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Piensa esto antes de empacar tu rastrojo

Pénjamo, Gto.- “Me dedico a la agricultura desde 1986. Iniciamos produciendo brócoli, trigo, cebada y luego nos inclinamos por el sorgo y el maíz. En estos últimos 10 años le hemos dado preferencia al cultivo del maíz y en los noventa iniciamos con el sistema de cero labranza. Es un gran reto tener una semilla y hacerla crecer hasta que llegue al término de cosecha. Este es el sustento de nuestra familia y por eso para nosotros es muy importante que haya empresas interesadas en lo que estamos haciendo”, comenta el productor Fernando Reyes Magdaleno —de Pénjamo, Guanajuato— sobre el proyecto Plan Maíz. 

Plan Maíz es una iniciativa de Nestlé y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). El proyecto promueve prácticas agrícolas sustentables como la mínima labranza y la cobertura del suelo con rastrojos. Las ventajas de estas prácticas “son ahorro de combustible, rapidez de siembra y yo he notado que, en comparación con otros terrenos donde no se ejecuta esta labranza, la temperatura en el suelo es más baja, por lo que hay menos pérdida de humedad y esto gracias al simple hecho de tener el rastrojo expuesto en la superficie del terreno”, menciona el productor. 

Fernando Reyes es entusiasta y siempre está buscando nuevos aprendizajes: “con base a estudios también hemos logrado conocer que el residuo vegetal tiene la capacidad de retener el agua hasta 20 veces su peso. Entonces cuando los temporales se retrasan, el simple hecho de tener ese acolchado de rastrojo sobre la superficie permite que no se tenga que hacer un riego tan frecuente. En comparación con personas que no hacen este tipo de labranza yo he visto una diferencia de hasta 15 días de que yo no riego cuando ellos ya tienen que estar regando”, comenta. 

“Es muy importante que antes de regalar el residuo vegetal a las empacadoras los productores se pongan a hacer un análisis de qué es lo que están regalando, porque el rastrojo le sirve a su tierra como fertilizante, como una alcancía que en dos o tres años va a generar más vida dentro del suelo, nos va a generar un sistema con mayor materia orgánica. Entonces sí invito a todos los productores a cambiar a cero labranza. Van a ahorrar agua, van a enriquecer sus suelos con materia orgánica y las plantas se desarrollan mejor”. 

Tanto la mínima labranza como la cobertura del suelo con rastrojos son componentes básicos de la Agricultura de Conservación, un sistema que ofrece amplias ventajas con respecto a la labranza convencional: “En la forma convencional teníamos que barbechar, rastrar, nivelar y luego sembrar. Con cero labranza desmenuzamos el residuo vegetal, “alegramos las rayas” —formar surcos— y sembramos, ya no tenemos que barbechar, rastrar ni nivelar. Eso reduce los gastos, tenemos un ahorro de un 25 a un 30%, sobre todo en diésel, no se diga el tiempo que vamos a ahorrarnos al eliminar todos esos pasos que mencioné”, comenta Fernando.

Con respecto a la comercialización, Fernando comenta que “nos da gusto saber que los materiales que sembramos de forma sustentable, tanto maíces blancos como amarillos, pueden cumplir con los requisitos de calidad y contenido nutricional, libres de aflatoxinas. A mí me da gusto saber que Nestlé está interesada en comprar nuestra cosecha. Nosotros debemos cumplir requisitos de humedad y estado físico del grano. Por eso es importante que haya una infraestructura adecuada para que nos puedan recibir nuestra producción”.

Sobre la integración de actores clave en la cadena de valor, el productor comenta que es notable la participación de organizaciones como la financiera Sakxim “que está muy presente aquí y son los que nos han acercado con el grupo Nestlé: han llevado muestras de algunos maíces que aquí he tenido para hacerles análisis bromatológicos y ver si tienen o no residuos de insecticidas. Es bueno que la cadena de valor esté dada de esta manera”. 

