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El cambio climático ralentiza el progreso del mejoramiento del trigo en cuanto a rendimiento y adaptación amplia

Casi cuatro décadas de cruces y selecciones repetidas para la tolerancia al calor y la sequía han mejorado enormemente la resistencia al clima de las variedades modernas de trigo, según una nueva investigación surgida de una colaboración científica intercontinental.

Al mismo tiempo, es probable que el cambio climático haya ralentizado los avances en la obtención de trigo de alto rendimiento y adaptación amplia, según el nuevo estudio, publicado recientemente en Nature Plants.

«Los mejoradores suelen ser optimistas y pasan por alto muchos factores del cambio climático a la hora de seleccionar», afirma Matthew Reynolds, fisiólogo de trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y coautor de la publicación. «Nuestros hallazgos socavan este optimismo y muestran que la interacción amplificada de las líneas de trigo con el medio ambiente debido al cambio climático ha dificultado a los mejoradores la identificación de líneas destacadas y ampliamente adaptadas.»

¿Qué dicen 10 millones de datos a los científicos?

Cada año, durante casi medio siglo, los mejoradores de trigo que participan en la Red Internacional de Mejoramiento de Trigo (IWIN), dirigida por el CIMMYT, han probado aproximadamente 1.000 nuevas líneas y variedades experimentales de trigo en unos 700 campos de más de 90 países.

Las líneas prometedoras son adoptadas por los programas de mejora del trigo en todo el mundo, mientras que los datos de los ensayos se utilizan para guiar la mejora global y otras investigaciones críticas sobre el trigo, explicó Wei Xiong, modelador/fisiólogo de cultivos del CIMMYT con sede en China y autor principal del nuevo artículo.

«Hasta la fecha, esta red mundial de ensayos ha recogido más de 10 millones de puntos de datos, al tiempo que ha proporcionado germoplasma de trigo cuyo valor se estima en varios miles de millones de dólares anuales en productividad adicional a cientos de millones de agricultores de los países menos desarrollados», dijo Xiong.

Xiong y sus colegas analizaron las «interacciones cruzadas» —cambios en las clasificaciones relativas de los pares de líneas de trigo— en 38 años de datos de cuatro tipos de ensayos de cultivo de trigo, buscando hasta qué punto el cambio climático o los avances en el cultivo han cambiado esas clasificaciones. Dos de los ensayos cuyos datos examinaron se centraron en el rendimiento del trigo harinero y del trigo duro, mientras que los otros dos evaluaron el rendimiento de las líneas de trigo bajo altas temperaturas y en entornos semiáridos, respectivamente.

Además de aumentar el rendimiento, los mejoradores de trigo están dotando al cultivo de una mayor resistencia al aumento de las temperaturas.

«Descubrimos que los climas más cálidos y erráticos desde la década de 1980 han incrementado los cambios de clasificación en el mejoramiento de trigo a nivel mundial hasta en un 15%», dijo Xiong. «Esto ha dificultado a los mejoradores la identificación de líneas superiores, ampliamente adaptadas, e incluso ha llevado a los científicos a descartar líneas potencialmente útiles».

Por el contrario, los cultivares de trigo que surgen del mejoramiento para la tolerancia al estrés ambiental, en particular el calor, están mostrando rendimientos sustancialmente más estables a través de una serie de entornos y fomentando la adaptación del trigo a los climas actuales, más cálidos, al tiempo que abren oportunidades para ganancias genéticas mayores y más rápidas en el futuro, según el estudio.

Investigaciones anteriores han demostrado que las variedades modernas de trigo no sólo aumentan los rendimientos máximos, sino que también garantizan rendimientos más fiables, un beneficio que añade millones de dólares cada año a los ingresos agrícolas en los países en desarrollo y reduce en gran medida el riesgo de los agricultores.

«Entre otras cosas, nuestras conclusiones abogan por una mejora y pruebas del trigo más específicas para hacer frente a unas condiciones agrícolas rápidamente cambiantes e imprevisibles», añadió Reynolds.

Lea el estudio completo:
Aumento de la clasificación en el mejoramiento de trigo bajo el cambio climático

Foto de portada: Campos de trigo en la estación experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, Sonora, México. Foto: M. Ellis/CIMMYT.

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Los cultivos básicos de alto rendimiento mejoran la salud y la prosperidad en los países en desarrollo

Varios estudios recientes documentan los beneficios sanitarios y económicos a largo plazo de la «Revolución Verde» —la adopción generalizada de variedades de cultivos básicos de alto rendimiento durante la última mitad del siglo XX— y abogan por seguir invirtiendo en el desarrollo y el uso de dichas variedades.

Analizando datos relativos a más de 600.000 nacimientos entre 1961 y 2000 en 37 países en desarrollo, los científicos dirigidos por Jan von der Goltz, del Banco Mundial, descubrieron que la difusión de variedades de cultivos modernos durante la Revolución Verde redujo la mortalidad infantil entre 2.4 y 5.3 puntos porcentuales.

«Nuestras estimaciones aportan pruebas convincentes de que no deben pasarse por alto los beneficios para la salud del aumento generalizado de la productividad agrícola», afirman los autores. «Desde el punto de vista de las políticas, las subvenciones gubernamentales a los insumos que conducen a una revolución verde, así como las inversiones en programas de extensión e I+D, parecen ser importantes».

Norman Borlaug (cuarto por la derecha) muestra una parcela de trigo Sonora-64 —una de las variedades semienanas, de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades que fue clave para la Revolución Verde— a un grupo de jóvenes aprendices internacionales en la estación experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, Sonora, México. (Foto: CIMMYT)
Norman Borlaug (cuarto por la derecha) muestra una parcela de trigo Sonora-64 —una de las variedades semienanas, de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades que fue clave para la Revolución Verde— a un grupo de jóvenes aprendices internacionales en la estación experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, Sonora, México. (Foto: CIMMYT)

La pandemia del COVID-19 puso de manifiesto la fragilidad del sistema alimentario mundial y la necesidad de transformarlo, aumentando su resistencia ambiental y económica para soportar futuras amenazas, y apuntalando dietas más saludables. Los estudios sugieren que las versiones mejoradas de cultivos de cereales como el arroz, el trigo y el maíz pueden desempeñar un papel fundamental.

Nuestro trabajo habla de la importancia de apoyar la innovación y la adopción de tecnología en la agricultura como medio de fomentar el desarrollo económico, la mejora de la salud y la reducción de la pobreza», dijo el autor Jan von der Goltz. «También sugiere que es razonable ver con cierta alarma la disminución constante de la financiación para el mejoramiento de los cultivos de cereales en las últimas décadas en el África subsahariana, el continente con menos difusión de variedades modernas».

