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La rotación de cultivos es clave para mejorar el rendimiento del maíz

En el municipio de Indaparapeo, Michoacán, se siembran más de 5,700 hectáreas de maíz, principalmente bajo riego. Sin embargo, con rendimientos menores a cuatro toneladas por hectárea (t/ha), los productores de temporal son los más vulnerables ante las dinámicas del mercado y ante fenómenos como el cambio climático que, en la zona, es notable por las lluvias que se presentan de forma cada vez más irregular, disminuyendo los rendimientos año tras año.

Para ofrecer alternativas que permitan a los productores de temporal de Indaparapeo y alrededores incrementar sus rendimientos y hacer más rentable su actividad agrícola, la plataforma de investigación Indaparapeo —donde colaboran Red_innovAC, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) — promueve el desarrollo y adaptación de la Agricultura de Conservación y otras prácticas sustentables. 

La labranza convencional que predomina en la zona se basa en prácticas que no favorecen la salud de los suelos, tales como su movimiento excesivo (mediante barbecho y rastra), la fertilización con base en criterios empíricos, el uso excesivo de agroquímicos para controlar plagas y malezas, la “siembra en plano” (que tiene un menor rendimiento) y el monocultivo de maíz. Por esto, desde 2013 que fue instalada la plataforma, se han evaluado prácticas y tecnologías como las camas permanentes, la rotación de cultivos y cultivos alternativos, variedades adecuadas, así como la fertilización balanceada.  

De entre las prácticas sustentables implementadas destacan la siembra en camas permanentes y la rotación de cultivos, la cual tiene un efecto positivo en el rendimiento del maíz. La rotación no es una práctica común en la región (incluso el frijol que sí es cultivado se siembra en baja proporción), por lo que ha sido necesario identificar cultivos que puedan ser buenas opciones para los productores y, sobre todo, sensibilizarlos sobre la importancia de esta práctica (que además de beneficiar el cultivo de maíz ayuda a romper los ciclos reproductivos de diversas plagas).

De entre los cultivos identificados que se adaptan a las condiciones locales están la linaza, la chía, la soya y el girasol, los cuales muestran una buena respuesta a las condiciones agroecológicas de la región y tienen buen potencial productivo, aunque la falta de mercado y maquinaria para su cosecha limitan su implementación.

Una opción para lograr la rotación de cultivos es incentivar el cultivo del frijol, el cual además tiene un mercado asegurado con buen precio. Aunque una limitante de este cultivo en la zona es que la cosecha se realiza de forma manual y demanda mucha mano de obra, en tres años de evaluación la rotación de maíz con frijol produjo en promedio 0.7 t/ha más que el monocultivo de maíz. 

En Indaparapeo y sus alrededores, la elección de la variedad es determinada principalmente por la demanda en el mercado. Los estudios hechos en la plataforma de investigación de Indaparapeo muestran que la variedad Pinto Saltillo se adapta bien a las condiciones de la región y su rendimiento es más estable, por lo que es una buena alternativa para temporal. 

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Mínima labranza aumentó el rendimiento del maíz en Oaxaca

En México, se estima que la degradación del suelo podría estar afectando a cerca del 70% del territorio nacional. Entre los factores que la provocan se encuentra el uso persistente de prácticas agrícolas convencionales con base en la labranza excesiva, especialmente cuando se combinan con el retiro o quema de los residuos del cultivo. También se ha estimado que la actividad humana es responsable de la pérdida de 26 mil millones de toneladas de la capa superficial del suelo por año, lo cual es 2.6 veces superior a la tasa natural de degradación del suelo. 

La plataforma de investigación San Juan Cotzocón —donde colaboran la Unión de Productores Agrícolas y Pecuarios de Cotzocón y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se estableció en el año 2014 en la localidad de San Felipe Zihualtepec, municipio de San Juan Cotzocón, Oaxaca. El predio donde se ubica se dedica a la siembra de maíz y también tiene actividad ganadera, de manera que allí se evalúan prácticas de Agricultura de Conservación que permitan reducir la degradación del suelo.

El equipo técnico de esta plataforma tomó datos de cinco años y evaluó los siguientes componentes: tipos de labranza (camas permanentes angostas, cero labranza y labranza convencional), manejo del rastrojo (dejar, retirar y dejar más pastoreo), fertilidad (aplicación de cal en 2014, fertilización regional, fertilización integral). Los sistemas de siembra en camas permanentes angostas con una fertilización integral son los que tuvieron mejores rendimientos de maíz (hasta 7.2 toneladas por hectárea). El menor rendimiento (3.55 toneladas por hectárea) se obtuvo en la siembra directa en plano, con retiro de rastrojo y fertilización regional (figura 1). 

Las camas permanentes son una forma de facilitar la mínima labranza y reducir el riesgo de erosión, ya que ayudan a controlar el agua y el paso de maquinaria. De acuerdo con lo observado en esta plataforma, esta forma de cultivar ofrece una oportunidad de mejora en el rendimiento comparado con siembras en plano. Así, el tratamiento de maíz en relevo con mucuna, camas permanentes y cobertura con rastrojo es el que mejor se ha comportado en los ciclos agrícolas evaluados.