Finalmente, convencido de que la ciencia y las prácticas agrícolas sustentables e innovadoras hacen más rentable el campo, el productor Fernando Reyes les dice a los jóvenes que vuelvan sus ojos al campo y que “contemplen las nuevas tecnologías, como el uso de drones, la siembra satelital, nosotros de hecho ya hemos hecho algunos avances con el CIMMYT con el trigo. Estas tecnologías posiblemente se vean inviables ahora, pero en el futuro serán como los celulares. No dejemos solo al campo, no se rindan fácilmente porque el campo siempre tiene una puerta abierta y es la base de la sociedad”.

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Innovaciones que convencen

Guaymas, Son.- Los altos costos de producción que se presentan en cada ciclo agrícola han hecho que muchos productores busquen alternativas para que su actividad siga siendo rentable. Varios de ellos han encontrado en la Agricultura de Conservación —sistema sustentable que entre sus componentes básicos están la mínima labranza y la cobertura del suelo con rastrojos— una forma de reducir costos de producción, hecho que se traduce en una mayor rentabilidad. 

Martín Berdichevsky K., de la Agrícola San Gonzalo, es uno de los productores que ha optado por la Agricultura de Conservación. Él observó directamente los beneficios del sistema después de visitar al productor Germán Campoy Ibarra, quien lleva 10 años practicando la Agricultura de Conservación —con riego por aspersión y complementando con lombricultura—, período durante el cual el porcentaje de materia orgánica en su suelo ha aumentado significativamente, lo que se ha traducido en buenos rendimientos del trigo y mayor rentabilidad que el sistema de producción convencional.

Martín cuenta además con el acompañamiento técnico de especialistas del despacho AGRINOVA y del Hub Pacífico Norte del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Junto con ellos, Martín planificó establecer trigo con Agricultura de Conservación en el ciclo otoño-invierno 2020-2021. Esto, como consecuencia de las primeras reuniones de los técnicos con los productores de la zona agrícola El Sahuaral —ubicada en el municipio de Guaymas, Sonora, a 150 kilómetros al noroeste del Valle del Yaqui y donde se cultiva trigo, cártamo y maíz bajo riego por aspersión y gravedad en área menor— para mostrar los fundamentos de la Agricultura de Conservación y sus beneficios.

Así, los productores de El Sahuaral decidieron sembrar trigo sobre rastrojos de trigo, bajo el esquema de Agricultura de Conservación en una superficie de 17 hectáreas —empleando maquinaria especializada de Sembradora Dobladenses—, obteniendo en la cosecha un rendimiento promedio de 7.7 toneladas de trigo por hectárea. Si bien los rendimientos en trigo son semejantes a los de agricultura convencional, la Agricultura de Conservación les permitió reducir costos de producción —por el menor número de pasos de maquinaria y, en consecuencia, menor consumo de combustible—, lo que se traduce en una mayor rentabilidad para los productores de la región quienes, además, están contribuyendo a bajar la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Para el siguiente ciclo agrícola venidero, Martín decidió cultivar trigo con Agricultura de Conservación en una mayor superficie. Esto, después de ver los ahorros en costos de producción. Además, planea introducir cultivos de cobertura como mezcla de cultivos para forraje, ajonjolí y sesbania en verano. Junto con los técnicos que lo asesoran, también considera implementar Manejo Agroecológico de Plagas e introducir organismos para combatir hongos fitopatógenos. Así espera mejorar las condiciones del suelo y reducir su deterioro por el uso desmedido de productos químicos.

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Un granito de arena para que no nos falte maíz 

Guanajuato.- “Desde que yo era un niño acompañaba a mi padre al campo y él todo el tiempo estuvo produciendo maíz. El maíz es un cultivo muy importante porque es el alimento de todos mexicanos, así que de alguna manera estamos contribuyendo con un granito de arena para que no nos falte este alimento que es básico”, comenta Martín Mendoza, productor guanajuatense que participa en el Plan Maíz, un proyecto impulsado por Nestlé con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

A pesar de su relevancia para México —donde se siembran más de siete millones de hectáreas de maíz y se producen más de 27 millones de toneladas anuales—, la productividad promedio del país sigue siendo baja en comparación con los principales productores —Estados Unidos y China que producen alrededor de 384 y 231 millones de toneladas anuales, respectivamente—. De hecho, México no alcanza a cubrir toda su demanda y actualmente es el segundo importador de maíz, solo después de Japón.

