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El maíz criollo en rotación con frijol, gran opción para la Mixteca Poblana

Maíz nativo cultivado con prácticas sustentables. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Maíz nativo cultivado con prácticas sustentables. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

En la Mixteca Poblana la mayoría de los agricultores siembran maíces y frijoles criollos para el autoconsumo. El rendimiento promedio de maíz, sin embargo, es bajo —de 0.8 a 1.3 toneladas por hectárea (t/ha)— y, adicionalmente, se reporta que cada ciclo aproximadamente el 50 % de la superficie sembrada termina siniestrada (SIAP, 2021).

Los bajos rendimientos se deben principalmente a la escasez de lluvia, a los suelos degradados y a la prevalencia de prácticas convencionales —como labranza excesiva y remoción del rastrojo (el cual se emplea para alimentar ganado caprino)— que contribuyen a la degradación de los suelos.

Para generar opciones que permitan a los agricultores de esta zona incrementar el rendimiento y la rentabilidad del maíz y el frijol y, al mismo tiempo, conservar y mejorar el suelo, en la plataforma de investigación Molcaxac —donde colaboran el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario no. 305 (CBTA 305) y CIMMYT— se evalúan distintos tipos de labranza y manejos de residuos, a fin de identificar aquellas prácticas que le ayuden a los agricultores a superar las principales limitantes del rendimiento del cultivo del maíz en la región.

Considerando que en la región es más aconsejable sembrar maíz criollo que maíz híbrido —su mayor adaptación a las condiciones del clima y los suelos de esta zona específica ha contribuido a que su rendimiento promedio sea mayor—, destaca que tras seis años de evaluación el rendimiento promedio de maíz criollo es mayor al rotarlo con frijol (1.7 t/ha) que al tenerlo como cultivo único (monocultivo) (1.1 t/ha).

Con respecto al rendimiento promedio de grano de maíz, este fue mayor (0.92 t/ha) con labranza mínima —siembra directa con aporque en V8— que con labranza convencional —barbecho, dos pasos de rastra, surcado y aporque— (0.69 t/ha); y también mayor en camas permanentes —otra forma de reducir la labranza— (1.31 t/ha) que de la forma convencional (0.64 t/ha).

Adicionalmente, sembrar en camas permanentes dejando el rastrojo sobre la superficie del terreno resultó en un incremento en el rendimiento y, por tanto, de los ingresos —para el caso de esta evaluación, en el orden de los tres mil pesos por hectárea (2,924 MXN/ha) —. Además, al solo hacer reformación de camas (800 MXN/ha) y manejo de rastrojo (350 MXN/ha), los costos de producción disminuyeron (2,950 MXN/ha) al evitar dos pasos de rastra, barbecho, surcado y primera labor lo cual hace que, en promedio, en la zona los tratamientos con camas permanentes sean casi seis mil pesos (5,900 MXN/ha) más rentables que la práctica convencional.

En suma, usando en conjunto los tres componentes básicos de la agricultura de conservación —labranza mínima, cobertura del suelo con rastrojo y diversificación de cultivos— el rendimiento promedio de maíz criollo fue mayor (1.7 t/ha) que con labranza convencional (0.7 t/ha) durante seis años de evaluación.

El presente, forma parte de los Avances en Agricultura Sustentable. Resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021, de CIMMYT, editado en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía de CGIAR.

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El impacto del conocimiento científico más allá de las parcelas

Mujeres participando activamente en los procesos de capacitación de las organizaciones que integran los InnovaHubs en Honduras. (Foto: CASM)
Mujeres participando activamente en los procesos de capacitación de las organizaciones que integran los InnovaHubs en Honduras. (Foto: CASM)

En América Latina las mujeres han avanzado en el campo científico, pero la representación sigue siendo desigual en comparación con sus colegas masculinos. Fomentar vocaciones científicas en niñas y mujeres jóvenes, en este sentido, es importante tanto para lograr la equidad en todos los campos, como para hacer extensivos los beneficios del conocimiento científico entre la sociedad.

