Los cultivos alternativos representan mayores posibilidades de diversificación de dietas. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Los cultivos alternativos representan mayores posibilidades de diversificación de dietas y oportunidades de comercialización de excedentes. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
En el panorama agrícola mundial, la diversidad de cultivos ha disminuido drásticamente. De acuerdo con la ONU, solo nueve representan el 66% del total de la producción agrícola. Esto implica una pérdida de alrededor del 75% de la diversidad de cultivos. En este contexto, los cultivos alternativos se presentan como una solución viable y necesaria para mejorar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de las familias agricultoras de pequeña escala.
Los cultivos alternativos ofrecen múltiples beneficios. No solo mejoran la seguridad alimentaria, sino que también optimizan los sistemas de producción tanto agronómica como económicamente, ya que diversificar cultivos ayuda a mejorar las características del suelo y permite las fuentes de ingreso al vender los excedentes de una mayor variedad de cultivos.
La agricultura de conservación, un sistema de producción sustentable que promueve la diversificación de cultivos, es una alternativa viable para las familias dedicadas a la agricultura de pequeña escala. En combinación con otras prácticas derivadas de este sistema, la diversificación de cultivos ayuda a controlar malezas y permite que los suelos estén en un mejor estado general porque ayuda a reponer las capacidades del suelo en medida que cada cultivo tiene necesidades y aportaciones de nutrientes diferentes (por ejemplo, las leguminosas ayudan a reponer los niveles de nitrógeno del suelo).
Diversificar cultivos (a través de rotaciones, asociaciones o relevos) permite también romper con los ciclos de diversas plagas y enfermedades. Ya que cada plaga tiene hábitos o un comportamiento específico asociado a un cultivo particular, al variar los cultivos estos ciclos pueden romperse. Adicionalmente, algunos cultivos tienen propiedades agronómicas particulares que resultan útiles en ciertos contextos. Un buen ejemplo es el girasol, el cual ayuda a descompactar el suelo gracias a sus raíces pivotantes.
En el plano de la comercialización y la seguridad alimentaria la diversificación de cultivos también tiene beneficios, ya que incrementa la variedad de las dietas de las familias productoras, o bien, contribuye a tener una producción adicional en distintos momentos.
Todos estos componentes trabajan en conjunto para mejorar la salud del suelo. En este sentido, el CIMMYT y sus colaboradores han validado varios cultivos alternativos que pueden ser cultivados en el sur y sureste de México. Estos, son 10 cultivos alternativos con características destacadas:
La diversificación de cultivos es esencial para la sostenibilidad y la resiliencia de las familias agricultoras de pequeña escala. Los cultivos alternativos validados por el CIMMYT y sus colaboradores no solo mejoran la seguridad alimentaria, sino que también promueven una agricultura más sostenible y resiliente. Adoptar estos cultivos puede transformar la vida de los pequeños productores en el sur y sureste de México, ayudándoles a enfrentar los desafíos agronómicos y económicos de manera efectiva.
De izquierda a derecha: Bram Govaerts (CIMMYT), Beth Crawford (FAO), Cary Fowler (Premio Mundial de la Alimentación 2024), Ismahane Elouafi (CGIAR), y Catherine Bertini (Premio Mundial de la Alimentación 2023). Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
De izquierda a derecha: Bram Govaerts (CIMMYT), Beth Crawford (FAO), Cary Fowler (Premio Mundial de la Alimentación 2024), Ismahane Elouafi (CGIAR), y Catherine Bertini (Premio Mundial de la Alimentación 2023). (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
En el marco del foro DialogueNEXT, organizado recientemente por la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación en colaboración con CIMMYT, se anunció una nueva y prometedora iniciativa: Visión de Cultivos y Suelos Adaptados (VACS, por sus siglas en inglés). Esta alianza estratégica entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el CIMMYT busca fortalecer los sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles, basados en cultivos diversos, nutritivos y adaptados al clima, cultivados en suelos sanos.
La FAO y el CIMMYT firmaron un documento que formaliza esta colaboración, con el objetivo de liderar y coordinar los esfuerzos del movimiento VACS entre una amplia gama de actores públicos y privados. Este acuerdo se enfoca en promover cultivos tradicionales ricos en nutrientes y resistentes al clima, fundamentales para la seguridad alimentaria y la nutrición en un contexto de cambio climático.
«Al unir fuerzas con el CGIAR y el CIMMYT, reunimos nuestras capacidades colectivas para construir un fuerte impulso y una plataforma para avanzar en el VACS», declaró QU Dongyu, Director General de la FAO. Por su parte, Bram Govaerts, Director General de CIMMYT, añadió: «Estamos orgullosos de estar unidos con la FAO a través de VACS, cuyo excelente historial en el trabajo político y la creación de redes con los gobiernos nacionales ayudará a equipar a los agricultores con semillas resistentes y sistemas de cultivo inteligentes para el clima que regeneran, en lugar de degradar, los suelos».
El CIMMYT ha implementado exitosamente modelos innovadores como los InnovaHubs en Honduras y Guatemala, derivados de la experiencia del programa MasAgro-Cultivos para México, el cual logró impactar positivamente a más de 300 mil productoras y productores y un millón de hectáreas en territorio mexicano. Esta metodología de gestión de la innovación conecta a los agricultores con mercados, tecnologías y semillas de alta calidad, por lo que está siendo replicada en otros países de Asia y África, ampliando así el impacto positivo en diversas regiones del mundo.