Asimismo, un estudio del que es coautor Prashant Bharadwaj, de la Universidad de California en San Diego, concluye que la adopción por parte de los agricultores de variedades de cultivos de alto rendimiento (HYV, en inglés) en la India redujo drásticamente la mortalidad infantil en todo el país. Entre 1960 y 2000, la mortalidad infantil se redujo de 163.8 a 66.6 por cada 1.000 nacidos vivos, y esto ocurrió durante las décadas en que la productividad del trigo en la India saltó de 0.86 a 2.79 toneladas por hectárea, como resultado de la adopción de HYV y de la mejora de las prácticas agrícolas.

«Lo que hacen estos dos trabajos es establecer cuidadosamente una estimación causal de cómo las HYV afectan a la mortalidad infantil, comparando únicamente a los niños nacidos en el mismo lugar en diferentes momentos, cuando el uso de las HYV era diferente, y comprobando que la mortalidad antes de la llegada de las HYV tenía una tendencia similar en los lugares que recibirían una cantidad diferente de HYV», dijo Bharadwaj.

«A falta de un ensayo de control aleatorio, estas técnicas econométricas producen la mejor estimación causal de un fenómeno tan importante como la difusión de las HYV durante y después de la Revolución Verde», añadió. El profesor de la Universidad de California en San Diego Gordon McCord, coautor del estudio mundial, coincidió de estas ideas.

Un niño compra frutas y verduras en Varanasi, India. (Foto: Gert-Jan Stads/International Food Policy Research Institute)
Un niño compra frutas y verduras en Varanasi, India. (Foto: Gert-Jan Stads/International Food Policy Research Institute) (CC BY-NC-ND 2.0)

Muchos efectos secundarios

Estudios recientes indican que la Revolución Verde también tuvo repercusiones económicas a largo plazo, que también afectaron a los resultados sanitarios.

En una actualización de 2021 del documento de 2018 «Two Blades of Grass: The Impact of the Green Revolution«, Douglas Gollin, profesor de Economía del Desarrollo de la Universidad de Oxford y sus coautores descubrieron que, en 90 países en los que se adoptaron variedades de alto rendimiento entre 1965 y 2010, el rendimiento de los cultivos alimentarios aumentó un 44% y que, de no haberse producido esta adopción, el PIB per cápita en el mundo en desarrollo podría ser la mitad del actual.

Incluso un retraso de 10 años de la Revolución Verde habría costado, en 2010, el 17% del PIB per cápita en el mundo en desarrollo, con una pérdida acumulada del PIB de 83 billones de dólares, equivalente a un año del PIB mundial actual.

Estos impactos en el PIB y en la salud se vieron potenciados por la correspondiente reducción del crecimiento de la población. Observando la inferencia causal a nivel de país, región y mundo en desarrollo, y utilizando un novedoso método de evaluación del impacto a largo plazo, los autores del estudio detectaron una tendencia: a medida que mejoraba el nivel de vida de las familias rurales, éstas querían en general invertir más en sus hijos y tener menos.

«Nuestras estimaciones sugieren que el mundo habría contado con más de 200 millones de personas adicionales en 2010, si el inicio de la Revolución Verde se hubiera retrasado diez años», afirmaron Gollin y sus coautores. Este menor crecimiento de la población parece haber aumentado el tamaño relativo de la población en edad de trabajar, lo que favoreció el crecimiento del PIB.

Agricultores etíopes dan su opinión a los investigadores del CGIAR sobre las variedades de trigo duro. (Foto: C.Fadda/Bioversity International)
Agricultores etíopes dan su opinión a los investigadores del CGIAR sobre las variedades de trigo duro. (Foto: C.Fadda/Bioversity International) (CC BY-NC-ND 2.0)

Una inversión a largo plazo en la transformación del sistema

Los autores señalan que se necesita tiempo desde el momento en que se realiza una intervención hasta que pueden observarse amplios efectos en la salud de la población. Por ejemplo, aunque el desarrollo de variedades modernas de alto rendimiento comenzó en los años 50 y 60, el ritmo de adopción no se aceleró hasta los años 80, 90 e incluso en la década de 2000, y los datos del África subsahariana muestran que la adopción de variedades ha aumentado tanto en la década de 2000 como en las cuatro anteriores.

Además, cualquier estrategia de nutrición y seguridad alimentaria que pretenda alcanzar el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible de alimentar a 9.000 millones de personas para 2050 debe incorporar soluciones de transformación de sistemas más amplios, como la agricultura de emisiones cero, dietas asequibles y diversas y una mayor conservación de la tierra.

Como explicó Gollin, «la Revolución Verde nos enseñó que tenemos que enfocar el aumento de la productividad, especialmente en el rendimiento de los cultivos básicos, de forma diferente. El reto ahora es más complejo: tenemos que conseguir los mismos aumentos de productividad, con menos insumos y recursos, más conciencia ambiental y en mayores cantidades para más personas».

En parte, esto significa aumentar la productividad en las tierras agrícolas existentes con impactos ambientales y sociales positivos, según Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

«El mejoramiento y el intercambio de variedades de cultivos más productivos y resistentes es tan importante como siempre», dijo Govaerts, «pero también involucrar a los agricultores —en nuestro caso, los pequeños agricultores— en los esfuerzos de investigación e innovación compartidos para reducir las brechas de rendimiento, construir sistemas agrícolas resistentes al clima y abrir el acceso a una mejor nutrición y oportunidades de mercado.»

Foto de portada: Niños almorzando en una guardería en las afueras de Delhi, India. (Foto: Atul Loke/ODI) (CC BY-NC 2.0)

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Una década de investigación líder en el mundo sobre el maíz y el trigo

Durante más de una década, los Programas de Investigación de Maíz (MAIZE) y Trigo (WHEAT) del CGIAR han estado a la vanguardia de la investigación para el desarrollo en beneficio de los agricultores de maíz y trigo en el Sur Global, especialmente a los más vulnerables a los choques de un clima cambiante.

De 2012 a 2021, MAIZE se ha centrado en duplicar la productividad del maíz y aumentar los ingresos y las oportunidades de subsistencia de los sistemas agrícolas sostenibles basados en el maíz. A través de MAIZE, los científicos han liberado más de 650 variedades de maíz de élite de alto rendimiento con rasgos de adaptación al clima, mejora de la nutrición y resistencia a plagas y enfermedades.

El programa WHEAT ha trabajado para mejorar la producción y los ingresos sostenibles de los agricultores de trigo, especialmente de los pequeños agricultores, mediante la colaboración, la ciencia de vanguardia y la investigación sobre el terreno. En conjunto con sus socios, los científicos de WHEAT liberaron 880 variedades de alto rendimiento, resistentes a las enfermedades y a las plagas, resistentes al clima y nutritivas en 59 países.