Se ha documentado que la Agricultura de Conservación muestra mejores impactos en climas secos o cuando se presentan periodos de sequía en el desarrollo del cultivo. Sin embargo, los resultados de la plataforma de San Juan Cotzocón demuestran que al adaptar los componentes de la Agricultura de Conservación a las condiciones locales, este sistema de labranza también puede aumentar los rendimientos en sistemas de producción con alta precipitación, como la cuenca de Papaloapan donde está ubicada la plataforma

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Figura 1. Rendimiento del cultivo de maíz en 5 ciclos agrícolas en la plataforma de investigación San Juan Cotzocón, Oaxaca.
Abreviaturas:
M=Maíz, Mu=Mucuna, F=Frijol, LC=Labranza Convencional, CL=Cero Labranza, CP=Camas Permanentes Angostas, DP=Dejar residuo y Pastorear, R=Remover residuos, D=Dejar residuos.
Notas:
* En el tratamiento T8 y T9, durante el ciclo PV-2014, se aplicó cal dolomita con una dosis de 2 t / ha
1 Practica convencional en la región. Aclaratoria: Durante el ciclo PV se siembra el maíz, para la rotación se siembra en OI.

Fuentes

Cameron M. Pittelkow, Xinqiang Liang, Bruce A. Linquist, Kees Jan van Groenigen, Juhwan Lee, Natasja van Gestel, Johan Six, Rodney T. Venterea, Chris van Kessel, Mark E. Lundy. 2014. Productivity limits and potentials of the principles of conservation agricultura. doi: 10.1038/nature13809. 6 pages.

Verhulst, N., Govaerts, B., Verachtert, E., Castellanos-Navarrete, A., Mezzalama, M., Wall, P., Deckers, J., Sayre, K.D., 2010. Conservation agriculture, improving soil quality for sustainable production systems?, in: Lal, R., Stewart, B.A. (Eds.), Advances in Soil Science: Food Security and Soil Quality. CRC Press, Boca Raton, FL, USA, pp. 137–208.

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Abriendo Camino: Gokul Paudel encuentra las mejores prácticas agrícolas para el sur de Asia

Gokul Paudel es un economista agrícola que trabaja para optimizar las prácticas agrícolas en el sur de Asia. Busca comprender, aprender y mejorar la eficiencia de las prácticas de manejo en el campo en una amplia variedad de formas. Aunque se incorporó al Centro Internacional de Mejoramiento del Trigo y el Maíz (CIMMYT) justo después de la universidad, la educación de Paudel en el campo comenzó mucho antes de sus cursos formales.

“Nací en una aldea rural en el distrito de Baglung, en Nepal. Mis padres trabajaban en una pequeña granja, con menos de media hectárea de tierra”, comenta Paudel. “Cuando era niño, recuerdo haber escuchado que aunque Nepal es un país agrícola, todavía tenemos mucha inseguridad alimentaria, desnutrición y niños que sufren retraso en el crecimiento”.

“Yo me preguntaba: ¿Cómo es Nepal un país agrícola y sin embargo, sufrimos de inseguridad alimentaria y problemas relacionados con los alimentos? Esta pregunta es lo que me inspiró a ir a una universidad agrícola”.

Paudel asistió a la Universidad de Tribhuvan en Nepal y, a través de sus cursos, aprendió sobre el mejoramiento genético y cómo Norman Borlaug trajo la primera Revolución Verde al sur de Asia. “Después de completar mis estudios de pregrado y posgrado, me di cuenta de que el CIMMYT es la organización que más contribuye a mejorar la seguridad alimentaria y la productividad de los cultivos en los países en desarrollo, donde los medios de vida de los agricultores siempre dependen de la agricultura”, explica.

Acercándose a la paradoja

Paudel tiene razón sobre la paradoja agrícola y alimentaria de su país de origen. Casi dos tercios de la población de Nepal se dedica a la producción agrícola, pero el país todavía tiene cifras sorprendentemente altas en términos de inseguridad alimentaria y deficiencia nutricional. Además, la difusión generalizada de prácticas agronómicas insostenibles, como el uso de maquinaria de labranza pesada, presenta consecuencias similares en el sur de Asia.

Si la investigación y los datos respaldan la afirmación de que la agricultura de conservación mejora sustancialmente los rendimientos de los cultivos, ¿por qué la adopción de estas prácticas es tan baja? Eso es exactamente lo que Paudel busca entender. “Quiero ayudar a mejorar la seguridad alimentaria del país”, explica. «Por eso me incorporé al sector agrícola».

Paudel se unió al CIMMYT en 2011 para trabajar con el Programa de Socioeconomía (SEP) y la Iniciativa para los Sistemas de Producción de Cereales en el Sur de Asia (CSISA, en inglés), brindando apoyo regional en Bangladesh, India y Nepal.

Su trabajo es diverso. Paudel va más allá de descubrir qué innovaciones tecnológicas aumentan el rendimiento y las ganancias en la producción, porque el éxito en las parcelas de investigación no siempre se traduce en éxito en los campos de los pequeños agricultores. Trabaja en estrecha colaboración con agricultores y responsables políticos, utilizando encuestas y herramientas analíticas de alta tecnología como el aprendizaje automático y la minería de datos para conocer lo que realmente sucede en las parcelas de los agricultores para impactar la productividad.

Gokul Paudel sostiene dos bolsas de trigo en el campo de un agricultor. (Foto: CIMMYT)

Un futuro en crecimiento para la agricultura de conservación

Durante las últimas dos décadas, el desarrollo de tecnologías agrícolas ambientalmente sostenibles y económicamente atractivas a través de la agricultura de conservación se ha convertido en un tema clave de la investigación agronómica en el sur de Asia.

“La agricultura de conservación se basa en tres principios: alteración mínima de la estructura del suelo, cultivo de cobertura y rotación de cultivos, especialmente con leguminosas”, explica Paudel.

Dejar el suelo intacto mediante la agricultura de labranza cero aumenta la infiltración del agua, retiene la humedad del suelo y ayuda a prevenir la erosión de la capa superficial del suelo. Es decir, la agricultura de labranza cero se ha identificado como una de las innovaciones más transformadoras en la agricultura de conservación, que muestra el potencial de mejorar la capacidad de las comunidades agrícolas para mitigar los desafíos del cambio climático y al mismo tiempo mejorar el rendimiento de los cultivos.