“Yo estudié ingeniería agroindustrial en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Yo decidí estudiar esto porque mi familia es una familia de productores”, comenta Lourdes Jimena Sosa, quien actualmente forma parte del equipo técnico de los recientemente instalados InnovaHubs de Honduras, a través de los cuales decenas de organizaciones están trabajando en equipo para consolidar sistemas agroalimentarios sustentables y resilientes.

“Yo vivo en Arauli, aquí está la Asociación de Productores Agropecuarios de Oriente (APAO) que surgió después del huracán Mitch. Después de esos desastres los productores de la comunidad se reunieron y decidieron hacer esa sociedad, sabiendo que todo en conjunto es mucho mejor. Hoy APAO tiene 22 años y yo ya tengo tres años de estar trabajando y colaborando con ellos”, relata Lourdes, quien además de ser socia, es responsable de la tienda de insumos de la APAO.

“A finales de 2020 llegó un proyecto de insumos agrícolas por parte del gobierno. Entonces APAO decidió, con esos insumos, tener una tienda aquí en Arauli para los asociados y productores de la zona, pero quería que la atendiera una persona que fuera de la propia asociación. Yo ya tenía mi título. Entonces decidieron que yo administrara esa tienda de insumos”, comenta Lourdes, destacando que para este propósito también tuvo que estudiar mucho.

Cuando se unió a los esfuerzos de CIMMYT y otros centros de CGIAR —junto con una gran diversidad de organizaciones locales— para el establecimiento de los InnovaHubs en Honduras, Lourdes fue convocada a tomar un curso de agricultura sustentable: “Ingresamos tres por parte de la asociación, de los cuales eran dos varones. Solo yo continué. Yo decidí no salirme y aprendí muchísimo durante ese año”.

Con respecto a cómo la metodología de los hubs permite que el conocimiento científico llegue a los productores, Lourdes señala que “todo lo que aprendimos lo estamos implementando en nuestras comunidades. Yo, por ejemplo, trabajé con girasoles, maíz y frijol, y a los productores se les hacía raro ver esa innovación, entonces iba yo y les explicaba en qué consistía y les llamaba la atención. Esto para mí ha servido como experiencia personal y les hemos ayudado a los productores de la asociación. Entonces el impacto de esto muy importante”.

Aunque en la organización de la que forma parte Lourdes hay una gran apertura a la innovación y a la incorporación de mujeres y jóvenes a sus proyectos, en la región aún prevalecen condiciones adversas para estos sectores de la población. De ahí la importancia de iniciativas como AgriLAC Resiliente —a través de la cual CIMMYT y otros centros de CGIAR están colaborando en Honduras, Guatemala y otras latitudes de América Latina—, la cual apuesta por sistemas agroalimentarios sólidos y sensibles a temas como el género.

“Aquí, en esta zona del altiplano, hemos integrado bastante a las mujeres en todos los trabajos. Hay muchas mujeres que debido a la necesidad económica han decidido trabajar en lo que sea, por eso las hemos ido integrando, o nos hemos ido integrando poco a poco, porque también podemos y tenemos que ir dejando el machismo atrás, pero para eso estamos, y en la asociación ya hay de hecho varias mujeres que están impulsando sus propios proyectos”.

Finalmente, Lourdes se dirige a todas las niñas, particularmente a las niñas de su región: “si quieren estudiar algo que les gusta, no se detengan; porque uno tiene que trabajar en lo que a uno le apasiona o si no se va a sentir frustrada toda la vida. Así que hay que seguir estudiando, adquirir conocimiento y experiencia”.

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Cuando las sequías se presentan, esta tecnología puede hacer la diferencia

La Mixteca de Oaxaca (México) es, en general, una región árida. Ahí, la variabilidad climática es notable y las sequías se han agudizado en años recientes. Hacia el primer bimestre de 2023, por ejemplo, de los 150 municipios de Oaxaca declarados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) con algún grado de sequía, 100 eran de la Mixteca —86 de ellos con sequía severa—. Dadas las afectaciones a las cosechas, la de 2023 es considera como una de las sequías más severas registradas para esa región.