Para documentar y compartir este legado, los sitios web de MAIZE y WHEAT han sido rediseñados para destacar los logros de los programas y captar su impacto en las cinco principales áreas de impacto del CGIAR: nutrición, pobreza, género, clima y medio ambiente.

Le invitamos a visitar estas páginas web de gran riqueza visual para conocer el impacto global de MAIZE y WHEAT, y cómo este trabajo esencial continuará en el futuro.

The new MAIZE legacy website (left) and WHEAT legacy website launched today.
El nuevo sitio web del legado de MAIZE (izquierda) y el sitio web del legado de WHEAT se han lanzado hoy.

Una celebración visual en Ciudad de México

La relación del CIMMYT con México es única: además de ser la cuna de las innovaciones en materia de trigo que llevaron a la Revolución Verde y a la fundación del CGIAR, México es también el lugar donde se originó el maíz hace miles de años, convirtiéndose en un emblema de la economía y la identidad del país.

En honor a esta larga conexión y celebrando la contribución clave de México a la producción global de trigo y maíz, la Ciudad de México acogerá una exposición fotográfica del 1 de diciembre de 2021 al 15 de enero de 2022, en las Galerías Abiertas, ubicadas en Paseo de la Reforma, uno de los paseos más icónicos de la ciudad.

Titulada «Maíz y trigo en el reflector. Una década de investigación para el desarrollo agrícola sostenible a través de los Programas de Investigación de Maíz y Trigo del CGIAR”, la exposición ilustra el impacto de MAIZE y WHEAT en los últimos diez años. La selección de fotografías documenta los retos a los que se enfrentan los pequeños agricultores de maíz y trigo en diferentes regiones, y muestra las intervenciones innovadoras realizadas por las partes interesadas nacionales y regionales en todo el mundo.

Desde la investigación pionera sobre variedades climáticamente inteligentes hasta la ayuda a las familias campesinas para aumentar sus ingresos, las fotos —tomadas por fotógrafos del CGIAR antes de la pandemia del COVID-19— captan tanto la amplitud de los retos a los que se enfrentan nuestros sistemas agroalimentarios mundiales como el espíritu de innovación y cooperación para afrontarlos.

Si está en Ciudad de México, no pierda la oportunidad de visitar la exposición.

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Ciencia, tecnología y agricultores, los tres pilares del CIMMYT en la COP26

Del 31 de octubre al 12 de noviembre, todas las miradas y cámaras se dirigieron a Glasgow, donde se celebró la vigésima sexta sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26) en formato híbrido. Con el aumento de las temperaturas en todo el mundo y los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, los líderes de los países y los expertos en clima se reunieron en Escocia para discutir los próximos pasos en la lucha contra el cambio climático.

Junto con otros centros del CGIAR, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) participó en esta conversación crucial, destacando el impacto del cambio climático en la pequeña agricultura y replicando el llamado del CGIAR para aumentar la financiación de la investigación y la innovación agrícolas.

He aquí un resumen de los eventos en los que participaron investigadores y científicos del CIMMYT.

«Porque los agricultores nos alimentan a todos: utilizar el clima para un sistema alimentario resiliente»

6 de noviembre de 2021

Patrocinado por la Oficina Meteorológica del Reino Unido, este acto se centró en los efectos del cambio climático sobre la resiliencia de los sistemas alimentarios y en cómo se tiene en cuenta este impacto en la toma de decisiones. Los ponentes hablaron de la aplicación en la vida real de la información sobre riesgos climáticos, destacando la importancia de la colaboración global y de las asociaciones de múltiples partes interesadas en el desarrollo de servicios climáticos específicos para cada contexto.

Centrándose en el trabajo del CIMMYT en Etiopía, el investigador asociado Yoseph Alemayehu y el científico senior Dave Hodson ofrecieron algunas ideas sobre el sistema de alerta temprana de la roya del trigo. Este revolucionario mecanismo desarrollado por el CIMMYT y sus socios ayuda a los agricultores de los países en desarrollo a predecir esta enfermedad con hasta una semana de antelación.

«La COP26 puso de manifiesto la vulnerabilidad de los distintos sectores de la agricultura al cambio climático, incluido el aumento de las amenazas de plagas y patógenos. A partir del trabajo en Etiopía sobre los sistemas de alerta temprana de la roya del trigo, las asociaciones sólidas y la aplicación de la ciencia climática avanzada pueden desempeñar un papel importante en la mitigación de algunos de los efectos.» – Dave Hodson

«Desarrollar vías de sistemas alimentarios resilientes al clima: Enfoques del África subsahariana»

8 de noviembre de 2021

Haciendo hincapié en la gobernanza participativa y en las tecnologías centradas en la comunidad, este evento mostró enfoques innovadores para fortalecer la resiliencia de los sistemas alimentarios africanos, haciendo un llamado para aumentar la inversión en la ampliación de las prácticas de agricultura climáticamente inteligente para satisfacer la creciente demanda.

Desde Zimbabue, Christian Thierfelder, agrónomo principal de sistemas de cultivo, ofreció una visión general del trabajo del CIMMYT en el sur de África, explicando cómo la introducción de la agricultura de conservación en 2004 ayudó a los agricultores a superar los bajos rendimientos de los cultivos y a aumentar sus ingresos.

«Si algo quedó claro en la COP26 es la necesidad urgente de un cambio en la forma de hacer agricultura. El statu quo no es una opción y nosotros, como CIMMYT y parte del One CGIAR, seguiremos generando la evidencia científica y las soluciones climáticamente inteligentes para acelerar este cambio y abordar los desafíos climáticos que tenemos por delante, con los agricultores en el centro de nuestro trabajo.» – Christian Thierfelder

Día de la Iniciativa «4 por 1000”

10 de noviembre de 2021

La Iniciativa «4 por 1000», una asociación multipartita de más de 650 miembros sobre seguridad alimentaria y cambio climático, celebró un evento híbrido de un día de duración para explorar cómo los suelos sanos pueden ayudar a la agricultura y la silvicultura a adaptarse y mitigar el cambio climático.

En el Foro de Socios, Bram Govaerts, Director General del CIMMYT, subrayó la urgente necesidad de financiar la ciencia del suelo para alcanzar su potencial de secuestro de carbono, reiterando el compromiso del CIMMYT de apoyar esta ciencia con acciones orientadas a resultados que amplíen las prácticas y tecnologías sostenibles.