No obstante, la tasa de difusión de la labranza cero se ha mantenido baja. En este momento, el equipo de Paudel está analizando una variedad de factores, como la disposición de los agricultores a pagar, la demanda real de nuevas tecnologías, la intensificación bajo restricciones de insumos, preferencias desagregadas por género y la adecuación de la escala de la mecanización, para comprender mejor la baja adopción tarifas y encontrar una manera de cerrar la brecha.

¿Puede la mecanización agrícola aliviar la escasez de mano de obra en el sur de Asia?

En el sur de Asia, comprender los contextos locales es fundamental para optimizar la mecanización agrícola. En los últimos años, muchos hombres han dejado sus trabajos agrícolas en busca de mejores oportunidades en los países del Golfo y este fenómeno reciente de emigración laboral ha dejado a las mujeres para asumir más tareas agrícolas.

“Las mujeres son responsables de cuidar la granja, el hogar y criar a sus hijos”, dice Paudel. “Dado que la emigración rural ha aumentado, se han visto agobiados por la responsabilidad adicional del trabajo agrícola y la escasez de mano de obra. Esto significa que los salarios de los trabajadores agrícolas están aumentando, lo que exacerba el costo de producción».

La introducción de maquinaria agrícola, como segadoras y mini trilladoras, puede aliviar la carga física y financiera de la escasez de mano de obra. “La mecanización agrícola con perspectiva de género no solo ahorraría tiempo y esfuerzos [a las mujeres], sino que también las empoderaría mediante la mejora de sus habilidades y la gestión agrícola”, dice Paudel. Sin embargo, explica, deben tomarse medidas para que las mujeres se sientan realmente cómodas adoptando estas tecnologías, que tradicionalmente se han mantenido en el dominio masculino.

Gokul Paudel registra la biomasa aérea total de maíz y otros atributos de rendimiento del maíz en el campo de un agricultor en Kanchunpur, Nepal. (Foto: Ashok Rai/CIMMYT)

De tecnología agrícola a alta tecnología

En este momento, en medio del confinamiento global debido al COVID-19, las actividades de campo de Paudel están muy restringidas. Sin embargo, está aprovechando la oportunidad de evaluar años de datos sobre las prácticas de producción de cultivos en las granjas en Bangladesh, India y Nepal.

«Estamos analizando este conjunto de datos utilizando enfoques novedosos, como el aprendizaje automático, para comprender qué impulsa la productividad en los campos de los agricultores y qué priorizar, para nuestros esfuerzos y para los agricultores», explica.

Aunque hay muchos aspectos diferentes de su trabajo, desde la recopilación y síntesis de datos hasta el análisis, la parte favorita del trabajo de Paudel es cuando su equipo encuentra la solución correcta y duradera para los problemas relacionados con la producción de los agricultores.

“Tiene un aspecto multidimensional, pero todas estas soluciones afectan directamente el sustento del agricultor. La productividad está directamente relacionada con su seguridad alimentaria, ingresos y medios de vida rurales”.

Un paisaje cambiante

A unos 160 km de donde vive ahora, los padres de Paudel todavía son dueños de la granja en la que creció, aunque ya no trabajan en ella. Están orgullosos de saber que su trabajo tiene un impacto directo en comunidades como la de ellos en todo el país.

“Cada día surgen nuevos problemas debido al cambio climático — problemas de sequía, inundaciones y brotes de enfermedades. Aunque no es una buena noticia, me motiva a continuar con el trabajo que estoy haciendo”, dice Paudel. “Lo más fascinante de trabajar en el CIMMYT es que tenemos un equipo de científicos multidisciplinarios que trabajan juntos con el objetivo común de intensificar de manera sostenible los sistemas agrícolas en el mundo en desarrollo”.

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Resiliencia, gran lección del 2020

Texcoco, Edo. Méx.- La pandemia por COVID-19 no estaba en el calendario agrícola, pero su irrupción hizo que la agricultura, en medio de un panorama de incertidumbre, fuera reconocida como esencial para la transformación y la recuperación en múltiples aspectos de la vida económica y social, incluyendo su relación con la salud humana. 

Aunque el desenlace y el saldo de la pandemia aún no están escritos porque la humanidad sigue inmersa en ella, algo es claro: 2021 será un año clave para definir el rumbo de las sociedades, particularmente en lo que respecta a la seguridad alimentaria pues, con el número de personas que padecen hambre incrementándose debido a los efectos de la pandemia, el surgimiento de crisis humanitarias y conflictos es un riesgo latente.

En medio del caos que se ha experimentado en este año que está por concluir, la resiliencia es la gran lección para todos. La resiliencia, es decir la capacidad para afrontar y superar las adversidades, no es precisamente algo inherente al ser humano, a las sociedades o a sus sistemas, pero sí es algo que se puede desarrollar. 

Dotar de resiliencia a la agricultura y a los agricultores significa transformar los modos de producir y consumir alimentos. Afortunadamente, la semilla de este cambio existe, solo falta diseminarla: con cada productor que adopta prácticas sustentables, con cada técnico brindando acompañamiento, con cada empresa apostando por la producción sostenible, con cada suelo cubierto por rastrojo, etcétera, esta semilla de resiliencia y de paz se dispersa. 

Desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) queremos agradecer a todas personas que colaboran en los distintos proyectos que impulsamos por su valiosa contribución para que durante esta pandemia la sociedad mexicana (y de otros países en donde se extiende la red de innovación) siga disponiendo de alimentos sanos y nutritivos. 