Lanzado en 2023, el movimiento VACS tiene como objetivo construir sistemas agroalimentarios sostenibles y resilientes aprovechando los cultivos adecuados y la construcción de suelos saludables. Los hubs de innovación agrícola, en este sentido, son fundamentales para que movimientos como VACS fortalezcan la resiliencia de las comunidades agrícolas a través de redes de innovación, cuyo enfoque no solo mejora la productividad, sino que también contribuye a la resiliencia climática y la sostenibilidad ambiental.
La colaboración entre la FAO y el CIMMYT en la iniciativa VACS no solo busca mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición a través de cultivos resilientes y suelos saludables, sino que también fortalece los sistemas agroalimentarios globales frente al cambio climático. Esta alianza estratégica refuerza el compromiso de ambas organizaciones con un futuro sostenible, promoviendo prácticas agrícolas que regeneren los suelos y mejoren la calidad de vida de las comunidades agrícolas.
La variabilidad climática es una realidad palpable en el estado de Morelos, México, donde los agricultores enfrentan desafíos constantes para mantener la productividad de sus tierras. En este contexto, la 2ª Mesa Técnica Agroclimática de Morelos ha emitido un nuevo Boletín Agroclimático para el periodo de julio a septiembre de 2024, ofreciendo una herramienta esencial para la toma de decisiones informadas en el sector agrícola. Este boletín es el resultado de la colaboración entre la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Agricultura), CIMMYT, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el Servicio Meteorológico Nacional y el Gobierno del Estado de Morelos.
Las Mesas Técnicas Agroclimáticas (MTA) son espacios de diálogo donde productores, académicos y representantes gubernamentales analizan los cambios climáticos esperados y su impacto en los cultivos. El objetivo es proporcionar a los agricultores información crucial para adaptarse a las condiciones cambiantes del clima y mejorar su resiliencia. El boletín emitido por la 2ª MTA de Morelos es una manifestación clara de estos esfuerzos colaborativos.
Para agosto de 2024, el boletín informa de lluvias superiores al promedio histórico de 1991-2020 en las regiones Alta y Baja de Morelos, cuando las temperaturas máximas oscilarán entre 25 y 33 grados, siendo más cálidas en la región Alta. En septiembre, se esperan lluvias normales en la región Baja y menos de lo habitual en la región Alta, aunque más que las registradas en el mismo periodo del año pasado. Las temperaturas máximas en este mes se proyectan entre 23 y 28°C en la región Alta y entre 28 y 30°C en la región Baja. Estos datos son fundamentales para que los agricultores puedan planificar sus actividades de cultivo y riego con mayor precisión.
La situación de las presas en Morelos es preocupante, ya que dos de las tres principales están por debajo del 50% de su capacidad. La presa «El Rodeo» se encuentra cercaba al 23% y «Tierra y Libertad» al 14%, mientras que «Manuel Pastor» está cerca del 41%. La sequía de 2023 afectó severamente el llenado de estas presas, resultando en la pérdida de cultivos de caña de azúcar en varios municipios. No obstante, se espera que las lluvias de este año mejoren las condiciones para las cosechas de temporal y riego.
Ante exte contexto, el boletín subraya la importancia de adoptar prácticas de conservación de suelos, como la incorporación de rastrojos, que permiten una mayor retención de agua. Estas prácticas han sido particularmente beneficiosas para las comunidades indígenas del estado, que lograron cosechas superiores en 2023, a pesar de la falta de lluvias. El CIMMYT y sus colaboradores han investigado estas prácticas durante décadas, demostrando sus beneficios agronómicos y económicos.
Además de la información climática, el boletín también proporciona recomendaciones técnicas específicas para los cultivos de maíz, sorgo, frijol y arroz, así como orientaciones generales para frutales y caña de azúcar. Se destacan estrategias para evitar las quemas agrícolas, alineadas con la campaña nacional «Mi parcela no se quema», impulsada por Agricultura, CIMMYT y diversas organizaciones. Además, aborda la amenaza de la langosta centroamericana y otras plagas emergentes, señalando la necesidad de investigación continua en estas áreas.
Así, el Boletín Agroclimático de Morelos es una herramienta valiosa para los agricultores, ayudándoles a adaptarse a la variabilidad climática y a implementar prácticas más sostenibles. Gracias a la colaboración entre investigadores y agricultores, este boletín facilita la toma de decisiones informadas y fortalece la resiliencia del sector agrícola en Morelos. El CIMMYT y sus socios seguirán apoyando estas iniciativas, promoviendo un manejo sustentable de los recursos y una agricultura más resiliente frente a la crisis climática.
El técnico Tomás Montoya brindando acompañamiento técnico a productores sinaloenses. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
El técnico Tomás Montoya brindando acompañamiento técnico a productores sinaloenses. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Cada año, la campaña «Sinaloa No Quema» se desarrolla en el estado de Sinaloa, México, con el objetivo de prevenir las quemas agrícolas y fomentar prácticas más sostenibles entre los productores locales. Esta campaña no solo busca evitar los daños al medioambiente y la salud humana, sino también mejorar la fertilidad de los suelos mediante el aprovechamiento del rastrojo, es decir, los restos de cultivo.
Promovida por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, ayuntamientos locales, CIMMYT, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, AARFS, AARSP, AARC, SAFINSA y otras organizaciones, «Sinaloa No Quema» se centra en promover los beneficios científicos de las prácticas sustentables.