La Mixteca se caracteriza por el deterioro de sus recursos naturales —presenta severos problemas de deforestación—, principalmente el suelo y la vegetación, lo que repercute en la baja producción de los cultivos. Este problema se relaciona con los sistemas de producción convencionales, basados en el monocultivo, extracción de residuos agrícolas (rastrojos) y manejo del suelo, a lo que se suma la escasa y errática distribución de la lluvia.

"El corazón de la Mixteca! o "Cerro de los Corazones", muestra los efectos de la severa erosión de la región. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
«El corazón de la Mixteca», o «Cerro de los Corazones», muestra los efectos de la severa erosión de la región. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Una tecnología sustentable validada para esta región de México, particularmente útil para tiempos de sequía, es la inclusión del rastrojo en labranza mínima. “Comparada con la labranza convencional —un barbecho a 30 cm de profundidad más un paso de rastra a 10 cm— sin rastrojos, la retención de estos residuos de cosecha en labranza mínima —roturación del suelo con subsuelo de tres ganchos a una profundidad de 40 cm— incrementó el rendimiento de maíz criollo 208 kilogramos por hectárea en promedio”, señalan los responsables de la plataforma de investigación Yanhuitlán.

La de Yanhuitlán forma parte de una red de plataformas impulsada por CIMMYT —centro de investigación internacional basado en México que busca consolidar sistemas agroalimentarios sustentables y resilientes— y sus colaboradores, la cual constituye una de las más grandes e importantes redes de investigación agronómica a nivel global.

Los resultados consistentes de seis años de investigación en la plataforma de Yanhuitlán indican que la labranza mínima dejando los residuos en campo es “una alternativa viable para la región de la Mixteca. El beneficio de esta labranza en mantener más humedad disponible para el cultivo se expresa más durante los periodos de sequía, como en 2019 cuando el rendimiento fue de 2.2 toneladas por hectárea en labranza mínima contra 680 kilogramos por hectárea en labranza convencional”, mencionan los investigadores.

Don Abundio, productor de Oaxaca, muestra el rastrojo que usa como cobertura en su parcela, práctica que se ha validado en plataformas de investigación en el marco de la metodología del Hub. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Don Abundio, productor de Oaxaca, muestra el rastrojo que usa como cobertura en su parcela, práctica que se ha validado en plataformas de investigación en el marco de la metodología del Hub. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Con respecto al costo de producción, este “fue 800 pesos por hectárea (800 MXN/ha) menor que el de la labranza convencional (2,000 MXN/ha) y registró una utilidad neta promedio de un poco más de 12 mil pesos por hectárea ($12,045 MXN/ha), contra los cerca de 11 mil pesos por hectárea ($10,846 MXN/ha) de la labranza mínima. Así, la inclusión del rastrojo —cuyo valor está estimado en cerca de $3,500 MXN/ha en la región— incrementaría la utilidad neta promedio de la labranza convencional a $14,346 MXN/ha”, puntualizan.

Por estos resultados consistentes, y por ser particularmente útil en tiempos de sequía, la labranza mínima dejando los residuos es una de las tecnologías que forman parte del #MenúTecnológicoSostenible de Oaxaca.

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Escalando el impacto (sostenible)

Lennart Woltering exponiendo sobre el Panorama de Escalamiento. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Lennart Woltering exponiendo sobre el Panorama de Escalamiento. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

El Panorama de Escalamiento es una herramienta accesible para explorar qué lo que se requiere para escalar una innovación. Evalúa el estado de los diez “ingredientes” de escalamiento que son críticos para alcanzar tu ambición de escalamiento (los cuales incluyen un modelo de negocio, financiamiento, evidencia, y gobernanza del sector público).

