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El rastrojo, aliado de la milpa en tiempos de cambio climático

“Vimos que el rastrojo conservó más la humedad, y lo vamos a hacer igual este ciclo que viene”, fueron las palabras de uno de los productores que asistió al recorrido por la plataforma de investigación Peto —en la cual colaboran especialistas de la Universidad Autónoma de Yucatán y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, realizado en el marco del programa Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, que impulsan la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex y el CIMMYT.

Los productores, técnicos y estudiantes de carreras afines al ámbito agrario que asistieron al recorrido conocieron diversas prácticas derivadas de la Agricultura de Conservación, sistema que permite disminuir los costos de producción e incrementar los rendimientos de una forma sustentable.

Ubicada en la localidad de Xoy, en el municipio de Peto, Yucatán, la plataforma de investigación fue el espacio donde se explicó en qué consisten y cómo se pueden implementar las prácticas sustentables (como el Manejo Agroecológico de Plagas y el manejo de los residuos agrícolas), poniendo particular énfasis en cómo se puede aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo. El doctor José Castillo Caamal, responsable científico de la plataforma, comentó a los asistentes que dicha práctica (el mantenimiento del rastrojo en la superficie del cultivo) constituye uno de los principios de la Agricultura de Conservación.

Las prácticas sustentables permiten incrementar los rendimientos y cuidar los suelos y el agua, así lo constató el señor Nicasio Díaz Ché, productor local que habló de su experiencia trabajando con Agricultura de Conservación. Para él, mostrar sus parcelas y compartir los aprendizajes que ha adquirido de la mano del equipo del Hub Península de Yucatán, del CIMMYT, fue motivo de alegría. De esta manera, y de la voz de sus protagonistas, los asistentes —productores, estudiantes, técnicos y autoridades locales— pudieron ver de forma directa los beneficios de la Agricultura Sustentable.

Además del testimonio del señor Nicasio, los asistentes observaron los efectos de los tratamientos en cada estación de la plataforma de investigación, así como los resultados parciales de su tercer ciclo de cultivo. Al finalizar el recorrido, los productores comentaron: “pudimos observar cómo hacer un mejor manejo de la milpa; así podemos sacar conclusiones en nuestra propia zona. Gracias a estas investigaciones, podemos saber cómo producir más”.

Para otros productores, conocer los beneficios del mantenimiento del rastrojo fue fundamental para interesarse en la Agricultura de Conservación, particularmente los del contexto actual, en el que los efectos del cambio climático generan incertidumbre entre los productores. Al respecto, uno de ellos mencionó que “donde se dejó el rastrojo hay más humedad, el maíz está mejor. Lo vamos a probar el año que viene. Pasa igual con la fertilización; tenemos que venir a ver la estimación de rendimiento para conocer los resultados”.

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La Agricultura de Conservación cambió mi forma de vivir y de pensar: Juan Pablo Wattenbarger

Juan Pablo Wattenbarger Cortez es un productor de la comunidad de San José, en Bácum, Sonora. Tiene 51 años de edad, cuenta con más de 30 años de experiencia en el campo y es uno de los pioneros de la zona en cambiar la forma de trabajar la tierra. Su acercamiento a la Agricultura de Conservación (AC) fue por cuenta propia hace cinco años. “Lo que me impulsó a buscar alternativas fue la inquietud de ver cómo otros productores obtenían buenos resultados; por eso decidí cambiar, para ver si mejoraba mi producción y mi rentabilidad”, comenta.

Al no contar con la experiencia o el conocimiento de la metodología de trabajo, inicialmente los resultados no fueron los mejores, pero una vez que se acercó a las instituciones y los técnicos certificados por el CIMMYT, logró resultados favorables. “Ya tengo algunos años haciendo Agricultura de Conservación, y las experiencias han sido muy buenas, más que nada en el ahorro de los costos de producción, que es donde primero se nota el cambio. Al reducir el paso de maquinaria, ahorras bastante en el gasto de diésel. Después se empieza a notar un suelo más fértil, lo que lleva a que, con el paso del tiempo, se logre un rendimiento más elevado que antes”, menciona.

Con respecto a la calidad del suelo, refiere que “el cambio más notorio se dio en la fertilidad de la tierra: se nota un suelo más blando, que no se endurece y tiene más cuerpo. Además, el cambio en la población de malezas también se nota: se ha reducido cerca de 40%. Lo noto en los días que el suelo no tiene cultivo. Antes se llenaba de correhuela y quelite en todas las parcelas, y ahora se ha reducido mucho toda esa infestación. Además, uso biofertilizantes, microrganismos más que nada”.