Convencionalmente, los agricultores en Sinaloa han recurrido a la quema de rastrojos para limpiar sus tierras después de la cosecha. Sin embargo, esta práctica tiene consecuencias negativas significativas. La quema de restos de cultivo no solo contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, sino que también puede provocar incendios forestales (o incluso afectar zonas urbanas) y problemas de salud debido a la liberación de partículas tóxicas en el aire. Además, el fuego destruye la materia orgánica y los microorganismos beneficiosos del suelo, lo que a largo plazo reduce la fertilidad y productividad del mismo.
Así, la campaña «Sinaloa No Quema» promueve el aprovechamiento del rastrojo como una alternativa viable y beneficiosa a la quema. Mantener los restos de cultivo en el suelo tiene múltiples ventajas:
Aumento de la materia orgánica: Al descomponerse, los rastrojos aportan materia orgánica al suelo, mejorando su estructura y capacidad de retención de agua.
Reducción de costos: Al aumentar la fertilidad del suelo de forma natural, se disminuye la necesidad de fertilizantes químicos, reduciendo así los costos para los agricultores.
Mejora de la actividad biológica: El rastrojo proporciona alimento y hábitat a microorganismos beneficiosos como bacterias y hongos, que son esenciales para la descomposición de la materia orgánica y el ciclo de nutrientes.
Protección del medioambiente: Evitar la quema reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire, contribuyendo así a la lucha contra el cambio climático.
Mayor humedad en el suelo: Mantener los rastrojos como cobertura del suelo permite que este conserve mayor humedad por más tiempo.
El CIMMYT y sus colaboradores han estudiado las prácticas de manejo del rastrojo durante décadas, demostrando sus beneficios agronómicos y económicos. De acuerdo con los especialistas del Hub Pacífico Norte de CIMMYT, al continuar los altos precios de los fertilizantes, el sector agrícola debe integrar el rastrojo a sus tierras debido a la productividad que representa, donde el rastrojo producido por 10 o 12 toneladas por hectárea de maíz puede llegar a representar entre 10 y 15 mil pesos por hectárea, mismos que se estaría ahorrando el productor, señalan.
«Sinaloa No Quema» es una campaña esencial para promover la agricultura sustentable en Sinaloa. A través de la educación y la concientización, busca transformar prácticas tradicionales dañinas en métodos agrícolas modernos y beneficiosos para el medioambiente y la economía local. El CIMMYT y sus colaboradores continúan apoyando esta iniciativa, basándose en décadas de investigación y experiencia para mejorar la salud del suelo y la productividad agrícola. ¡Súmate a esta causa y contribuye a un futuro más sustentable y productivo para Sinaloa!
Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Cuando los cultivos son afectados por plagas y enfermedades, la seguridad alimentaria de familias, comunidades, naciones e incluso del mundo entero puede estar en riesgo. Experiencias como la Gran Hambruna Irlandesa en la década de 1840, ocasionada en gran medida por el hongo Phytophthora infestans (Tizón tardío de la papa), o la Necrosis Letal del Maíz en la década pasada —que devastó miles de hectáreas en África del Este, exacerbando el riesgo de hambruna en amplias regiones de ese continente—, son un recordatorio de la importancia de la sanidad vegetal.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es una organización internacional, sin fines de lucro, que a través de la ciencia aplicada al campo busca mejorar los medios de subsistencia y la resiliencia de millones de agricultores. La ciencia desarrollada por esta institución y sus colaboradores tiene un impacto global: cerca del 50% del maíz y 70% del trigo cultivado en todo el mundo puede atribuirse al germoplasma del CIMMYT, por lo que es fundamental vigilar la sanidad vegetal. Si algo sale mal en México, muchos países estarían en riesgo.
Así, uno de los componentes clave en la misión del CIMMYT es su Laboratorio de Sanidad de Semillas, el cual opera desde 1988. Este laboratorio es fundamental para garantizar que las semillas distribuidas y recibidas por la institución estén libres de plagas y enfermedades de importancia cuarentenaria, asegurando así una producción agrícola sana y de calidad. «Al garantizar que estamos importando o exportando semillas sanas estamos garantizando una producción en campo igualmente sana», afirma Noemí Valencia, responsable del laboratorio.
El laboratorio está autorizado por la Dirección General de Sanidad Vegetal del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) —dependencia gubernamental que encabeza el estudio y combate de plagas y enfermedades en México—. También está acreditado por la Entidad Mexicana de Acreditación bajo la norma ISO17025, lo cual asegura que los diagnósticos realizados son confiables y cumplen con los más altos estándares internacionales, señala Noemí.
Noemí Valencia. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
A través del CIMMYT, México hace alrededor de 1 500 envíos de semillas anuales a diferentes países —mayoritariamente a universidades y centros de investigación—, así que este laboratorio, uno de los 12 aprobados por Senasica a nivel nacional, y el único que está dentro de una institución de investigación, tiene un papel fundamental porque permite al CIMMYT movilizar germoplasma a nivel mundial con la confianza de que las semillas están libres de patógenos, previniendo así la propagación de plagas que podrían devastar los cultivos.
«Si este laboratorio no existiera, los investigadores de CIMMYT, al momento de importar o exportar semilla, tendrían que recurrir a alguno de los laboratorios autorizados por Senasica para poder hacer sus investigaciones y movilizar esa semilla». Esto subraya el papel crítico del CIMMYT en facilitar la investigación agrícola y la distribución de semillas a nivel global, garantizando la seguridad y calidad de los cultivos, así como los tiempos de respuesta para los distintos requerimientos de investigación.
