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Tips para un diagnóstico efectivo de parcelas mediante muestreo de suelos

Francisco Buenrostro Rodríguez muestra herramientas clave para un muestreo de suelos efectivo: barrena de fertilidad y pala de pico. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Francisco Buenrostro Rodríguez muestra herramientas clave para un muestreo de suelos efectivo: barrena de fertilidad y pala de pico. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

Juan Francisco Buenrostro Rodríguez, coordinador de investigación del Hub Bajío, comparte recomendaciones clave para realizar un muestreo de suelos efectivo. Este proceso es fundamental para optimizar el manejo de fertilidad en las parcelas agrícolas. ¡Descubre cómo hacerlo paso a paso!

Paso 1: Planifica tu muestreo

Elige las áreas adecuadas, evita cabeceras y orillas. Céntrate en el área de siembra, es decir, en el surco donde se coloca la semilla, ya que ahí están las raíces que absorben los nutrientes.

Herramientas necesarias: Usa una barrena de fertilidad o una pala de pico con una profundidad mínima de 30 cm para obtener muestras representativas.

Paso 2: Distribuye los puntos de muestreo

Ejemplo de distribución de puntos de muestreo en un campo de trigo, siguiendo una disposición estratégica para un análisis uniforme del suelo. (Foto: Francisco alarcón/CIMMYT)
Ejemplo de distribución de puntos de muestreo en un campo de trigo, siguiendo una disposición estratégica para un análisis uniforme del suelo. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
  • Método de zigzag: Camina a través de la parcela tomando puntos alternados en zigzag.
  • Líneas imaginarias: Traza tres líneas dentro de la parcela (cerca de la orilla, al centro y en la otra orilla) y extrae cinco puntos en cada línea.
  • Tecnología al servicio del muestreo: Usa sistemas de información geográfica para crear una cuadrícula que te guíe a puntos específicos con ayuda de aplicaciones móviles.
Instrumentos para medir la humedad y la conductividad del suelo, herramientas clave para el diagnóstico de la fertilidad y la salud del terreno. (Foto: Francisco Alarcón)
Instrumentos para medir la humedad y la conductividad del suelo, herramientas clave para el diagnóstico de la fertilidad y la salud del terreno. (Foto: Francisco Alarcón)

Paso 3: Realiza el muestreo correctamente

Limpia el área superficial antes de extraer la muestra. Se sugiere tomar al menos 15 puntos en la parcela para garantizar uniformidad.

Mezcla todas las muestras para crear una muestra compuesta que enviarás al laboratorio.

Recolección de muestra de suelo con barrena de fertilidad para análisis técnico y diagnóstico de propiedades del suelo. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Recolección de muestra de suelo con barrena de fertilidad para análisis técnico y diagnóstico de propiedades del suelo. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

¿Por qué y cuándo hacer un muestreo de suelos?

Conocer las propiedades físicas y químicas del suelo es fundamental para realizar un diagnóstico técnico, optimizar el manejo de la fertilidad y mejorar la rentabilidad. El momento ideal para hacerlo es después de la trilla y antes de cualquier operación de presiembra o movimiento del suelo.

Preparación de una muestra de suelo utilizando una pala de pico y un recipiente para análisis de fertilidad. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Preparación de una muestra de suelo utilizando una pala de pico y un recipiente para análisis de fertilidad. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

¿Quién debe realizar el muestreo?

 Productores interesados en agricultura regenerativa o de conservación, y aquellos que deseen mejorar la sustentabilidad de sus parcelas. Puedes hacerlo tú mismo o acudir a las oficinas de los Hubs de CIMMYT, donde personal técnico capacitado te ayudará.

Beneficios del análisis de suelos

  • Aplicaciones racionales de fertilizantes, lo que reduce costos.
  • Minimización de impactos ambientales por uso excesivo de insumos.
  • Producción de cultivos de calidad deseada por la industria.
Preparación y selección de muestras de suelo para su análisis, asegurando representatividad y precisión en el diagnóstico agronómico. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Preparación y selección de muestras de suelo para su análisis, asegurando representatividad y precisión en el diagnóstico agronómico. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

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Suelos y raíces

Raíces de planta de maíz cultivado con prácticas sustentables en parcela San Andrés Andúa, Oaxaca. (Foto: Fernando M Garcilazo / CIMMYT)
Raíces de planta de maíz cultivado con prácticas sustentables en parcela San Andrés Andúa, Oaxaca. (Foto: Fernando M Garcilazo / CIMMYT)

“No es nada más lo que vemos de la planta, sino también la parte que no vemos, los procesos que ocurren dentro del suelo y una raíz fuerte es un buen indicador de la salud del suelo”, dice el equipo técnico del Hub Pacífico Sur mientras muestran las vigorosas raíces de una planta de maíz en una de las parcelas en donde brindan acompañamiento técnico en San Andrés Andúa, Oaxaca.