Este mes, después de seis años de haber publicado la  primera versión del Panorama de Escalamiento, una nueva tercera edición estará también disponible en la página del Panorama de Escalamiento (www.ScalingScan.org). Esta versión fue generada con base a la retroalimentación otorgada por una diversidad de usuarios de la herramienta provenientes de organizaciones no gubernamentales, institutos de CGIAR, y compañías alrededor del mundo. Esta versión fue creada con la visión de que esta herramienta responda de mejor manera a los desafíos actuales del cambio climático, género e inclusión social que enfrentamos actualmente.

¿Cuáles son las novedades de esta versión?:

  1. Esta tercera edición fue desarrollada junto con expertos en escalamiento, género y cambio climático de SNB Países Bajos, GIZ, FAO, y la Alianza Bioversity International y CIAT, y CIMMYT.
  2. Un mayor enfoque en la innovación como un medio para contribuir a la transformación de los sistemas de comida, al tener una actualización en el Paso 1b: Análisis del Sistema. Los usuarios en esta versión usarán los conceptos de la Curva-X para reflexionar sobre cuáles son las tecnologías dominantes y las necesidades prácticas para quitar prácticas no sostenibles y hacer espacio a las innovaciones que nos interesa escalar.
  3. El análisis de responsabilidad de esta versión reconoce las compensaciones o lo que debe de hacerse para que diferentes personas, incluyendo a grupos vulnerables, se beneficien cuando se escalen las innovaciones. La herramienta incluye una reflexión sobre quiénes son los ganadores y los perdedores al escalar las innovaciones, y cómo una ambición de escalamiento puede también incluir consideraciones de desarrollo de capacidades y de empoderamiento social.
  4. El análisis de responsabilidad ambiental, que antes estaba enfocado en cómo utilizar los recursos naturales, ahora también incluye un análisis de las compensaciones y riesgos ambientales al escalar las innovaciones.
  5. Demasiadas personas utilizan todavía acercamientos lineares al escalar innovaciones que no son adecuadas para enfrentar problemas complejos, tales como el hambre y la pobreza. Queríamos que la tercera edición pudiera ser más accesible, por lo cual actualizamos el diseño y nos aseguramos que estuviera traducida al idioma inglés, español y francés.
  6. El Anexo ahora incluye herramientas actualizadas para que los usuarios puedan seguir analizando y planeando sus estrategias de escalamiento futuras, mediante el fortalecimiento de los ingredientes más bajos que obtuvieron al realizar su Panorama de Escalamiento.
  7. Hemos desarrollado una herramienta que puede imprimirse, al igual que una herramienta digital. Ambas pueden ser utilizadas para el desarrollo de talleres presenciales o en línea. Este material y un foro para el intercambio de opiniones y preguntas para aplicar la herramienta, se encuentran ahora en la página del Panorama de Escalamiento.

¿Te interesa probar esta herramienta para planear una estrategia de escalamiento para tus proyectos? Puedes hacer click en la página oficial del Panorama de Escalamiento para obtener más información: scalingscan.org.

Próximamente:

  1. Si estás interesado en conocer más sobre las experiencias pasadas de otros usuarios al utilizar el Panorama de Escalamiento, publicaremos pronto un artículo con seis años de aprendizajes. Incluye un análisis de las tendencias de los resultados del Panorama de Escalamiento, que ha sido utilizado en diferentes países alrededor del mundo. Esperamos que sea útil para personas que estén interesadas en conocer más sobre las condiciones que se requiere en diversos contextos para escalar innovaciones.
  2. Próximamente tendremos un curso digital para certificarte para la realización de talleres con la herramienta del Panorama de Escalamiento.

¡Los invitamos a utilizar esta herramienta en sus proyectos, y compartir su experiencia!

Agradecimientos:
Agradecemos el Apoyo de “CGIAR Low-Emission Agriculture Initiative (Mitigate +)” para el desarrollo de esta tercera edición del Panorama de Escalamiento, al igual que las contribuciones intelectuales de nuestros colaboradores en FAO, GIZ, y la Alianza Bioversity and CIAT.  

