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Trazando el futuro de la agricultura resiliente en el Oriente de Honduras

Productora de Honduras comparte cómo implementó innovaciones sustentables en su parcela. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Productora de Honduras comparte cómo implementó innovaciones sustentables en su parcela. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Con el objetivo de fortalecer la agricultura sustentable y resiliente en la región, el InnovaHub Oriente de Honduras, establecido en el marco de la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR, organizó un encuentro estratégico que reunió a técnicos, agricultores, representantes de organizaciones de productores, y otros actores clave de los sistemas agroalimentarios de la región. Este evento fue un espacio fundamental para reflexionar sobre los avances alcanzados, compartir experiencias y planificar los próximos pasos en la implementación de prácticas agrícolas sostenibles.

El Hub Meeting, celebrado en Danlí, contó con la participación de organizaciones como ARSAGRO, CECRUCSO, DICTA-SAG, CENAOS, el programa de Acción Contra el Hambre, entre otras, así como los centros de investigación del CGIAR, CIMMYT y la Alliance Bioversity-CIAT (ABC). Durante la jornada, los participantes analizaron las intervenciones realizadas en el marco del proyecto AgriLAC Resiliente, identificando tanto los logros como los desafíos enfrentados en el camino hacia una agricultura más adaptada al clima y a las necesidades locales.

Uno de los momentos más destacados del encuentro fue el testimonio de un técnico que compartió su experiencia en la implementación de prácticas agrícolas resilientes en la región. “Tenemos grandes historias que contar. En esta fotografía, por ejemplo, me estaba acordando que esa fue una visita de seguimiento a la parcela, y fue toda una odisea. Recuerdo el día que íbamos a montar la parcela, y ahí vemos cómo en ese momento el cultivo estaba muy pequeño, pero ya ahorita si vemos la parcela cómo ha evolucionado y ahora escuchamos que el compañero Jacob (el dueño de la parcela) dice, ‘tengo tantos compañeros, gente de fuera (de nuestra organización) que quiere replicar lo que nosotros estamos haciendo en esta parcela’. Eso es lo que nos motiva a seguir adelante”, relató.

El técnico también enfatizó el impacto que estas experiencias tienen no solo a nivel local, sino también en el potencial de expandir estas prácticas más allá de las organizaciones participantes. “O esta otra parcela que también fue una odisea montar, pero ahí están los resultados y eso es lo que queremos mostrar, queremos llegar no solo a los productores de nuestras organizaciones sino ir más allá y compartir el conocimiento y expresarlo no solo en palabras, sino en resultados tangibles como lo muestran estas imágenes”.

El evento subrayó la importancia de la innovación y la resiliencia en un contexto agrícola desafiante, donde adversidades como plagas han puesto a prueba las capacidades de los agricultores para adaptarse y superar obstáculos. “Miren, esta parcelita también fue un sufrimiento. Nos cayó la mosca blanca que ha sido una pesadilla. Por eso es importante identificar las tecnologías adecuadas donde nosotros podamos decirle al productor, miren vamos a hacer esto porque está probado”, comentó subrayando la importancia de las plataformas de investigación, las cuales permiten validar e identificar las prácticas más adecuadas para cada productor.

Para este integrante del Innova HuB Oriente, la reunión anual constituye un espacio de reflexión y planeación para impulsar aquellas tecnologías, prácticas y estrategias que le permitan a los agricultores prepararse para las adversidades: “Desde acá podemos decir, no pues es una simple fotografía, pero esto es una historia que contar, lo tenemos documentado y es lo que queremos compartir”, enfatizó.

El Hub Meeting del InnovaHub Oriente de Honduras reafirmó el compromiso de todos los actores involucrados en seguir adelante con la implementación de prácticas agrícolas que aseguren la sostenibilidad y resiliencia de los sistemas agroalimentarios en la región. El camino es desafiante, pero con la colaboración y el intercambio de conocimientos, se están sentando las bases para un futuro agrícola más resiliente y prometedor para Honduras.

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Herencia y futuro en el campo mexicano

En México, el 28 de agosto se celebra el Día de los Abuelos, una fecha que nos invita a reflexionar sobre el invaluable legado de quienes han dedicado su vida al trabajo y al cuidado de la familia. En el campo mexicano, este legado es particularmente significativo, ya que los adultos mayores representan una parte importante de la fuerza laboral agrícola, siendo custodios de conocimientos ancestrales y guardianes de la tierra. Sin embargo, también enfrentan desafíos considerables que requieren una atención especial, tanto por parte de sus familias como de la sociedad en general.

De acuerdo con el Censo Agropecuario 2022 del INEGI, el 46% de los productores en México tiene entre 45 y 65 años, y el 26.8% son mayores de 65 años. Estos datos subrayan la necesidad urgente de abordar el relevo generacional en el campo, asegurando que el conocimiento acumulado por los abuelos no se pierda, mientras se facilita una transición hacia una agricultura más sustentable.

El envejecimiento de la población rural trae consigo una serie de problemas. Uno de cada seis productores reporta que la edad avanzada o las enfermedades afectan su capacidad para trabajar en sus parcelas. A esto se suman otros desafíos como los altos costos de insumos y servicios (88.8%), pérdidas por factores climáticos o biológicos (61%) y la pérdida de fertilidad del suelo (29.9%).