“En esta parcela estamos evaluando diferentes tecnologías, entre ellas altas densidades, manejo integral y biológico de enfermedades y plagas y, lo principal, estamos haciendo un mejor manejo del suelo implementando labranza vertical, incorporando rastrojo y haciendo fertilización fraccionada. Además, para mejorar sus propiedades, estamos incorporando microorganismos para contribuir a la disponibilidad de nutrientes. La finalidad es que tengamos un equilibrio que nos permita disminuir el uso de pesticidas y aportar también un grano sano para el consumo”, explican.

Para el equipo del Hub Pacífico Sur, el suelo no es solo un recurso más, sino un legado invaluable. “Nuestro suelo es lo único que podemos tomar como una herencia que nos puede durar muchos años, generaciones, si lo cuidamos bien, si hacemos las prácticas correctas”. Este principio guía las acciones en la parcela demostrativa, donde la medición de las propiedades físicas y químicas del suelo permite ajustar una nutrición balanceada según las etapas de desarrollo de las plantas.

El impacto visual de la parcela, con cultivos robustos y suelos saludables, es también un mensaje poderoso para otros agricultores de la región. “El objetivo es poner parcelas demostrativas, es decir, módulos y áreas de extensión en zonas estratégicas para que los productores de alrededor las vean y también se animen a implementar prácticas sustentables que cuiden el suelo”, añaden.

Las prácticas sostenibles no solo mejoran la fertilidad del suelo, sino que también optimizan el uso del agua, un recurso cada vez más escaso. “Al ir incorporando materia orgánica, al mantener una cobertura de rastrojo, estamos aportando nutrición y estamos también haciendo que el uso del agua sea más eficiente. Estos ciclos hemos tenido poca lluvia y, cuando eso ocurre, pues ahí tenemos guardada el agua gracias al buen manejo del suelo y a la cobertura con rastrojo”, señalan. Esta resiliencia también se manifiesta frente a lluvias intensas: “Si nos llueve demasiado, tenemos un suelo sano con un buen proceso de infiltración que nos permite que el cultivo no tenga problemas de asfixia en las raíces”.

La importancia de las raíces no pasa desapercibida en estas parcelas. De acuerdo con los técnicos, las prácticas convencionales, como el barbecho continuo, pueden limitar su desarrollo debido a la compactación del suelo. “Con la labranza vertical roturamos hasta 60 o 70 centímetros para descompactar y propiciar que las raíces alcancen mayor profundidad porque, cuando se desarrollan más, absorben más y de mejor forma los nutrientes”.

El Hub Pacífico Sur, parte de una red nacional de nodos de innovación impulsada por el CIMMYT y sus colaboradores, es un modelo de innovación que conecta ciencia, tecnología y colaboración para transformar la agricultura. A través de plataformas de investigación, parcelas demostrativas, y el acompañamiento técnico de especialistas, los hubs impulsa la adopción de prácticas agrícolas que generan beneficios económicos, ambientales y sociales.

El productor está contento porque “la relación beneficio-costo con prácticas sustentables es mejor, se gana más, se produce más grano por hectárea y se tiene un mejor suelo”, concluyen los técnicos, destacando el impacto tangible de las prácticas sostenibles. Con ejemplos como este, los hubs se posicionan como impulsores de innovación que inspiran a las comunidades rurales hacia una agricultura más resiliente y sustentable.

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Innovaciones que transforman comunidades rurales

Taller de agricultura sustentable en Bacalar, Quintana Roo. (Foto: Hub Península de Yucatán-CIMMYT)
Taller de agricultura sustentable en Bacalar, Quintana Roo. (Foto: Hub Península de Yucatán-CIMMYT)

En el marco del proyecto Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo, implementado por el Gobierno del Estado en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), se están llevando a cabo acciones transformadoras que buscan mejorar las prácticas agrícolas y promover la sustentabilidad en comunidades rurales de la región. Este proyecto tiene como objetivo principal garantizar la seguridad alimentaria y fortalecer la resiliencia de las familias agricultoras mediante el uso de tecnologías innovadoras y sustentables.

En comunidades del municipio de Bacalar, técnicos del proyecto han impartido talleres sobre el uso de insumos orgánicos, destacando prácticas agroecológicas para mejorar la calidad del suelo, fertilizantes orgánicos y trampas de feromonas para el control biológico de plagas. Estas capacitaciones responden a la necesidad urgente de cambiar paradigmas en el manejo agrícola, en una región históricamente marcada por la tumba, roza y quema, prácticas que han degradado los suelos y contribuido a la deforestación de las selvas de la Península de Yucatán.

Felipe Sánchez Olán, productor de Bacalar, expresó los beneficios de estas innovaciones: “He aplicado las prácticas que los técnicos nos han enseñado y he comparado contra lo que regularmente hacíamos en la región. He obtenido mejores resultados y mejor rendimiento”.