Cultivar maíz de forma sustentable es una vía para mejorar la productividad nacional y para conservar los recursos naturales que se necesitan para la producción de este cereal: “Las prácticas sustentables nos ayudan a producir un poquito más. La Agricultura de Conservación contribuye a que tengamos un poquito más de rendimiento. Estamos produciendo un maíz de mayor calidad, también ahorramos trabajo, tiempo y dinero”, comenta Martín. 

La Agricultura de Conservación es el sistema de producción sustentable que se promueve a través del Plan Maíz. Tiene tres componentes básicos: la mínima labranza, la diversificación de cultivos y la cobertura del suelo con residuos agrícolas (rastrojos). Se trata de un sistema flexible que se adecua a las necesidades y condiciones de los productores —y al que se le pueden sumar otros sistemas integrales, como los enfoques agroecológicos para el control de plagas—. Entre sus beneficios está que permite disminuir la erosión del suelo, mejorar su calidad y su biodiversidad, así como optimizar el consumo del agua en la agricultura. 

El Plan Maíz fomenta el abasto local y le da valor a la producción sustentable del que es el cultivo insignia de México: “Con este proyecto tenemos ya la venta del maíz asegurada sin necesidad de andarle batallando para la comercialización. La Financiera Sakxim —que está sumando esfuerzos con Nestlé y el CIMMYT en este proyecto— se dedica a la comercialización de los granos y ofrece servicios de asesoría, financiamiento y comercialización. Ellos también nos están asesorando sobre qué variedades meter, cuáles son las que más convienen para los requerimientos de comercialización”, comenta el productor. 

Para Martín, el proyecto es favorable para la sociedad en general “por la calidad del grano que nosotros producimos y todos los beneficios que esto representa”, señala. En este sentido, el acompañamiento técnico que reciben los productores que participan en el proyecto es fundamental porque está orientado a desarrollar sus capacidades: “nos ayudan a conocer las nuevas tecnologías que van saliendo y que las implementemos en el campo”. 

Desarrollar capacidades para fomentar la producción sustentable de maíz es uno de los aspectos esenciales del proyecto impulsado por Nestlé y el CIMMYT. Los productores de maíz mexicanos son clave para lograr la sustentabilidad del campo y para preservar una herencia de cultivo única en el mundo. Como comenta Martín, es importante que las nuevas generaciones se involucren y “vayan aprendiendo esta cultura del maíz, que viene desde nuestros antepasados, forma parte de nuestras raíces y por eso tenemos que seguir con este cultivo, tenemos que hacerlo”. 

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Tres razones para optar por la Agricultura de Conservación

Sonora.- Don Carlos Preciado es uno de los principales promotores de la Agricultura de Conservación en Villa Juárez, Sonora. Con más de 37 años de experiencia como productor y con más de Una década produciendo trigo con Agricultura de Conservación, don Carlos comenta que “los resultados han sido excelentes y los buenos rendimientos se han sostenido por varios años, incluso cuando se han presentado variaciones climáticas que afectan el desarrollo de los cultivos”. 

Además de trigo, don Carlos cultiva maíz, cártamo, sorgo y soya, todos con el sistema de Agricultura de Conservación —cuyos componentes básicos son la cobertura del suelo con rastrojo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos—. También construyó un lombricario como complemento a las prácticas de Agricultura de Conservación, sistema que recomienda implementar por diversas razones, particularmente tres.

1   Mejora la calidad del suelo

Con la Agricultura de Conservación, don Carlos ha mejorado considerablemente la fertilidad y la estructura de sus suelos, disminuyendo la erosión eólica, hídrica y la compactación del horizonte de siembra, comenta. Además, se ha incrementado la vida microbiana benéfica de sus suelos. 