En este contexto, el relevo generacional en el campo es un desafío crítico, relacionado con complejos procesos sociales como la migración, el abandono del campo, el cambio de la vocación agrícola de los suelos, la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas, entre otros.

A pesar de estos retos, la situación también presenta una oportunidad única para revitalizar el campo mexicano. La transición hacia prácticas agrícolas más sostenibles, promovidas por organizaciones como el CIMMYT, no solo puede mejorar la productividad y la salud del suelo, sino que también puede aliviar la carga física sobre los adultos mayores, empoderándolos como agentes de cambio en sus comunidades.

Prácticas como la cero labranza y el manejo de residuos, que son componentes clave de la agricultura de conservación, reducen la necesidad de trabajos intensivos. Además, la adopción de tecnologías agrícolas adecuadas y la diversificación de cultivos pueden incrementar la rentabilidad de las parcelas, disminuyendo la presión sobre los productores mayores y haciéndolas más atractivas para las nuevas generaciones.

El testimonio de los productores que han transitado hacia una agricultura sustentable también refleja el potencial de las parcelas como espacios de aprendizaje y transmisión de conocimiento donde, la sabiduría acumulada por los abuelos, combinada con nuevas tecnologías y prácticas sustentables, puede ser la clave para atraer a las nuevas generaciones al campo, asegurando así el relevo generacional.

La agricultura sustentable ofrece un camino prometedor para los adultos mayores en el campo, permitiéndoles continuar con sus actividades de manera más segura y eficiente. A su vez, esta transición crea un entorno donde los jóvenes pueden ver el potencial de una vida agrícola, no solo como un legado familiar, sino como una oportunidad para contribuir a un futuro más sustentable y próspero.

En este Día de los Abuelos, recordemos la importancia de apoyar a nuestros mayores en el campo, no solo reconociendo su legado, sino también equipándolos con las herramientas y tecnologías necesarias para que sigan siendo actores clave en la transición hacia una agricultura más sustentable. La colaboración entre generaciones, apoyada por la ciencia y la tecnología, es esencial para asegurar un relevo generacional exitoso y un futuro agrícola vibrante en México.

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CIMMYT y GRUMA fortalecen su alianza con capacitación a técnicos, impulsando la sustentabilidad en la producción agrícola intensiva

Sesión del curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable impulsado por GRUMA y CIMMYT. (Foto: Gabriela Bracamontes / CIMMYT)

En una alianza estratégica que refuerza el compromiso con la sostenibilidad agrícola, CIMMYT y GRUMA dieron inicio al Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en el marco del “Proyecto de Sustentabilidad GRUMA: Impulsando Sistemas Agroalimentarios Sostenibles en Esquemas de Producción Intensivos”. La inauguración del curso, celebrada en las instalaciones de CIMMYT, contó con la presencia de autoridades de ambas organizaciones, subrayando la importancia de este esfuerzo conjunto.

El proyecto, que comenzó en diciembre de 2023, ha sido orientado a la construcción de un modelo capaz de medir el grado de sustentabilidad en la producción de maíz, con un enfoque particular en las zonas agrícolas de Sonora y Sinaloa. La meta es clara: concluir en junio de 2025 con un esquema sólido que no solo defina qué es la sustentabilidad en estos contextos, sino que también identifique áreas de oportunidad y fomente la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles.

Para lograrlo, el proyecto se despliega en tres líneas de acción clave. La primera, centrada en la alineación de la guía de principios de sustentabilidad de CIMMYT con el sistema de proveeduría de GRUMA, busca desarrollar escalas o grados de sustentabilidad ajustadas a las particularidades agroecológicas y socioeconómicas de las regiones involucradas.

La segunda línea se enfoca en la identificación de áreas técnicas agrícolas que presentan oportunidades para alcanzar la sustentabilidad, permitiendo así que técnicos y acopiadores adopten prácticas que cumplan con los estándares establecidos. Finalmente, la tercera línea, y motivo de la formación iniciada, se dirige al desarrollo de capacidades para la adopción de prácticas agrícolas sostenibles.

Este curso, diseñado para formar a técnicos especializados en sustentabilidad agrícola, es una respuesta directa a los desafíos actuales que enfrenta la agricultura, desde la seguridad alimentaria hasta el cambio climático. Los participantes del curso no solo recibirán formación teórica, sino que también se beneficiarán de un enfoque práctico que les permitirá adaptar y difundir tecnologías basadas en la agricultura regenerativa, esenciales para enfrentar los retos agroclimáticos actuales y las demandas del mercado.

Inauguración del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable impulsado por GRUMA y CIMMYT. (Foto: Alberto Iturria)
Inauguración del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable impulsado por GRUMA y CIMMYT. (Foto: Alberto Iturria)

Durante la ceremonia de inauguración, las autoridades de CIMMYT y GRUMA destacaron la importancia de la colaboración entre ambas organizaciones, subrayando cómo este tipo de proyectos integrales promueven la intensificación sustentable en la agricultura. La presencia de expertos de primer nivel, tanto del CIMMYT como de colaboradores externos, refuerza la calidad y el valor de este curso, que se perfila como una herramienta clave para construir una agricultura más resiliente y preparada para el futuro.

El Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable no solo representa una oportunidad para los técnicos de convertirse en agentes de cambio, sino que también fortalece la producción sustentable en las localidades donde se implementa esta estrategia, asegurando que los agricultores puedan conectarse mejor con las oportunidades de mercado y responder adecuadamente a las exigencias del consumidor y los requerimientos de la agroindustria.

Con esta formación, CIMMYT y GRUMA reafirman su compromiso con el desarrollo de sistemas agroalimentarios sostenibles, alineados con las mejores prácticas internacionales y adaptados a las realidades locales de Sonora y Sinaloa.

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Formadores para un campo sustentable en Oaxaca

Sesiones de capacitación del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en Oaxaca. (Foto: Luis Gerardo Ramírez)
Sesiones de capacitación del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en Oaxaca. (Foto: Luis Gerardo Ramírez)

Oaxaca es un estado caracterizado por su diversidad agroecológica, donde la combinación única de climas y tipos de suelo define la capacidad productiva de las distintas variedades de maíz, tanto nativas como mejoradas. Sin embargo, esta riqueza natural enfrenta desafíos significativos que afectan la producción de maíz en la región.

La agricultura oaxaqueña, especialmente la producción de maíz, se lleva a cabo mayoritariamente en pequeñas superficies durante la temporada primavera-verano. A pesar de la riqueza de variedades nativas y la implementación de cultivos locales, los agricultores enfrentan rendimientos bajos y utilidades reducidas. Estos problemas se ven exacerbados por la creciente escasez de mano de obra, los altos costos de los jornales, y el uso persistente de técnicas convencionales de labranza que aceleran la degradación del suelo y aumentan los riesgos de erosión.

En este contexto, Oaxaca presenta una variedad de sistemas productivos, desde la tradicional milpa hasta sistemas mecanizados, cada uno con desafíos particulares. Por ejemplo, en las milpas, la baja cobertura del suelo debido a las prácticas de quema agrícola, suelos delgados y pedregosos, pendientes pronunciadas, y la migración que reduce la mano de obra, limitan la productividad y sostenibilidad. En los sistemas manuales y mecanizados, los agricultores enfrentan problemas como el uso ineficiente de fertilizantes, compactación y degradación química de los suelos, y una dependencia excesiva de agroquímicos y maquinaria externa.

Para enfrentar estos retos, el proyecto “Fortalecimiento del sistema agroalimentario enfocado en la producción de maíz para la seguridad alimentaria y el abasto sustentable de granos en el estado de Oaxaca”, liderado por la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (SEFADER) en colaboración con el CIMMYT, promueve un conjunto integral de innovaciones sustentables. Estas incluyen la agricultura de conservación, la diversificación de cultivos, una mecanización adecuada, el manejo agroecológico de plagas, y la implementación de sistemas de poscosecha y bancos de semillas, entre otras tecnologías clave.

Uno de los pilares de este proyecto es la «formación de formadores», un enfoque que busca multiplicar el impacto de las innovaciones mediante la capacitación de técnicos especializados. Estos técnicos no solo adquieren conocimientos avanzados, sino que están preparados para transmitirlos a otros extensionistas, quienes a su vez, brindarán acompañamiento y servicios técnicos de alta calidad a los productores locales. De esta manera, se fortalece la capacidad técnica del personal involucrado en los programas de “Abasto Seguro” y “Autosuficiencia Alimentaria” promovidos por SEFADER, asegurando que los agricultores de Oaxaca tengan acceso a las mejores prácticas agrícolas disponibles.

El curso de capacitación, que comenzó en junio en la sede global del CIMMYT en Texcoco, Estado de México, ahora continúa en Oaxaca. Los espacios han sido definidos estratégicamente por la SEFADER en colaboración con el Hub Pacífico Sur de CIMMYT para ofrecer una formación integral que se complementa con una red de seis plataformas de investigación distribuidas en las diversas agroecologías de Oaxaca. Estas plataformas no solo validan las innovaciones tecnológicas, sino que también facilitan su transferencia a técnicos y productores, asegurando que las soluciones desarrolladas sean aplicables y beneficiosas en el contexto real de los agricultores oaxaqueños.

Este esfuerzo conjunto entre SEFADER y CIMMYT representa un paso significativo hacia la construcción de una agricultura más sustentable y resiliente en Oaxaca, donde cada innovación adoptada por los productores se traduce en una mayor seguridad alimentaria y en la preservación del valioso patrimonio agrícola de la región.

