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Aquí se buscan y difunden alternativas para mejorar los rendimientos de maíz en el Valle de Toluca

Maíz cultivado con mínima labranza y aprovechando los residuos de cosecha como cobertura del suelo. (Foto: CIMMYT)
Maíz cultivado con mínima labranza y aprovechando los residuos de cosecha como cobertura del suelo. (Foto: CIMMYT)

La región del Valle de Toluca, en general, presenta un buen potencial productivo de sus suelos. Allí, el principal cultivo es el maíz, del que anualmente se siembra en temporal una superficie de 80,700 hectáreas con un rendimiento promedio de 3,9 toneladas por hectárea (t/ha) (SIAP, 2021).

Aunque en la región hay diversas problemáticas que afectan la producción —como la presencia de teocintle, considerado una maleza; el deterioro de la fertilidad del suelo, la falta de forraje para ganado que complementa la actividad agrícola en la región, y los altos costos de producción—, el rendimiento se limita particularmente por la presencia de heladas y el acame del cultivo debido a fuertes vientos y granizadas durante el periodo de lluvias.

Para brindar a los agricultores de la región opciones para hacer frente a esta situación, especialistas de CIMMYT han estudiado, en la plataforma de investigación Metepec  —la cual opera desde 2014 y está en la estación experimental de CIMMYT en el Valle de Toluca, al poniente del Estado de México— los efectos de diferentes prácticas agronómicas a fin de identificar con cuál de ellas hay mejores rendimientos.

En la plataforma se ha estudiado la labranza convencional —que en la región incluye rastra, nivelación y siembra en plano, aporque en V5-V6—, camas con labranza convencional —rastra, nivelación y formación de camas—, las camas permanentes y las camas permanentes con labranza vertical. Aunque se ha observado que el rendimiento del maíz en monocultivo sembrado con labranza convencional es similar al obtenido con agricultura de conservación, este sistema de producción sustentable presenta amplios beneficios para la región. Así, las camas permanentes, que son una forma de reducir la labranza del suelo, ayudan a mejorar el manejo del agua y a disminuir la compactación del suelo mediante el tráfico controlado, lo que se traslada a suelos con mejores propiedades.

En contraste, diversos resultados de la plataforma confirman que la labranza convencional es una de las principales causas de la degradación de los suelos en la región. Barbechar o rastrear el suelo hace temporalmente más fácil sembrar, pero, a largo plazo y dependiendo de las condiciones agroecológicas de los sistemas de producción, puede causar graves efectos en la pérdida de la calidad del suelo.

Con respecto al costo de producción promedio de 2017 a 2019, este fue mayor con labranza convencional (18,300 MXN/ha) y menor en camas permanentes con todos los residuos de cosecha sobre el terreno (17,900 MXN/ha). Sin embargo, aún falta identificar las mejores vías para que los productores de la región consideren más ampliamente las camas permanentes ya que, actualmente, el rastrojo en la región se vende en 6,000 MXN/ha, lo cual es un valor mayor a lo que se puede ahorrar en costos de producción con las camas permanentes, aunque en detrimento de las propiedades del suelo.

La presente información forma parte de los Avances en agricultura sustentable: resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021, integrados en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía.

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Chícharo gandul, opción para lograr parcelas diversificadas y mejorar la nutrición

Productor de Campeche muestra su cultivo de chícharo gandul. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Productor de Campeche muestra su cultivo de chícharo gandul. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El chícharo gandul (Cajanus cajan) es una leguminosa arbustiva originaria de Asia y de África tropical, pero su cultivo se ha extendido a varias regiones del mundo. Su adaptabilidad a diferentes condiciones climáticas ha llevado a su introducción en diversas zonas, convirtiéndolo en un cultivo con amplia presencia en países como India y Birmania, en el sur de Asia, y Uganda y Malaui en África. Su adopción en América Latina y otras regiones, aunque de forma modesta, está en aumento debido a sus beneficios agronómicos y su papel en la diversificación de cultivos.

Una de las características destacadas del chícharo gandul es su capacidad para fijar nitrógeno atmosférico en el suelo, mejorando así la fertilidad y reduciendo la dependencia de fertilizantes nitrogenados. Además, su capacidad para crecer en diversas condiciones climáticas lo convierte en un cultivo resiliente, crucial en un contexto de cambio climático.