2   Favorece los rendimientos

Para don Carlos la Agricultura de Conservación es muy rentable. Sus promedios en rendimiento año con año varían entre las 7.5 y 8.2 toneladas por hectárea. Comenta que es partir del segundo o tercer año cuando los rendimientos con Agricultura de Conservación son iguales o mejores a la labranza convencional, por lo que recomienda paciencia a los productores que van incursionando con este sistema cuyos efectos positivos son acumulativos, señala el productor. 

3   Hay ahorros importantes

Debido al alto costo de los insumos —diésel, fertilizantes, herbicidas, insecticidas, agua, etcétera—, así como el alza en los costos de la mano de obra y operaciones de maquinaria, don Carlos recomienda optar por la Agricultura de Conservación. Comenta que este sistema reduce notablemente los pasos maquinaria y la necesidad de recurrir a tantos productos sintéticos. Se trata de un sistema que permite conservar los recursos naturales, finaliza el productor. 

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Comparó y optó por la Agricultura de Conservación

Valle del Yaqui, Son.- En el sur de Sonora la producción de trigo se sigue realizando, predominantemente, mediante un sistema convencional, con excesivos pasos de maquinaria que incrementan los costos de producción hasta el grado de reducir la rentabilidad de los cultivos. 

En ciclos agrícolas recientes algunos productores del Valle del Yaqui han implementado Agricultura de Conservación —un sistema de producción sustentable que permite reducir costos de producción y cuidar los recursos suelo y agua, primordialmente—, obteniendo notables beneficios, entre ellos el ahorro económico por la reducción de pasos de maquinaria y del tiempo de siembra. 

Después de tres ciclos agrícolas, el productor José Karam Amado —quien cultiva en el Block 1107 del Valle del Yaqui— amplió su superficie sembrada con este sistema sustentable porque, refiere, ha obtenido buenos resultados en rendimientos. Este hecho, además, lo ha motivado a que la siembra y la fertilización se realice con equipo especializado para Agricultura de Conservación. 

Para ilustrar los beneficios que le ha aportado la Agricultura de Conservación, el productor comenta que en una superficie de 150 hectáreas sembró trigo —el 23 de noviembre de 2020— sobre rastrojo de trigo y suelo seco para comparar los resultados de la cosecha con los de la agricultura convencional que se estableció en un predio al lado como testigo. 

Entre los detalles técnicos de la superficie establecida con Agricultura de Conservación, el productor comenta que sembró con una densidad de 180 kg de semilla por hectárea, la fertilización se realizó con 500 kg de urea por hectárea —empleando la misma sembradora especializada para Agricultura de Conservación de la que dispone—, hizo una sola aplicación para control de malezas a los 46 días de haber emergido el cultivo y sumó un total de cuatro riegos de auxilio —días antes del primero fertilizó con 200 kg de urea por hectárea y antes del segundo aplicó 50 kg de amoniaco (NH3) en el agua de riego—.

Cabe mencionar que en ambos tratamientos —Agricultura de Conservación y labranza convencional— el productor realizó una aspersión aérea para controlar el pulgón del follaje, agregando en la misma mezcla un fungicida para prevenir una infección de roya de la hoja en trigo. 

Finalmente con la cosecha, que se realizó el 8 de mayo del 2021, el productor confirmó que con Agricultura de Conservación tuvo un ahorro de $3,400 por hectárea, obteniendo un rendimiento de 9.4 toneladas por hectárea (t/ha) contra 8.6 t/ha con labranza convencional. Esto significa un 26% más de utilidad con Agricultura de Conservación. 

Con estos resultados, el productor planea extender la superficie bajo Agricultura de Conservación, sistema particularmente útil ahora que los costos de producción son más altos cada año y afectan de manera negativa los recursos naturales, comenta el productor. 