A todos los productores que siguieron innovando en el campo; a todos los técnicos que de diversas formas (incluyendo servicios de mensajería digital y redes sociales) siguieron brindando acompañamiento técnico; a los investigadores y equipos técnicos de los hubs que continuaron capacitando (en línea); a las organizaciones de todos los sectores que siguieron impulsando con nosotros la Agricultura Sustentable, ¡muchas gracias!

También, desde este medio de difusión, manifestamos nuestra gratitud a todos nuestros lectores y les deseamos felices fiestas. Esperamos que 2021 sea un gran año para todos y que este 2020 que despediremos nos permita crecer como individuos y como sociedad. 

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Adaptan maquinaria convencional para realizar Agricultura Sustentable

San Juan del Río, Qro.- En la región de riego de Querétaro la preparación de los suelos para la siembra consiste principalmente en retirar los residuos de cosecha y realizar un barbecho y dos rastreos. Esta labranza convencional ha provocado la disminución de la materia orgánica y han erosionado el suelo, incrementado la dependencia de fertilizantes químicos (principalmente de Nitrógeno). 

La Agricultura de Conservación (sistema basado en la cobertura del suelo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos) es una opción viable y sustentable para la atención de esta problemática; sin embargo, se requieren equipos especializados para su implementación que no siempre están disponibles para los productores. 

Investigaciones derivadas de la plataforma de investigación San Juan del Río II —donde colaboran el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— señalan que en el contexto de la región de riego de Querétaro puede incrementarse la adopción de la Agricultura de Conservación si los productores utilizan las sembradoras convencionales con adaptaciones sencillas para aplicar los principios del sistema.

Para demostrar lo anterior, en la plataforma se han evaluado (durante siete años) prácticas con diferentes intensidades de labranza. Los resultados mostraron que la labranza vertical con sembradora de cero labranza permite obtener mayor rendimiento que el resto de los tratamientos. Por otro lado, en labranza cero se obtuvieron los mejores rendimientos cuando se utilizó la sembradora específica para labranza cero. 

Es importante mencionar que, cuando no se dispone del equipo especializado, se pueden utilizar equipos adaptados para siembra en cero labranza sin afectar el rendimiento. En este sentido, la labranza en líneas es una práctica que podría adaptarse como una opción para usar sembradoras convencionales y reducir la labranza del suelo, esto implica realizar un cinceleo antes de la siembra, solo en la línea de siembra.    

Con respecto a las diferentes dosis de fertilización nitrogenada evaluadas en la plataforma entre 2015 y 2017, se observó que en los diferentes sistemas de labranza el nivel de otros fertilizantes se mantuvo constante. Esto quiere decir que el nitrógeno no es el nutriente más limitante en las condiciones de la plataforma, por lo que una fertilización balanceada, con base en una meta de rendimiento y análisis de suelo, permite aprovechar los recursos y maximizar el rendimiento.

Los productores y técnicos de la zona que estén interesados en conocer con mayor detalle estos temas pueden contactar al equipo técnico de la plataforma, la cual está ubicada en el Módulo Demostrativo y de Transferencia Tecnológica Regina, en La Llave, San Juan del Río, Querétaro. 

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Sin los productores no hay sustentabilidad

México.-  Siendo la base de la alimentación del país —al año, un mexicano consume en promedio 196.4 kg de maíz blanco—, el maíz abarca alrededor del 85% del volumen total producido en el país. Aun así, el maíz producido en México no alcanza a cubrir las necesidades del consumo interno.

La degradación de los suelos, el cambio climático y las prácticas agrícolas poco sustentables (como el monocultivo o el uso excesivo e inadecuado de productos químicos potencialmente nocivos) son algunos de los factores que contribuyen a que muchos agricultores mexicanos no logren una producción adecuada, teniendo dificultades, muchas veces, para cubrir las necesidades de autoconsumo.

Ante este panorama, el maestro Mauro Antonio Martínez Pérez —subdirector de Producción e Innovación en la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México— y el doctor Simon Fonteyne —coordinador nacional de plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— platicaron con estudiantes, técnicos y público en general sobre las diversas alternativas que hay para una producción sustentable de maíz. Esto, en el marco de la cuarta sesión de Platiquemos de Maíz.

Lograr la sustentabilidad —es decir, lograr que los sistemas agroalimentarios sean capaces de preservar los recursos naturales de forma sostenible en el tiempo y en concordancia con el contexto sociocultural— es crucial en un contexto donde la población humana sigue creciendo y concentrándose primordialmente en ciudades, mientras que las tierras aptas para la agricultura disminuyen por múltiples factores. 

En este sentido, el maestro Mauro Antonio Martínez enfatizó en la necesidad de desarrollar estrategias donde los saberes tradicionales de las comunidades no sean vulnerados, sino incluidos en la respuesta a las diversas problemáticas que se presentan en el ámbito agrícola. La milpa y el sistema chinampero de la cuenca lacustre de la Ciudad de México son ejemplo de sistemas sustentables que pueden desarrollarse con autonomía y autogestión, mencionó el especialista. 

Por su parte, el doctor Simon Fonteyne expuso el modelo de innovación del CIMMYT, basado en hubs o nodos de innovación donde los resultados de la investigación científica son compartidos con los productores mediante capacitaciones para que ellos mismos tomen las mejores decisiones para sus sistemas de producción y apliquen las prácticas y tecnologías más convenientes y adecuadas.



Ambos especialistas coincidieron en que no hay una vía única para lograr que un sistema agrícola sea sustentable, pues, enfatizaron, eso dependerá de las necesidades de los propios productores quienes deben ser los protagonistas de todo proyecto, programa o política encaminado al campo. 

La jornada de conversatorios Platiquemos de Maíz es un esfuerzo conjunto de la Fundación Tortilla y el CIMMYT para acercar el conocimiento científico con la sociedad. Las sesiones se transmiten todos los martes (hasta el 1 de diciembre) a las 6 pm a través de la página de Facebook de Fundación Tortilla y el canal de YouTube de ACCIMMYT.