Su compatibilidad con el maíz en sistemas de rotación de cultivos ha demostrado ser beneficioso para mantener la salud del suelo y prevenir enfermedades y plagas asociadas con monocultivos. En el aspecto nutricional, los granos de chícharo gandul son una fuente valiosa de proteínas y nutrientes, siendo utilizadas tanto para consumo humano como para la alimentación animal.

De acuerdo con los resultados de diversos ensayos en el sur-sureste del país, el chícharo gandul es capaz de mejorar la estructura de los suelos compactados gracias a su raíz pivotante, que es robusta y crece en línea recta hacia abajo.

Otro de sus beneficios, destacan los colaboradores de estos ensayos, es que no requiere de agua en abundancia, es resistente a la sequía, inhibe el crecimiento de maleza y favorece la infiltración de agua. Por estas cualidades, el chícharo gandul se promueve como una opción para diversificar cultivos en el sur-sureste del país. A continuación, te presentamos su ficha agronómica.

Chícharo gandul. Ficha agronómica.
Chícharo gandul. Ficha agronómica.
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Tecnologías agrícolas validadas para el norte y sur de México

Plantas de trigo cultivadas con agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)
Plantas de trigo cultivadas con agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)

Para lograr una agricultura sustentable es fundamental transitar de enfoques basados en la “receta” o prescripción de prácticas genéricas —que muchas veces no han sido validadas o adecuadas para cada tipo de agricultor— a uno que ofrezca a los productores opciones para tomar las mejores decisiones en sus parcelas, adoptando solo aquellas tecnologías validadas y que en su zona pueden mejorar la producción de una manera sustentable.

Este enfoque culturalmente pertinente para impulsar la transición a una agricultura sustentable es promovido por CIMMYT y sus colaboradores como menús tecnológicos, que son el resultado de los trabajos de investigación desarrollados en plataformas, módulos de innovación y áreas de extensión —como parte de una metodología para gestionar la innovación llamada hub—. Esto significa que, a través de los distintos proyectos que CIMMYT y sus colaboradores impulsan, solo se promueven tecnologías que cuentan con evidencia sólida para ser recomendadas.

Recientemente, investigadores de CIMMYT —centro de investigación científica internacional que busca consolidar sistemas agroalimentarios sustentables, productivos y resilientes basados en maíz, trigo y cultivos asociados— integraron menús actualizados de tecnologías validadas para dos regiones y sistemas de producción: trigo de riego para Sonora y maíz para Oaxaca, respectivamente.

Ambos menús son relevantes en el contexto agrícola actual: el estado de Sonora es la principal región de producción de trigo en el país, con un sistema de altos rendimientos que depende, igualmente, de un alto uso de insumos. Oaxaca, por su parte, presenta una gran variedad de zonas agroecológicas definidas por la combinación de diferentes climas y suelos, los cuales determinan el nivel de expresión de la capacidad productiva de variedades nativas —locales e introducidas— y mejoradas de maíz en cada zona.

En el caso de Sonora, el menú tecnológico ha sido desarrollado por el Hub Pacífico Norte de CIMMYT que, junto con sus colaboradores en la región han instalado tres plataformas de investigación: Cajeme I y II en la estación de CIMMYT en Ciudad Obregón, y Navojoa en las instalaciones del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) en Navojoa.

Entre las prácticas y tecnologías estudiadas en estas plataformas destacan las camas permanentes, rotaciones diversas, cobertura del suelo con residuos de cosecha —prácticas asociadas con la agricultura de conservación, un sistema que en esta región reporta rendimientos promedio de 1,3 toneladas por hectárea más que el sistema convencional—, fertilización enterrada, control de plagas con productos de bajo impacto ambiental, uso eficiente de agua, entre otras.

Para el caso de Oaxaca, las plataformas de investigación fueron instaladas por el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y colaboradores en dicho estado. Estas son: San Francisco Lachigoló en Valles Centrales, Santo Domingo Yanhuitlán en la región de la Mixteca, San Miguel Tlacamama en la Costa, San Juan Cotzocón en el Papaloapan, Santa María Teopoxco en la Cañada, y Tamazulapam del Espíritu en la Sierra Norte, respectivamente.

Aquí, las prácticas y tecnologías investigadas han sido la labranza mínima con retención de residuos, la milpa intercalada con árboles frutales en combinación con agricultura de conservación, distintos arreglos topológicos y densidades de siembra, diversificación de cultivos, entre otras.