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Agricultura de Conservación y riego por goteo subterráneo, una buena combinación

Texcoco, Edo. Méx.- La escasez de agua es un problema que cada vez afecta a más regiones en el mundo, de manera que su estudio también es una causa global común. Por esta razón, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), de México, colaboraron recientemente con el Consejo Indio de Investigación Agrícola (ICAR), la Universidad de Agricultura de Chouhary Charan Singh Haryana (CCSHAU), y el Instituto Borlaug para Asia Meridional (BISA) para estudiar la complementariedad entre la Agricultura de Conservación y el riego por goteo subterráneo, que se consideran prácticas clave para abordar los desafíos de la escasez de agua en un entorno de cambio climático.

Si bien los beneficios de Agricultura de Conservación y el riego por goteo subterráneo con respecto a la economía del agua ya han sido documentados, falta información sobre su complementariedad y la presupuestación del agua en el cultivo de cereales. Así que el grupo de investigadores realizó un estudio de campo para comprender el transporte de agua, la absorción de agua de las raíces y los componentes del equilibrio hídrico —cantidad de agua disponible para un cultivo— del suelo en el maíz cultivado en rotación con trigo después de cinco años de adopción continua de la Agricultura de Conservación.

La investigación ha proporcionado la primera evidencia basada en la ciencia (utilizando un programa de simulación) sobre los componentes del equilibrio hídrico del suelo para el ahorro de agua de riego, la mejora de la productividad del agua, la eficiencia del uso de la radiación solar y el rendimiento de la biomasa de los cultivos usando simultáneamente el riego por goteo subterráneo y la Agricultura de Conservación en maíz cultivado en rotación con trigo. 

En otras palabras, el estudio muestra que la combinación de la Agricultura de Conservación y el riego por goteo subterráneo (que además evita problemas relacionados con el paso de maquinaria) puede ser una buena opción ante la escasez de agua, la disminución del nivel freático y la degradación de los recursos naturales, ya que en conjunto minimizan las pérdidas por evaporación y las pérdidas por drenaje profundo. Además, el suelo sano como resultado de estas prácticas favorece un mayor crecimiento del cultivo en términos de producción de área foliar, intercepción de luz y producción de biomasa, lo que hace de esta combinación una buena opción para el ahorro de agua de riego, conservación de la humedad del suelo, riego de precisión y manejo de nutrientes.

En el sur de Asia, donde los sistemas de maíz y trigo se han convertido en una buena alternativa a los sistemas de arroz que demandan grandes cantidades de agua, estudios como este son relevantes, pero también lo son para los productores mexicanos que cada día buscan alternativas para hacer frente a los efectos del cambio climático. Esta es la importancia de la investigación científica internacional en beneficio de todos los productores que, sin importar su nacionalidad, enfrentan problemáticas similares. 

El artículo completo puede ser consultado en: 

Patra, K., Parihar, CM, Nayak, HS y col. Presupuesto de agua en el riego por goteo subterráneo basado en la agricultura de conservación en maíz tropical utilizando HYDRUS-2D en el sur de Asia. Sci Rep 11, 16770 (2021). https://doi.org/10.1038/s41598-021-93866-6.

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Un consejo para los jóvenes

León, Gto.- “Nos dedicamos al campo desde, pues prácticamente toda la vida. Primero mis papás y ahora yo; 35 años y aquí estamos luchando por innovar, por mejorar en la agricultura. Anteriormente mis papás sembraban básicamente granos básicos, luego nosotros metimos un poquito de hortaliza, pero sobre todo sembramos maíz y sorgo y ahorita estamos aquí con los ingenieros de MasAgro Guanajuato, implementando la Agricultura de Conservación, y pues vamos por buen camino”, comenta Mario Castillo Lerma, productor de La Cinta, en el municipio de León, Guanajuato. 

Los beneficios más notorios con la Agricultura de Conservación son la reducción de costos en preparación del suelo, el ahorro de agua y ahorro en fertilizantes, en costos de fertilización. A grandes rasgos, en preparación de terrenos tenemos un ahorro de $3,500 por hectárea en promedio, y en fertilización pues casi es lo mismo, pero va más enfocado a que se le está poniendo la nutrición que necesita realmente la planta porque se hizo un análisis de suelo”, comenta Mario. 

La Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que se adapta al contexto y las necesidades de cada productor. Al contrario de lo que se piensa comúnmente, el manejo adecuado de los rastrojos, y de las opciones de forrajes que se pueden incorporar al sistema, permite que la Agricultura de Conservación sea una gran opción para combinarse con los sistemas ganaderos: “tenemos otra actividad que es la ganadería, tenemos unas cabritas para leche y mi esposa me echa la mano ahí, y de aquí nosotros aprovechamos lo que es la pastura para darles también a los animales”, menciona el productor. 

Sobre si ha sido difícil adaptarse a las nuevas prácticas y tecnologías, Mario comenta que “realmente no. Con el apoyo de los técnicos del programa solo es cuestión de perderle el miedo a lo desconocido, quitarse el temor a innovar o de no apostar al cambio por no tener las experiencias. A nosotros nos costó un poquito de trabajo aceptarlo, pero con el tiempo vamos viendo que sí funciona y, claro, con la asesoría que nos brindan pues vamos caminando”. 

Para MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, los productores que innovan, como Mario, son fundamentales para hacer extensivos los beneficios del programa. Para muchos productores hacer algo diferente representa un riesgo y por esta razón los productores como Mario son importantes, porque sus resultados y testimonio son la garantía de que las prácticas promovidas han sido debidamente validadas y realmente dan resultados. 

“Sucede que los agricultores nos resistimos a hacer el cambio porque no tenemos esa práctica, no lo hemos visto, no lo hemos vivido y eso es un riesgo. Yo estoy en la mejor disposición de que vean en nosotros que ellos ya no tienen que correr ese riesgo, porque nosotros ya lo tomamos y ahora ellos pueden ver en nosotros que sí funcionó. Así que espero que se animen a cambiar”, dice Mario, para quien las innovaciones que ha implementado le han permitido que su actividad sea más rentable y, desde su perspectiva, esto es fundamental para que el campo sea atractivo para los jóvenes. 

“Desgraciadamente, el año pasado mi papá falleció, pero yo todo el tiempo le ayudé, estábamos asociados y ahora me toca a mí tomar la batuta. Así que yo les diría a los jóvenes que se trata de cariño, tenerle cariño a la tierra, al campo”, finaliza Mario, enfatizando en que la Agricultura Sustentable es una vía para lograr hacer que las nuevas generaciones vean que el campo sí es redituable y que no es necesario migrar, sino solamente innovar en la propia parcela. 

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El uso eficiente del agua en la agricultura

El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. En promedio se destina el 70% del agua que se extrae en el mundo para esta actividad y más de 330 millones de hectáreas cuentan con instalaciones de riego a nivel mundial. La agricultura de regadío representa el 20% del total de la superficie cultivada y aporta el 40% de la producción total de alimentos en todo el mundo.

Pese a la importancia que la agricultura tiene a nivel mundial, existen serios problemas con el tema del abastecimiento general del agua. El cambio climático, usos y prácticas inadecuadas e inconsistencias en la asignación de este recurso complican aún más el panorama. Además, para el año 2050 las proyecciones indican que la población del planeta será superior a los 10 mil millones de habitantes y, para satisfacer las necesidades básicas de alimentos, las predicciones en cuanto a produccion agrícola se estiman en un aumento del 70% para dicho año.

Por un lado, es necesario utilizar menos agua para fines agrícolas, pero por el otro, el uso más intensivo del agua en la agricultura es un elemento fundamental en el aumento sostenible de la producción de alimentos. Para resolver este dilema aparente es necesario reconsiderar seriamente la gestión del agua en el sector agrícola y su reposicionamiento en el contexto más amplio de la ordenación general de los recursos hídricos y la seguridad hídrica.

En México, el Sistema Hidriagrícola de Sinaloa (SHISIN) es el más importante en cuanto a número de distritos de riego, superfice de riego, presas y capacidad de almacenamiento. Las 11 presas de almacenamiento que lo conforman tienen una capacidad de conservación de 15,609.5 millones de metros cúbicos (Mm3), para regar ocho distritos de riego que cuentan con una superficie de riego de 780,905 hectáreas (ha) y 84,344 usuarios.