“Nosotros estamos trabajando bajo diferentes ciclos. Para el caso del maíz hay dos ciclos al año en la estación experimental de Agua Fría, un ciclo aquí en Texcoco, dos ciclos en Tlaltizapán y en algunas localidades externas a CIMMYT como Puerto Vallarta, Jalisco (esto con autorización de SENASICA); y para el caso del trigo es el ciclo de Texcoco, el ciclo Toluca, el de Cd. Obregón, el de Mexicali”, comenta Noemí y precisa que, cuando se recibe semilla de importación, también hay fechas de siembra establecida y tiempos de distribución, así que el trabajo en el laboratorio debe ser ágil y confiable.
“Son más de 40 mil líneas que hay que analizar porque tienen que distribuirse a diferentes países, de Asia sobre todo, donde se tienen fechas de siembra establecidas. Al recibir la semilla en el laboratorio, la tenemos que analizar cumpliendo con los tiempos establecidos y así cumplir con los periodos de envío, porque además hay trámites administrativos en lo que llega al país destino, los trámites de liberación en ese país y poder sembrar en las fechas estipuladas. Lo mismo pasa con las importaciones, siempre hay presión de cumplir con las fechas para la siembra”.
Las semillas juegan un papel fundamental no solo para la investigación, sino para la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos, así que la colaboración entre Senasica y el CIMMYT es esencial para proteger los recursos agrícolas de plagas y enfermedades de importancia cuarentenaria y económica, y para garantizar la salud pública, de manera que es fundamental que el laboratorio y sus signatarios —los especialistas responsables de los procesos— estén aprobados y acreditados y mantengan autorizaciones.
¿Qué implicaría si no se cuentan con esas aprobaciones? “El laboratorio no podría realizar su trabajo, por eso tenemos auditorías cada año y los signatarios una actualización permanente. Aquí somos cuatro signatarios aprobados en virología, micología y bacteriología. Asistimos a todos los cursos y transferencias de protocolos por parte de Senasica. También somos evaluados periódicamente a través de exámenes para mantener nuestra aprobación como signatarios”, precisa Noemí.
La interacción entre el Senasica y el CIMMYT es constante y está orientada por una visión compartida de ofrecer a los investigadores información y medidas oportunas para minimizar las pérdidas en los cultivos alimentarios por plagas y enfermedades vegetales. Así, las aprobaciones que Senasica ha otorgado al Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT han contribuido, por ejemplo, a que iniciativas como MasAgro-Cultivos para México —un programa conjunto de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— tengan resultados positivos en campo.
Gabriela Juárez, del equipo de signatarios del Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT, desarrollando algunas pruebas. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
El Laboratorio de Sanidad de Semilla del CIMMYT mantiene una comunicación constante con la Dirección General de Sanidad Vegetal (DGSV) para diagnosticar fitopatógenos y evitar su propagación. Un ejemplo de ello es el permiso que otorgan para la movilización de germoplasma de trigo de la estación experimental de Ciudad Obregón a Texcoco bajo estrictos lineamientos de inspección y tratamiento de semillas, asegurando que esta no representan un riesgo ya que el noreste de México es una zona cuarentenada por causa del Carbón parcial del trigo (Tilletia indica).
«Al llegar aquí a la sede global del CIMMYT, donde está el laboratorio, se hace una inspección por parte de personal de la Secretaría de Agricultura para confirmar que la semilla fue tratada, que la caja no fue abierta durante el traslado y que esa semilla puede ser establecida aquí en campo», explica Noemí.
Además, el CIMMYT cuenta con laboratorios de calidad de trigo, calidad de maíz y genotipificación, que no solo sirven a los investigadores de la institución sino también a externos. Esta infraestructura robusta y las alianzas estratégicas con Senasica permiten al CIMMYT desempeñar un papel crucial en la seguridad alimentaria y la sanidad vegetal a nivel nacional e internacional.
Así, el Laboratorio de Sanidad de Semillas del CIMMYT y su colaboración con Senasica son fundamentales para la seguridad alimentaria global. Estos esfuerzos conjuntos garantizan que las semillas estén libres de plagas y enfermedades, protegiendo así la producción agrícola y contribuyendo a un sistema agroalimentario más seguro y resiliente.
Niños ayudando al monitoreo de gusano cogollero. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Niños ayudando al monitoreo de gusano cogollero. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
La crisis climática es una realidad que afecta a todas las regiones del mundo, y México no es la excepción. La variabilidad climática y los fenómenos extremos, como sequías prolongadas y lluvias torrenciales, representan un desafío constante para los agricultores, quienes dependen del clima para mantener sus cultivos y, por ende, el sustento de toda la sociedad.
En este contexto, los boletines agroclimáticos desarrollados por centros de investigación internacionales y nacionales, y productores de diversos estados, se han convertido en herramientas esenciales para la toma de decisiones agronómicas informadas y adaptativas. Estos boletines son el resultado de un esfuerzo colaborativo dentro de las Mesas Técnicas Agroclimáticas (MTA), una iniciativa clave que reúne a investigadores, productores, representantes de gobierno y académicos para discutir y analizar los cambios climáticos esperados y sus implicaciones en la agricultura.