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Investigación a la medida

Epitacio Huerta, Mich.- En el oriente del estado de Michoacán el sistema de producción se basa en el riego de punteo (o de nascencia, que es un riego de apoyo ligero para ayudar a germinar el cultivo) donde el agua proviene de presas y bordos. Sin embargo, los efectos del cambio climático han afectado a la región en los últimos años debido a que  algunas veces las lluvias se retrasan o son breves e intensas y con una distribución irregular. 

Además de la disponibilidad de agua, otras limitantes para la agricultura en la región son la acidez del suelo,  las malezas y la prevalencia del monocultivo de maíz. Por esta razón, la plataforma de investigación Epitacio Huerta —en donde colaboran el despacho de gestión agropecuaria SPIIGA y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en el marco de MasAgro, programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— se evalúa el efecto económico y productivo tanto de la labranza convencional que predomina en la región (que consiste en barbechar, rastrear y retirar todo el rastrojo para forraje), como de la Agricultura de Conservación (cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo y la rotación de cultivos).  

Los tratamientos de Agricultura de Conservación donde se estableció el sistema de siembra en camas permanentes (surcos elevados que forman largas hileras y que permiten hacer un manejo más eficiente del agua) han reportado los mayores rendimientos cada año desde 2014 que se estableció la plataforma. Además, debido a la reducción de la labranza, esta modalidad ha permitido tener ahorros de hasta $796 por hectárea.

Ya que la mayoría de los productores de la región realiza la práctica conocida como “año y vez” (o rotación bienal, donde las tierras no se cultivan durante un ciclo agrícola) debido a que han observado que el cultivo de maíz produce más después de esa práctica, en la plataforma de investigación se hace rotación de cultivos como una alternativa que permite lograr ese mismo efecto y, además, otros beneficios tanto para el suelo, la seguridad alimentaria y la economía de las familias productoras. 

La rotación de cultivos que se ha implementado en la plataforma incluye frijol y algunas especies como triticale, trigo y avena. Esto, debido a que en la región hay una alta demanda de forrajes. Entre los resultados de diversos análisis realizados en la plataforma destaca que el monocultivo de maíz ha obtenido menor rendimiento que los tratamientos donde se realiza rotación con avena o frijol —los análisis de dos ciclos indican que, en promedio, el aumento en rendimiento de maíz fue de 1.7 toneladas en la rotación con frijol y 2.3 toneladas en la rotación con avena—.

Otra opción de alternancia de cultivos que la plataforma ha validado y compartido con los productores locales es el aprovechamiento de la humedad residual después de la madurez fisiológica de maíz para establecer un cultivo de relevo. En la plataforma se ha implementado el cultivo de ebo. 120 días después de la siembra de este cultivo se ha obtenido hasta cuatro toneladas por hectárea de forraje, así como una importante reducción en el desarrollo de las malezas.  

Las anteriores, son algunos ejemplos de prácticas sustentables que se validan y promueven en la plataforma Epitacio Huerta. Los productores interesados en estas prácticas pueden acercarse el equipo técnico responsable de la plataforma que está ubicada en el Ejido El Salitrillo, municipio Epitacio Huerta, Michoacán. 

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Efecto multiplicador

Hace ocho años Alberto López Milian se acercó a la Agricultura Sustentable por inquietud personal. Hoy, es el director de Desarrollo Rural del municipio de Huiramba, Michoacán, desde donde ha impulsado acciones con otros 10 municipios del distrito Pátzcuaro-Zirahuén para fomentar innovaciones agrícolas sustentables, particularmente en la producción de granos básicos en temporal.

Ya que para él es importante sensibilizar a más productores y técnicos sobre la importancia de producir alimentos más sanos cuidando el medioambiente, él mismo comparte sus experiencias en cada oportunidad: en el año 2011, comenta, técnicos certificados en Agricultura Sustentable por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) lo asesoraron para aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo, hacer mínima labranza y diversificar cultivos (componentes básicos de la Agricultura de Conservación). Por los buenos resultados que obtuvo, en 2014 decidió establecer un módulo (parcela demostrativa) para difundir las prácticas innovadoras que ha aprendido.

Alberto considera que es fundamental producir el propio alimento para evitar comprarlo a precios elevados o con tratamientos tóxicos. Por esta razón, además de la Agricultura de Conservación que le ha ayudado a reducir la incidencia de plagas, Alberto también ha implementado alternativas agroecológicas como las trampas con feromonas sexuales, los extractos vegetales y el control biológico —ha liberado parasitoides como avispillas del género Trichogramma y ha aplicado hongos entomopatógenos como Metarhizium spp.—. Estas medidas han sido muy útiles pues en la zona hay presencia de plagas como la gallina ciega, el gusano cogollero, el gusano de alambre, la mosca blanca y la chicharrita.

En lo que respecta a las malezas, la rotación de cultivos ha sido fundamental para disminuir ese problema, incluso en el caso de la grama (Cynodon dactylon), una de las malezas más problemáticas en la zona debido a que hay condiciones favorables para su desarrollo y pocas alternativas probadas para su control. Por esta razón, la rotación de cultivos es una de las principales prácticas que Alberto promueve en el módulo que estableció junto con el equipo técnico de Red_InnovAC y el CIMMYT.

Es necesario mencionar que, con el tiempo, la Agricultura de Conservación ha permitido que el suelo de las parcelas de Alberto mejore su estructura y sus propiedades químicas, físicas y biológicas. Ha aumentado la materia orgánica, ha disminuido la erosión, ha mejorado la fertilidad e incluso ha aumentado la diversidad de especies del suelo y las poblaciones de insectos benéficos.