Agradecemos el apoyo de la Iniciativa Digital para la publicación de este artículo sobre los seis años de experiencia en el uso de la herramienta del Panorama de Escalamiento, que analiza la manera en que ha sido utilizada esta herramienta alrededor del mundo y con un gran número de casos en América Latina.

Finalmente, agradecemos el apoyo de la Iniciativa Digital en el desarrollo del Curso en Línea del Panorama de Escalamiento, para que pueda ser utilizado por todos aquellos interesados en aprender sobre Escalamiento, y el Panorama de Escalamiento.

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Camas permanentes, tecnología validada para Sonora

Cultivo de trigo con agricultura de conservación en plataforma de investigación de CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Cultivo de trigo con agricultura de conservación en plataforma de investigación de CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable basado en tres componentes básicos: mínima labranza, cobertura permanente del suelo y diversificación de cultivos. Las camas permanentes son una forma de minimizar la labranza.

Para conocer el efecto de la reducción de la labranza en el norte del país, investigadores de CIMMYT y sus colaboradores han comparado la siembra de trigo con diversos manejos del suelo, tanto con labranza convencional como con camas permanentes, las cuales se forman en el año inicial del ensayo y después cada año solo se hace una reformación de los fondos, sembrándose directamente en las camas del año anterior.

En la plataforma de investigación Cajeme II (durante los ciclos otoño-invierno 2014-15 a 2022-23) la siembra de trigo en camas permanentes permitió reducir los costos de producción ($850 MXN por hectárea) e incrementar el rendimiento (0.7 t/ha).

Estos mayores rendimientos se tradujeron en mayores utilidades: mientras que con la práctica del productor —monocultivo, camas convencionales, incorporación de rastrojo— se tuvo una utilidad de $25,285 MXN por hectárea, el trigo en camas permanentes con cobertura de rastrojo (con tres hileras) registró un rendimiento de $30,629 MXN por hectárea.

Esta tendencia en favor de las camas permanentes se comprueba también con los resultados de la plataforma Navojoa que, durante los ciclos otoño-invierno 2011-12 a 2018-19, registró un rendimiento del trigo en monocultivo en camas permanentes mayor que con labranza convencional en todos los años (con excepción del ciclo otoño-invierno 2015/16). En esta plataforma, en promedio, el rendimiento del trigo en camas permanentes fue 0.3 t/ha mayor que con labranza convencional.

Además, en el ciclo otoño-invierno 2018/19 —el último ciclo del experimento— el costo del laboreo fue de $3,153 MXN por hectárea, mientras que el costo de la reformación de camas fue de solo $211 MXN por hectárea. Es decir que, entre 2011 y 2019, el ahorro por hectárea fue de entre $2,150 y $4,010 MXN por hectárea.

Estos resultados consistentes hacen que las camas permanentes sean parte del #MenúTecnológicoSostenible de Sonora, donde esta práctica también ha ayudado a mejorar el manejo del agua y a reducir la compactación del suelo mediante el tráfico controlado ―ya que el tráfico se ve limitado a la parte baja de las camas―.

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Un mensaje a las niñas y mujeres del campo hondureño

Raquel Herrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Herrera)
Raquel Ferrera en actividades en campo. (Foto: Raquel Ferrera)

Hay distintos sistemas que influyen en el estado del mundo, pero la ciencia es actualmente uno de los agentes de cambio más universal y dominante. La ciencia ha transformado el paisaje social, político, económico, estético e intelectual de las sociedades; está cambiando nuestra forma de entender quiénes somos y de dónde venimos, nuestro sistema de valores, la forma en que producimos nuestros alimentos, el modo en que consideramos al planeta y la forma en que nos consideramos unos a otros.

A pesar de los avances, aún hay mucho trabajo por hacer para que el conocimiento científico y sus beneficios lleguen a toda la sociedad. La desigualdad de género, por ejemplo, representa un freno a la ciencia y esto tiene implicaciones para toda la sociedad porque los beneficios del quehacer científico también quedan limitados.