En el ciclo de siembra verano-otoño-invierno 2024, se han introducido estrategias que combinan semillas criollas —probadas por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), una de las instituciones que colabora con el Hub Península de Yucatán—, análisis de suelos y aplicaciones de insumos específicos para el control de malezas. Estas innovaciones, sumadas a las técnicas de siembra ordenada, están orientadas a incrementar el rendimiento del maíz y a establecer bancos de semillas que aseguren la replicación de estas prácticas en el futuro.

La meta es clara: reducir el impacto ambiental de la agricultura mientras se fortalecen las bases para una seguridad alimentaria sostenible. Los talleres también han sido una oportunidad para reforzar la importancia de la conservación del medioambiente, alineándose con los principios de la agricultura de conservación promovidos por el CIMMYT y que son el eje del menú tecnológico que se promueve con esta iniciativa.

Un aspecto central del proyecto es el papel de las mujeres rurales como promotoras de estas tecnologías. En Quintana Roo, donde las mujeres desempeñan un papel crucial en la producción de alimentos, se están impulsando sus capacidades para liderar la adopción de estas prácticas. Como destaca el equipo técnico que impartió los talleres recientes, las mujeres tienen el potencial de ser “agentes de cambio en sus comunidades, fortaleciendo la seguridad alimentaria y promoviendo la agricultura sustentable”.

El proyecto Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo no solo busca mejorar los rendimientos agrícolas, sino también transformar las vidas de las familias rurales mediante la capacitación, el acceso a innovaciones y el empoderamiento de sus productores. Estas acciones son un ejemplo del impacto que se puede lograr cuando la ciencia y el conocimiento se combinan con la experiencia local y la participación comunitaria.

Con estas iniciativas, el CIMMYT y el Gobierno del Estado de Quintana Roo están marcando un camino hacia un modelo agrícola más sustentable, capaz de garantizar alimentos saludables, proteger los recursos naturales y fortalecer la economía de las comunidades rurales.

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Ciencia y tecnología al servicio de la agricultura sostenible en Colombia

Especialistas de centros de investigación del CGIAR en recorridos por ensayos de maíz en Espinal, Colombia. (Foto: Alliance Bioversity-CIAT)
Especialistas de centros de investigación del CGIAR en recorridos por ensayos de maíz en Espinal, Colombia. (Foto: Alliance Bioversity-CIAT)

La recolección y el procesamiento de datos en la agricultura es fundamental para enfrentar los desafíos actuales del sector, como el cambio climático, la variabilidad en los rendimientos y la sostenibilidad de los sistemas productivos, ya que “Disponer de bases de datos estructuradas y estandarizadas con información agronómica histórica (rendimientos, prácticas de manejo, plagas y enfermedades) permite, por ejemplo, la modelación de cultivos, plagas y enfermedades para los sistemas productivos de plátano, café, maíz, arroz y papa, entre otros”, señala el equipo técnico de la iniciativa Colombia Agroalimentaria Sostenible.

El proyecto Colombia Agroalimentaria Sostenible, impulsado por el gobierno colombiano a través de Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) coordinado por la Alianza Bioversity y CIAT, es una iniciativa que busca transformar el sector agrícola en el país sudamericano, promoviendo sistemas agroalimentarios más sostenibles y resilientes. A esta importante misión se han sumado diversas instituciones de investigación como parte de los socios implementadores estratégicos, entre ellas el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de México.

Recolectar y procesar datos procedentes de las parcelas es uno de los grandes desafíos de la agricultura mundial. En este sentido, Colombia Agroalimentaria Sostenible ha incluido en diversas acciones a la plataforma e-Agrology, desarrollada por el CIMMYT, la cual es una herramienta digital que, tan solo en México, ha permitido georreferenciar más de 42 mil sitios con innovaciones agrícolas.

“Hasta ahora se ha logrado consolidar una base de datos integral sobre el cultivo de maíz utilizando la plataforma e-Agrology, operada por el CIMMYT y gestionada por el gremio FENALCE. Esta plataforma almacena datos detallados sobre múltiples cultivos, incluidos maíz, frijol, soya y cebada, y cuenta con módulos que capturan información sobre manejo agronómico, comercialización y costos asociados”, señala el equipo técnico de Colombia Agroalimentaria Sostenible.

Con la plataforma e-Agrology se facilitaría además la captura de datos para plataformas de investigación, ya que se trabaja para que su aplicación móvil funcione en modo on-line y off-line, así como en un tablero de control de indicadores de producción sostenible. Estas innovaciones mejorarán los procesos de levantamiento de información en campo, propiciando el fortalecimiento de las capacidades de técnicos y productores frente a la colección de datos agronómicos confiables para la toma de decisiones.

Al integrar herramientas como e-Agrology, Colombia Agroalimentaria Sostenible no solo fortalece la capacidad de análisis de los sistemas productivos, sino que también impulsa la transición hacia una agricultura más eficiente y resiliente. Con su aplicación móvil y tablero de control, esta plataforma no solo democratiza el acceso a datos agronómicos confiables, sino que también empodera a técnicos y productores en su toma de decisiones, asegurando que la innovación tecnológica llegue al campo para transformar realidades y construir un futuro sostenible para la agricultura colombiana.