Las MTA son espacios de discusión y análisis donde se reúnen diversos actores del sector agrícola para evaluar los pronósticos climáticos y su impacto potencial en los cultivos. Este esfuerzo colaborativo involucra a instituciones como la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el CIMMYT, el Servicio Meteorológico Nacional de CONAGUA, así como universidades y asociaciones de agricultores locales.
Las MTA se originaron en Senegal, África, y su éxito ha llevado a su implementación en varios países de América Latina, incluyendo México, donde se iniciaron en el estado de Chiapas a finales de 2020, marcando un hito en la mitigación y adaptación al cambio climático en nuestro país.
La crisis climática ha exacerbado la variabilidad del clima, haciendo que las condiciones meteorológicas sean cada vez más impredecibles. En México, este fenómeno se manifiesta en eventos como sequías severas y lluvias intensas que afectan negativamente la producción agrícola. Según el CIMMYT, la adaptación al cambio climático es crucial para garantizar la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de los medios de vida de los agricultores.
En este sentido, las MTA proporcionan una plataforma vital para que los agricultores obtengan información precisa y oportuna sobre las condiciones climáticas futuras. Los pronósticos climáticos discutidos en estas mesas permiten a los productores ajustar sus prácticas agronómicas, seleccionar variedades de cultivos más resistentes, determinar las épocas de siembra más adecuadas y aplicar técnicas de fertilización que maximicen el rendimiento y minimicen los riesgos.
El proceso de las MTA culmina en la elaboración de los boletines agroclimáticos locales. Estos boletines son documentos que resumen los pronósticos climáticos analizados y ofrecen recomendaciones específicas para los agricultores. Las recomendaciones incluyen medidas adaptativas que varían según el tipo de cultivo y las condiciones climáticas previstas.
Los boletines son un producto del intercambio de conocimientos entre científicos, técnicos y agricultores. Durante las MTA, los agricultores comparten su experiencia empírica y la combinan con el conocimiento técnico proporcionado por los expertos. Este intercambio es fundamental para que las recomendaciones sean prácticas y aplicables en el contexto local.
Desde su implementación, las MTA han tenido un impacto significativo en varios estados de México, incluyendo Chiapas, Oaxaca, Estado de México, Yucatán, Campeche, Puebla, Veracruz, Michoacán y San Luis Potosí. El apoyo de los gobiernos estatales, a través de las Secretarías de Desarrollo Agropecuario y otras instituciones relevantes, ha sido crucial para el éxito de estas mesas. Además, la participación del Servicio Meteorológico Nacional de la CONAGUA, el INIFAP, el Colegio de Postgraduados y diversas instituciones académicas y de investigación ha enriquecido el proceso con conocimientos científicos de alta calidad.
El CIMMYT ha desempeñado un papel central en el desarrollo de las MTA en México. Su experiencia en investigación agrícola y su compromiso con la adaptación al cambio climático han sido fundamentales para proporcionar a los agricultores las herramientas necesarias para enfrentar las condiciones climáticas adversas. Los boletines agroclimáticos son un ejemplo tangible de cómo la investigación y la colaboración pueden traducirse en beneficios concretos para los productores.
Puede consultar los boletines agroclimáticos publicados hasta la fecha en los siguientes enlaces:
Diversidad de las variedades locales de Colombia (Foto: Andrea Gómez)
Diversidad de las variedades locales de Colombia (Foto: Andrea Gómez)
En Colombia, el maíz es el cereal más importante y un símbolo de cultura, tradición y sustento. En 2019, Colombia consumió 7.2 millones de toneladas de maíz, de las cuales el 72% fue destinado a la alimentación animal —variedades amarillas—, el 25% al consumo humano —variedades blancas— y 2% para derivados industriales. La producción nacional ocupa el puesto 50 a nivel mundial y, en 2022, los departamentos de Meta, Tolima, Córdoba, Huila y Valle del Cauca concentraron la mayor producción.
Las variedades nativas y criollas, adaptadas a diversas condiciones climáticas y preferencias del mercado y consumo tradicional, son cultivadas tanto para el autoconsumo como para la venta en mercados locales. No obstante, aún se requiere mayor información para comprender su dinámica y conocer con más detalle la cadena de valor del maíz colombiano a fin de diseñar estrategias efectivas para la conservación y producción de maíces nativos.
En este contexto, CIMMYT y sus colaboradores locales han desarrollado un estudio en los departamentos de Nariño, Cundinamarca, Boyacá, Valle del Cauca y Putumayo para mapear y fortalecer la cadena de valor de los maíces nativos. Este proyecto que se inicio en el marco de la iniciativa Naturaleza Positiva de OneCGIAR busca documentar aspectos relevantes como la distribución, comercialización y consumo, y diseñar una ruta crítica que fortalezca los pequeños productores de maíces nativos.
La mayoría de los maíces nativos corresponden a variedades cultivadas en pequeñas superficies por muchas familias para el autoconsumo, el intercambio y la venta de excedentes. Al respecto, un agricultor de Nariño explica: «La producción está planificada para que el porcentaje de venta sea menor que la del consumo. La venta se realiza en los mercados tradicionales, típicamente los sábados o domingos. La venta más común de maíz se realiza en forma de choclo, tanto de maíz blanco como amarillo».