Para Juan Pablo, la clave para obtener mejores resultados con AC es el aprovechamiento del rastrojo y el uso de maquinaria especializada, aunque comenta que “la poca disponibilidad de maquinaria para AC fue el principal obstáculo, pero hay que saber adaptarse a lo que se tiene, pues muchas veces no se cuenta con el equipo necesario; sin embargo, adaptando nuestros propios equipos, también salen las cosas muy bien. Si no se cuenta con la maquinaria adecuada, hay que adaptar nuestros equipos y trabajar con lo que hay”.

La AC, además, ha hecho posible que Juan Pablo optimice su sistema de producción, permitiéndole incluso tener más tiempo disponible para su familia. “Mi familia notó ese cambio en mí porque ahora sienten que paso más tiempo con ellos, y eso es bueno para mí y para ellos. La Agricultura de Conservación cambió mi forma de vivir y de pensar; me he vuelto más inquieto y me resultan más atractivas todas las innovaciones”, señala.

Por estas razones, invita a todos los productores a que se animen a practicar la Agricultura de Conservación y dejen atrás los miedos. “La verdad es que yo también tenía mis miedos, pero una vez que empiezas ya no paras, y cada vez aprendes más. Si no lo hacen ahora, lo van a hacer más adelante por necesidad, pues esto es el futuro de la agricultura. Tarde o temprano todos tendremos que practicar la AC, por beneficio propio y por el del medioambiente, que estamos deteriorando cada vez más con las prácticas convencionales que realizamos”.

A través de este testimonio, se puede observar de forma clara cómo —mediante la articulación del esfuerzo de instituciones, despachos, técnicos y productores— es posible impulsar una Agricultura Sustentable y eficiente y asegurar así que las innovaciones desarrolladas sean las adecuadas para cada tipo de terreno y de productor. Este último es el actor central, pues —finalmente— es el productor el único que puede tomar las mejores decisiones en favor de su sistema de producción. Súmate a #AgriculturaConCiencia.

Por: Carlos Torres García, Agrinova.

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La comunidad tsotsil de Chiapas y la Agricultura Sustentable

Mujeres, hombres y jóvenes de la comunidad tsotsil de la localidad de Canalumtic, municipio de Chalchihuitán, Chiapas, participaron en el Taller de Difusión de los Principios de Agricultura de Conservación, impartido por colaboradores del Hub Chiapas, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). El taller se realizó en el marco del programa MasAgro —impulsado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT— y como parte del seguimiento a la vinculación con Yaxalum Chiapas A.C., con apoyo de W.K. Kellogg Foundation.

Los principios de la Agricultura de Conservación (uso de los residuos agrícolas como cobertura del suelo, mínima labranza y rotación de cultivos) ayudan a evitar la erosión y mejorar la estructura física, química y biológica del suelo. Esto es particularmente relevante porque los terrenos de la zona, que presentan pendientes pronunciadas, son muy susceptibles a la erosión hídrica y eólica (las quemas agrícolas que aún persisten en la región dejan al suelo descubierto, haciéndolo aún más vulnerable a la acción de la lluvia y el viento).

A través de talleres como este, las comunidades participan en un diálogo amplio y abierto, lo cual les permite tomar consciencia de los grandes retos que enfrenta la agricultura destinada al autoconsumo y que ponen en riesgo la seguridad alimentaria de las familias, como la baja productividad; las pérdidas poscosecha; las plagas y enfermedades; y los efectos del cambio climático, los cuales ya son muy notorios, pues los periodos de lluvia —por ejemplo— ya no inician con la regularidad con la que antes lo hacían.

Los participantes mostraron interés en diversas prácticas sustentables, como la rotación de cultivos, las orientadas a reducir la erosión y la pérdida del suelo y aquellas destinadas a conservar la humedad por más tiempo (reduciendo el estrés hídrico). Y conscientes de la necesidad de implementar medidas que les ayuden a aumentar la rentabilidad de sus cultivos, cuidar sus recursos naturales y mitigar los efectos del cambio climático, los participantes del taller adquirieron el compromiso de realizar en sus parcelas la Agricultura de Conservación y difundir con otros miembros de la localidad los beneficios de adoptar este sistema de producción agrícola sustentable.