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Innovación para un campo sostenible

Equipo del Hub Bajío en la Expo Agroalimentaria Guanajuato 2024. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Equipo del Hub Bajío en la Expo Agroalimentaria Guanajuato 2024. (Foto: Amador Aguillón / Hub Bajío-CIMMYT)

La 29ª edición de la Expo Agroalimentaria Guanajuato, celebrada del 12 al 15 de noviembre en Irapuato, reunió a más de 600 empresas nacionales e internacionales y atrajo a miles de visitantes interesados en conocer las últimas innovaciones del sector. Este evento se consolida como un punto de encuentro clave para productores, académicos y empresas comprometidas con el desarrollo del agro.

En este marco, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), a través de su Hub Bajío, presentó una parcela demostrativa que sintetizó su enfoque hacia una agricultura sustentada en la ciencia, con tecnologías diseñadas para enfrentar los retos del cambio climático y las limitaciones productivas.

La participación del CIMMYT destacó por la exhibición de tecnologías sustentables adecuadas para el Bajío, como la agricultura de conservación, un sistema de producción que permite ahorros significativos en costos y mejora la salud del suelo. Asimismo, se presentaron opciones de cultivos de servicio, prácticas para optimizar el consumo de agua, manejo agroecológico de plagas, entre otras tecnologías que, de acuerdo con Amador Aguillón, gerente del Hub Bajío, buscan mejorar los sistemas de producción agrícola en el estado de Guanajuato, fomentando la alta productividad con sustentabilidad.

Un elemento central de la parcela fue la demostración de maquinaria adecuada para agricultura de conservación, es decir, diseñada para optimizar la producción agrícola sin comprometer la sustentabilidad. De acuerdo con José Luis Fuentes, ingeniero de Sembradoras Dobladenses, “ya son tres equipos los que tenemos, que hemos trabajado en coordinación con el Hub Bajío del CIMMYT, uno es el cincel rotulador para captación de agua y manejo de rastrojos, la otra es una fertilizadora para sepultar fertilizante y manejar rastrojos en cobertura total de rastrojo, y el otro es una sembradora de maíz y granos finos, es decir, que puede sembrar semillas de maíz y de trigo”.

Además, el doctor Jelle Van Loon, director asociado del programa de Sistemas Agroalimentarios Sustentables de CIMMYT, ofreció una conferencia magistral titulada “Estrategias para incrementar las ganancias en la agricultura”, en la que enfatizó la importancia de integrar ciencia, innovación y colaboración para transformar los sistemas agrícolas de forma sustentable.

Durante el evento, el equipo técnico del Hub Bajío recibió la visita de diversos grupos, entre ellos agricultores de Huandacareo, Michoacán, así como de Adolfo Ruiz, representante de Grupo Trimex, con quien se impulsa la iniciativa Agriba Sustentable, un esfuerzo conjunto para promover la adopción de prácticas sostenibles en el cultivo de trigo. También se contó con la visita de Zeferino Fernández, de HEINEKEN México, con quien se coordina el proyecto Cultivando un México Mejor, enfocado en el reabastecimiento de la cuenca Lerma mediante el ahorro de agua en la producción de cebada bajo el sistema de agricultura de conservación.

Con esta participación en la Expo Agroalimentaria, el equipo del Hub Bajío, que entre sus filas cuenta con técnicos certificados en agricultura sustentable y especialistas en áreas diversas, como capacitación y agronegocios, reafirmó su compromiso de transformar el campo mexicano a través de soluciones basadas en la ciencia. Como señaló Aguillón, “estas innovaciones no solo garantizan un mejor rendimiento, sino que también fortalecen la resiliencia de los productores ante los desafíos actuales”.

El impacto de esta exhibición confirma que la agricultura sustentable no es solo una meta, sino un camino que requiere el esfuerzo conjunto de instituciones, empresas y productores para garantizar un futuro próspero y sostenible para el sector agroalimentario en México y el mundo.

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Impulsan el mejoramiento participativo de maíces nativos

Práctica de mejoramiento participativo de maíces nativos en Huamantla, Tlaxcala. (Foto: Anhel Martinez)
Práctica de mejoramiento participativo de maíces nativos en Huamantla, Tlaxcala. (Foto: Anhel Martinez)

En un esfuerzo conjunto por preservar y mejorar la diversidad de los maíces nativos, Driscoll’s y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han desarrollado una serie de capacitaciones dirigidas a productores agrícolas de Puebla y Tlaxcala. Estas acciones, que forman parte de una colaboración más amplia iniciada en 2021, tiene como objetivo no solo incrementar el rendimiento de las cosechas, sino también empoderar a las comunidades rurales mediante la adopción de prácticas agrícolas sustentables y la transferencia de tecnología adaptada a las necesidades locales.