Además, en estos lugares también se comercializa maíz en grano a través de intermediarios. Únicamente en las plazas de mercado de Nariño se reconoce la venta de maíces criollos y nativos, como Capia amarillo, Capia blanco, Morocho amarillo y Granizo, siendo el Chulpe menos común. Estas variedades de maíz son adquiridas localmente para la elaboración de diversos platos tradicionales, como Tostado, Arniada, Mote, Mazamorra, Champús, Chicha, Envueltos y Colada.
Las variedades más cultivadas están destinadas al mercado y probablemente dependientes de grupos culturales regionales y urbanos que los consumen, como en Guaitarilla, en Nariño, donde se presenta la siembra de grandes extensiones de tierra de maíces blancos destinados en su mayoría para el mercado mediante intermediarios y comerciantes, por lo que su cultivo está dirigido a las demandas del mercado nacional.
“Es oportuno advertir que una variedad que no es tan cultivada puede pasar a ser mayor por cambios en el mercado —como los mercados nicho— y para muestra basta con prestar atención a los maíces de colores en el departamento de Pasto Nariño y otro en Cundinamarca, donde siembran maíces a partir de solicitudes particulares de los compradores de maíz morado y maíces de colores, respectivamente”, señala el equipo de investigadores.
También, se identificó tres categorías de mercados nicho:
Emprendimientos de comercio justo: Promueven la comercialización de productos nacionales a precios justos para los agricultores, ofreciendo maíz en diversas formas y provenientes de regiones como Boyacá y Cundinamarca.
Restaurantes: Utilizan el maíz en platos tradicionales, reinterpretaciones de la cocina colombiana y experimentaciones culinarias.
Pequeños emprendimientos: Sin espacio físico fijo, distribuyen productos a consumidores finales y otros negocios.
Callanas y ricota, Pasto, Nariño. (Foto: Andrea Gómez)
A pesar del potencial, la cadena de valor del maíz enfrenta desafíos significativos. Los productores lidian con altos costos de producción, pérdidas por los efectos del cambio climático, competencia con productos importados de países vecinos, dependencia de intermediarios para la venta y la falta de tierras. Los compradores, por su parte, enfrentan dificultades para obtener volúmenes de producción constantes y la falta de infraestructura de almacenamiento y otros problemas poscosecha.
En este contexto, los agricultores destacan la importancia de preservar la diversidad y las prácticas culturales. «No nos interesa sembrar monocultivos para comercializar, sembramos los maíces por amor para seguirlos conservando», comenta una agricultora de Nariño. Otro agricultor añade: «Produciría o vendería más si la producción estuviera dirigida a la protección de la agrobiodiversidad, seguridad y soberanía alimentaria y la preservación de prácticas bioculturales».
Grupo focal con agricultores de Córdoba, Nariño sobre la importancia de la conservación de las variedades locales de maíz (Foto: Janeth Bolaños)
Para comprender cómo los mercados nicho podrían influir en la conservación y rescate de los maíces nativos y criollos en Colombia, y al mismo tiempo diseñar una ruta crítica que fortalezca la cadena de valor y promueva mercados nicho justos y eficientes, el CIMMYT y sus colaboradores están realizando grupos focales encuentros entre compradores y vendedores que analizarán el impacto de estas iniciativas en la conservación de la diversidad del maíz. Este esfuerzo busca no solo mitigar los desafíos resaltados por los actores involucrados, sino también crear condiciones beneficiosas para agricultores y consumidores, asegurando un futuro más sustentable para los pequeños productores de Colombia.
Este trabajo tuvo la contribución de colaboradores locales de CIMMYT: Andrea Gómez, Andrea Pinzón y Jeisson Rodríguez, a quienes los autores agradecen su valiosa colaboración.
Productores del colectivo Maíz Criollo Kantunil realizaron la reinserción de semillas que fueron recolectadas hace más de 70 años en este municipio como parte de su estrategia para la conservación y adaptación de semillas ante el cambio climático con el fin de garantizar alimento a las próximas generaciones.
El objetivo es analizar las cualidades genéticas de las semillas para comprobar si son capaces de adaptarse a las condiciones climáticas actuales y si pueden garantizar una buena cosecha o necesitan de alguna intervención para ser viables.
Para ello, el colectivo formó una alianza con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), que cuenta con un banco de semillas recolectadas en diversos rincones del país y del mundo.
“Parte de la conservación de semillas es también hacer vínculos de colaboración con algunas organizaciones e instituciones de investigación y conocimos el Banco de Germoplasma del Cimmyt, que tiene resguardadas muchas colectas de maíz de todo el mundo y de todas las variedades que existen en México y averiguando en el catálogo de semillas encontramos que sí hay seis colectas que se hicieron en Kantunil en 1948, por ello las solicitamos, porque son tres variedades que ya no tenemos en el municipio”, explica Edgar Miranda, de Maíz Criollo Kantunil.
La siembra de estas semillas es el segundo proceso de reinserción que realiza el colectivo, hace tres años obtuvieron semillas de Dzitás y Tizimín, con las que obtuvieron entre medio costal a costal entero por cada variedad.
“Este proceso nos da seguridad de que si nosotros perdemos alguna variedad de maíz, en ciertos bancos de germoplasma se pueden recuperar esas semillas y pueden regresar a su lugar de origen como en este caso. La importancia es que las semillas estén disponibles para las próximas generaciones.