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Valle del Mezquital: el inicio de una cadena de valor sustentable

En el marco de su primer ciclo de operación, se presentaron los resultados del proyecto Maíz Sustentable, impulsado por Bimbo, Cargill México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). En el Valle del Mezquital, donde inició, el proyecto ha permitido que los productores implementen diversas innovaciones sustentables en su sistema de producción y que —de esta manera— incrementen sus rendimientos en poco más de 16%, en comparación con las prácticas agrícolas convencionales.

Maíz Sustentable es un proyecto de abastecimiento responsable basado en el fomento de la producción local de maíz blanco (el cual será transformado en harina para elaborar diversos productos que Bimbo comercializará en México) pero de forma sustentable. A través de la implementación de la Agricultura de Conservación y sus prácticas asociadas, se desea mejorar tanto la productividad como el medioambiente de las comunidades donde radican los productores participantes.

El proyecto busca generar una amplia red de innovación y producción sustentable que paulatinamente se extienda en volumen y áreas geográficas. Para su arranque y primer ciclo de operación, fue seleccionada la región del Valle de Mezquital (concretamente, 19 de los 28 municipios que la conforman). La selección de esta región no es casual, pues no sólo aprovecha la cercanía de la planta de procesamiento de harina que Cargill México tiene en el municipio de Atitalaquia, sino que busca incidir positivamente en la que es considerada una de las zonas más pobres del país (Coneval, 2015).

El Valle del Mezquital es considerado el granero de Hidalgo, a pesar de ser una zona árida. Su producción agrícola se debe a la presencia de canales de riego (de aguas residuales provenientes de la Zona Metropolitana del Valle de México), por lo que alrededor de 60% de su población —que tiene fuerte presencia de la comunidad otomí— se dedica a la agricultura. Los productores, sin embargo, enfrentan numerosos problemas, como la poca rentabilidad, la pérdida de la calidad de los suelos y la consecuente disminución del tonelaje de producción. Además, por tratarse en su mayoría de productores individuales y atomizados, están a merced de la volubilidad del mercado informal y no son considerados sujetos de crédito por las instituciones financieras.

Para consolidar una cadena de valor que genere beneficios medioambientales, sociales y económicos para todos sus componentes, Maíz Sustentable ha desarrollado acciones para que los pequeños agricultores eleven la calidad de su producción y se facilite así su inclusión a la cadena de suministro. Entre estas acciones destacan diversas innovaciones desarrolladas por el CIMMYT, orientadas al cuidado del agua, a evitar las quemas agrícolas y la deforestación, a la rotación de cultivos, a reducir el uso de agroquímicos, a evitar las pérdidas poscosecha, al control integral de plagas y a la reducción de gases de efecto invernadero, entre otras.

El desarrollo de capacidades entre los productores, la adopción de prácticas sustentables, el incremento de los rendimientos y la reducción de los costos de producción son pasos de un mismo proceso, cuyos primeros resultados son alentadores. En el primer ciclo de operación, y en comparación con las prácticas convencionales, se ha logrado:

  • Ahorrar más de 100,000 litros de agua por tonelada.
  • Reducir significativamente el uso de agroquímicos (se han registrado parcelas que, gracias al Manejo Agroecológico de Plagas y otras prácticas, han reducido al mínimo o prescindido completamente del uso de agroquímicos restringidos).
  • Incrementar los rendimientos en un poco más de 16%, lo que representa alrededor de 10 t/ha.

Los beneficios más visibles corresponden a los tratamientos en los que se deja rastrojo y la labranza es mínima, aunque también hay avances en lo referente a la calidad del suelo y el aire. Sin embargo, los cambios notables en estos últimos aspectos se verifican solo después de varios años de trabajo con Agricultura de Conservación. Por eso, Maíz Sustentable es un proyecto que busca generar cambios notables, duraderos, escalables y replicables en otros lugares que —como el Valle del Mezquital— tengan productores dispuestos a innovar y generar así mejores condiciones para ellos y sus comunidades.

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Agricultura de Conservación: un camino hacia el abastecimiento responsable

Valle de Santiago, Gto.- Ante la creciente demanda de maíz producido mediante prácticas sustentables, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) brindó una capacitación a productores de Valle de Santiago para que desarrollen los conocimientos necesarios para implementar la Agricultura de Conservación y otras prácticas afines —como las herramientas para la captura y el análisis de datos— para que puedan aumentar su competitividad en la producción de maíz amarillo de manera responsable con el medioambiente y participar en proyectos de sustentabilidad como el que implementan Kellogg y el CIMMYT en varias regiones del país.

El proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México tiene la finalidad de cubrir los requerimientos de maíz amarillo de la empresa Kellogg con producción local, de una manera sustentable con los recursos productivos y justa en lo que se refiere a las condiciones de contratación. Kellogg asegura márgenes de ganancia determinados para el productor, aplicados sobre los costos de producción proyectados.

La capacitación se realizó en la parcela de la productora María Eugenia Rico González, quien adoptó la Agricultura de Conservación hace cinco años, lo que le permitió reducir significativamente sus costos de producción, conservar la fertilidad de sus suelos y disminuir el consumo de agua. Allí se instaló una vitrina de maíces amarillos —instrumento para la observación y comparación de tecnologías— con la finalidad de incentivar su siembra en esa región, pues se trata de una categoría de alta demanda en la industria, pero de la que actualmente hay un déficit importante en el país.

Entre los temas expuestos estuvieron la calibración de sembradoras para semilla y fertilizante, por parte del ingeniero Fernando Sierra; la inoculación de semilla para el tratamiento de Fusarium —un género de hongos capaces de producir toxinas que afectan la salud humana y animal—, por parte de los ingenieros Loseba Zorión y Juan Manuel García; y la propuesta de fertilidad integral diseñada específicamente para los suelos agrícolas de Valle de Santiago, a cargo del ingeniero Francisco Romo, técnico de MasAgro Guanajuato.

A la actividad asistieron directivos del módulo de riego de Valle de Santiago y el doctor Fernando Tamayo, director de Sanidad Vegetal de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) —del Gobierno de Guanajuato—, quienes coincidieron en que la implementación de la Agricultura de Conservación representa para los productores una oportunidad para incrementar su productividad, cuidar los recursos naturales y garantizar la calidad de su producción, lo cual les permitirá incorporarse al mercado de manera más efectiva y vincularse a proyectos que fomentan la sustentabilidad, como el que impulsan Kellogg y el CIMMYT.

Actividades formativas como esta se realizan en varios estados del país, adaptándose a cada contexto pero siempre con la visión de aumentar la competitividad y la sustentabilidad de la producción nacional; de forma que en torno a un mismo objetivo, los diversos recursos disponibles contribuyan a aumentar la oferta de granos sustentables para ofrecer productos alimentarios de calidad y responsables desde su origen.

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Garantizando la seguridad alimentaria para un planeta en crecimiento

Cosecha experimental de maíz naranja enriquecido con provitamina A, Zambia. (Foto: CIMMYT)

Según el informe Perspectivas de la Población Mundial 2019: Aspectos Destacados, en poco más de una década, habrá alrededor de 8.5 mil millones de personas en el planeta y casi 10 mil millones para 2050.

El informe menciona que los próximos pobladores se concentrarán en regiones como el África subsahariana y el sur de Asia, es decir, regiones que ya enfrentan una grave inseguridad alimentaria, temperaturas en aumento, escasez de agua y precipitaciones irregulares.

Hoy en día, las personas que sufren hambre en todo el mundo superan los 850 millones y se estima que 2 mil millones carecen de micronutrientes, con costosos impactos sociales y de salud.

Para mediados de siglo, según datos de las Naciones Unidas, 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades. Con más bocas para alimentar y menos agricultores, los sistemas alimentarios enfrentarán dificultades para crecer y proveer suficiente comida nutritiva a precios asequibles, mientras mitigan el daño ambiental.

Afrontando los retos

Como muestran los ejemplos a continuación, la ciencia aplicada y las asociaciones pueden ayudar a abordar estos problemas complejos.

Décadas de investigación y aplicación por parte de científicos, trabajadores de extensión, especialistas en maquinaria y agricultores están perfeccionando y difundiendo prácticas que conservan los recursos del suelo y agua, mejoran los rendimientos en condiciones más cálidas y secas, y reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación asociada con el cultivo de maíz y trigo en África, Asia y América Latina.