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En Guatemala se forman técnicos especializados en agricultura sustentable para enfrentar el cambio climático

Inicio de la segunda sesión del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en las instalaciones del CUNOROC, en Huehuetenango, Guatemala. (Foto: CIMMYT)
Inicio de la segunda sesión del Curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en las instalaciones del CUNOROC, en Huehuetenango, Guatemala. (Foto: CIMMYT)

En un contexto donde el cambio climático representa una amenaza creciente para la seguridad alimentaria y los medios de vida rurales, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Alianza Bioversity – CIAT (ABC) (en el marco de la Iniciativa regional del CGIAR AgriLAC Resiliente) han iniciado en Guatemala un ambicioso programa de formación de técnicos especializados en agricultura sustentable adaptada al clima. Este curso, que busca preparar a los futuros agentes de cambio en el campo de la agricultura sustentable, se desarrolla en el Centro Universitario de Nor-Occidente (CUNOROC) de la Universidad de San Carlos de Guatemala, en Huehuetenango, y cuenta con la participación activa de instituciones clave como el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA).

El curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable es una estrategia formativa que inició en México en 2009 impulsada por el CIMMYT y que ahora se implementará en Guatemala en coordinación con ABC para formar técnicos especializados en sustentabilidad agrícola al más alto nivel, cuya función es contribuir a la resolución de importantes desafíos de la sociedad y sus sistemas productivos, entre ellos la seguridad alimentaria, la pobreza y el cambio climático.

El curso busca contribuir con el desarrollo de técnicos como agentes de cambio para implementar y difundir sistemas de producción agrícola con base en una intensificación sustentable. Así, para asegurar la calidad en el acompañamiento técnico y fortalecer la producción sustentable en los lugares donde se implementa la estrategia, los aspirantes a técnico certificado se forman en temas esenciales y de actualidad en agricultura sustentable y soluciones climáticas, así como en áreas que son sustantivas para los sistemas agroalimentarios en el Occidente de Guatemala.

El curso incluye sesiones teóricas y prácticas a cargo de reconocidos especialistas para proporcionar a los participantes diversas herramientas en gestión para la innovación, técnicas agronómicas sustentables y herramientas para la formación y la comunicación que, en conjunto, permiten acelerar la adaptación, adopción y difusión de las tecnologías que responden a los retos actuales que enfrentan los productores.

En México, país donde se desarrolló esta estrategia formativa a través de la colaboración del CIMMYT y el Gobierno Federal, actualmente hay alrededor de medio millar de estos profesionales a nivel nacional y han sido esenciales en la transición hacia sistemas agrícolas más sustentables y resilientes, al robustecer los servicios de extensionismo y brindar un acompañamiento especializado a productores.

En Guatemala, donde se ha implementado la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR, los InnovaHubs articulan la colaboración de diversas organizaciones y actores estratégicos de los sectores público, privado, académico y social. Es a través de los InnovaHubs que se desarrolla también el curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable.

Estos técnicos estarán capacitados para difundir prácticas sustentables pertinentes a cada contexto biológico y cultural en que se desenvuelven los productores de Guatemala”, señaló Jorge García, gerente del Hub Chiapas de CIMMYT, quien enfatizó en que “disponer de más técnicos certificados contribuirá al crecimiento y escalamiento de las innovaciones agronómicas que se requieren en la región”.

Durante el inicio de la segunda sesión del curso estuvieron presentes Juan Carlos Gálvez, responsable de la carrera de Agronomía del CUNOROC; Giovani Martínez, responsable del MAGA en Huehuetenango, así como representantes de CIMMYT y ABC, ambos centros de investigación internacional del CGIAR.

Con la implementación de este curso, los InnovaHubs de Guatemala, no solo están invirtiendo en la formación de técnicos especializados, sino que también están sentando las bases para un futuro más resiliente y sostenible en las zonas rurales del país. Estos esfuerzos son cruciales para mitigar los efectos del cambio climático en la agricultura y para garantizar que los agricultores guatemaltecos cuenten con el conocimiento y las herramientas necesarias para adaptarse a los nuevos desafíos y asegurar la sostenibilidad de sus sistemas productivos.

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Los jóvenes y la agricultura sustentable

Jóvenes haciendo control de gusano cogollero. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Jóvenes haciendo control de gusano cogollero. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

El 12 de agosto se conmemora el Día Internacional de la Juventud, una fecha establecida por la ONU para reflexionar sobre los retos y oportunidades que enfrentan los jóvenes en todo el mundo. En el contexto agrícola, esta conmemoración cobra una relevancia especial, ya que los jóvenes son una población estratégica para asegurar el relevo generacional y promover la modernización sustentable del campo.

En México, de acuerdo con el Censo Nacional de Población del INEGI 2020, 25% de la población está conformada por jóvenes de entre 15 y 29 años, de los cuales, alrededor de 1.69 millones se dedican al sector primario. Sin embargo, la edad promedio de los agricultores en el país es de 48.6 años, lo que evidencia una brecha generacional significativa. Esta situación responde a diversos factores socioeconómicos que han llevado a que los jóvenes no consideren la agricultura como una actividad rentable. No obstante, su participación es crucial no solo para mantener la productividad, sino también para integrar innovaciones tecnológicas y prácticas sustentables que transformen el sector agrícola.

La juventud tiene el potencial de ser un motor de cambio en la agricultura. A través de su energía, creatividad y capacidad de adaptación, los jóvenes pueden contribuir a la transición hacia sistemas agroecológicos más eficientes y sostenibles. Esto no solo implica que haya más jóvenes trabajando directamente en el campo, sino que también es esencial contar con técnicos e ingenieros jóvenes que desarrollen las soluciones tecnológicas necesarias para un campo más rentable y resiliente.