Los cursos recientemente impartidos en el marco de la colaboración entre Driscoll’s y CIMMYT han abordado temas como la agricultura de conservación, fertilización integral, manejo agroecológico de plagas, manejo poscosecha de granos almacenados y mejoramiento participativo de maíces nativos.

Teniendo como lase la selección masal (un método que implica seleccionar las mejores mazorcas de maíz para propiciar que las características deseadas se transmitan a las siguientes generaciones de plantas), el mejoramiento participativo de maíces nativos permite que los productores mejoren gradualmente sus variedades locales de maíz, lo que además fortalece la resiliencia de los cultivos frente a los desafíos del cambio climático.

Recientemente, por ejemplo, se realizaron dos cursos teórico-prácticos sobre mejoramiento masal en Tlaxcala y Puebla. El primero de estos cursos se realizó en la localidad de San Andrés Payuca, en el municipio de Cuyoaco, Puebla, donde participaron tanto productores como estudiantes de la Universidad Tecnológica de Oriental (UTO). Durante este evento, los participantes tuvieron la oportunidad de aprender conceptos clave sobre la selección masal y aplicarlos directamente en el campo, lo que generó un gran entusiasmo entre los asistentes.

Posteriormente, el curso se impartió en la localidad de Xicohténcatl, en el municipio de Huamantla, Tlaxcala. En este segundo evento, los productores vinculados con Driscoll’s exploraron las bases del mejoramiento genético de maíces nativos mediante la técnica de selección masal, reforzando sus conocimientos con prácticas en campo.

Estos cursos son un claro ejemplo de cómo la colaboración entre empresas, centros de investigación y comunidades puede generar un impacto positivo en el desarrollo rural. Al integrar el conocimiento ancestral con técnicas modernas de mejoramiento genético, Driscoll’s y CIMMYT no solo están contribuyendo a la conservación de los maíces nativos, sino que también están sentando las bases para un futuro más sostenible y rentable para los productores de estas regiones.

Práctica de mejoramiento participativo de maíces nativos en Cuyoaco. (Foto: Anhel Martinez)
Práctica de mejoramiento participativo de maíces nativos en Cuyoaco. (Foto: Anhel Martinez)

La selección masal, tal como se enseña en estos cursos, implica un proceso riguroso de selección que inicia en la parcela, dividiendo el terreno en secciones a fin de escoger con mayor rigurosidad la semilla progenitora de la siguiente generación de selección. Así, se incrementa la probabilidad de que las características que se busca que las plantas hereden efectivamente sean parte de la información genética de las plantas y no se deba solo a la influencia del medioambiente o las prácticas agronómicas —que son importantes para lograr la sustentabilidad de todo el sistema de producción—.

Cuando las mazorcas con las características deseadas se cosechan, se hace una segunda selección a la manera acostumbrada: se seleccionan mazorcas sanas y grandes que luego se desgranan, usando para semilla solo los granos de la parte central de la mazorca.

Desde luego, el mejoramiento de los maíces nativos es un proceso que implica varios ciclos de selección y que requiere un acompañamiento técnico adecuado, pero, en el mediano plazo, este método permite mejorar las variedades locales y mantener a la vez la diversidad genética, por lo que es fundamental que los productores aprendan los procedimientos específicos en cada etapa del desarrollo del cultivo, como la eliminación de la flor masculina de los ejemplares no deseados y la selección de mazorcas de las plantas marcadas —las que tienen las características deseadas, como grosor del tallo, sanidad de la planta, precocidad, porte, altura y tamaño de mazorca, y tolerancia a factores bióticos y abióticos—.

Al mejorar las características genéticas de los materiales nativos de cada región es posible obtener rendimientos más favorables, pero también fortalecer la cultura.  El mejoramiento participativo permite hacer más rentables sistemas como la milpa, pero solo afianzando prácticas sustentables se podrá asegurar la preservación funcional de la biodiversidad de los maíces nativos.

Así, a largo plazo, esta colaboración entre Driscoll’s y CIMMYT no solo busca mejorar los rendimientos agrícolas, sino también fortalecer la cultura local y la resiliencia de las comunidades rurales. Al empoderar a los productores con conocimientos y técnicas adecuadas, se promueve un desarrollo más equitativo y sostenible en las regiones donde se lleva a cabo este proyecto.

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Alianzas que transforman el campo

Reynaldo Góngora, productor de Hopelchén, Campeche. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Reynaldo Góngora, productor de Hopelchén, Campeche. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

En México, la agricultura enfrenta retos diversos que varían de acuerdo con las características agroecológicas y socioeconómicas de cada región. Para abordar estas diferencias de manera efectiva, el CIMMYT y sus colaboradores han desarrollado una metodología que fomenta la colaboración entre múltiples actores: los hubs o nodos de innovación. Estos espacios integran a productores, agroindustria, organizaciones locales, investigadores y autoridades para impulsar soluciones adaptadas a las necesidades de cada región, fortaleciendo los sistemas agroalimentarios y promoviendo prácticas sustentables.