Un agricultor atiende un ensayo de agricultura de conservación a largo plazo para un sistema de cultivo de arroz, trigo y mungo en el distrito de Rajshahi, Bangladesh. (Foto: CIMMYT)

Cada vez es más frecuente que agricultores africanos cultiven maíz tolerante a la sequía, el cual produce cosechas abundantes con buenas precipitaciones y proporciona grano en años más secos al tiempo que otras variedades de maíz se marchitan.

Un enfoque conocido como biofortificación, que involucra la creación de micronutrientes en cultivos básicos mediante el mejoramiento genético, puede mejorar la nutrición como parte de una estrategia integrada de sistemas alimentarios. El CIMMYT, varias instituciones del CGIAR y numerosas organizaciones nacionales de investigación y socios de escalamiento han desarrollado y lanzado más de 60 variedades mejoradas de maíz y trigo en 19 países de África, Asia y América Latina. Entre sus características se encuentran los niveles enriquecidos de micronutrientes esenciales como el zinc o la pro-vitamina A.

El apoyo constante de los donantes y responsables políticos ayudará a garantizar que el personal y los socios del CIMMYT puedan continuar mejorando los medios de vida y la seguridad alimentaria de los pequeños agricultores y los consumidores de escasos recursos, a medida que aumenta la población mundial.

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Las mujeres y los jóvenes encuentran oportunidades de negocio rentables en la mecanización a pequeña escala

Demostración de la mecanización durante una visita de campo a Makonde, Zimbabue, como parte de la reunión de revisión final FACASI Fase 2. (Foto: Shiela Chikulo/CIMMYT)

Según el informe de mecanización del Panel de Malabo, los agricultores africanos tienen diez veces menos herramientas mecanizadas por área agrícola que los agricultores en otras regiones en vías de desarrollo. Durante los últimos seis años, el proyecto del Centro Australiano de Investigación Agrícola Internacional (ACIAR, por siglas en inglés) financió el proyecto Mecanización Agrícola y Agricultura de Conservación para la Intensificación Sustentable (FACASI, por siglas en inglés) el cual ha explorado formas de abordar el acceso deficiente a soluciones de mecanización apropiadas, lo que está costando una pérdida de productividad a los pequeños agricultores.

«Uno de los resultados clave de la iniciativa FACASI ha sido presentar vías para las mujeres y los jóvenes hacia diversas ganancias rentables utilizando mecanización a pequeña escala», dice Alice Woodhead, profesora de economía rural en la Universidad del Sur de Queensland en Australia. Woodhead compartió sus impresiones después de una visita de campo a Makonde, en el noroeste de Zimbabue, como parte de la reunión de revisión final de FACASI Fase 2 celebrada en mayo. Casi 40 socios de proyectos del sector público y privado de Zimbabue y Etiopía y representantes de ACIAR asistieron al evento en Harare.

Maquinaria agrícola: las empresarias prosperan sobre dos ruedas.

Agatha Dzvengwe y Marianne Jaji compartieron su experiencia comercial como proveedoras de servicios de tractores de dos ruedas (2WT) en Makonde. El 2WT, que se puede usar para múltiples propósitos desde el transporte, la siembra, la aplicación de fertilizantes y el desgrane, les permite plantar de manera eficiente y proporciona ingresos adicionales mediante el alquiler de sus tractores a los agricultores vecinos. Por ejemplo, durante la temporada 2018/19, Dzvengwe usó la sembradora Fitarelli para plantar diez hectáreas de maíz, dos hectáreas de alubias y cinco hectáreas de soja. Debido a la eficiencia de la sembradora, tuvo tiempo para rentar los servicios de siembra a los agricultores vecinos, ganando 100 dólares por una hectárea de maíz y el doble en la siembra de soja o alubias.

Marianne Jaji proporciona servicios de desgrane basados en el 2WT, los cuales, según ella, generan ingresos constantes para su hogar, lo que le permite contribuir a decisiones importantes del hogar. A pesar de que la temporada 2018/19 se caracterizó por la sequía, Jaji confiaba en que aún podría obtener un ingreso decente de los agricultores vecinos que contratan los servicios de recolección con el 2WT. Otras proveedoras de servicios lideradas por mujeres informaron sobre el empoderamiento y la disminución de la mano de obra. «Hemos sido liberadas de la carga de trabajar en el campo. Ahora que tengo un 2WT, la sociedad me respeta más».