De acuerdo con la ONU, en promedio las mujeres representan un 33,3 % de las plantillas de investigadores existentes en el mundo y la brecha se amplía cuanto mayor es el nivel alcanzado en el escalafón. Como ejemplo, solo el 3 % de los Premios Nobel en ciencias ha sido otorgado a mujeres y en el campo de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas solo el 35 % de los estudiantes de carreras y programas de este campo son mujeres.

La igualdad de género en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, no solo por la necesidad de robustecer la búsqueda de soluciones científicas a los desafíos más apremiantes de la humanidad, sino para difundir el conocimiento científico ya existente entre la sociedad.

“Con el proyecto de AgriLAC, con el grupo de mujeres con el que trabajo, instalamos un módulo de extensión. Con este proyecto hay muchas prácticas que realmente ayudan al productor, ya sea mujer u hombre. Entonces este proyecto tiene un buen enfoque y le ayuda bastante al productor”, comenta Raquel Ferrera, quien actualmente forma parte del equipo técnico del InnovaHub Occidente de Honduras, integrado a partir de la iniciativa AgriLAC Resiliente.

Los InnovaHubs son un modelo de gestión de la innovación basado en una metodología desarrollada en México a partir de iniciativas impulsadas por CIMMYT y sus colaboradores. Para este enfoque, el acompañamiento técnico es fundamental para que el conocimiento científico generado y validado en plataformas de investigación llegue efectivamente, y de una manera socialmente pertinente, a los agricultores.

“Estudié ingeniería agronómica en la Universidad Nacional de Agricultura. Solo éramos 10 mujeres de 50 que nos graduamos en 2011”, comenta Raquel, quien a partir de su participación con el CIAT se vinculó a AgriLAC Resiliente y recibió capacitación para impulsar la innovación a través del modelo del Hub: “parte del curso era montar módulos o áreas de extensión, entonces yo, que soy parte de una caja rural —financiada con fondos de un proyecto que ejecutaba el CIAT— en donde trabajamos 21 mujeres y un hombre, fundamos el módulo de extensión donde sembramos maíz y luego frijol”.

“Realmente es muy importante ayudar a los grupos de las áreas rurales con conocimiento porque ellos, ya sea en caja rural o grupo, ellos van formándose, entonces ahí resalta el tema de la mujer, la importancia que tiene la mujer porque en muchos lugares rurales el machismo sigue presente, no las dejan salir, no les dan el derecho cuando las mujeres tenemos un alto potencial que a veces no es descubierto, pero mediante estos proyectos la mujer desempeña ese papel importante”.

En Honduras, donde el porcentaje de mujeres en el número total de investigadores se estimaba en 36,4 % hacia 2018, de acuerdo con el más reciente Informe sobre Ciencia de la UNESCO, iniciativas como AgriLAC Resiliente están contribuyendo a cambiar el panorama para decenas de niñas y mujeres que hoy por hoy ven en profesionistas como Raquel una figura que las anima a ir más allá de los roles tradicionalmente asignados.

A las mujeres, a las niñas, yo siempre que tengo oportunidad de conversar con ellas mi consejo es estudien, para que mañana usted no dependa de nadie, usted pueda trabajar, usted pueda generar ingresos que le van a ayudar cuando forme un hogar, una familia. Le va a permitir salir adelante, tener visión, que es lo que se necesita para ayudar a su comunidad, para ayudar a su familia”, concluye Raquel.

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Acciones para preservar la biodiversidad del maíz en Colombia

Equipo de CIMMYT en Colombia. (Foto: Sylvanus Odjo / CIMMYT)
Equipo de CIMMYT en Colombia. (Foto: Néstor Romero)

Los países latinoamericanos tienen una historia común, donde el maíz destaca como elemento imprescindible de sus gastronomías, su cultura y su economía. En Colombia, por ejemplo, el maíz es el tercer cultivo con mayor superficie solo después del café y del arroz, y se destina, sobre todo (63 %), para el consumo humano, en la fabricación de productos como arepas, envueltos, mazamorras y chichas.

