares de Aguas Firmes.

Aguas Firmes es un proyecto impulsado por Grupo Modelo en alianza con la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es

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Recomendaciones basadas en evidencia científica

Parcela con diversificación de cultivos en Trinidad Zaachila, Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Parcela con diversificación de cultivos en Trinidad Zaachila, Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)

Con los resultados de seis años de estudios en la plataforma de investigación San Miguel Tlacamama, en Oaxaca, Fermín Martínez ha documentado que no es suficiente dejar los residuos agrícolas sobre las parcelas de la zona, sino también es necesario diversificar los cultivos para que los productores del municipio vean mejores resultados al optar por sembrar con agricultura sustentable.

Fermín es profesor investigador del Centro Regional Universitario Sur de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) y responsable de la plataforma de investigación San Miguel Tlacamama, que está en la costa del estado mexicano de Oaxaca. Allí, en dicha plataforma, colaboran la UACh y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para generar recomendaciones pertinentes, basadas en evidencia científica, para que los agricultores de la zona mejores sus cosechas.

“Trabajamos para agricultores de pequeña escasa, entonces prácticamente lo que ellos buscan es producir alimentos para el autoconsumo, así que nos hemos enfocado en eso, pero cuidando el suelo, con coberturas, con diversificación de cultivos con lo que prácticamente hemos logrado que reduzcan significativamente las quemas agrícolas que prevalecen en el sistema convencional”, señala Fermín.

“Al trabajar en laderas tenemos un fuerte problema que es la erosión, por eso dentro de las prácticas que promovemos están las coberturas para proteger el suelo. Si el suelo está descubierto la lluvia provoca escurrimientos que se llevan el suelo, lo que no ocurre con un suelo cubierto”, enfatiza el investigador.

“Además de las coberturas implementamos fertilización fraccionada —aplicando el fertilizante en los periodos de mayor consumo de nutrientes—, fertilización orgánica, manejo agroecológico de plagas y enfermedades, conservación de granos almacenados con tecnologías herméticas poscosecha y la diversificación de cultivos que tiene diversos beneficios”.

“El hecho de que aparte del maíz los agricultores locales puedan producir otros alimentos como frijoles, ajonjolí o jamaica, ya tiene un impacto positivo en la seguridad alimentaria de las familias, pero también a otros niveles. Un ejemplo: en la región se cultiva ajonjolí y el ajonjolí tenía la problemática de una  enfermedad causada por hongos que ellos le llaman “pata negra” y, bueno, a través de la colaboración en esta plataforma encontramos soluciones”, relata Fermín.

Sobre el papel de las plataformas de investigación, señala: “Es fundamental que la investigación que se hace en estos espacios responda a las problemáticas de los agricultores locales porque, si bien es cierto que en ocasiones esas problemáticas nos llegan de manera directa a través de los técnicos, nosotros debemos buscar las soluciones tanto para los técnicos como para los agricultores. Entonces, ahí precisamente radica la importancia de estos espacios porque son un puente entre la ciencia y los productores”, concluye Fermín.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Plataformas de investigación favorecen el desarrollo comunitario

Cosecha de frutos de durazno establecidos en sistema de milpa intercalada con árboles frutales, 24 de Junio de 2022. (Foto: Plataforma Larráinzar)
Cosecha de frutos de durazno establecidos en sistema de milpa intercalada con árboles frutales, 24 de Junio de 2022. (Foto: Plataforma Larráinzar)

Larráinzar es un municipio del estado mexicano de Chiapas cuyo paisaje y riqueza cultural lo hacen destacar. Geográficamente se ubica en la región de Los Altos. Allí, el clima es templado húmedo con abundantes lluvias en verano: la precipitación promedio, de hecho, es de 1 200 milímetros (mm) anuales —el promedio nacional en 2020 fue de 722 mm—.

En Larráinzar los principales cultivos son el maíz, el frijol y la calabaza bajo el régimen de temporal. Mayoritariamente, los sistemas productivos son para el autoconsumo y ya que una gran parte de las parcelas está en laderas, la erosión del suelo a causa de las  lluvias es un fenómeno frecuente, lo que se agrava por la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas. 

Para generar alternativas sustentables al manejo convencional el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y productores locales instalaron en 2018 la plataforma de investigación Larráinzar, donde se evalúan los sistemas de agricultura de conservación y milpa intercalada con árboles frutales —sistema MIAF, donde los árboles actúan como barreras vivas para evitar el arrastre de suelo— a fin de identificar las mejores prácticas para incrementar la productividad e ingresos económicos de los agricultores de pequeñas unidades de producción de autoconsumo.

En el ciclo primavera-verano 2022, por ejemplo, se instalaron diversos ensayos para evaluar densidades de siembra, arreglo topológico, ajustes a la nutrición  de acuerdo a un análisis de suelo, la microrotación en franjas de doble hilera, entre otros aspectos. 