Estos menús tecnológicos desarrollados por CIMMYT y sus colaboradores contribuyen además a dos grandes iniciativas de CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del que forma parte CIMMYT—: Excelencia en Agronomía y AgriLac Resiliente. Te invitamos a conocer más de estas iniciativas y los detalles de estos menús tecnológicos a través del Boletín EnlACe de CIMMYT, y en redes sociales a través de @ACCIMMYT y el hashtag #MenúTecnológicoSostenible.

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Los gases de efecto invernadero y la vida en el planeta

Suelo con mayor humedad y contenido de materia orgánica como efecto de la agricultura de conservación. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Suelo con mayor humedad y contenido de materia orgánica como efecto de la agricultura de conservación. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Mucho se habla de los gases de efecto invernadero (GEI) y de su impacto ambiental, pero, ¿qué son estos gases y cómo impactan a la vida en el planeta?

Los GEI son componentes gaseosos en la atmósfera que tienen la capacidad de absorber y emitir radiación térmica. En otras palabras, se trata de gases que actúan como una especie de cristal que envuelve a la Tierra, absorbiendo y reteniendo el calor del Sol, justo como ocurre en un invernadero. Así, parte de lo que hace que la Tierra sea habitable es, precisamente, su efecto invernadero natural, el cual la mantiene en un promedio amigable de 15 °C —temperatura media actual del planeta—.

Como vemos, el efecto invernadero no es por sí mismo un fenómeno dañino, por el contrario, es fundamental para que la vida en el planeta se mantenga pues, de otra manera, la Tierra estaría expuesta al frío del espacio y la vida como la conocemos no podría prosperar. De hecho, el efecto de calentamiento del dióxido de carbono —uno de los principales gases de efecto invernadero— ayuda a estabilizar la atmósfera terrestre. Al quitar el dióxido de carbono, el efecto invernadero de la Tierra colapsaría y la superficie del planeta sería unos 33°C más fría.

El problema con los GEI entonces es el desequilibrio causado, en gran medida, por las actividades humanas que los han hecho aumentar descontroladamente, contribuyendo así al calentamiento global y agudizando los efectos de la variabilidad climática. El calentamiento excesivo puede desencadenar eventos climáticos extremos, afectando ecosistemas, patrones de lluvias y niveles del mar, entre otros impactos.

Con respecto a las contribuciones de GEI, se estima que cerca del 75 % de las emisiones globales de estos provienen de actividades humanas, particularmente del sector energético —incluyendo la quema de combustibles fósiles—, por el cambio de uso de suelo —incluyendo deforestación—, el transporte y el sector agropecuario, el cual se estima podría ser el responsable de hasta el 39 % de las emisiones.

El dióxido de carbono (CO2) que resulta de la quema de combustibles fósiles y cambios en el uso del suelo, el metano (CH4) que se libera durante la fermentación entérica de los rumiantes y en la gestión de estiércol, así como los óxidos de nitrógeno (NOx) que resultan de la aplicación de fertilizantes nitrogenados y otras prácticas son ejemplos de procesos agropecuarios que, convencionalmente, generan GEI.

Desde CIMMYT, y a través de las diversas iniciativas que este centro de investigación científica internacional impulsa con colaboradores en distintas partes del mundo, se promueven prácticas y tecnologías agrícolas sustentables encaminadas a mitigar las emisiones de GEI, ya que estos gases, al contribuir al calentamiento global y al cambio climático, refuerzan un ciclo negativo donde, a su vez, el cambio climático afecta la producción agrícola, creando desafíos para la seguridad alimentaria.

La agricultura de conservación —particularmente a través de prácticas como la rotación de cultivos y la cobertura del suelo con residuos agrícolas—, la gestión eficiente de fertilizantes, el uso de sensores ópticos y la identificación y promoción de cultivos resistentes al clima para adaptarse a las condiciones cambiantes, son ejemplos de prácticas capaces de reducir las emisiones de GEI.

Una de las iniciativas más recientes y novedosas para identificar y promover las mejores prácticas agrícolas que les permitan a los agricultores transitar de una forma accesible hacia una agricultura sustentable es Excelencia en Agronomía —basada en la investigación científica y en resultados de una red de plataformas de investigación en México y otros países— la cual está permitiendo, entre otros temas, comprender con mayor amplitud aspectos relacionados con los GEI y la agricultura. Te invitamos a seguir a @ACCIMMYT en redes sociales, o a través del hashtag #EiA, para más información sobre esta iniciativa.