Antes de iniciar con el sistema de Agricultura de Conservación —recuerda Alberto—, su rendimiento promedio era de tres toneladas por hectárea (con prácticas convencionales) y ahora ha logrado subir a un promedio de seis toneladas por hectárea (en la parcela donde ha implementado las innovaciones sustentables). Incluso ha registrado una mayor rentabilidad en su producción (ha reducido sus costos de producción y su utilidad prácticamente se ha duplicado).

En el módulo que se estableció con el productor se han desarrollado diversos eventos demostrativos. Año con año recibe técnicos, productores, representantes de empresas y funcionarios (tanto locales como de otras zonas de Michoacán, e incluso de Guanajuato y Querétaro) interesados en conocer las prácticas sustentables que ha implementado. 

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Explicativos

¿Qué es la intensificación sustentable?

Para el año 2050, la población mundial podría aumentar a 9.7 mil millones, se espera que la demanda de alimentos aumente en un 50% y la demanda mundial de granos como el maíz, el arroz y el trigo aumenten en un 70%. ¿Cómo podemos satisfacer las demandas alimentarias y nutricionales de una población en aumento, sin consecuencias ambientales y sociales negativas?

La intensificación sustentable es un enfoque que utiliza innovaciones para aumentar la productividad en las tierras agrícolas existentes con impactos ambientales y sociales positivos. Ambas palabras, «sustentable» e «intensificación», tienen el mismo peso.

El CIMMYT lleva a cabo investigaciones sobre intensificación sustentable para identificar formas en que los agricultores pueden aumentar la producción de cultivos por unidad de tierra, conservar o mejorar importantes servicios de los ecosistemas y mejorar la resiliencia a los impactos y estreses, especialmente los debidos al cambio climático y la variabilidad climática.

Por ejemplo, la investigación del CIMMYT sobre la intensificación sustentable en India ha ayudado a formular políticas que aumentan los ingresos de los agricultores y reducen la contaminación y la degradación de la tierra.

¿Cuál es el alcance de la intensificación sustentable?

La intensificación sustentable toma en consideración el impacto en la productividad agrícola general, la rentabilidad, la estabilidad, los riesgos de producción y mercado, la resiliencia, los intereses y la capacidad de los agricultores individuales para adoptar innovaciones. No se limita a las preocupaciones ambientales, sino que también incluye criterios sociales y económicos como la mejora de los medios de vida, la equidad y el capital social.

Se necesitan ciertos métodos y principios para lograr los objetivos de intensificación sustentable. En colaboración con agricultores y otros actores de cambio, el CIMMYT lleva a cabo proyectos de investigación para el desarrollo para probar y escalar una variedad de tecnologías y enfoques que contribuyen a estos resultados. La investigación se centra en la eficiencia del uso combinado de recursos de los insumos de producción de cultivos: tierra, nutrientes de las plantas, mano de obra y agua.

Un ejemplo es la agricultura de conservación, la combinación de diversificación de cultivos, movimiento mínimo del suelo y cobertura permanente del suelo. Un análisis científico internacional ha encontrado que la agricultura de conservación puede —en muchos lugares con diferentes características— desempeñar un papel crucial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

El modelado de cultivos y sistemas, los sistemas de información geográfica, la teledetección, la mecanización apropiada a la escala y el modelado socioeconómico son algunos de los enfoques que contribuyen al diseño y evaluación de alternativas de intensificación sustentable en los sistemas agrícolas actuales.

Figure: Multi-criteria sustainability assessment of alternative (sustainable intensification) and reference systems in the Western Highlands of Guatemala.
Figura: Evaluación de sustentabilidad de criterios múltiples de sistemas alternativos (intensificación sustentable) y de referencia en el Altiplano Occidental de Guatemala.

¿Qué otros ejemplos hay?

Varias intervenciones del CIMMYT tienen como objetivo salvaguardar la biodiversidad y proteger —y en otros casos aumentar— los servicios de los ecosistemas que son vitales para los medios de vida de los pequeños agricultores y la salud de todos. Otros han estudiado el impacto de los paisajes en la diversidad alimentaria y la nutrición. Sin embargo, otros han desarrollado máquinas apropiadas a pequeña escala, lo que permite a los agricultores ahorrar tiempo, costos y mano de obra asociados con la agricultura para aumentar los rendimientos, detener la expansión de la frontera agrícola e invertir en nuevas oportunidades.

¿En qué se diferencia la intensificación sustentable de la intensificación ecológica, la intensificación agroecológica o la agricultura climáticamente inteligente?

La intensificación sustentable, la intensificación ecológica y la intensificación agroecológica persiguen el mismo objetivo general de alimentar a una población en aumento sin consecuencias ambientales y sociales negativas, pero hacen hincapié en diferentes aspectos.

La intensificación ecológica se centra en los procesos ecológicos en el agroecosistema y enfatiza un enfoque de sistemas, además de considerar fuertemente las perspectivas sociales y culturales.

La agricultura climáticamente inteligente y la intensificación sustentable son complementarias, pero la agricultura climáticamente inteligente se centra en el estrés climático, la adaptación y la mitigación.

La intensificación sustentable se puede lograr con una variedad de métodos, incluidos estos conceptos. Es una estrategia entre muchas para la transformación del sistema alimentario mundial.

¿Cuál es la historia de la investigación del CIMMYT sobre intensificación sustentable?

En la década de 1960, la Revolución Verde trajo cultivos de alto rendimiento a algunas regiones de América Latina y el sur de Asia, salvando a millones de personas del hambre. Sin embargo, la Revolución Verde tuvo consecuencias ambientales y sociales no deseadas. Los críticos de la Revolución Verde argumentaron que estas técnicas de cultivo eran altamente dependientes de insumos externos, combustibles fósiles y agroquímicos, causando daños ambientales por el uso excesivo de fertilizantes y agua y contribuyendo a la degradación del suelo.