«En un negocio dominado por hombres, mujeres como Agatha y Marianne pueden convertirse en empresarias exitosas, proporcionando servicios agrícolas importantes para la comunidad, como desgrane, plantación y transporte», explica Bertha Tandayi, asistente de investigación de FACASI en la Universidad de Zimbabue, donde estudia la adopción de tecnologías basadas en los 2WT por mujeres empresarias en los distritos de Makonde y Nyanga.

La mecanización a pequeña escala tiene tasas de adopción más altas en áreas donde se brindan los servicios más rentables, como el desgrane. Los beneficios para los empresarios y la comunidad son visibles e incluyen la creación de empleo, la renovación de viviendas, la acumulación de activos, la cría de ganado, la perforación de pozos y la compra de insumos agrícolas.

Demostración de la mecanización durante una visita de campo a Makonde, Zimbabue, como parte de la reunión de revisión final FACASI Fase 2. (Foto: Shiela Chikulo/CIMMYT)

Una empresa de desgrane sostenible para grupo juvenil de Mwanga

Desde que establecieron su empresa en 2016, después de la capacitación en el marco del proyecto FACASI, el grupo de jóvenes de Mwanga se está fortaleciendo en Makonde. Durante una demostración del desgranador mediano, Masimba Mawire comentó que el negocio del desgrane ha proporcionado ingresos constantes y confiables para el grupo. Los hermanos Shepherd y Pinnot Karwizi agregaron que el grupo se ha beneficiado de la capacitación adicional en mantenimiento, facilitada a través del proyecto FACASI. «Es evidente que los jóvenes han encontrado una manera de trabajar como un equipo de negocios, dándoles un propósito y la aspiración a ser dueños de negocios y no solo empleados», dijo Woodhead.

De los servicios proporcionados a través de las tecnologías del 2WT, los servicios de desgrane son los más demandados, ya que esta tecnología simple reduce significativamente el tiempo dedicado a desgranar las mazorcas de maíz. Un desgranador de tamaño mediano, por ejemplo, produce entre cinco y seis toneladas de grano de maíz sin cáscara al día, diez veces más que el desgranador manual.

Los beneficios de los ingresos, la reducción de la mano de obra y la alta eficiencia de las tecnologías basadas en el 2WT han transformado las vidas de los proveedores de servicios para jóvenes y mujeres. Confiados en su futuro, planean expandir sus portafolios de negocios, buscando opciones de valor agregado como el proceso de poscosecha de otros cultivos.

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El abastecimiento responsable empieza “en casa”: alianza Kellogg-CIMMYT

Texcoco, Edo. Méx.- En el marco del proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, que impulsan el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Compañía Kellogg, personal de esta empresa asistió a las sesiones del Plan de Capacitación en Fundamentos de Agricultura Sustentable, orientado a sensibilizar y formar con un soporte científico en aspectos relacionados con la producción agrícola sustentable.

El proyecto constituye una estrategia para contribuir a un objetivo de abasto predominantemente nacional y sustentable ante el creciente aumento de las presiones sobre la producción agrícola y los mercados internacionales. En lo que respecta a la parte de consideraciones medioambientales, se hizo énfasis en el manejo óptimo del agua para riego. Para el personal de Kellogg responsable de actividades estratégicas en distribución, compras y calidad que participó en el Plan de Capacitación en Fundamentos de Agricultura Sustentable estos temas le permitieron comprender que “desperdiciar un litro de agua es desperdiciar el trabajo del productor”.

Este plan es parte de una estrategia formativa que el CIMMYT imparte a la agroindustria. Su objetivo es brindar guía y soporte en Agricultura de Conservación (AC) para que tanto empresas como productores desarrollen capacidades que les permitan tomar mejores decisiones e implementar prácticas responsables en materia de medioambiente, desarrollo económico e inclusión social.

De forma particular, la Compañía Kellogg busca cubrir su demanda regional de maíz amarillo con producción local mexicana —pues actualmente este grano se tiene que importar—, pero de una manera que permita fortalecer cada eslabón de la cadena de valor, para que el consumidor final, además de la calidad del producto, tenga la certeza de que sus alimentos fueron producidos mediante prácticas sustentables que favorecen el bienestar de los productores y preservan el medioambiente a través de un sistema beneficioso y redituable para todos los participantes.