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Crotalaria, una alternativa para producción de forrajes y control de malezas

Cultivo de crotalaria en Oaxaca, México. (Foto: hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Cultivo de crotalaria en Oaxaca, México. (Foto: hub Pacífico Sur-CIMMYT)

La diversificación de cultivos es un componente esencial para el desarrollo sostenible de la agricultura, contribuyendo a la resiliencia de los sistemas agrícolas y generando una serie de beneficios económicos, medioambientales y sociales. En este contexto, la crotalaria (Crotalaria juncea) es una opción versátil que merece ser considerada en los sistemas agroalimentarios de México, particularmente en el Sur-Sureste.

Originaria de África, esta planta se ha adoptado en varios lugares del mundo debido a sus múltiples usos y beneficios. Su adaptabilidad y resistencia le han permitido extenderse a diversas regiones, desde Asia hasta América Latina, siendo apreciada por su capacidad para prosperar en condiciones de suelo adversas y climas variados, lo que la convierte en una opción valiosa para la diversificación de cultivos.

Su uso principal, a nivel internacional, se centra en la producción de fibras textiles, que son valoradas por su resistencia y durabilidad. India, China, Brasil, Nigeria y Tailandia, destacan como productores de crotalaria cuya popularidad se debe, además, a que ofrece una amplia gama de aplicaciones agronómicas: es una excelente fuente de forraje —proporcionando alimento de alta calidad para el ganado—, tiene la capacidad para fijar nitrógeno en el suelo —lo que beneficia a los cultivos vecinos— y también se ha registrado que contribuye a la mitigación de enfermedades de los cultivos, ya que puede actuar como un cultivo trampa para ciertos patógenos.

En México, la crotalaria aun no es un cultivo ampliamente extendido; sin embargo, recientemente, en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, impulsado por Walmart Foundation y CIMMYT, se desarrollaron una serie de ensayos y vitrinas que confirman que este cultivo es una excelente alternativa para el Sur-Sureste de México. A continuación, compartimos su ficha agronómica, generada a partir del proyecto mencionado.

Crotalaria. Ficha agronómica.
Crotalaria. Ficha agronómica.
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La agricultura de conservación en la Sierra Norte de Puebla

Evento mostrando el establecimiento de arvejón como cultivo invernal. 22 de octubre de 2016. (Foto: URPROCT)
Evento mostrando el establecimiento de arvejón como cultivo invernal. 22 de octubre de 2016. (Foto: URPROCT)

La Sierra Norte de Puebla, ubicada en la zona de transición entre el Eje Neovolcánico y la Sierra Madre Oriental de México, es una región caracterizada por su abrupto relieve —con pendientes muy pronunciadas, de hasta 40 %— y alta humedad. Los agricultores de esta región, en su mayoría nahuas y totonacos, cultivan maíz criollo para autoconsumo, comúnmente asociado con frijol, chile serrano, arvejón, haba, avena, ebo, calabaza, y una amplia variedad de quelites como quintonil, borraja y tomate criollo.

A pesar de los beneficios de esta diversidad de cultivos, en la región los rendimientos de maíz son bajos —de una tonelada por hectárea (t/ha) o menos— y el manejo agronómico es deficiente. Esto se refleja en altos costos de producción que se suman a los retos de la variabilidad climática, cada vez más notoria.

Para ofrecer alternativas que les permita a los productores de la región superar estos desafíos, en la plataforma de investigación Cuautempan —ubicada en la carretera federal Tetela-Cuautempan, Km 9.4, en Hueytentan, municipio de Cuautempan, Puebla— se ha investigado, desde 2016 cuando fue instalada, aspectos como densidad de población, fertilización y manejo de malezas e insectos. Esto, a partir de experimentos con base en agricultura de conservación, uso de semilla criolla e hibrida, distintas dosis de fertilización y arreglos topológicos —distribución de las plantas sobre el terreno—.

La plataforma, donde colaboran la Unión Rural de Productores de Cuautempan y Tetela (URPCT) y CIMMYT, forma parte de la Red Latinoamericana de Investigación Agronómica (RedAgAL) —una de las redes de investigación agrícola más grandes a nivel mundial— y, en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del cual forma parte CIMMYT—, está operando y generando datos en beneficio de los agricultores locales y de todo el campo latinoamericano.