En la década de 1980, los científicos del CIMMYT comenzaron a poner mayor énfasis en los aspectos ambientales y sociales —como la conservación del suelo y el agua y asegurar la inclusión social de los grupos marginados— reconociendo su importancia para sostener la intensificación de los cultivos en el sur de Asia. Se entendió que la sustentabilidad incluye mejorar los medios de vida de la población rural que depende de estos recursos naturales, además de una mejor gestión de los recursos. El CIMMYT comenzó a llevar estas consideraciones a la base de su trabajo.

Farmers harvest maize cobs.
Las agricultoras Maliamu Joni y Ruth Andrea cosechan mazorcas de maíz tolerante a la sequía en Mbeya, Tanzania. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

¿Estas prácticas son exitosas?

La intensificación sustentable puede impulsar los rendimientos, aumentar las ganancias de los agricultores y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero se puede lograr aumentando la eficiencia del uso de nitrógeno, lo que también reduce la contaminación de las aguas subterráneas.

La investigación del proyecto SIMLESA del CIMMYT ha demostrado que las prácticas de intensificación sustentable basadas en la agricultura de conservación condujeron a un aumento del 60% al 90% en la infiltración de agua y un aumento del 10% al 50% en los rendimientos del maíz en Malawi. En Etiopía, los ingresos de los cultivos se duplicaron con la diversificación de cultivos, la reducción de la labranza y las variedades mejoradas, en comparación con el uso de solo una de estas prácticas.

Según una investigación de la Universidad de Stanford, la intensificación agrícola ha evitado emisiones de hasta 161 gigatoneladas de carbono entre 1961 y 2005. La investigación del CIMMYT muestra que India podría reducir casi el 18% de las emisiones agrícolas de gases de efecto invernadero mediante prácticas de intensificación sustentable que reduzcan el consumo de fertilizantes y mejoren el manejo del agua y la eliminación de las quemas. El trigo de labranza cero puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la agricultura en más del 75% en India y es un 10-20% más rentable en promedio que quemar paja de arroz y sembrar trigo con labranza convencional.

Un estudio del CIMMYT en Science muestra que miles de agricultores de trigo en el norte de India podrían aumentar sus ganancias si dejan de quemar sus residuos de paja de arroz y adoptan prácticas de labranza cero, que también podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la agricultura hasta en un 78% y generar menor contaminación del aire. Esta investigación y la labor conexa de promoción de labranza con la Happy Seeder condujo a una política del gobierno de India en 2018 para impedir que los agricultores quemaran residuos, que incluía un subsidio de 166 millones de dólares para promover la mecanización de manejo de residuos de los cultivos.

El CIMMYT continúa trabajando con actores a lo largo de la cadena de valor, desde los agricultores hasta las organizaciones y empresas nacionales de investigación agrícola, para promover y escalar la adopción de prácticas que conduzcan a la intensificación sustentable.

Foto de portada: Campos irrigados bajo agricultura de conservación en la estación experimental CENEB del CIMMYT cerca de Ciudad Obregón, Sonora, México. (Foto: CIMMYT)

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Abriendo Camino: Isaiah Nyagumbo avanza en tecnologías climáticamente inteligentes para mejorar los sistemas agrícolas de los pequeños agricultores

La mayoría de los pequeños agricultores del África subsahariana dependen de la agricultura de secano para alimentar a sus familias. Sin embargo, se enfrentan cada vez más a desafíos inducidos por el clima que obstaculizan la producción y el rendimiento de los cultivos.

En los últimos años, la evidencia de patrones variables de lluvia, temperaturas más altas, calidad del suelo agotada e infestaciones de plagas destructivas como el gusano cogollero causan desequilibrios en el ecosistema más amplio y presentan un panorama sombrío para los agricultores.

Abordar estos diversos desafíos requiere un conjunto de habilidades únicas que se encuentran en el rol del agrónomo de sistemas.

Isaiah Nyagumbo se unió al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en 2010 como Agrónomo de Sistemas de Cultivo. Trabajando en el programa de Intensificación Sustentable, Nyagumbo se ha dedicado a desarrollar tecnologías de agricultura de conservación para sistemas agrícolas a pequeña escala.

“Una característica única de los agrónomos de sistemas”, explica Nyagumbo, “es la necesidad de comprender y abordar de manera integral los diversos desafíos que enfrentan los hogares agrícolas y su entorno agroecológico y socioeconómico. Necesitan tener una comprensión decente de las facetas que hacen que el desarrollo tecnológico se produzca sobre el terreno”.

“Esta comprensión, combinada con habilidades técnicas y agronómicas, permite a los agrónomos de sistemas innovar en torno al aumento de la productividad, la rentabilidad y las prácticas agrícolas eficientes, y fortalecer la capacidad de los agricultores para adaptarse a los desafíos cambiantes, en particular los relacionados con el cambio climático y la variabilidad”, menciona Nyagumbo.

Isaiah Nyagumbo stands next to a field of maize and pigeon pea. Currently, Nyagumbo’s research seeks to better understand the resilience benefits of cereal-legume cropping systems and how different planting configurations can help to improve system productivity. (Photo: CIMMYT)
Isaiah Nyagumbo junto a un campo de maíz y guandú. Actualmente, la investigación de Nyagumbo busca comprender mejor los beneficios de resiliencia de los sistemas de cultivo de cereales y leguminosas y cómo las diferentes configuraciones de siembra pueden ayudar a mejorar la productividad del sistema. (Foto: CIMMYT)

Adquiriendo conocimientos especializados

Criado por padres que se desempeñaban como maestros y agricultores comerciales a pequeña escala, Nyagumbo estuvo expuesto a la realidad de producir cultivos para obtener alimentos e ingresos mientras ayudaba con las actividades agrícolas en su casa rural en Dowa, Rusape, noreste de Zimbabue. Esta experiencia dio forma a su decisión de estudiar una licenciatura en agricultura con especialización en ciencias del suelo en la Universidad de Zimbabue y una maestría en ingeniería de suelos y aguas en Silsoe College, Cranfield University, en el Reino Unido.