Para Arturo Ávila, encargado de Abasto Responsable y Desarrollo Agrícola para Kellogg Latinoamérica, la alianza Kellogg-CIMMYT es relevante por el impacto positivo que la Agricultura de Conservación (AC) ha probado tener en muchos y variados contextos, por lo que instó a los participantes a convertirse en embajadores del proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México. Además, se espera que tanto la información como las prácticas sustentables que promueve el CIMMYT lleguen en lo sucesivo a otros países latinoamericanos y otros continentes donde la empresa también produce alimentos.

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Tradición sustentable

Los pueblos indígenas que vivieron hace miles de años en el centro y el sur de México desarrollaron un sistema de cultivos intercalados resistente para domesticar algunos de los granos y vegetales básicos que contribuyen a una dieta saludable.

Hoy en día, los pequeños agricultores en prácticamente las mismas áreas de México continúan utilizando este sistema flexible llamado «milpa» para cultivar chile, tomates, frijoles, calabazas, frutas de temporada y maíz, que son ingredientes esenciales de la mayoría de los platillos mexicanos.

Un análisis de la dieta mexicana realizado en el contexto de un informe reciente de la Comisión EAT-Lancet encontró que los mexicanos están comiendo demasiada grasa animal pero no suficientes frutas, verduras, legumbres y cereales integrales. Como resultado, un grave problema de salud pública está afectando a México debido a la triple carga de la desnutrición: obesidad, deficiencia de micronutrientes y/o ingesta baja en calorías. El estudio también recomienda a México aumentar la disponibilidad de alimentos básicos de mayor valor nutricional producidos localmente y de manera sustentable.

Aunque cambiar los hábitos alimenticios puede ser difícil de lograr, la dieta tradicional basada en el sistema de la milpa es considerada como una opción saludable en México. Aunque la diversidad nutricional aumenta con el número de cultivos incluidos en el sistema de la milpa, su impacto nutricional en los consumidores también dependerá de su disponibilidad, número, usos, procesamiento y patrones de consumo.

Desafortunadamente, los agricultores que siembran milpa a menudo practican la agricultura de tala y quema a expensas de los suelos y las selvas tropicales. Por esa razón, también es importante abordar algunos de los obstáculos del lado de la producción en el camino hacia una dieta más saludable, como la degradación del suelo y las pérdidas posteriores a la cosecha, que tienen un efecto negativo en la productividad agrícola y la salud humana.

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desarrolla actividades de investigación de campo participativas y de capacitación con agricultores, socios y colaboradores locales, y autoridades para fomentar la innovación y co-crear estrategias y procedimientos que ayuden a los agricultores a producir alimentos de manera sustentable.

Francisco Canul Poot in his land. (Photo: CIMMYT)
Francisco Canul Poot en su tierra. (Foto: CIMMYT)

Estos esfuerzos llevaron a Francisco Canul Poot, un agricultor de milpa de la península de Yucatán, a adoptar conceptos de agricultura de conservación en su milpa y a dejar de quemar rastrojo desde 2016. Como resultado, su rendimiento de maíz creció un 70 %, de 430 a 730 kg por hectárea al año y sus ingresos aumentaron a 300 dólares. Quince agricultores que comparten derechos de propiedad sobre tierras comunales han seguido su ejemplo desde entonces.

Estos resultados sobresalientes están alentando a más agricultores a adoptar prácticas de intensificación sustentable en todo México, un cambio importante si se tiene en cuenta que la disminución de los niveles de nitrógeno y fósforo en los suelos mexicanos puede provocar un aumento del 70 % en el uso de fertilizantes para 2050.

Al implementar un proyecto de intensificación sustentable llamado MasAgro, el CIMMYT contribuye, a su vez, a expandir el uso de prácticas de milpa sustentable en sistemas de producción más intensivos. El CIMMYT también utiliza este enfoque en el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán.

En la actualidad, más de 500 000 agricultores han adoptado prácticas de intensificación sustentable — incluida la diversificación de cultivos y la labranza mínima — para cultivar maíz, trigo y cultivos relacionados en más de 1.2 millones de hectáreas en todo México.

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Publicaciones recientes: Opciones agroecológicas para el manejo del gusano cogollero

Se ha predicho que el gusano cogollero, una voraz plaga ahora presente en África y Asia, causará hasta 13 mil millones de dólares anuales en pérdidas de cultivos en el África subsahariana, amenazando los medios de vida de millones de agricultores en toda la región.