Colombia tiene una amplia diversidad de maíces criollos con los que se preparan platillos distintitos. En la vereda Alto del Oso en Restrepo (en el Valle del Cauca, Colombia), por ejemplo, don Arnold Loaiza prepara para él y su familia unas arepas de maíz morado que enamoran la vista y el paladar.

“En Colombia estamos conociendo las experiencias de vida de agricultores, como la de don Arnold, cuyo papel es esencial para conservar la biodiversidad de maíces criollos y nativos”, comentan los especialistas de la Alianza de Bioversity Internacional y el CIAT, y CIMMYT, ambos centros de investigación internacional —pertenecientes al CGIAR— que están colaborando en territorio colombiano para conservar la agrobiodiversidad.

La FAO estima que cerca del 75 % de la diversidad de cultivos se ha perdido durante el último siglo y, en la actualidad, de las 6 mil especies de plantas cultivadas para la alimentación, solo nueve representan el 66 % de la producción total de cultivos en el mundo. En Colombia, como en muchos otros países latinoamericanos, esta pérdida de biodiversidad pone en riesgo la seguridad alimentaria de amplios sectores de la población.

Así, la cooperación entre la Alianza de Bioversity Internacional y el CIAT, y CIMMYT—en el marco de la sinergia entre iniciativas como Soluciones Positivas para la Naturaleza y AgriLAC Resiliente—, destaca por incluir la participación de los agricultores para identificar y promover las prácticas más adecuadas para la conservación de la agrobiodiversidad, el manejo sustentable de los recursos naturales y el manejo de residuos agrícolas.

Las actividades recientes de esta sinergia entre los centros de investigación del CGIAR tienen el objetivo de construir un plan de acción para la implementación de la conservación de la agrobiodiversidad y el manejo de los recursos naturales con pequeños agricultores en El Dovio y Restrepo en el Valle del Cauca, Colombia.

Te invitamos a seguir las actualizaciones de estas iniciativas para impulsar el campo latinoamericano a través de nuestro Boletín EnlACe y en las redes sociales de @ACCIMMYT.

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Y después de la cosecha, ¿qué?

Productora de Santa María Teopoxco, Oaxaca, desgranando maíz. (Foto: CIMMYT)
Productora de Santa María Teopoxco, Oaxaca, desgranando maíz. (Foto: CIMMYT)

La seguridad alimentaria en regiones tropicales de México enfrenta desafíos significativos en términos de poscosecha. Si se considera que en estas regiones las pérdidas poscosecha pueden alcanzar el 40 % de las cosechas, entonces reducir este tipo de pérdidas es sumamente importante porque permitiría aumentar la cantidad de alimento disponible para el consumo humano y mejorar la seguridad alimentaria.

Las pérdidas poscosecha, entendidas como la disminución en cantidad y calidad de productos agrícolas después de la cosecha, son resultado de factores como condiciones climáticas adversas, plagas, enfermedades y prácticas inadecuadas; abarcan todos los productos que se pueden comer, pero que no fueron consumidos en toda la cadena de suministro de alimentos.

Por lo anterior, desarrollar e implementar tecnologías y prácticas adecuadas para la conservación y el almacenamiento de granos es una de las mejores formas de reducir las pérdidas poscosecha. Esto es parte de una adecuada gestión poscosecha, la cual abarca desde la cosecha hasta el consumo o procesamiento e incluye operaciones como secado, desgrane, limpieza, almacenamiento y transporte.

De entre de los primeros pasos para una adecuada gestión poscosecha está cosechar oportunamente porque así se reducen las posibilidades de daño por plagas y enfermedades. Así, establecer un calendario de cosecha eficiente, considerando las condiciones climáticas y las particularidades de los cultivos locales, se vuelve fundamental.