“En la plataforma estamos practicando con los componentes básicos de la agricultura de conservación: manejo de rastrojo como cobertura, el mínimo movimiento de suelo y la diversificación de cultivos incluyendo el sistema MIAF que en 2022 demostró un muy buen potencial y en lo que va de 2023 ya vamos empezando a cosechar, en este caso frutales, específicamente duraznos que casi nadie lo practica en la región”, comenta Mateo Pérez Santiz, encargado de la plataforma.

Esta plataforma es como una escuela para los productores de la zona. Nos permite extender las innovaciones y, a través de ellas, la plataforma ha generado impactos en cuanto a rendimientos y productividad de espacios pequeños. Aquí se ha demostrado que con las prácticas convencionales que hace el productor es mucho mas costoso cultivar que con agricultura de conservación, sistema que deja más rendimientos”, enfatiza Mateo.

La plataforma de Larráinzar cumple una función muy importante para los productores locales que poseen pequeñas superficies, pues para ellos resulta indispensable “saber cómo aprovechar esos espacios con la diversificación de cultivos, ya que los sistemas diversificados contribuyen a incrementar la productividad y la rentabilidad, además garantizan la seguridad alimentaria y el ingreso económico para los productores de autoconsumo”. 

Como ejemplo de los beneficios de las prácticas mencionadas y del papel social de la plataforma, Mateo refiere que en ese espacio también se hacen giras de intercambio de experiencias donde “invitamos a personas y diversas organizaciones. Recientemente un representante de una organización no gubernamental impulsó un proyecto, haciendo énfasis en el sistema MIAF en durazno y otros árboles frutales para crear un proyecto orientado a mujeres y maíz”.

Así, “se estableció un convenio que involucró también a una institución enfocada a la igualdad de género y a la Secretaría de Agricultura de Chiapas. Se logró la unión de cinco organizaciones y se les entrego a 500 mujeres jefas de familia árboles frutales para 1 200 metros cuadrados para cada familia como una etapa inicial.  Este ha sido uno de los logros recientes de la plataforma como espacio para divulgar y extender sistemas de producción sustentables y rentables”, finaliza Mateo.  

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Investigación colaborativa brinda opciones a agricultores de Iguala

Cultivo de crotalaria en sistema diversificado. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Cultivo de crotalaria en sistema diversificado. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Para los agricultores de Iguala, en Guerrero, México, la rentabilidad es un tema importante a la hora de adoptar prácticas sustentables. Por esta razón, en la plataforma de investigación de Iguala se ha estado evaluando, desde hace cinco años, el efecto de los tipos de labranza y el manejo de rastrojo en el rendimiento y rentabilidad del maíz de temporal en rotación con crotalaria y soya.

En la plataforma de investigación de Iguala, ubicada en un campo experimental del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y pecuarias (INIFAP), colaboran tanto investigadores de este instituto como del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Juntos, en el ciclo primavera-verano 2022 establecieron siete tratamientos (cinco con maíz y dos con soya) a partir de los cuales evaluaron prácticas de agricultura de conservación y prácticas convencionales de la zona. 

Si bien no se observaron diferencias estadísticamente significativas para grano de maíz y soya, sí se observó que dos tratamientos mostraron los rendimientos más altos (7.87 y 7.74 toneladas por hectárea, respectivamente). Estos fueron la rotación de maíz con soya, y el tratamiento donde se integraron todos los componentes de la agricultura de conservación, así como siembra de crotalaria en el ciclo otoño-invierno. Por su parte, la práctica convencional de los productores locales fue la que obtuvo el menor rendimiento de grano de maíz. 

Con respecto a la rentabilidad se obtuvieron mejores resultados con las propuestas de agricultura de conservación, sistema de producción que confirma ser “una alternativa viable y sustentable en el cultivo de maíz y soya”, señala Roció Toledo Aguilar, investigadora del INIFAP.

Sobre el impacto de la plataforma de investigación , la investigadora comenta que además de la rentabilidad hay otros como “la capacitación de técnicos y productores, la restauración los suelos degradados, la ampliación del menú de cultivos, destacando los forrajeros porque se trata de una zona ganadera. A partir de estos, los productores pueden equilibrar la alimentación del ganado”.

La relevancia de la plataforma, como yo lo percibo, es que es un espacio donde se pueden obtener resultados y estos pueden ser difundidos a productores y productoras para que los sistemas agroalimentarios sean más resilientes, puedan conservar el suelo y puedan seguir contribuyendo a la alimentación de la sociedad”, concluye Rocío Toledo. 