Entre 1989 y 1994, Nyagumbo trabajó con empresas del sector público y privado en Zimbabue investigando cómo desarrollar sistemas de labranza de conservación en el sector de la agricultura a pequeña escala, que en ese momento se enfocaba en reducir la degradación de la tierra inducida por la erosión del suelo.

A través del desarrollo y aprendizaje participativo de la tecnología, Nyagumbo desarrolló una pasión por interactuar estrechamente con los pequeños agricultores de las zonas comunales de Zimbabue, ya que se dio cuenta de que los enfoques de transferencia de tecnología tenían limitaciones al ampliar la escala de las tecnologías. Procedió a estudiar para su doctorado en 1995, enfocándose en la conservación del agua y la recarga acuífera subterránea bajo diferentes tecnologías de labranza.

Al finalizar su doctorado, Nyagumbo comenzó a dar clases en la Universidad de Zimbabue en 2001, en el Departamento de Ciencias del Suelo e Ingeniería Agrícola, una ruta que abrió oportunidades de colaboración con socios internacionales clave, incluido el CIMMYT.

“Así es como comencé mi trabajo con el CIMMYT, como colaborador e implementando conjuntamente ensayos en el campo sobre agricultura de conservación y ampliando el alcance hacia tecnologías agrícolas climáticamente inteligentes”, recuerda Nyagumbo.

Cuando surgió la oportunidad de incorporarse al CIMMYT en 2010, Nyagumbo se dio cuenta de que “era la organización adecuada para mí, impulsando la agenda de sostenibilidad y enfocándose en mejorar la productividad de los pequeños agricultores”.

Resultados climáticamente inteligentes

Cropping systems agronomist Isaiah Nyagumbo inspects a maize ear at the Chimbadzwa plot in Ward 4, Murewa, Zimbabwe. (Photo: CIMMYT)
El agrónomo de sistemas de cultivo Isaiah Nyagumbo inspecciona una mazorca de maíz en la parcela de Chimbadzwa en el distrito 4, Murewa, Zimbabue. (Foto: CIMMYT)

Los proyectos como SIMLESA muestran los resultados de prácticas de intensificación y tecnologías climáticamente inteligentes destinadas a mejorar los sistemas agrícolas de los pequeños agricultores en el este y sur de África.

Un estudio mostró que cuando se aplican principios de agricultura de conservación como labranza mínima, rotación, acolchado y cultivos intercalados, se pueden lograr aumentos de rendimiento que oscilan entre el 30 y el 50%”, comenta Nyagumbo.

Otra publicación reciente demostró que la superioridad del rendimiento del maíz de los sistemas de agricultura de conservación era mayor en condiciones de poca lluvia, mientras que las condiciones de mucha lluvia deprimían estas ventajas de rendimiento.

Además, los estudios que abarcan el este y el sur de África también mostraron cómo las características de drenaje de los suelos afectan el desempeño de las tecnologías de agricultura de conservación. “Si tenemos suelos que están mal drenados, la diferencia de rendimiento entre las prácticas agrícolas convencionales y la agricultura de conservación tiende a disminuir, pero si los suelos están bien drenados, se observan márgenes más altos del rendimiento de agricultura de conservación”.

Actualmente, los esfuerzos de investigación de Nyagumbo en varios países del este y sur de África buscan comprender mejor los beneficios de resiliencia de los sistemas de cultivo de cereales y leguminosas y cómo las diferentes configuraciones de siembra pueden ayudar a mejorar la productividad del sistema.

«En este momento, estoy centrado en comprender mejor la ‘inteligencia climática’ de las tecnologías de intensificación sustentable».

En Malawi, Nyagumbo es parte de un equipo que evalúa la utilidad de diferentes prácticas agronómicas y métodos autóctonos para controlar el gusano cogollero en sistemas basados ​​en maíz. El gusano cogollero ha sido una plaga problemática, especialmente para el maíz en las últimas cuatro o cinco temporadas en África, y es importante para los agricultores de la región encontrar soluciones rentables.

Se prevé que los esfuerzos futuros se centren más en la integración de cultivos y ganado e investigarán cómo las variedades de maíz densas en nutrientes recientemente desarrolladas pueden contribuir a mejorar la alimentación del ganado en las regiones áridas y semiáridas de Zimbabue.

Compartiendo resultados

Otra aspiración importante para Nyagumbo es la generación de publicaciones para compartir los resultados emergentes y las experiencias obtenidas de su investigación con socios y el público en general. Trabajando en colaboración, Nyagumbo ha publicado más de 30 artículos basados ​​en un extenso trabajo de investigación.

“A través de la política de intercambio de datos promovida por el CIMMYT, tenemos tantos datos generados en los cinco países del proyecto SIMLESA que ahora están disponibles para el público en general”, dice Nyagumbo.

Si bien las experiencias con el COVID-19 han cambiado las condiciones de trabajo y han restringido los viajes, Nyagumbo cree que «mediante el uso de plataformas virtuales y las TIC todavía podemos lograr mucho y mantenernos en contacto con nuestros socios y agricultores de la región».

En general, está interesado en el impacto. «La mayor recompensa para mí es ver a los agricultores felices y transformados, y saber que mi papel está marcando una diferencia en los medios de vida de los agricultores».

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