Desde el CIMMYT, se han impulsado diversas iniciativas para promover la inclusión de jóvenes en la agricultura, particularmente a través de variadas y numerosas estrategias de capacitación. Un ejemplo reciente es la capacitación de estudiantes de la Universidad Tecnológica de los Valles Centrales de Oaxaca (UTVCO), quienes han adquirido conocimientos en prácticas agrícolas sostenibles y tecnologías emergentes, como parte de su preparación para enfrentar los retos del cambio climático y la sostenibilidad en el campo.

La integración de tecnologías avanzadas, como los drones y robots agrícolas, representa una oportunidad única para atraer a los jóvenes hacia la agricultura. Estas herramientas no solo facilitan tareas tradicionales como la siembra y el monitoreo de cultivos, sino que también permiten a los jóvenes aplicar su conocimiento en áreas como la ingeniería y la informática para mejorar la productividad agrícola.

El uso de drones, por ejemplo, ha demostrado ser una herramienta eficaz para el mapeo de campos, la vigilancia de plagas y la aplicación precisa de insumos, reduciendo así el impacto ambiental y optimizando los recursos. Una reciente colaboración con la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, en Coahuila, es un ejemplo destacado de cómo los jóvenes están contribuyendo a la transición hacia una agricultura más sostenible.

De igual manera, los robots agrícolas, en desarrollo conjunto con instituciones como la Universidad Autónoma Chapingo, permiten automatizar procesos, lo que resulta en una mayor eficiencia y menores costos de producción.

En el CIMMYT, se reconoce la importancia de empoderar a los jóvenes agricultores y técnicos no solo mediante la capacitación en nuevas tecnologías, sino también a través de un enfoque sensible al género y a las particularidades socioeconómicas de sus comunidades. Es crucial entender el contexto en el que operan estos jóvenes para diseñar estrategias que realmente los beneficien y los motiven a permanecer en la agricultura.

En un mundo con numerosos desafíos para el campo, la participación de los jóvenes en la agricultura es más crucial que nunca. No solo por la necesidad de un relevo generacional, sino porque son ellos quienes tienen el potencial de integrar tecnologías y prácticas innovadoras que asegurarán la sustentabilidad y rentabilidad del campo en el futuro. El CIMMYT, a través de su labor de investigación y capacitación, continuará apoyando a los jóvenes en este proceso, fomentando su inclusión y empoderamiento en todos los niveles de la agricultura.

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Avances y desafíos de la agricultura resiliente en el Occidente de Honduras

Mesa de análisis durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Mesa de análisis durante el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El reciente Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras, celebrado en Santa Rosa de Copán, reunió a un grupo diverso de actores comprometidos con la innovación agrícola y el desarrollo sostenible en la región. Este evento, organizado por la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (ABC) en conjunto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), fue un espacio clave para evaluar los avances, compartir experiencias y planificar los próximos pasos de la iniciativa AgriLAC Resiliente en ese país.

El Hub Meeting es un encuentro anual que ejemplifica la metodología participativa y colaborativa de los InnovaHubs, instalados en Honduras a partir de la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR. Este espacio permite a los diversos colaboradores, tanto del sector público como privado, revisar el trabajo realizado, analizar los desafíos y planificar acciones futuras. Los InnovaHubs, que operan en las regiones de Oriente y Occidente de Honduras, han adoptado una metodología innovadora para la gestión de la agricultura sustentable, basada en experiencias exitosas previas en países como México, adaptables a necesidades y contextos variados.

Presentación de carteles con resultados de la investigación en plataformas y módulos del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Presentación de carteles con resultados de la investigación en plataformas y módulos del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El evento contó con la participación de diversas organizaciones locales, como la ODECO, OCDIH, MAPANCE, CASM, la Escuela de Agricultura Pompilio Ortega, entre otras. Estas organizaciones han sido fundamentales en la conformación de los InnovaHubs y en la implementación de prácticas agrícolas resilientes al clima, adaptadas a las diferentes zonas agroecológicas del país. A través de módulos de innovación y áreas de extensión, los socios han validado y promovido tecnologías como la fertilización integral, el arreglo topológico y densidades de siembra adecuadas, los análisis de suelo, el uso de redes de pluviómetros, entre otras.

Durante el Hub Meeting, se llevaron a cabo mesas de análisis sobre cinco grandes temas clave: Innovación, Herramientas digitales, Políticas públicas, Inclusión social y género, e Información agroclimática. Estas mesas fueron facilitadas por el equipo técnico de CIMMYT y ABC, quienes resumieron los aspectos más relevantes discutidos:

  1. Innovación: Los participantes identificaron innovaciones claras que ya están generando beneficios tangibles en sus comunidades y parcelas. Se destacó la importancia de contar con infraestructura adecuada, como módulos de innovación, que permitan a otros agricultores observar y aprender sobre las nuevas tecnologías. La asistencia técnica fue identificada como una necesidad clave para continuar avanzando en la innovación.
  2. Herramientas digitales: Aunque el acceso a la tecnología es generalizado, en varias comunidades persisten barreras significativas, como la falta de electricidad y equipos. Se reconoció la necesidad de fortalecer las capacidades locales para asegurar un acceso sostenible a herramientas digitales, destacando el papel crucial de las redes colaborativas de innovación.
  3. Políticas públicas: Los participantes enfatizaron la conexión entre las innovaciones promovidas y la seguridad alimentaria, reconociendo el impacto positivo de la ciencia en otros aspectos, como la migración y la juventud. Las políticas públicas fueron vistas como un medio crucial para escalar las innovaciones y asegurar su sostenibilidad.
  4. Inclusión social y género: Se subrayó el papel fundamental de las mujeres en la agricultura y la necesidad de promover cambios en los roles de género para lograr una participación más equitativa. Se destacó la importancia de un enfoque familiar en la formación y capacitación, y se identificaron las escuelas como puntos estratégicos para vincular a las nuevas generaciones con la agricultura.
  5. Información agroclimática: Se reconoció la importancia crítica de la información agroclimática para la toma de decisiones en el ámbito productivo. Los participantes expresaron su disposición a contribuir a la diseminación de esta información, proponiendo la creación de mesas técnicas agroclimáticas a nivel municipal y la capacitación de otras fincas aledañas.

El Hub Meeting incluyó una muestra fotográfica que capturó el proceso de innovación y difusión del conocimiento dentro del InnovaHub, mostrando el impacto real y humano de estas iniciativas. Además, se presentaron carteles con información técnica detallada de los módulos y plataformas de investigación, lo que permitió a los asistentes conocer los resultados de las prácticas y tecnologías implementadas.

Fotografía grupal de los participantes en el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Fotografía grupal de los participantes en el Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El Hub Meeting del InnovaHub Occidente de Honduras reafirmó el compromiso de CIMMYT, ABC y los socios locales en la promoción de una agricultura más sostenible y resiliente en Honduras. Los avances discutidos y las propuestas surgidas durante el evento son un testimonio del poder de la colaboración y la innovación en la transformación de los sistemas agroalimentarios en la región. Con un enfoque en la resiliencia climática, la inclusión social y el fortalecimiento de capacidades, los InnovaHubs continúan siendo un modelo para la gestión de la innovación agrícola en América Latina y el Caribe.

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Sanidad e inocuidad para la seguridad agroalimentaria, una acción colectiva

Inauguración la 2ª edición del Congreso de Sanidad e Inocuidad para la Seguridad Agroalimentaria. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Inauguración la 2ª edición del Congreso de Sanidad e Inocuidad para la Seguridad Agroalimentaria. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Los pasados 5 y 6 de agosto de 2024 se llevó a cabo en la Ciudad de México la 2ª edición del Congreso de Sanidad e Inocuidad para la Seguridad Agroalimentaria, organizado por el Consejo Nacional Agropecuario (CNA). CIMMYT estuvo presente en este encuentro al que acudieron líderes del sector agroalimentario, incluyendo representantes del gobierno, la academia y el sector privado para abordar los desafíos y oportunidades en la sanidad e inocuidad alimentaria de México.

Al inaugurar el evento, Juan Cortina Gallardo, presidente del CNA, recordó el propósito del congreso al expresar que “este evento tiene el objetivo de dar a conocer las innovaciones tecnológicas para prevenir y controlar las plagas y las enfermedades que son relevantes para los sectores agrícolas, pecuarios, acuícolas y pesqueros”. Y agregó sobre la importancia del eje temático del encuentro: “Así como también actualizarlos y analizar políticas públicas en esta materia, a fin de que todos podamos seguir construyendo el sistema de sanidad e inocuidad alimentaria que requiere nuestro país para las próximas décadas”.

Francisco Cervantes, del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), recalcó que “el Congreso que hoy se celebra es fundamental para asumir la responsabilidad que tenemos los empresarios, el gobierno y las instituciones internacionales de consolidar la seguridad agroalimentaria de México, y fortalecer el papel del sector en la economía y en el desarrollo social del país”. Además, subrayó la importancia de crear políticas públicas sólidas y actualizadas que garanticen la calidad, certeza y confianza en los productos agroalimentarios, para el fortalecimiento de la competitividad del sector.

Por otro lado, Lina Pohl Alfaro, representante de la FAO en México, destacó los desafíos globales, como el cambio climático y la inflación, y la necesidad de que el país mantenga su liderazgo como gigante agroalimentario mediante la promoción de una mejor producción y nutrición, un medioambiente saludable y una vida mejor para todos. Para lograr estos objetivos, enfatizó: “Al fin tenemos que trabajar todos juntos: gobierno, sector privado, organismos internacionales y la academia”.

Diego Montenegro, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), señaló que la colaboración entre los sectores público, privado y académico es esencial para desarrollar políticas y programas que reduzcan las brechas de pobreza y mejoren el acceso a la tecnología, insumos y financiamiento en México. Además, destacó la importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación como pilares fundamentales para construir un futuro sostenible en el sector agroalimentario.