“La reinserción que nosotros estamos haciendo es justo por eso porque perdimos algunas variedades y las queremos recuperar. Es una forma de evaluar la adaptación de esas semillas que fueron resguardadas hace algunos años a las condiciones de clima que se tienen actualmente, dado que el clima ha cambiado no sabemos si se adapten, es una moneda al aire”, detalla Edgar.
Maíz Criollo Kantunil es un colectivo formado por ocho familias enfocadas en la siembra de maíz en milpa y en el fortalecimiento de una red de huertos agroecológicos donde se siembran hortalizas de temporada. Cuando no hay buenas cosechas o se ve disminuida la disponibilidad de semillas, los huertos sirven para sembrar en condiciones más controladas.
“Es hacer la reflexión de que gracias al trabajo continuo que se ha hecho desde el campo y desde la investigación, es que actualmente nosotros podemos tener acceso a esas semillas. Es darle valor al trabajo que algún compañero productor hizo desde hace 70 años para tener ese maíz, darle valor al trabajo que los técnicos han hecho para la colecta, para la conservación. para el trabajo que se hace desde el banco de germoplasma que ha mantenido la viabilidad de esta semilla durante más de 75 años. Que si nosotros lo estamos sembrando es gracias a todo ese esfuerzo conjunto de diferentes generaciones”, destaca Edgar.
El colectivo promueve prácticas agroecológicas cuya prioridad es cultivar especies locales y evaluar si cumplen el proceso de adaptación al cambio climático o si es necesario realizar cruzamientos entre variedades. Esto ayudará a enfrentar las sequías bajo condiciones locales de fertilización, sin el uso de químicos dañinos.
“La razón por la que nosotros estamos continuando con la conservación de semillas que sean locales es porque estamos convencidos de que estas semillas están mejor adaptadas a las condiciones que tenemos en la zona y podemos asegurar que nuestras semillas de diferentes especies, no sólo del maíz, se vayan adaptando también a las condiciones cambiantes”.
De izquierda a derecha: Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura; Lina Pohl, representante de la FAO en México; Manuel Otero, director general del IICA; y Bram Govaerts, director general de CIMMYT, durante la apertura del foro DialogueNEXT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
De izquierda a derecha: Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura; Lina Pohl, representante de la FAO en México; Manuel Otero, director general del IICA; y Bram Govaerts, director general de CIMMYT, durante la apertura del foro DialogueNEXT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
En un esfuerzo conjunto por abordar los desafíos globales de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, el foro DialogueNEXT —organizado por la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, reunió, en Texcoco, Estado de México, a representantes de más de 55 países y 200 organizaciones para dialogar e identificar las vías y estrategias críticas que pueden aliviar el hambre mundial.
El evento reunió a representantes de diversas organizaciones vinculadas a los sistemas agroalimentarios locales e internacionales, como Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Agricultura); Alicia Bárcena, Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE); Mashal Husain, directora de operaciones de la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación; Cary Fowler, Premio Mundial de la Alimentación 2024 y Enviado Especial de Estados Unidos para la Seguridad Alimentaria Global; Roy Steiner, vicepresidente de la Fundación Rockefeller; Beth Crawford, subdirectora general de la FAO; Ismahane Elouafi, directora ejecutiva del CGIAR, los titulares de los ministerios de agricultura de Bangladés y Honduras, así como representantes organizaciones internacionales, de la agroindustria, científicos y agricultores.
Este importante foro, que coincide con la conmemoración del Día Mundial de la Población, también rindió homenaje al doctor Norman Borlaug, uno de los fundadores del CIMMYT y laureado con el Premio Nobel de la Paz por salvar millones de vidas gracias al desarrollo de variedades de trigo mejoradas. Así, bajo el lema «Semillas de Fortaleza: Fomentar la Resiliencia de los Agricultores», DialogueNEXT —que también contó con la presencia de Jeanie y Jolie Borlaug, del Instituto Borlaug—, “invita a los participantes a elevar e implementar estrategias para mejorar los medios de vida de los agricultores y alimentar a la creciente población mundial”, sostuvo el doctor Bram Govaerts, director general de CIMMYT.
Durante la apertura del foro, el doctor Víctor Villalobos —quien recibió un reconocimiento por sus contribuciones a la seguridad alimentaria al frente de la Secretaría de Agricultura— resaltó que es fundamental la colaboración de la ciencia y la investigación en el desarrollo de innovaciones agrícolas para enfrentar los retos del cambio climático, de manera que colaborar con instituciones internacionales como el CIMMYT y otros centros del CGIAR es relevante para avanzar en materia de resiliencia en los sistemas agrícolas.
Villalobos destacó que la colaboración entre la dependencia a su cargo y el CIMMYT ha contribuido a elevar la seguridad alimentaria de la sociedad mexicana, estableciendo rutas de acción que actualmente son un ejemplo a nivel internacional, como MasAgro-Cultivos para México, programa que ha beneficiado a más de 300 mil productores mexicanos, impactando positivamente en más de un millón de hectáreas y cuya metodología, basada en hubs de innovación, ha sido replicada en otros países de América Latina, Asia y África, lo que reafirma la posición estratégica de México en seguridad alimentaria global.
Alicia Bárcena, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores durante la apertura del foro DialogueNEXT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Por su parte, la titular de la SRE destacó que “Este DialogueNEXT es muy oportuno porque estamos viviendo un tiempo muy complicado, un mundo marcado por el cambio climático y la extrema sequía. Así que es un buen momento para reflexionar sobre la seguridad alimentaria global, porque no lo hemos logrado. Después de la pandemia tuvimos incluso un retroceso. Y no solamente la seguridad alimentaria, sino también la alimentación segura, la alimentación sana, y por eso es importante este foro, este este impulso para lograr que haya una vinculación entre la seguridad alimentaria, el hambre y la paz”.