«Para mí, la principal conclusión de la cumbre es el creciente consenso y comprensión de que necesitamos transformar la agricultura y los sistemas alimentarios para alcanzar los objetivos globales de emisiones a tiempo». – Bram Govaerts

Foto de portada: La zona de acción y el globo terráqueo en el Hydro, uno de los lugares de Glasgow donde se celebró la COP26. (Foto: Karwai Tang/Gobierno del Reino Unido)

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Menos agua para mejores cultivos

En la India, casi una sexta parte de las reservas de agua subterránea está sobreexplotada y casi una quinta parte se encuentra en estado crítico o semicrítico. Para un país que depende en gran medida de las aguas subterráneas para beber y regar, estas estadísticas son casi una sentencia de muerte.

Sin embargo, la crisis del agua en la India no es única en la región. El crecimiento de la población, unido a la creciente urbanización e industrialización, ha hecho que el sur de Asia, una de las zonas más regadas del planeta, sea muy vulnerable al estrés hídrico. Además, como los efectos del cambio climático se dejan sentir cada vez más en esos países, la producción agrícola, incluso al nivel actual, puede no ser sostenible.

En este contexto, garantizar que los recursos hídricos se utilicen de forma eficiente y sostenible es fundamental para satisfacer la creciente demanda mundial. En las últimas décadas, los sistemas tradicionales de riego han dado paso a sistemas de riego por goteo más eficientes que suministran la cantidad adecuada de agua y nutrientes a la zona de las raíces de las plantas. Pero a medida que la escasez de mano de obra agrícola se agrava, la inversión en sistemas de riego automatizados —que prometen un aumento de las tasas de producción y de la calidad del producto— será la única forma de garantizar la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola en todo el mundo.

Un nuevo artículo con coautoria de un equipo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y del Instituto Thapar de Ingeniería y Tecnología sintetiza la información disponible relacionada con la automatización de los sistemas de riego por goteo y explora los recientes avances en la ciencia de las redes de sensores inalámbricos (WSN), el internet de las cosas (IoT) y otras tecnologías de comunicación que aumentan la capacidad de producción al tiempo que reducen los costes.

«Agrupar ambos elementos —el riego por goteo y la automatización— en la aplicación del agua puede suponer un gran ahorro en el riego e impulsar la eficiencia hídrica, especialmente en sistemas de alto consumo de agua y basados en cereales como las llanuras indogangéticas», explica M.L. Jat, científico principal del CIMMYT y uno de los autores del estudio.

Invertir en datos y en la juventud

Las tecnologías de riego inteligente, incluidos los sensores y el IoT, permiten a los agricultores tomar decisiones informadas para mejorar la calidad y la cantidad de sus cultivos, proporcionándoles datos específicos del lugar sobre factores como la humedad del suelo, el estado de los nutrientes, la presión de las malas hierbas o la acidez del suelo.

Sin embargo, esta información sigue limitada a determinados tipos de suelo y cultivos. «Para mejorar los sistemas de riego por goteo en otros lugares, especialmente en las regiones con «estrés hídrico», necesitamos datos adicionales sobre los antecedentes agrícolas en esas zonas», señaló Jat. «Esa es la única forma en que podemos adaptar eficazmente las innovaciones a cada escenario, ya que una talla única no sirve para todos».

También es esencial poner estos datos a disposición de los agricultores y hacerlos legibles. En este sentido, los jóvenes pueden convertirse en muy buenos aliados, ya que suelen tener más conocimientos tecnológicos y están acostumbrados a trabajar con grandes volúmenes de información. «No sólo están más capacitados para integrar los datos agrícolas en la toma de decisiones, sino que también pueden ayudar a los agricultores más veteranos a adoptar y confiar en los sistemas de riego inteligentes», concluye Jat.

Plataforma de investigación a largo plazo en Karnal, India, por H.S. Jat, científico principal del ICAR-CSSRI. (Foto: ICAR-CSSRI y CIMMYT)
Plataforma de investigación a largo plazo en Karnal, India, por H.S. Jat, científico principal del ICAR-CSSRI. (Foto: ICAR-CSSRI y CIMMYT)

Incentivos contra subvenciones

Con la creciente escasez de agua en todo el mundo, aprovechar al máximo cada gota se convierte en una prioridad urgente. Pero en los países en los que los sistemas de riego por goteo están muy subvencionados, los agricultores pueden tener dificultades para ver esta urgencia. La India, por ejemplo, subvenciona el coste de la energía para bombear el agua para la agricultura, lo que anima a los pequeños agricultores a extraer más de lo que necesitan.

¿Cómo podemos incentivar a los agricultores de estos países para que adopten tecnologías de uso eficiente del agua?

Según Jat, utilizar la «tarjeta científica» puede funcionar con los pequeños agricultores que, tras haber cultivado durante décadas, no cambian de opinión automáticamente. «Estas personas pueden ser reacias a aceptar incentivos para mecanismos de eficiencia hídrica al principio, pero seguramente se interesarán por enfoques más científicos», explicó Jat, subrayando que «el énfasis debe ponerse en la ciencia, no en la tecnología».

El diseño de modelos empresariales rentables también puede incentivar a los productores a adoptar mecanismos más eficientes. Los agricultores que han disfrutado de subvenciones para el riego durante décadas pueden no ver ningún beneficio en probar nuevas tecnologías, pero ¿qué pasa si se les da la oportunidad de convertirse en campeones o embajadores de estas innovaciones agrícolas? «Eso aporta una perspectiva totalmente nueva», afirma Jat.

Además de incentivar a los agricultores, los buenos modelos de negocio también pueden llamar la atención de las grandes empresas, que aportarían inversiones para impulsar la investigación y la innovación en el riego por goteo. «Cada vez más empresas se interesan por la agricultura inteligente y la agricultura de bajas emisiones, y sus aportaciones pueden ayudar a conceptualizar el futuro de este campo», comentó.

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Científicos unen la teoría y la práctica para aumentar la resistencia climática del trigo

La última década ha sido considerada la más cálida de la historia y se prevé que las temperaturas mundiales aumenten hasta 2 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales en 2050, por lo que los cultivos alimentarios básicos del mundo están cada vez más amenazados.

Un nuevo estudio publicado este mes en la revista Journal of Experimental Botany describe cómo los investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores están impulsando la resiliencia climática del trigo mediante potentes herramientas de teledetección, genómica y análisis de macrodatos. Los científicos están combinando múltiples enfoques para explorar la diversidad sin explotar los recursos genéticos del trigo y ayudar a seleccionar mejores progenitores y progenie en el mejoramiento genético.

El estudio, redactado por un equipo de 25 científicos del CIMMYT, la Universidad Agrícola de Henan, la Universidad de Adelaida y la Iniciativa del Trigo, también describe cómo se puede aprovechar esta investigación a nivel mundial para acelerar la resiliencia climática de los cultivos básicos.