“Durante los tres primeros años de evaluación el rendimiento promedio entre la práctica convencional de la región —monocultivo de maíz  y remoción de rastrojo— y las innovaciones —cero labranza y dejar el rastrojo en la superficie del terreno— fue similar; sin embargo, en 2019 llovió 30 % menos de lo normal y entonces se notaron los beneficios de la agricultura de conservación, ya que el rendimiento con este sistema sustentable mejoró en 2,1 t/ha con respecto a la labranza convencional”, señalan los responsables de la plataforma.

Los costos de producción, con agricultura de conservación, disminuyeron cerca de 4 mil pesos por hectárea (3,975 MXN/ha). Además, las prácticas sustentables aplicadas han tenido un impacto positivo en las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo. La materia orgánica, por ejemplo, ahora es mayor en las capas de 0-5 y 5-30 cm”, enfatizan los investigadores, quienes continúan investigando otros aspectos que aún requieren mayor tiempo para obtener conclusiones robustas que puedan ser compartidas con los agricultores.

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Sinergia entre iniciativas aumenta la resiliencia y la sostenibilidad del campo colombiano

Sistema tradicional del cultivo de frijol y maíz en comunidades indígenas en Valledupar, Cesar, Colombia, en diciembre de 2022. (Foto: Adriana Tofiño / Agrosavia)
Sistema tradicional del cultivo de frijol y maíz en comunidades indígenas en Valledupar, Cesar, Colombia, en diciembre de 2022. (Foto: Adriana Tofiño / Agrosavia)

Los Kankuamos y Arhuacos son pueblos indígenas que habitan en el Caribe colombiano. Sus sistemas agroalimentarios están orientados en cubrir sus necesidades de subsistencia, por lo tanto, son diversos e incluyen cultivos como papa, cebolla, ajo, haba, mora, tomate de árbol, calabaza, trigo, fique de maguey, maíz, frijol, yuca, arracacha, algodón, piña, entre otros.

El café es el cultivo que dedican para comercializar con el fin de obtener ingresos que complementen la alimentación o satisfacer otras necesidades. A menudo, este se siembra bajo la sombra de plátano o chachafruto y distanciado de al menos tres metros para incluir la siembra de frijol y maíz, el cual, además de formar parte de los cultivos de la dieta tradicional —para la elaboración de chicha y arepas—, también es un componente que predomina en la cosmovisión de los pueblos Kankuamos y Arhuacos.

En este contexto, la conservación de la semilla —que regularmente se hace a través de la siembra continua— es importante; sin embargo, las sequías y la falta de infraestructura de almacenamiento amenazan su conservación. Para buscar y brindar alternativas que le permitan a los pueblos Kankuamos y Arhuacos conservar sus semillas y mejorar sus sistemas agroalimentarios, CIMMYT —mediante la iniciativa Soluciones Positivas para la Naturaleza— se sumó a los esfuerzos que la Alianza Bioversity Internacional y CIAT —en el contexto de la iniciativa AgriLAC Resiliente— y el Centro de Investigación Motilonia de AGROSAVIA realizan en el departamento del Cesar.

Con al menos diez años de trabajo en comunidades indígenas del Caribe colombiano, AGROSAVIA ha incorporado cultivos biofortificados para fortalecer el sistema agroalimentario de la región. En este contexto, la iniciativa AgriLAC Resiliente ha contribuido con la gestión de recursos, entrega de semillas de frijol y maíz biofortificados, y el desarrollo de nuevas segmentaciones de mercado que valoran la producción étnica y orgánica.

Sumándose a este trabajo, en noviembre de 2023, especialistas de CIMMYT visitaron a grupos de Kankuamos y Arhuacos en las comunidades de La Mina y Simunurwa, en Valledupar Cesar, respectivamente. Allí, y con el fin de apoyar la conservación de las semillas nativas de maíz, se hicieron talleres poscosecha, recorridos por bancos comunitarios y parcelas de reproducción de semillas, conversatorios para identificar las principales causas de las pérdidas poscosecha de los granos básicos —especialmente maíz y frijol—, así como las diferentes prácticas y tecnologías que contribuyen a reducir las pérdidas durante el proceso de poscosecha, entre otros aspectos de sus sistemas agroalimentarios.