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Los trabajadores agrícolas ante el cambio climático

Productor de Oaxaca, México, quien participa en proyecto orientado a zonas áridas. (Foto: CIMMYT)
Productor de Oaxaca, México, quien participa en proyecto orientado a zonas áridas. (Foto: CIMMYT)

El 15 de mayo en México se celebra también el Día del Trabajador Agrícola, en referencia a San Isidro Labrador y a que, en el calendario agrícola, regularmente, comenzaban las lluvias. El régimen de lluvias, sin embargo, ha cambiado notablemente en años recientes debido al cambio climático.

Las temporadas normales de lluvia han estado cambiando, ahora son más cortas o largas, hay mucha variabilidad que hace muy problemático para los productores planear cuál cultivo sembrar y en qué fecha porque además aumenta el riesgo para la producción. Entonces los productores ahora tienen que adaptar sus sistemas, ser más flexibles”, comenta Kai Sonder, científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) quien es especialista en sistemas de información geográfica. 

“Bajo el escenario de cambio climático más probable actualmente, donde la humanidad sigue emitiendo más gases de efecto invernadero y donde esa tendencia seguirá en los próximos años, entonces las predicciones son que las temperaturas van a seguir subiendo, lo que implica más estrés por calor para los cultivos, y también que necesitamos más agua, pero en muchas partes del país las predicciones dicen que lloverá menos”, menciona el especialista. 

Para las distintas regiones del país los efectos del cambio climático trazan escenarios igualmente diferenciados: “En algunas partes del norte puede ser que las lluvias aumenten, en algunas partes en las sierras, pero también las lluvias serán más intensas y en muchos casos más cortas, entonces ahí tenemos el doble problema de mayor estrés por calor al mismo tiempo que probablemente habrá menos agua en muchas áreas, lo que implica menos potencial de rendimiento”, continúa Sonder.  

Todas las zonas del trópico y subtrópico, especialmente el sur, pero también el centro del país, tendrán modificaciones y podrían ser menos productivas o dejar de serlo para los cultivos actuales. Algunas áreas en los Valles Altos puede que se beneficien, podrían introducir algunos cultivos que antes por el frío u otros factores no se podía, pero es una pequeña parte del país. Y en el norte es donde también puede mejorar la producción agrícola en algunos casos, pero son áreas bastante secas ya hoy día”. 

Para los trabajadores agrícolas, adicionalmente a los efectos del calentamiento global, se predice un fuerte incremento de estrés térmico que afectará la productividad laboral y generará riesgos para la salud de estos trabajadores, particularmente para áreas tropicales y subtropicales del país.  

Al preguntarle sobre la resiliencia climática, el científico del CIMMYT comenta que la idea que da soporte a este concepto la de “tener un sistema de producción para que los agricultores puedan de alguna manera tratar de evadir el impacto negativo del cambio climático lo más posible con variedades nuevas tolerantes al estrés, o la identificación de maíces nativos que estén adaptados a esos estreses. Y también tener una agronomía muy adaptada, sustentable, con tecnologías como agricultura de conservación que ayudan a balancear en muchas partes el impacto negativo de la variabilidad climática”. 

Como menciona Sonder, se requiere de una agricultura climáticamente inteligente donde igualmente se atienda la capacitación de técnicos y agricultores y se formulen políticas públicas para “asegurar que los productores tengan acceso a datos, a información del clima confiable para definir fechas óptimas de siembra, por ejemplo”. 

Del mismo modo, impulsar el trabajo de centros de investigación como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) o el CIMMYT y las universidades agrícolas, desde donde también se está “tratando de usar todos los modelos de cambio climático disponibles hoy en día para informar a los mejoradores en qué dirección tienen que ir para asegurar que todo productor en México tenga semillas que pueda sembrar bajo condiciones adversas”. 

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Una vez, en una parcela muy, muy lejana…

Verti, uno de los protagonistas de la historieta Las aventuras de Verti y Andi. (Ilustración: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Verti, uno de los protagonistas de la historieta Las aventuras de Verti y Andi. (Ilustración: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Verti y Andi son dos trocitos de suelo que viven en parcelas vecinas, pero muy diferentes: Don Crecencio, dueño de la parcela donde vive Andi, siembra con agricultura de conservación y por eso Andi y toda su familia y amigos están sanos.

Don Renecio, dueño de la parcela donde vive Verti, remueve mucho el suelo y quema la parcela, por eso es que, lamentablemente, la vida de Verti, su familia y amigos, corre peligro debido a la forma en que don Renecio cultiva su parcela. 

¿Podrán estos dos amigos convencer a don Renecio de que siembre con agricultura de conservación igual que don Crecencio? Síguelos en sus aventuras y apóyalos en su importante misión.

Esta historieta está dedicada a las nuevas y futuras generaciones de héroes de la alimentación que, desde la agricultura, podrán cambiar el mundo.