En regiones agrícolas como Sinaloa, los hubs han permitido establecer alianzas estratégicas que vinculan a la agroindustria con la agricultura sostenible. Un ejemplo destacado es la colaboración entre SAFINSA, Grupo Bimbo y el CIMMYT, quienes trabajan para fomentar un abastecimiento responsable de trigo mediante la adopción de prácticas sustentables que garantizan la conservación de recursos naturales y el bienestar de los productores. Estas sinergias no solo impulsan la producción sostenible, sino que también consolidan cadenas de valor más justas y resilientes.

De forma similar, el Hub Bajío se ha convertido en un catalizador de iniciativas que impulsan la alta productividad con sustentabilidad. Proyectos como Abastecimiento Responsable con Kellanova y Cultivando un México Mejor con HEINEKEN México ilustran esta articulación de esfuerzos, cuyo impacto se mide no solo en términos de productividad, sino también en la capacidad de los productores para acceder a mercados que valoran las prácticas responsables, una transformación que refuerza el liderazgo de México en la producción agroindustrial sostenible.

En el sursureste del país, donde predominan los sistemas agrícolas de autoconsumo y los desafíos socioeconómicos son más marcados, los hubs han centrado su labor en promover la autosuficiencia alimentaria y reducir pérdidas poscosecha. El Hub Pacífico Sur, por ejemplo, ha entablado alianza con la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (SEFADER) para capacitar a técnicos que están llevando innovaciones sustentables a las comunidades a fin de garantizar la seguridad alimentaria y un abasto seguro de maíz.

En el otro extremo del país, el Hub Península de Yucatán trabaja en conjunto con el Gobierno de Quintana Roo para impulsar un enfoque integral de la producción de maíz y vitalización del sistema de la milpa maya, con atención para inclusión financiera y un enfoque de género.

También en el sursureste destaca un ejemplo emblemático de los frutos de las alianzas estratégicas que se incuban con los hubs. Se trata de la red de herreros que fabrica y distribuye silos metálicos herméticos diseñados por el CIMMYT y colaboradores, los cuales permiten a las comunidades conservar sus granos por más tiempo sin necesidad de sustancias químicas, minimizando las pérdidas y mejorando la seguridad alimentaria.

Reynaldo Góngora, productor de Hopelchén, Campeche, comparte su experiencia al ser uno de los agricultores vinculados al Hub Península de Yucatán: “Antes cosechábamos 700 u 800 kilos por hectárea. Ahora estamos obteniendo entre dos y dos toneladas y media porque aprendimos a manejar el rastrojo, fertilizantes orgánicos, controlar plagas con trampas y conservar la cosecha en silos herméticos. Al principio era el único en mi comunidad que participaba, pero ahora más compañeros se han sumado al ver los resultados”.

Además, Reynaldo enfatiza cómo el trabajo con el Hub ha cambiado su visión sobre el cultivo y manejo de alimentos: “Llegué al Hub por Promaya, una organización que colabora con el Hub. Me invitaron a un taller sobre el manejo de semillas, y participé en varias prácticas y ahorita ya somos más los que nos hemos sumado”.

La articulación entre actores locales como Promaya, extensionistas y el CIMMYT ha sido clave para multiplicar estos impactos, mostrando cómo la innovación tecnológica puede mejorar vidas y fortalecer comunidades. Como dice Reynaldo, la unión hace la fuerza.

De acuerdo con Bram Govaerts, director general del CIMMYT, la metodología del hub permite conectar el conocimiento científico con las necesidades reales de los productores. Al respecto, destaca: “Los hubs aseguran que no exista una desconexión entre la ciencia y el extensionismo, creando redes de conocimiento que garantizan que la innovación llegue al productor. Además, utilizamos la retroalimentación de los productores para mejorar continuamente nuestras propuestas”.

Desde el norte hasta el sur del país, esta metodología fomenta la interacción entre agroindustria, organizaciones locales y productores, articulando esfuerzos en favor de sistemas agroalimentarios más sostenibles. Ya sea promoviendo cadenas de valor responsables o garantizando la seguridad alimentaria, los hubs son una herramienta transformadora que permite a México enfrentar los retos del presente con miras a un futuro más resiliente.

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Lanzan primer Boletín Agroclimático para Coahuila

En un esfuerzo conjunto por fortalecer la toma de decisiones en el sector agropecuario de Coahuila, las Oficinas de Representación de la Secretaría de Agricultura en Coahuila y Región Lagunera, en coordinación con el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Desarrollo Rural estatal, el apoyo de la Secretaría de Agricultura federal, del Servicio Meteorológico Nacional de la CONAGUA y del CIMMYT, se instaló la Primera Mesa Técnica Agroclimática del estado de Coahuila.