«Ante la urgencia por limitar el daño causado por la plaga, los gobiernos de las regiones afectadas pueden promover el uso indiscriminado de pesticidas químicos», afirman los autores de un estudio reciente sobre el manejo del gusano cogollero. «Además de los riesgos que amenazan a la salud humana y el medio ambiente», explican, «estos podrían socavar las estrategias de control de plagas de los pequeños agricultores que dependen en gran medida de los enemigos naturales».

Los enfoques agroecológicos ofrecen estrategias de control de plagas culturalmente apropiadas y de bajo costo que pueden integrarse fácilmente en los esfuerzos existentes para mejorar los ingresos y la resiliencia de los pequeños agricultores mediante la intensificación sostenible. Los investigadores sugieren que esto debe promoverse como un componente central de los programas de manejo integrado de plagas en combinación con el mejoramiento de cultivos resistentes a las plagas, el control biológico clásico y el uso selectivo de pesticidas seguros.

Sin embargo, la idoneidad de las medidas agroecológicas para reducir las densidades e impactos del gusano cogollero debe evaluarse cuidadosamente en diversas condiciones ambientales y socioeconómicas antes de poder proponerlas para una implementación a gran escala.

Para respaldar este proceso, los investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) revisaron la evidencia de la eficacia de las posibles medidas agroecológicas para controlar al gusano cogollero y otras plagas, y consideran los riesgos asociados y la atención que provocan las brechas críticas de conocimiento. Los hallazgos del estudio realizado en África indican que se pueden adoptar varias medidas de inmediato, como la gestión sostenible del suelo, el cultivo combinado con plantas seleccionadas de forma apropiada y la diversificación de los entornos agrícolas mediante la gestión de hábitats a múltiples escalas espaciales.

Lea el artículo completo “Opciones agroecológicas para el manejo del gusano cogollero (Spodoptera frugiperda JE Smith): Proporcionar soluciones adecuadas y de bajo costo para los pequeños agricultores ante una plaga invasiva” en Journal of Environmental Management, Volumen 243, 1 de agosto de 2019, páginas 318- 330.

Intercropping options for mitigating fall armyworm damage. (Photo: C. Thierfelder/CIMMYT)
Opciones de cultivo intercalado para mitigar el daño causado por el gusano cogollero. (Foto: C. Thierfelder/CIMMYT)

Otras publicaciones recientes de investigadores del CIMMYT:

  1. Impact of conservation tillage in rice–based cropping systems on soil aggregation, carbon pools and nutrients (en inglés). 2019. Rajiv Nandan, Vikram Singh, Sati Shankar Singh, Kumar, V., Kali Krishna Hazra, Chaitanya Prasad Nath, Poonia, S. P., Malik, R.K., Ranjan Bhattacharyya, McDonald, A. En: Geoderma v. 340, p. 104-114.
  2. Integrating genomic-enabled prediction and high-throughput phenotyping in breeding for climate-resilient bread wheat (en inglés). 2019. Juliana, P., Montesinos-Lopez, O.A., Crossa, J., Mondal, S., Gonzalez-Perez, L., Poland, J., Huerta-Espino, J., Crespo-Herrera, L.A., Velu, G., Dreisigacker, S., Shrestha, S., Perez-Rodriguez, P., Pinto Espinosa, F., Singh, R.P. En: Theoretical and Applied Genetics v. 132, no. 1, p. 177-194.
  3. Modeling copy number variation in the genomic prediction of maize hybrids (en inglés). 2019. Hottis Lyra, D., Galli, G., Couto Alves, F., Granato, I.S.C., Vidotti, M.S., Bandeira e Sousa, M., Morosini, J.S., Crossa, J., Fritsche-Neto, R. En: Theoretical and Applied Genetics v. 132, no. 1, p. 273-288.
  4. Soil dwelling beetle community response to tillage, fertilizer and weeding intensity in a sub-humid environment in Zimbabwe (en inglés). 2019. Mashavakure, N., Mashingaidze, A.B., Musundire, R., Nhamo, N., Gandiwa, E., Thierfelder, C., Muposhi, V.K. En: Applied Soil Ecology v. 135, p. 120-128.
  5. Two main stripe rust resistance genes identified in synthetic-derived wheat line soru#1 (en inglés). 2019. Ruiqi Zhang, Singh, R.P., Lillemo, M., Xinyao He., Randhawa, M.S., Huerta-Espino, J., Singh, P.K., Zhikang Li, Caixia Lan. En: Phytopathology v. 109, no. 1, p. 120-126.