Con especial atención en el almacenamiento, los participantes hicieron prácticas relacionadas con el acondicionamiento del grano antes del almacenamiento —desgrane, limpieza y estimación de humedad— y el manejo de tecnologías herméticas. También se realizó una reunión en la casa indígena, con representantes del cabildo de cada pueblo indígena visitado previamente, para discutir acerca de los resultados obtenidos en cada visita. Esto incluyo compartir una desgranadora 3D para uso y valoración por parte de los productores, además de analizar las oportunidades de manejo en los bancos de semillas.

Soluciones Positivas para la Naturaleza fomenta sistemas alimentarios amigables con el medioambiente mediante la gestión y conservación de la biodiversidad, por lo que este tipo de sinergias entre iniciativas potencia la conservación de las semillas nativas y el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios de América Latina.

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Maíz palomero: una flor en cada grano

Las palomitas de maíz son un elemento destacado en la cultura popular, particularmente asociado a espectáculos de entretenimiento. (Imagen: OpenAI)
Las palomitas de maíz son un elemento destacado en la cultura popular, particularmente asociado a espectáculos de entretenimiento. (Imagen: OpenAI)

Cotufas, crispetas, canguil, pipocas, rosetas, poporopos. Estas son solo algunas de las formas en que, en Latinoamérica, se les llama a las palomitas de maíz. El maíz reventado por efecto del calor es una aportación culinaria de México al mundo que hoy se traduce en un mercado global que, de acuerdo con el análisis 2023 de The Business Research Company, alcanzó los 11.62 mil millones de dólares en 2022 y se espera que alcance los 16.64 millones de dólares en 2027.

El maíz palomero, caracterizado por sus granos de gran dureza y altamente compactos que albergan almidón y agua en su interior, se destaca como una variedad con la capacidad única de reventar —por lo que también se le conoce como “maíz reventador”— y producir palomitas de maíz. De todas las razas de maíz, solo siete tienen esta capacidad: Palomero Toluqueño, Chapalote, Nal-Tel, Reventador, Palomero de Chihuahua, Palomero de Jalisco y Arrocillo.

Testimonios del siglo XVI revelan que el Palomero Toluqueño desempeñó un papel esencial en la preparación de alimentos en la antigua Mesoamérica. Grupos como los mexicas, matlatzincas, otomíes, tlahuicas y mazahuas, así como aquellos en regiones más alejadas, como Jalisco y Chihuahua, utilizaban esta raza y sus variedades como base alimentaria.

Descubrimientos arqueológicos en Teotihuacán demuestran que una de las formas más comunes de producir palomitas era sometiendo al fuego las mazorcas enteras para que los granos reventaran formando racimos de «flores blancas» que eran destinadas no solo a la alimentación, sino también a la manufactura de collares, guirnaldas y otros adornos rituales.

Los maíces palomeros se catalogan entre los más antiguos, remontándose a las primeras formas de consumo de maíz, donde los granos eran reventados al calor del fuego —la temperatura de reventado se sitúa alrededor de 177 °C—. Así, las palomitas están íntimamente ligadas a la historia alimentaria mexicana, pero algunas de las variedades nativas que revientan se encuentran en grave peligro de extinción por diversos factores.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la producción de maíz palomero en México pasó de un poco más de 42 mil toneladas en 1980, a tan solo 596 toneladas en 2019, siendo Tamaulipas el único estado productor registrado en el Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP); mientras que el Estado de México, una de las cunas del maíz reventador, tan solo contabilizaba una veintena de agricultores sembrando Palomero Toluqueño hacia 2016.

El alarmante panorama del maíz palomero hizo que organizaciones como Fundación Tortilla se movilizaran para incentivar su cultivo en diversas zonas de Toluca. Desafortunadamente, uno de los factores que limitaba su producción era la falta de semilla, por lo que se recurrió al banco de germoplasma de CIMMYT, centro de investigación científica internacional que resguarda en dicho espacio la colección de maíz más grande e importante del mundo.

Además de esta iniciativa, CIMMYT ha colaborado con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) para buscar vías que le permitan a México incrementar su producción de maíz palomero así como preservar su diversidad genética. Recientemente, ICAMEX y CIMMYT firmaron un convenio de colaboración, marco del proyecto Regeneración de Accesiones de Maíces de los Valles Altos, el cual contribuirá al conocimiento, uso adecuado y preservación de maíces como el Palomero Toluqueño, originario de dicha región.