«Una de las ventajas de comprender el estrés abiótico a nivel de la fisiología vegetal es que muchas de las mismas herramientas y métodos pueden aplicarse a una serie de cultivos que se enfrentan a problemas similares», dijo el autor principal y fisiólogo de trigo del CIMMYT, Matthew Reynolds.

El estrés abiótico, como las temperaturas extremas y la sequía, puede tener efectos devastadores en el crecimiento y el rendimiento de las plantas, lo que supone un enorme riesgo para la seguridad alimentaria.

Aprovechamiento de la investigación en una red mundial de mejoramiento de trigo para la resiliencia climática: brechas en la investigación, objetivos interactivos y resultados.
Aprovechamiento de la investigación en una red mundial de mejoramiento de trigo para la resiliencia climática: brechas en la investigación, objetivos interactivos y resultados.

Cómo abordar las brechas de la investigación

Los autores identificaron nueve brechas de investigación clave en los esfuerzos para impulsar la resiliencia climática en el trigo, incluyendo la limitada diversidad genética para la resistencia climática, la necesidad de estrategias más inteligentes para apilar rasgos y abordar el cuello de botella entre la investigación vegetal básica y su aplicación en el mejoramiento.

Basándose en una combinación de los últimos avances de la investigación y de métodos de mejoramiento genético de eficacia probada, los científicos están desarrollando estrategias para subsanar estas deficiencias. Éstas incluyen:

  • Utilizar el análisis de macrodatos para comprender mejor los perfiles de estrés en los entornos objetivo y diseñar líneas de trigo con rasgos adecuados de adaptación al calor y la sequía.
  • Exploración de los recursos genéticos del trigo para el descubrimiento de nuevos rasgos y genes y su uso en el mejoramiento genético.
  • Acelerar las ganancias genéticas mediante técnicas de selección que combinen la fenómica con la genómica.
  • La búsqueda de nuevas ideas y tecnologías procedentes del mundo académico y su comprobación en situaciones reales de mejoramiento genético.

Estas estrategias se probarán a fondo en el Hub de HeDWIC en condiciones de cultivo realistas y posteriormente se difundirán a otros programas de cultivo de trigo de todo el mundo que se enfrentan a retos similares.

Un factor que influye bastante en el éxito y la aceleración de las tecnologías de resistencia climatica, según Reynolds, es la brecha existente entre la investigación de descubrimientos teóricos y la mejora de los cultivos en el campo.

«Muchas grandes ideas sobre cómo mejorar la resiliencia climática de los cultivos se acumulan en la literatura, pero a menudo permanecen ‘en las oficinas’ porque el espacio de investigación entre la teoría y la práctica se encuentra, entre el radar del mundo académico y el de los fitomejoradores», explicó Reynolds.

La investigación traslacional —esfuerzos por convertir los conocimientos básicos de la investigación vegetal en aplicaciones prácticas para el mejoramiento de los cultivos— representa un vínculo necesario entre el mundo de los descubrimientos fundamentales y los campos de los agricultores, y pretende salvar esta brecha.

Pasos principales de la investigación para traducir tecnologías prometedoras en ganancias genéticas (resumen gráfico, adaptado de Reynolds y Langridge, 2016). Reproducido bajo licencia CC BY-NC-ND.
Pasos principales de la investigación para traducir tecnologías prometedoras en ganancias genéticas (resumen gráfico, adaptado de Reynolds y Langridge, 2016). Reproducido bajo licencia CC BY-NC-ND.

Los impactos de esta investigación, llevada a cabo en el marco de HeDWIC —un proyecto dirigido por el CIMMYT en colaboración con expertos de todo el mundo— se validarán a escala mundial a través de la Red Internacional de Mejoramiento del Trigo (IWIN, en inglés), con el potencial de llegar al menos a la mitad de la superficie mundial de cultivo de trigo.

Los resultados beneficiarán a los mejoradores e investigadores pero, sobre todo, a los agricultores y consumidores de todo el mundo que dependen del trigo para su sustento y su dieta. El trigo representa alrededor del 20% de todas las calorías y proteínas humanas, lo que lo convierte en un pilar de la seguridad alimentaria. Para unos 1.500 millones de personas de escasos recursos, el trigo es su principal alimento básico diario.

Con la previsión de que la población mundial aumente hasta casi diez mil millones en 2050, se prevé que la demanda de alimentos aumente con ella. Esto es especialmente cierto en el caso del trigo, ya que es un cultivo versátil tanto en términos de dónde puede crecer como de sus muchos usos culinarios e industriales. Sin embargo, los actuales aumentos de rendimiento del trigo no satisfarán la demanda de 2050 a menos que se tomen medidas serias. La investigación traslacional y la mejora genética estratégica son elementos cruciales para garantizar que la investigación se traduzca en rendimientos más altos y estables que permitan afrontar estos retos.

Lea el estudio completo:
Aprovechamiento de la investigación traslacional en trigo para la resiliencia climática

Foto de portada: Campos de trigo en las estaciones experimentales del CIMMYT cerca de Ciudad Obregón, Sonora, México. (Foto: M. Ellis/CIMMYT)

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Día Mundial de la Alimentación 2021: El futuro de la alimentación está en nuestras manos

A medida que el calendario avanza hacia el 16 de octubre, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) celebra el Día Mundial de la Alimentación. El tema de este año es «Nuestras acciones son nuestro futuro».

Nuestras vidas dependen de los sistemas agroalimentarios.

Abarcan el recorrido de los alimentos (por ejemplo, cereales, verduras, pescado, frutas y ganado) desde el campo hasta la mesa, incluyendo el momento en que se cultivan, se cosechan, se procesan, se empaquetan, se transportan, se distribuyen, se comercializan, se compran, se preparan, se comen y se eliminan. También abarca los productos no alimentarios (por ejemplo, la silvicultura, la cría de animales, el uso de materias primas, la biomasa para producir biocombustibles y las fibras) que constituyen los medios de vida, y todas las personas, así como las actividades, las inversiones y las elecciones que intervienen en la obtención de estos alimentos y productos agrícolas.

Los alimentos que elegimos y la forma en que los producimos, preparamos, cocinamos y almacenamos nos convierten en parte integrante y activa del funcionamiento de un sistema agroalimentario.

Un sistema agroalimentario sostenible es aquel en el que se dispone de una variedad de alimentos suficientes, nutritivos y seguros a un precio asequible para todo el mundo, y nadie pasa hambre ni sufre ninguna forma de malnutrición. Las estanterías están repletas en el mercado local o en la tienda de alimentación, pero se desperdician menos alimentos y la cadena de suministro de alimentos es más resistente a las perturbaciones, como las condiciones meteorológicas extremas, el aumento de los precios o las pandemias, todo ello limitando, en lugar de empeorar, la degradación medioambiental o el cambio climático. De hecho, los sistemas agroalimentarios sostenibles proporcionan seguridad alimentaria y nutrición para todos, sin comprometer las bases económicas, sociales y medioambientales, para las generaciones venideras. Conducen a una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor para todos.