Por su parte, Víctor Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Agricultura), hizo hincapié en la necesidad de garantizar un abastecimiento de alimentos sanos e inocuos para toda la población. Destacó la importancia de incluir a pequeños productores en esquemas de inocuidad y buenas prácticas de producción, asegurando así el desarrollo sostenible de más de 6.8 millones de personas que trabajan en el sector primario.

En este sentido, destacan las tecnologías poscosecha adecuadas para familias productoras de pequeña escala, prácticas agronómicas sustentables que contribuyen a mantener suelos y cultivos sanos, así como la investigación y promoción de la técnica de la nixtamalización que organismos como el CIMMYT y sus colaboradores promueven en el territorio nacional y otros países a fin de garantizar la inocuidad de granos y semillas.

Stand del CIMMYT en la 2ª edición del Congreso de Sanidad e Inocuidad para la Seguridad Agroalimentaria. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Stand del CIMMYT en la 2ª edición del Congreso de Sanidad e Inocuidad para la Seguridad Agroalimentaria. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

México, a través de CIMMYT, hace alrededor de 1 500 envíos de semillas anuales a diferentes países con fines de investigación. En este sentido, destaca la colaboración entre este centro de investigación científica internacional y Agricultura (a través de Senasica), por ejemplo, mediante el Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT, para asegurar la inocuidad de estos materiales fundamentales para la seguridad alimentaria global, donde el 70% de semillas de trigo y más del 50% de semillas de maíz sembradas en el mundo derivan de la investigación en mejoramiento que se realiza en México desde el CIMMYT y una amplía red de colaboradores.

La interacción entre el Senasica y el CIMMYT es constante y está orientada por una visión compartida de ofrecer a los investigadores información y medidas oportunas para minimizar las pérdidas en los cultivos alimentarios por plagas y enfermedades vegetales. Así, las aprobaciones que Senasica ha otorgado al Laboratorio de Sanidad de Semillas de CIMMYT han contribuido, por ejemplo, a que iniciativas conjuntas entre Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT tengan resultados positivos en campo.

El Congreso concluyó con la convergencia de los ponentes en un punto común: el llamado a la acción colectiva. Se resaltó que la sanidad e inocuidad alimentaria es una responsabilidad compartida por todos los actores del sector agroalimentario, y es crucial para asegurar la calidad de los alimentos y la competitividad de México en los mercados globales.

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Conversatorios para la preservación del maíz nativo colombiano

Agricultoras y compradoras en el encuentro del taller sobre la cadena de valor de los maíces nativos de Pasto. (Foto: Jessica González / CIMMYT).
Agricultoras y compradoras en el encuentro del taller sobre la cadena de valor de los maíces nativos de Pasto. (Foto: Jessica González / CIMMYT).

Al estar profundamente conectados con su historia y tradiciones, los maíces nativos y criollos son esenciales para la identidad agrícola de Colombia. A pesar de su importancia cultural y biológica, se ha ido perdiendo semilla de maíz nativo, de manera que articular estrategias que apoyen la conservación in situ, es decir, en los propios contextos de quienes los cultivan, se vuelve una tarea fundamental.

Para delinear esas estrategias, desde 2023 el CIMMYT y colaboradores locales en Colombia han realizado diagnósticos participativos para conocer el estatus de la diversidad y retos en la conservación de maíces nativos en los departamentos de Valle de Cauca, Nariño y Putumayo. “Un primer desafío es comprender la diversidad existente de las variedades locales y las causas de pérdida de la agrobiodiversidad”, menciona el equipo de investigadores.

Así, y con base en la información proveniente de encuestas con productores y comercializadores sobre las problemáticas y áreas de oportunidad en la cadena de valor de estas variedades de maíz, los investigadores de CIMMYT y sus colaboradores locales han desarrollado conversatorios —realizados del 24 al 31 de julio en Ipiales y Pasto, Nariño; y en Colón, Putumayo y Restrepo, en Valle del Cauca— que, con una perspectiva de inclusión social, buscan comprender mejor el papel de los mercados nicho en la conservación de los maíces nativos y así trazar una ruta crítica para fortalecer la cadena de valor de estas variedades.

En los conversatorios participaron agricultores, comercializadores, chefs, transformadores, intermediarios y otros actores clave —líderes de organizaciones de base, dependencias como el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), la Pastoral Social, entre otras organizaciones— quienes dialogaron sobre la influencia de los mercados en la conservación, los beneficios de mantener la diversidad de las variedades locales, las problemáticas (y posibles soluciones) que enfrenta cada eslabón de la cadena de valor, así como las oportunidades relacionadas con las demandas del mercado, como la proveeduría constante, la oferta de maíces de colores y la buena calidad de los granos.

Estos conversatorios serán clave para definir estrategias que permitan afrontar los diferentes desafíos en la región, entre los que se encuentra la baja rentabilidad del cultivo que, en ocasiones, lleva a los agricultores a preferir la siembra de maíz híbrido para aumentar sus márgenes de ganancia.

Así, estos procesos participativos permitieron a los distintos actores de la cadena de valor visualizar el poder de los mercados nicho y otras formas de comercialización —plazas de mercado, graneros, pequeños comercios informales con venta de productos tradicionales, venta de semillas— para influir en la conservación y el rescate de cultivos tradicionales.