Debido a diversos factores, los almacenamientos en la mayoría de las presas de los subsistemas han sido muy bajos en lo que va del año, por lo que los volúmenes almacenados en las presas hacia octubre de 2021, cuando inicia el año agrícola en la región, podrían ser insuficientes para autorizar los volúmenes concesionados a gran parte de los distritos de riego. 

Algunas recomendaciones para poder sembrar la mayor superficie son captar agua de lluvia en las parcelas —la cobertura del suelo con rastrojo permite conservar la humedad por más tiempo—; sembrar cultivos de baja demanda de agua, como frijol, garbanzo, sorgo y cártamo; rescatar agua superficial con bombeo en corrientes superficiales como ríos, arroyos y drenes; hacer planes de riego congruentes con los volúmenes de agua autorizados a extraer de las presas, los programados a bombear con los pozos profundos y a rescatar de las corrientes superficiales; coordinar los cambios entre las parcelas que terminan e inician los riegos, para evitar las pérdidas de agua en punta de canal; regar de día y de noche.

Por supuesto, son necesarias acciones a nivel socioorganizativo en la gestión del agua y considerar mejoras de los sistemas de abastecimiento de agua para proporcionar servicios a pedido usando tecnologías de la información —como sensores de la humedad del suelo y la estimación de la evaporación y transpiración a partir de datos satelitales—. No obstante, también es importante aumentar la eficiencia en el uso del agua a nivel de parcelas, donde existen alternativas como el uso de semillas mejoradas, la siembra directa o con poca labranza —Agricultura de Conservación—, humectación y secado alternativo, intensificación sostenible del arroz —uno de los cultivos con mayores requerimientos de agua—, sistemas de riego adecuados y otras.

Con la colaboración especial del doctor Luis Rendón Pimentel

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Sin miedo al cambio

Ocampo, Gto.- “Soy productor de la zona norte de Ocampo. Tengo aproximadamente ocho años de productor y empecé a trabajar con los técnicos de MasAgro Guanajuato hace aproximadamente cuatro años”, comenta Héctor Guerrero, quien actualmente cultiva maíz y frijol de forma sustentable en alrededor de 30 hectáreas. 

Anteriormente hacía uso del arado, el rastreo, escardas —retirar malezas— y luego la cosecha a mano, pero ahorita estoy manejando rotura vertical o subsoleo —una técnica que permite aflojar el suelo, pero sin removerlo—, solo una escarda y mecanización en la cosecha. Esto no ha sido complicado para mí porque me gusta probar nuevas cosas y la maquinaria pues inclusive la he modificado yo mismo”, comenta el productor, haciendo referencia a las adaptaciones de mecanización que ha hecho para realizar mínima remoción del suelo, uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación que promueve MasAgro Guanajuato. 

Para Héctor disponer de la maquinaria adecuada o saber que es posible adaptar la maquinaria existente para hacer siembra directa es importante para que otros productores adopten el sistema de la Agricultura de Conservación, ya que muchas veces, comenta, “la gente piensa «tengo que comprar tanta maquinaria, cuánto me va a costar, no me es costeable», pero económicamente es mucho más redituable el sistema de Agricultura de Conservación que el sistema convencional”. 

Yo he tenido un aumento de la producción, una disminución de costos de producción de entre 20 y 30%, un menor impacto ambiental en el tema de agroquímicos; además han disminuido los trabajos y ha sido un poco más llevaderos los ciclos. A veces me preguntan cómo le hago para tener mis parcelas en las condiciones en las que las tengo, pero a veces no están dispuestos a hacer cambios. Por eso les diría a otros productores que hacer este cambio es bueno, que no le tengan miedo al cambio”.