Arreglemos el sistema

Las contradicciones no pueden ser más flagrantes — millones de personas pasan hambre o están desnutridas, mientras que un gran número tiene sobrepeso crónico debido a una mala alimentación. Los pequeños agricultores producen más de un tercio de los alimentos del mundo y, sin embargo, son algunos de los más afectados por la pobreza, ya que la agricultura sigue siendo un sector imprevisible. Los sistemas agroalimentarios contribuyen en gran medida al cambio climático, que a su vez amenaza la producción de alimentos en algunas de las zonas más pobres del mundo. La pérdida y el desperdicio de alimentos es desenfrenado, al lado de las personas que dependen de los bancos de alimentos o de la ayuda alimentaria de emergencia.

La evidencia está a la vista: nunca ha habido una necesidad más urgente de transformar la forma en que el mundo produce y consume alimentos.

Este año, con motivo del Día Mundial de la Alimentación, le traemos cuatro historias sobre el trabajo del CIMMYT para apoyar los sistemas agroalimentarios sostenibles.

Mejor producción

Los centros del CGIAR presentan una metodología para transformar la agricultura de recursos limitados, contaminante y vulnerable en sistemas alimentarios inclusivos, sostenibles y resistentes que ofrezcan dietas saludables y asequibles para todos dentro de los límites planetarios.

Publican guía para transformar los sistemas agroalimentarios paso a paso con base en Cultivos para México

Mejor nutrición

Los científicos del CIMMYT prevén un fuerte aumento de las nuevas variedades de trigo enriquecidas con zinc que pueden potenciar este mineral esencial para millones de personas pobres con dietas deficientes. Se espera que en los próximos diez años las nuevas variedades de trigo con alto contenido en zinc representen al menos el 80% de las variedades distribuidas en todo el mundo, frente al 9% actual.

El nuevo trigo enriquecido con zinc se expande por todo el mundo para combatir la malnutrición

Una mujer prepara roti, un pan plano sin levadura hecho con harina de trigo y consumido como alimento básico, en su casa del distrito de Dinajpur (Bangladesh). (Foto: S. Mojumder/Drik/CIMMYT)

Un mejor medio ambiente

Entender la relación entre el cambio climático y la salud de las plantas es clave para conservar la biodiversidad e impulsar la producción de alimentos hoy y para las generaciones futuras.

Proteger las plantas protegerá a las personas y al planeta

Paisaje del campo de trigo duro en la estación experimental del CIMMYT en Toluca, México. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)
Paisaje del campo de trigo duro en la estación experimental del CIMMYT en Toluca, México. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)

Una vida mejor

Un nuevo libro evalúa el potencial y las limitaciones del desarrollo de la cadena de valor para fortalecer los medios de vida de los pobres de las zonas rurales y extrae conclusiones aplicables a todo el ámbito del desarrollo.

El balance de desarrollo de la cadena de valor

Una investigadora del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) demuestra el uso de una aplicación agrícola en el campo. (Foto: C. De Bode/CGIAR)
Una investigadora del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) demuestra el uso de una aplicación agrícola en el campo. (Foto: C. De Bode/CGIAR)

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Es el Día de la Mujer Rural, desde el amanecer hasta el anochecer

Más del 70% de las mujeres rurales de la India se dedican a la agricultura. Las mujeres realizan una gran parte del trabajo agrícola, como cultivadoras y jornaleras, pero en la mayoría de los casos ni siquiera se las cuenta y reconoce como agricultoras. Millones de mujeres rurales de la India soportan también la carga del trabajo doméstico, un trabajo infravalorado y no reconocido económicamente.

En el 15 de octubre, Día Internacional de la Mujer Rural, la atención se centra en su contribución al cultivo de alimentos y a la alimentación de las familias. Las manos de las mujeres rurales desempeñan un papel fundamental en la seguridad alimentaria y el mantenimiento de las comunidades.

Hoy nos acercamos a la vida cotidiana de la agricultora Anita Naik.

Es originaria de la comunidad de Badbil, en el distrito de Mayurbhanj del estado indio de Odisha, rodeada de pequeñas colinas y de la exuberante vegetación del Parque Nacional de Simlipal.

Naik pertenece a una comunidad tribal que lleva mucho tiempo viviendo de la tierra, mediante la agricultura y la ganadería. Las pequeñas agricultoras como ella cultivan arroz, maíz y hortalizas de forma tradicional —con un trabajo intensivo y un rendimiento limitado— para garantizar la alimentación de sus familias.

Casada desde muy joven, Naik tiene un hijo y una hija. Su marido y su hijo son jornaleros, pero la incertidumbre en torno a sus trabajos y la enfermedad crónica de su marido hacen que ella sea la principal responsable del bienestar de su familia. A sus 41 años, la edad de Naik y su expresión estoica desmienten su experiencia de toda una vida de trabajo duro.

Las horas cortas

La jornada de Naik comienza justo antes del amanecer, poco después de las 4 de la mañana, con las tareas domésticas. Después de soltar a los animales —cabras, vacas, gallinas y ovejas— en el día, barre la casa, el patio y el establo de los animales. Después, enciende la estufa de leña para preparar el té para ella y su familia, que se despierta lentamente con el cantar del gallo. Ayudada por su hija pequeña, Naik da de comer a los animales y posteriormente lava los platos sucios de la noche anterior. A las 6:30 o 7 de la mañana, empieza a preparar otras comidas.

Durante los meses de escasez —el periodo entre la siembra y la cosecha— cuando el trabajo agrícola no es apremiante, Naik trabaja como jornalera en una fábrica de ladrillos. Dice que los ingresos extra le ayudan a cubrir los gastos durante las emergencias. «Me resulta difícil permanecer inactiva si no estoy trabajando en la granja», afirma. Sin embargo, las restricciones del COVID-19 han afectado a esta fuente de ingresos para la familia.

Una vez terminadas sus tareas matutinas, Naik trabaja en su pequeña parcela junto a su casa. Cultiva maíz y hortalizas, principalmente para el consumo familiar.

Naik comenzó a cultivar maíz solo después de unirse a un grupo de autoayuda en 2014, que la ayudó a ella y a otras mujeres a cultivar maíz híbrido para la producción comercial en tierras arrendadas. Recibieron el apoyo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a través del programa de intensificación del maíz de la Iniciativa de Sistemas de Cereales para Asia Meridional (CSISA).