Los resultados de la mesa se exponen en el primer boletín agroclimático del estado, el cual ofrece información clave sobre las condiciones climáticas esperadas y recomendaciones para los agricultores coahuilenses.

El boletín, correspondiente al periodo de noviembre de 2024 a enero de 2025, incluye pronóstico del clima, mismo que señala que, en general, se espera menos lluvia y temperaturas más elevadas que el promedio de 1991 a 2020 en la mayor parte del territorio.

El boletín señala que es importante que los productores adopten prácticas de conservación de suelos, como la cobertura del suelo conrastrojos, ya que brindan una mayor retención de agua en el suelo. Para los cultivos agrícolas del ciclo otoño-invierno, menciona el documento, toma gran relevancia el uso eficiente del agua en todos los procesos de desarrollo del cultivo porque altas temperaturas y poca agua son condiciones que propician agostaderos secos, constituyéndose en un riesgo de incendios de pastizales, zonas arbustivas y bosques.

Con respecto a los aspectos fitosanitarios, el boletín menciona que inviernos con poco frío, como el que se pronostica para este ciclo productivo otoño-invierno 2024-2025, pueden ocasionar “estrés térmico” que provoca la disminución de rendimiento en los cereales; así mismo las temperaturas arriba de lo normal favorecen el desarrollo de plagas y enfermedades.

“En el estado de Coahuila, con temperaturas más cálidas se presentan poblaciones de pulgón verde de los cereales (Schizaphis graminum) durante el desarrollo vegetativo de la planta, amacollamiento e incluso durante el espigamiento. Se debe tener en cuenta que con temperaturas mayores a los 10°C este organismo puede aumentar su reproducción, por lo que son recomendables los muestreos para hacer el control y/o combate de manera oportuna”, señala el boletín.

Haciendo énfasis en estos y otros aspectos relevantes para los productores coahuilenses, la Mesa Técnica Agroclimática de Coahuila, que incluye a las instituciones mencionadas, es parte de un esfuerzo nacional para promover la adopción de prácticas agrícolas resilientes y sostenibles. Este boletín refuerza así las capacidades locales y permiten a los agricultores enfrentar los desafíos actuales con mayor preparación.

DA CLIC EN LA IMAGEN PARA DESCARGAR EL BOLETÍN.

Boletín Agroclimático de Coahuila, Noviembre 2024-enero 2025
Boletín Agroclimático de Coahuila, Noviembre 2024-enero 2025
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La otra revolución que nació en México: el legado de la transformación sostenible y sus nuevas raíces

Miembros del grupo Maíz Criollo Kantunil junto a una parcela cultivada con el uso de prácticas sostenibles. (Foto: Jenifer Morales/CIMMYT)
Miembros del grupo Maíz Criollo Kantunil junto a una parcela cultivada con el uso de prácticas sostenibles. (Foto: Jenifer Morales/CIMMYT)

La Revolución Mexicana no ha sido el único movimiento transformador surgido en México. Otro cambio profundo comenzó en el campo mexicano y, lejos de las armas, hoy sigue impulsando una sociedad más pacífica y resiliente a través de la integración de ciencia, innovación y saberes ancestrales.

En la década de 1960, México marcó un precedente en la transformación agrícola global. Hoy, ese movimiento ha evolucionado hacia un enfoque de sostenibilidad que responde a los desafíos actuales: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria. Bajo el liderazgo del CIMMYT, el modelo de Hub se ha consolidado como una herramienta clave para ofrecer soluciones científicas a los productores, lo que ha fortalecido sistemas agrícolas resilientes y sostenibles.

En el CIMMYT, creemos que garantizar la soberanía alimentaria no solo implica producir más alimentos saludables, sino también cuidar de los recursos naturales, como el suelo y el agua, y promover el bienestar de los agricultores y sus comunidades. A través del modelo de Hub, hemos impulsado prácticas como el manejo sostenible de cultivos básicos como el maíz, y cultivos asociados y el uso de estrategias para fortalecer el sistema semillas y de esta forma hacer frente a los retos del sector agrícola.

Un claro ejemplo de este enfoque es el grupo Maíz Criollo Kantunil, en Yucatán. Liderado por Edgar Miranda, este colectivo de ocho familias ha adoptado prácticas innovadoras como la agricultura regenerativa, el uso eficiente del agua y el manejo agroecológico de plagas. Gracias a su vinculación con el modelo de Hub, el grupo ha logrado conservar semillas criollas, fortalecer la agroecología local y generar beneficios sociales y productivos para su comunidad.

Nuestro principal objetivo es que las siguientes generaciones tengan semillas disponibles para satisfacer sus necesidades de alimentación”, señaló Edgar Miranda. “Trabajamos con prácticas sostenibles que nos permiten conservar nuestros recursos y producir cultivos saludables”, agregró.

El modelo de Hub no solo acompaña a los productores, sino que también fomenta la asociatividad y la participación comunitaria, pilares esenciales para construir sistemas alimentarios inclusivos y resilientes. Estas acciones están alineadas con iniciativas nacionales tales como el fortalecimiento de cadenas productivas, pero también reflejan el compromiso del CIMMYT con un enfoque global de desarrollo sostenible.