Con respecto al temor que pudiera ocasionar la implementación de nuevas prácticas, Héctor enfatiza en que los productores no quedan solos en el proceso, sino que reciben capacitación y tienen un permanente acompañamiento técnico: “yo he sido capacitado. Las capacitaciones que tengo más presentes son el Manejo Integrado de Plagas, el uso del subsoleo y la conservación de semillas. También ha sido muy importante que los ingenieros me han estado acompañando, me han apoyado mucho, me han traído nuevas ideas, nuevas tecnologías. Incluso a veces yo les marco, les pregunto si puedo aplicar tal producto de qué forma lo aplico y ya ellos me asesoran”, comenta. 

MasAgro Guanajuato es un programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Si algún productor requiere apoyo o solventar alguna duda, puede contactar al equipo de MasAgro Guanajuato a través de este medio:  Facebook – @masagro.guanajuato.

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¿Cómo se beneficia la sociedad con la Agricultura de Conservación?

Texcoco, Edo. Méx.- La Agricultura de Conservación es un sistema sustentable que ofrece amplios beneficios para los agricultores —como considerables ahorros en costos de producción y el mejoramiento de los suelos luego de una continua aplicación del sistema— pero ¿qué beneficios puede aportar este sistema de producción agrícola a la sociedad en general?

En Beneficios de la Agricultura de Conservación a los agricultores y la sociedad —capítulo que forma parte del libro Avances en la agricultura de conservación. Volumen 2: Práctica y beneficios (2020)— un grupo de científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Instituto Internacional de Investigaciones sobre el Arroz (IRRI) aborda precisamente este tema. 

Los autores señalan que la Agricultura de Conservación ofrece muchos beneficios a la sociedad, la mayoría de estos relacionados con importantes servicios ecosistémicos, como la reducción de los problemas de erosión del suelo —cuyos costos para la sociedad pueden ser muy elevados e implican la limpieza y reparación de caminos bloqueados por limo, así como la desobstrucción de ríos, represas y puertos—, la reducción de la contaminación de agua y aire debido al uso de diversos productos agrícolas, el aumento de la infiltración de agua —que da como resultado menos inundaciones, flujos fluviales más estables, recarga de acuíferos y la reaparición de pozos secos—, la mitigación de la deforestación y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Ya que uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación es el mínimo movimiento del suelo, la reducción del número de pasos de maquinaria también implica un significativo ahorro de combustible. Este hecho en sí mismo representa un gran beneficio para la sociedad, no solo por la reducción del uso de combustibles fósiles sino también por la reducción de las emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero implicado en el cambio climático —como ejemplo, los autores refieren el caso de Brasil que, solo en 2012, ahorró 1.34 mil millones de litros de combustible diésel debido a la adopción de Agricultura de Conservación, lo que representó una reducción de las emisiones de CO2 de 3,5 millones de toneladas—. 

Adicionalmente, este sistema agrícola contribuye a la conservación de la biodiversidad, a una mayor seguridad alimentaria, a la disponibilidad de alimentos de mayor calidad y a precios más bajos —como resultado del aumento de la fertilidad natural del suelo y de la productividad—, a una disminución de los niveles de importación de combustibles y fertilizantes y, en general, a mayores ingresos rurales que conducen a su vez a una menor migración del campo a la ciudad. 

A partir de los casos analizados, los autores mencionan que muchos otros beneficios sociales fuera de los entornos de las parcelas —y del ámbito rural en general— aún no han podido ser cuantificados con precisión, como es el caso de la reducción de la contaminación química en las aguas interiores y costeras. No obstante, los beneficios plenamente identificados son amplios de manera que la pregunta clave, enfatizan los autores, es cómo la sociedad debe promover una adopción más amplia de este sistema de producción agrícola y adicionalmente cómo recompensar a los agricultores que lo practican por su contribución en el cambio y la gestión de sistemas de producción más sostenibles que benefician a todos.  

Fuente:

Wall, P., Thierfelder, C., Hobbs, P., Govaerts, B. (2020). Beneficios de la agricultura de conservación a los agricultores y la sociedad. En A. Kassam (Ed.), Avances en la agricultura de conservación. Volumen 2: Práctica y beneficios. Burleigh Dodds Science Publishing.