Todos los años, de junio a octubre, Naik también trabaja en esta finca de dos hectáreas arrendada, junto con las demás miembros del grupo. Participa desde la siembra hasta la cosecha, e incluso en la comercialización.

«Hay once mujeres en nuestro grupo de autoayuda, Biswa Jay Maa Tarini. Gracias a la formación, la concienciación y el apoyo de CSISA y sus socios, una analfabeta como yo es actualmente la presidenta de nuestro grupo», afirma emocionada Anita Naik.

Anita Naik (primera por la izquierda) se reúne con su grupo de autoayuda Biswa Jay Maa Tarini en el pueblo de Badbil, en el distrito de Mayurbhanj del estado indio de Odisha. Juntas, trabajan en un campo de cinco acres arrendado, donde cultivan maíz con fines comerciales. (Foto: CIMMYT)
Anita Naik (primera por la izquierda) se reúne con su grupo de autoayuda Biswa Jay Maa Tarini en el pueblo de Badbil, en el distrito de Mayurbhanj del estado indio de Odisha. Juntas, trabajan en un campo de cinco acres arrendado, donde cultivan maíz con fines comerciales. (Foto: CIMMYT)

Esto todavía no termina

Un poco más lejos de su casa, Naik tiene un pequeño campo donde cultiva arroz con la ayuda de su marido y su hijo. Después de revisar su cosecha de maíz en el campo, Naik trabaja en su arrozal el resto del día. Cuida de su tierra con diligencia, con la intención de eliminar las malas hierbas que surgen una y otra vez en la temporada de los monzones.

«Es un trabajo agotador, pero tengo que hacerlo yo misma porque no puedo permitirme contratar a un trabajador», se lamenta Naik.

Finalmente, Naik se toma un descanso alrededor de la 1 de la tarde para almorzar. Algunos días, sobre todo en el verano, cuando el cansancio se apodera de ella, toma una pequeña siesta antes de volver a quitar las malas hierbas de los arrozales.

Finalmente, se dirige a casa a las 4 de la tarde. En casa, primero lleva a los animales a su cobertizo.

A las 6 de la tarde, empieza a preparar la cena. Después de la cena, limpia la cocina y la estufa de leña antes de dar por terminada la jornada y acostarse a las 8 o 9 de la noche.

«El día es corto y todavía hay mucho que hacer en casa y en el campo», dice Naik después de trabajar desde primera hora de la mañana hasta la noche.

Mañana es un nuevo día, pero las tareas en casa y el trabajo en el campo continúan para Naik y las agricultoras como ella.

Anita Naik enciende su estufa de leña para preparar la comida en su casa en Badbil, distrito de Mayurbhanj del estado indio de Odisha. (Foto: CIMMYT)
Anita Naik enciende su estufa de leña para preparar la comida en su casa en Badbil, distrito de Mayurbhanj del estado indio de Odisha. (Foto: CIMMYT)

Cambio de paradigma

Tradicionalmente, los agricultores de la comunidad de Naik y sus alrededores cultivaban arroz en sus tierras altas sólo para consumo personal, dejando la tierra en barbecho el resto del año. El cultivo de arroz es bastante agotador, ya que el arroz es un cultivo que requiere mucho trabajo en la siembra, el riego, la escarda y la cosecha. Con recursos limitados, conocimientos limitados y falta de maquinaria adecuada, los rendimientos pueden variar.

Para aprovechar al máximo la tierra durante todo el año y pasar del consumo personal a la producción comercial, el CIMMYT facilitó la adopción del cultivo del maíz. Esto resultó ser un cambio de juego, transformando los medios de vida de las mujeres de la región y convirtiéndolas a menudo en el principal sostén de sus familias.

A principios de 2012, a través del proyecto CSISA, el CIMMYT inició su programa de intensificación sustentable en algunas partes de la región de la meseta de Odisha. Durante la fase inicial, el maíz destacó como un cultivo alternativo con un alto nivel de aceptación, especialmente entre las mujeres agricultoras.

Pronto, el CIMMYT y sus socios comenzaron a trabajar en cuatro distritos —Bolangir, Keonjhar, Mayurbhanj y Nuapada— para ayudar a catalizar la adopción de la producción de maíz en la región. Los agricultores cambiaron el arroz por el maíz en las tierras altas. En la actualidad, el cultivo de maíz ha sido adoptado por 7.600 agricultores en estos cuatro distritos, de los cuales el 28% son mujeres.

El CIMMYT, en colaboración con agentes estatales, privados y de la sociedad civil, facilitó la creación de grupos de productores de maíz y grupos de autoayuda de mujeres. Reunidos, los agricultores pueden estandarizar el control de calidad del grano, agregar la producción y vender su producto comercialmente a las fábricas de piensos para aves.

Esta intervención en una región predominantemente tribal tuvo un impacto significativo en las condiciones socioeconómicas de las mujeres que participaron en este proyecto. Hoy en día, mujeres como Anita Naik se han establecido como agricultoras de maíz y empresarias de éxito.

See our coverage of the International Day of Rural Women.

Foto de portada: La agricultora Anita Naik en su campo de maíz. (Foto: Nima Chodon/CIMMYT)

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Domando el brusone de trigo

Mientras el brusone de trigo sigue infectando los cultivos de países de todo el mundo, los investigadores buscan formas de detener su propagación. La enfermedad —causada por el patotipo Magnaporthe oryzae Triticum— puede reducir drásticamente el rendimiento de los cultivos y dificultar la seguridad alimentaria y económica en las regiones en las que se ha instalado.

Investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT) y de otras instituciones internacionales estudiaron el potencial de propagación del brusone de trigo y examinaron las tácticas existentes para combatirlo. Según ellos, una combinación de métodos —incluyendo el uso y la promoción de variedades resistentes, el uso de fungicidas y el despliegue de prácticas agrícolas estratégicas— tiene la mejor oportunidad de frenar la enfermedad.

La enfermedad se identificó originalmente en Brasil en 1985. Desde entonces, se ha extendido a otros países de Sudamérica, como Argentina, Bolivia y Paraguay. En la década de 1990, el brusone de trigo afectó a tres millones de hectáreas en la región. Sigue siendo una amenaza.

A través del comercio internacional de cereales, el brusone del trigo se introdujo en Bangladesh en 2016. La enfermedad ha afectado a unas 15.000 hectáreas de tierra en el país y ha reducido el rendimiento medio hasta un 51% en los campos infectados.

Como las esporas del hongo pueden viajar con el viento, podría extenderse a países vecinos, como China, India, Nepal y Pakistán, países en los que el trigo proporciona alimentos y puestos de trabajo a miles de millones de personas. La enfermedad también puede propagarse a otros lugares a través del comercio internacional, como ocurrió en Bangladesh.