La estrategia del CIMMYT en México no solo respalda a los productores en la transformación de sus sistemas agrícolas, sino que también promueve alianzas estratégicas con actores públicos y privados. Estas colaboraciones fortalecen la integración de soluciones científicas y prácticas sostenibles, detonan la innovación en las comunidades rurales y fomentan la resiliencia frente a los retos del cambio climático. Con un enfoque basado en la ciencia, la inclusión y el aprendizaje continuo, el CIMMYT sigue contribuyendo a construir un futuro más equitativo, sostenible y próspero para México y el mundo.

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Crisis hídrica en Sinaloa: desafíos y respuestas desde el campo

Cultivos afectados por la sequía extrema y la falta de agua. (Foto: Jenifer Morales/CIMMYT)
Cultivos afectados por la sequía extrema y la falta de agua. (Foto: Jenifer Morales/CIMMYT)

Sinaloa, uno de los principales graneros de México, enfrenta una severa crisis hídrica que amenaza la seguridad alimentaria y la economía regional. En el ciclo agrícola 2024-2025, la escasez de lluvias y el bajo nivel de las presas han impactado la producción de maíz, cultivo clave para el estado. Las principales presas registran niveles críticos, con la presa Luis Donaldo Colosio operando al 15.7 % de su capacidad, lo que refleja una tendencia alarmante.

Desde 2023, más de la mitad del estado sufre sequía, con el 22 % de su territorio en condiciones excepcionales. Esta situación ha reducido las áreas sembradas, y ha dejado fuera hasta 150 000 hectáreas este ciclo agrícola. Solo se planean sembrar 49 000 hectáreas de maíz, muy por debajo de las 290 000 del ciclo anterior. La falta de agua ha encarecido los costos de producción y ha disminuido la rentabilidad, lo que ha agravado la situación de los agricultores.

En medio de esta crisis, el CIMMYT, a través de su Hub Pacífico Norte, ha impulsado soluciones innovadoras como la cobertura de rastrojo. Carolina Cortez Pérez, coordinadora técnica en Sinaloa, destaca que esta práctica ha resultado crucial en años secos: “El dejar el rastrojo en el suelo permite conservar humedad después de las lluvias, lo que facilita el inicio de ciclos agrícolas en temporal y reduce la cantidad de agua necesaria para el primer riego de asiento en cultivos de otoño-invierno. Por ejemplo, la lámina de riego puede reducirse de 280-320 mm a 200-260 mm, ahorrando agua y tiempo”.

Cortez también señala que el uso del rastrojo ayuda a disminuir el estrés hídrico en los cultivos, extendiendo en hasta cinco días la resistencia entre riegos. “Esto es clave cuando la programación de riegos se vuelve lenta en temporada alta, dando a los agricultores un margen para manejar mejor la sequía”, añade.

Además del uso de rastrojo, el CIMMYT promueve diversas prácticas agrícolas sostenibles que buscan optimizar el uso del agua y mejorar la productividad en condiciones de sequía. Entre estas destacan la agricultura de conservación, que permite reducir costos de producción y mejorar los rendimientos gracias al uso eficiente de los recursos. También se fomenta el empleo de coberturas vivas, las cuales mantienen raíces activas durante los periodos de descanso, ayudando a captar agua y fijar nitrógeno en el suelo.

Otra estrategia clave es la rotación de cultivos, que incorpora especies con menor demanda hídrica y un potencial mercado viable, ofreciendo mayor flexibilidad a los agricultores. Asimismo, el uso de técnicas como el riego alterno y las tiradas cortas optimiza la aplicación del agua, reduciendo el estrés hídrico de los cultivos y maximizando su producción. Finalmente, se enfatiza la necesidad de contar con infraestructura adecuada, como pipas de riego y la nivelación del suelo, para mejorar la eficiencia en el manejo del agua.

Cortez expresa que es indispensable avanzar en políticas públicas que fortalezcan la resiliencia agrícola. “Es fundamental implementar equipos de medición de riego para evitar desperdicios y garantizar que el agua llegue a donde se necesita. También es crucial entubar canales de riego para prevenir infiltraciones y evaporación, especialmente en el trayecto desde las presas hasta los campos más alejados. Por último, hace falta más inversión en experimentación y tecnologías que indiquen el momento óptimo para el riego en cada cultivo”, enfatiza.

La crisis hídrica en Sinaloa subraya la necesidad de integrar innovación tecnológica, prácticas agrícolas sostenibles y políticas públicas efectivas. Las palabras de Carolina Cortez reflejan la importancia de estas acciones conjuntas: “Solo mediante un manejo eficiente del agua y el uso de tecnologías adecuadas podemos afrontar los retos actuales y construir un futuro más resiliente para los agricultores sinaloenses”.