Así, en el marco del Día Mundial de las Palomitas de Maíz (19 de enero), es importante destacar que estas adicionalmente brindan diversos beneficios a la salud —cuando su preparación no tiene exceso de grasa, sal o azúcar—: el contenido elevado de polifenoles de las palomitas actúa como antioxidante, previniendo el daño celular y contribuyendo a combatir enfermedades cardiovasculares y cáncer. Además, las palomitas son ricas en fibra, vitaminas del complejo B, vitamina E, minerales y proteínas, con propiedades para reducir el colesterol y controlar la diabetes.

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Científicos del CIMMYT son reconocidos por su gran impacto en la investigación

El CIMMYT pone en práctica ciencia de alta calidad para desarrollar sistemas agroalimentarios más resistentes. Este año, tres científicos del CIMMYT figuraron dentro de los investigadores más citados, de acuerdo al análisis 2023 de Clarivate. 

Jill Cairns participa en una sesión plenaria. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)

Aunque la misión del CIMMYT no les exige publicaciones académicas de manera explícita a sus científicos,» este reconocimiento refleja la interconexión con el mundo académico, la cual franquea el paso para nuevas tecnologías que benefician a los agricultores y consumidores de escasos recursos, y, además, brinda prestigio al CIMMYT ante la comunidad científica y respalda la recaudación de fondos,» afirma Matthew Reynolds, científico distinguido y jefe de fisiología del trigo.  

La fisióloga del maíz Jill Cairns y sus colaboradores lideraron la aplicación del fenotipado de alto rendimiento para el cultivo de maíz en el África subsahariana, lo cual ella dice «no habría sido posible sin la participación de expertos académicos destacados como JL Araus de la Universidad de Barcelona.» 

José Crossa preside la sesión: Añadiendo valor a los datos fenotípicos. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)

El biometrista y científico distinguido José Crossa es pionero en el análisis de la genética del trigo y del uso de la inteligencia artificial aplicada a la investigación de cultivos. Explica, «con herramientas de aprendizaje automático, como el aprendizaje profundo, existe una fantástica oportunidad para comprender las múltiples y complejas dimensiones de la adaptación de los cultivos, por lo que los modelos de mejora genética basados en datos tendrán la precisión suficiente para centrarse en rasgos complejos.» Crossa es ampliamente respetado por los principales académicos en biometría por sus ideas sobre la teoría estadística para resolver problemas del mundo real. 

Reynolds ha lanzado iniciativas como el Consorcio para el Mejoramiento del Trigo por Calor y Sequía (HeDWIC) y la Asociación Internacional para el Rendimiento del Trigo (IWYP), las cuales transfieren tecnologías de vanguardia -procedentes de muchas de las mejores instituciones académicas del mundo- para su aplicación en la mejora genética, contribuyendo así a la ampliación de los acervos genéticos del trigo en todo el mundo. 

Matthew Reynolds habla en un taller. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)

Los tres científicos obtuvieron el mismo reconocimiento el año pasado. Como en el 2022, Reynolds fue galardonado por su contribución a la literatura científica sobre las ciencias de las plantas y los animales, y Cairns y Crossa por sus contribuciones a la literatura científica en diversos campos de investigación (campos cruzados). 

Desde el 2001, la lista Clarivate de Investigadores Altamente Citados ha identificado a los investigadores y científicos sociales internacionales más influyentes dentro de su(s) campo(s) de investigación. La lista reconoce la excelencia en investigación, la cual se demuestra mediante la producción de múltiples artículos que se ubican en el percentil 1% más alto de los artículos más citados, por campo y año, según el servicio de indexación de citas Web of Science. 

La lista del 2023 incluye a 6,849 personas de más de 1,300 instituciones de 67 países y regiones. 

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SISTEMAS AGROALIMENTARIOS SUSTENTABLES

CIMMYT desempeñó un papel clave en reuniones sobre sistemas agroalimentarios sostenibles, con la participación de su Director Internacional Bram Govaerts. Se enfocaron en erradicar el hambre, proteger el medio ambiente y lograr una producción más eficiente, destacando la importancia de una «Agricultura para la Paz» para mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición.

Lee la historia completa aquí.