«La enfermedad, en las tres primeras décadas, se extendía lentamente, pero en los últimos cuatro o cinco años su ritmo se ha acelerado y ha dado dos saltos intercontinentales», dijo Pawan Singh, jefe de patología del trigo del CIMMYT, y uno de los autores del reciente artículo.

Una buena lucha

Las semillas infectadas son el vector más probable cuando se trata de que la enfermedad se extienda a grandes distancias, como a otros continentes. Por ello, una de las estrategias clave para mitigar el brusone de trigo está en manos de los gobiernos del mundo. El documento recomienda poner en cuarentena las semillas potencialmente infectadas antes de que entren en una nueva jurisdicción.

Los gobiernos también pueden crear «vacaciones» para el trigo, que prohíben funcionalmente su cultivo en las explotaciones agrícolas cercanas a las regiones en las que se ha instalado la enfermedad. Idealmente, esto mantendría los cultivos infecciosos fuera del alcance de las esporas de la plaga transportadas por el aire y el viento. Por ejemplo, en 2017, India prohibió el cultivo de trigo a menos de cinco kilómetros de la frontera con Bangladesh. El documento también recomienda que en esas zonas se cultiven otros cultivos —como legumbres y semillas oleaginosas— que no puedan ser infectados por el patógeno del brusone de trigo, para proteger los medios de vida de los agricultores.

Otras tácticas implican la colaboración entre investigadores y trabajadores agrícolas. Por ejemplo, se han desarrollado sistemas de alerta temprana para la predicción del brusone trigo, que se están aplicando en Bangladesh y Brasil. A partir de los datos meteorológicos, estos sistemas alertan a los agricultores cuando las condiciones son ideales para un brote del brusone de trigo.

Los investigadores también están buscando variedades de trigo resistentes a la enfermedad. En la actualidad, ninguna variedad es totalmente inmune, pero unas pocas son prometedoras y pueden resistir parcialmente en función de la presión de la enfermedad. Muchas de estas variedades resistentes tienen el genotipo Milan del CIMMYT en su pedigrí.

«Pero la resistencia sigue siendo limitada. Sigue siendo bastante limitada, básicamente un solo gen», dijo Xinyao He, uno de los coautores del artículo, y añadió que la identificación de nuevos genes resistentes y su incorporación a los programas de mejoramiento podrían ayudar a reducir el impacto del brusone de trigo.

Espigas de trigo dañadas por el brusone de trigo. (Foto: Xinyao He/CIMMYT)
Espigas de trigo dañadas por el brusone de trigo. (Foto: Xinyao He/CIMMYT)

Wheat spikes damaged by wheat blast. (Photo: Xinyao He/CIMMYT)Cuantos más, mejor

Otros métodos descritos en el documento implican directamente a los agricultores. Sin embargo, algunos de ellos podrían ser más factibles que otros desde el punto de vista económico o práctico, sobre todo para los pequeños agricultores de los países en desarrollo. El brusone de trigo prospera en climas cálidos y húmedos, por lo que los agricultores pueden ajustar la fecha de siembra para que el trigo florezca cuando el clima sea más seco y fresco. Este método es relativamente fácil y de bajo costo.

La investigación también recomienda que los agricultores roten los cultivos, alternando entre el trigo y otras plantas que el brusone de trigo no puede infectar, para que la enfermedad no se transmita de un año a otro. Los agricultores también deben destruir o eliminar los residuos de los cultivos, que pueden contener esporas de brusone de trigo. La adición de diversos minerales al suelo, como silicio, magnesio y calcio, también puede ayudar a las plantas a defenderse del hongo. Otra opción es la resistencia inducida, aplicando a las plantas productos químicos como el ácido jasmónico y el etileno que desencadenan su resistencia natural, de forma parecida a una vacuna, dijo Singh.

En la actualidad, el uso de fungicidas, incluido el tratamiento de las semillas con estos compuestos, es una práctica habitual para proteger los cultivos del brusone de trigo. Aunque se ha demostrado que es algo eficaz, añade costos adicionales que pueden ser difíciles de asumir para los pequeños agricultores. Además, el patógeno evoluciona para sobrevivir a estos fungicidas. A medida que el hongo cambia, también puede adquirir la capacidad de superar las variedades de cultivo resistentes. El documento señala que la rotación de fungicidas o el desarrollo de otros nuevos —así como la identificación y el despliegue de más genes resistentes dentro del trigo— pueden ayudar a resolver este problema.

Sin embargo, la combinación de algunos de estos esfuerzos en tándem podría tener un marcado beneficio en la lucha contra el brusone de trigo. Por ejemplo, según Singh, el uso conjunto de variedades de trigo resistentes, fungicidas y medidas de cuarentena podría ser una forma de salvaguardar los cultivos y los medios de vida de los pequeños agricultores de los países en vías de desarrollo, en términos de tiempo, trabajo y rentabilidad.

«Es necesario adoptar múltiples enfoques para gestionar el brusone de trigo», agregó.

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Llega la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la ONU

El 23 de septiembre de 2021, las Naciones Unidas convocan una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios como parte de la Década de Acción para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. La Cumbre pondrá en marcha nuevas y audaces acciones para avanzar en los 17 ODS, cada uno de los cuales se basa en parte en sistemas alimentarios más saludables, sostenibles y equitativos.

Según la ONU, el término «sistema alimentario» abarca a todas las personas y todos los procesos que intervienen en el cultivo, el mejoramiento o la elaboración de los alimentos, y en su llegada al estómago. La salud de nuestros sistemas alimentarios afecta profundamente a la salud de nuestros cuerpos, así como a la de nuestro medio ambiente, nuestras economías y nuestras culturas. Cuando funcionan bien, los sistemas alimentarios tienen el poder de unirnos como familias, comunidades y naciones.

Como la mayor red pública de investigación agrícola del mundo, el CGIAR ha hecho contribuciones inestimables a los esfuerzos mundiales para alcanzar estos 17 objetivos.  El CIMMYT desempeña un papel importante en estos esfuerzos.

A lo largo de septiembre, en reconocimiento de la histórica Cumbre de la ONU, estaremos destacando el impacto de la investigación del CIMMYT para alcanzar los ODS, en colaboración con el CGIAR y la comunidad de desarrollo en general.

Desde la agricultura de conservación hasta el apoyo a las mujeres y las comunidades marginadas, esperamos que nuestras publicaciones de las redes sociales le ayuden a descubrir la amplia experiencia, capacidad e impacto de nuestra investigación.

¡Participe!

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Foto de portada: En todo el mundo, el maíz y el trigo constituyen una gran parte de la dieta humana y son un elemento integral de un sistema alimentario saludable y sostenible. (Foto: A. Cortés/CIMMYT)