“Debemos agruparnos tanto compradores como productores, mantenernos en para empujar objetivos en común”, manifestó un cocinero en Ipiales, mostrando cómo la comprensión de los intereses mutuos de conservación y la empatía de los retos en cada tramo de la cadena de valor, puede beneficiar a todos.

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El renacer del campo: historia de una travesía hacia una agricultura sustentable

El productor Carlos Juárez Guzmán (izquierda) muestra parte de una de sus cosechas. (Foto: Carlos Juárez Guzmán)
El productor Carlos Juárez Guzmán (izquierda) muestra parte de una de sus cosechas. (Foto: Carlos Juárez Guzmán)

En un rincón de México, donde los suelos alguna vez fueron fértiles y la agricultura convencional era lo único que se conocía, un hombre ha transformado su campo en un modelo de innovación y sostenibilidad. Carlos Juárez Guzmán, un agricultor apasionado por su tierra, ha recorrido un largo camino de aprendizaje y adaptación para demostrar que, con el apoyo adecuado, es posible regenerar los suelos y aumentar la productividad agrícola. Esta es su historia, una que destaca la importancia del acompañamiento técnico y el papel crucial de centros de investigación como CIMMYT en la transición hacia una agricultura sustentable.

Carlos Juárez Guzmán, oriundo de una familia de agricultores, ha estado vinculado al cultivo de maíz desde que tiene uso de razón. Sus abuelos, en los años 40 y 50, lograban buenas cosechas sin necesidad de fertilizantes químicos. Sin embargo, con el paso del tiempo, el uso excesivo de agroquímicos y la remoción constante y exhesiva comenzó a deteriorarse la salud de los suelos.

Fue en 2009 cuando don Carlos decidió que era hora de un cambio. Tomó un curso sobre materia orgánica y, en 2013, otro curso que confirmó su necesidad de adoptar nuevas prácticas. Comenzó a producir y utilizar su propio abono orgánico, disminuyendo gradualmente el uso de químicos. «Poco a poco fui disminuyendo lo químico con ya, pues ya con el orgánico y me fue dando resultados porque el cultivo del maíz pues las hojas eran más verdes y el producto más dulce», recuerda.

La llegada de CIMMYT y el programa MasAgro-Cultivos para México fue un punto de inflexión en su travesía. Con la asistencia técnica del técnico Pablo Maya Valle, don Carlos inició un proceso de análisis de suelo y adoptó técnicas de agricultura de conservación. «Lo primero que hicimos fue mandar a hacer análisis de suelo en el laboratorio de ICAMEX, y con base a eso, pues, para saber en qué condiciones estaba mi suelo», explica.

Don Carlos adoptó la agricultura de conservación y, con la técnica de cero labranza, no solo mejoró la estructura del suelo sino que también protegió el hábitat de los microorganismos esenciales para la salud del campo. «Yo tengo millones de esos microorganismos, en cambio mi vecino que sigue haciendo los trabajos convencionales pues tiene muy pocos», afirma. Además, implementó la rotación de cultivos, sembrando frijol, haba, lenteja, cebolla y acelga, lo que ayudó a mantener los suelos más óptimos.

Diversificación con leguminosas en la parcela del señor Carlos Juárez. (Foto: Carlos Juárez)
Diversificación con leguminosas en la parcela del señor Carlos Juárez. (Foto: Carlos Juárez)

El acompañamiento técnico continuo ha sido clave para Juárez. «Con la presencia de CIMMYT pues en mi parcela y en mi persona, pues empezamos a hacer planes para ya ir innovando más«, dice. Este apoyo le ha permitido no solo mejorar sus prácticas agrícolas sino también inspirar a otros productores de su comunidad a seguir su ejemplo.

Don Carlos también ha logrado cerrar la cadena productiva, desde la siembra de maíz hasta la producción de tortillas. «Me puse a analizar la situación y dije bueno aquí la solución es una tortillería para que de esa forma yo evite de estar buscando a quién me compra», relata. Esta iniciativa no solo ha asegurado un mercado para su maíz, sino que también ha demostrado que el campo puede ser rentable cuando se gestiona como una empresa.

A lo largo de su trayectoria, don Carlos ha recibido numerosos reconocimientos, incluyendo el de «Héroe de la Alimentación» en 2021 y «Productor Innovador» en 2020. «No ha sido fácil, ha sido toda una intensidad de trabajo y de labores que se tienen que hacer en su momento en tiempo y forma», comenta con orgullo. Su trabajo ha atraído la atención de estudiantes, técnicos y organizaciones, interesados en aprender de su experiencia y replicar sus prácticas.

Carlos Juárez Guzmán es un testimonio viviente de que la agricultura sustentable es posible con el apoyo adecuado y la voluntad de innovar. Su historia resalta la importancia de la colaboración entre productores y centros de investigación como CIMMYT, que juegan un papel crucial en la transformación del campo mexicano. Con su perseverancia y compromiso, don Carlos ha demostrado que el futuro de la agricultura está en la adopción de prácticas sostenibles que protejan el medioambiente y aseguren la prosperidad de las generaciones venideras.