Al respecto, durante el foro se destacaron acciones de la iniciativa Agricultura para la Paz, de CIMMYT, la SRE y la Embajada de Noruega que promueve la agricultura sostenible como una herramienta para la paz y el desarrollo en regiones afectadas por la crisis climática y la migración. La cooperación triangular entre los gobiernos de Noruega, México y CIMMYT, en este sentido, ha sido esencial para impulsar la innovación agrícola en Centroamérica, mitigar los efectos de la crisis climática y ofrecer alternativas a la migración.
“Es significativo que hoy estén reunidas personas de todo el mundo como Bangladés, o como Honduras, país donde estamos impulsando un programa muy importante con AMEXCID y el CIMMYT y el cual constituye una alianza fundamental para México porque lo que queremos es ir a las causas estructurales de la pobreza, de la desigualdad, y entre ellas está la falta de oportunidades en el campo y el cambio climático. Y con este programa se busca impulsar una agricultura sostenible para que las comunidades y las poblaciones en situación de pobreza no tengan que migrar, y ahí es donde los centros del CGIAR, como el CIMMYT, son centrales”, sostuvo la canciller.
El foro DialogueNEXT se erigió así como un espacio único para el diálogo significativo sobre temas como la mitigación del cambio climático, la producción sostenible de alimentos y las estrategias de desarrollo agrícola, con el objetivo de esbozar un enfoque coordinado que pueda generar un impacto transformador para los agricultores de pequeña escala y donde la colaboración entre gobiernos y centros de investigación continuará siendo fundamental para enfrentar los desafíos futuros y donde la agricultura sostenible y resiliente es esencial para alimentar a la población mundial sin agotar los recursos naturales.
Productoras oaxaqueñas junto a sus silos metálicos herméticos. (Foto: García, Ramírez, Meentzen)
Productoras oaxaqueñas junto a sus silos metálicos herméticos. (Foto: García, Ramírez, Meentzen)
Ellas forman parte de un grupo de mujeres mixtecas que están transformando el campo de San Marcos Monte de León, municipio Villa Chilapa de Díaz, Oaxaca. Se trata de agricultoras que, de la mano del CIMMYT se han formado y capacitado en temas agrícolas. Han conocido el proceso de siembra, control de plagas, poscosecha, manejo de maquinaria adecuada para pequeñas parcelas y otros temas que están impactando positivamente a su comunidad.
“Nos reunimos, nos capacitamos, ahorramos y nos beneficiamos todas”, comenta una de ellas señalando que uno de los temas más relevantes que han trabajado es el de asociatividad.
“Los ingenieros nos compartieron los beneficios de realizar compras consolidadas y de los logros que podemos obtener con el ahorro”. Así, comentan ellas, tomaron al pie de la letra las indicaciones y empezaron a ahorrar semanalmente, junto a otras mujeres de otras localidades hasta que lograron lo suficiente para realizar una compra de 300 silos para almacenar maíz con capacidad de media tonelada.
Uno de estos grupos continuó el ahorro, pero esta vez para comprar una desgranadora eléctrica y no se detuvieron hasta conseguirlo. Ahora la rentan en su misma localidad y con las ganancias compran el combustible y las reparaciones de esta desgranadora que van surgiendo por el uso. Un ejemplo de que juntas se puede lograr más, enfatizan con orgullo.
Este mismo grupo se ha capacitado en temas de agricultura de conservación y han disminuido el movimiento del suelo: “Antes realizábamos barbecho, recruzada, surcado y ahora ya no. Ya solo pasamos la yunta una sola vez. Con eso hemos reducido los costos. Ya no gastamos tanto”, mencionan y detallan cómo han aprendido a realizar siembras directas con ayuda de las sembradoras manuales, conocidas como matraca.
El equipo técnico de CIMMYT que brinda acompañamiento técnico a este grupo comenta que “actualmente solo se reforman los surcos y las mismas señoras establecen el cultivo del maíz, se ahorran el costo de la yunta o los jornaleros para sembrar maíz”.
Para estas agricultoras el aprendizaje de tecnologías sustentables ha sido de mucha utilidad pues les ha permitido realizar la siembra ellas mismas, reduciendo costos. Además, el hecho de que ellas mismas gestionen las actividades de la parcela es particularmente útil porque los esposos de muchas de ellas trabajan fuera de la localidad o han migrado.
“A veces, aunque mi esposo, y sí el surcado ya está listo, pues voy yo a sembrar porque ya sé”, comenta una de ellas y otra señala que con las prácticas de agricultura sustentable que han aprendido “te ahorras tiempo, dinero, y ya no a fuerza tiene que estar el varón”.
Este es un ejemplo de que cuando a las mujeres se les capacita y ellas conocen el manejo de las herramientas y las validan, el conocimiento se convierte en un beneficio directo para ellas y sus familias, ya que disminuyen gastos y tiempo invertido para realizar las actividades del campo.
A través de la iniciativa regional AgriLac Resiliente, del CGIAR, CIMMYT en colaboración con organizaciones locales impulsan la agricultura sustentable con una perspectiva de género e inclusión social como medio para la construcción de comunidades agrícolas resilientes.