Otro aspecto esencial de un buen manejo poscosecha de los granos es el secado adecuado, ya que la humedad puede dar lugar a mohos y hongos, afectando la calidad y seguridad del producto. De hecho, especialistas en poscosecha de CIMMYT enfatizan que el secado forma parte sustancial de la llamada regla de oro del almacenamiento de granos, la cual dice que un grano fresco, seco y limpio se conserva mejor durante su almacenamiento.

 

De acuerdo con los resultados de diversas investigaciones, señalan los especialistas de CIMMYT, un buen manejo poscosecha estaría iniciando incluso antes de la cosecha puesto que al manejar los cultivos de manera adecuada se previene la infestación de los granos con insectos y hongos. Una cosecha oportuna, un secado adecuado y el uso de tecnologías herméticas poscosecha para el almacenamiento serían los complementos ideales de este enfoque.

Al preguntarles sobré cuáles serían los primeros pasos para que los productores comiencen a hacer un buen manejo poscosecha, los investigadores enfatizan: “Cosechen su grano en el momento apropiado y séquenlo adecuadamente. Desgranen de manera eficiente y almacenen con tecnologías de costo accesible, procurando tener una infraestructura de almacenamiento adecuada”.

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Promueve Sader cultivo de mijo como forraje para hacer frente a sequía y desertificación

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de México, junto con expertos del INIFAP y del CIMMYT, promueve el cultivo de mijo perla como forraje para enfrentar la sequía y la desertificación. Este cultivo, resistente a condiciones extremas y con alta calidad nutritiva similar al maíz, ofrece nuevas oportunidades de mercado para pequeños productores. El mijo, un cereal adaptativo y nutritivo, es esencial para la sostenibilidad agrícola y la seguridad alimentaria frente al cambio climático.

Lee la historia completa aquí.

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Preservación de la biodiversidad en Colombia: Naturaleza Positiva, una iniciativa de OneCGIAR

Los granos básicos representan una parte muy importante en la alimentación en Colombia, los principales siendo el maíz, el arroz y el frijol. Muchos pequeños agricultores producen estos granos en sistemas agrícolas de policultivos altamente diversificados en los que se encuentran una gran variedad de cultivos —maíz, frijol, ñame, yuca, papa, oca, haba, arracacha, etc.— y sus variedades, que contribuyen a la seguridad alimentaria en las zonas rurales.

Colombia es la tercera nación con mayor biodiversidad en el mundo y forma parte de la región Andina en América del sur, uno del centro de origen y diversificación de los cultivos agrícolas sudamericanos andinos y tropicales. Un ejemplo del papel de los sistemas agroalimentarios diversificados para proveer alimentos se evidenció durante la reciente crisis de COVID 19. Doña Hilda en Ipiales Nariño comentó “nosotros en la casa no sufrimos por comida, teníamos maíz, frijol, papa, yuca y animalitos como cuy, pollos, y cerdos para comer, pudimos vender y compartir con nuestros vecinos, a veces solo falto el arroz y la sal, en otros lugares la gente tenía dinero, pero no había alimentos que comprar”.

Desde su introducción hace más de 2000 años, se ha reconocido 23 razas de maíces nativos —agrupados en razas primitivas (dos), razas probablemente introducidas (nueve) y razas híbridas colombianas (doce). La riqueza geográfica de Colombia ha permitido la diversificación de múltiples variedades de maíz con mayor importancia en la región Caribe y Andina.

Foto 1. Maíces nativos producidos en Nariño, Colombia. (Foto Andrea Gomez)

De acuerdo a un diagnóstico hecho por el Grupo Semillas y Swissaid, los agricultores podrían reconocer entre 43 y 52 variedades en la región Andina —Cauca-Nariño—mientras que en el Caribe —Atlántico, Bolívar, Córdoba, Sucre, Cesar, Guajira, Magdalena y norte de Antioquia— hasta 59 variedades y en el norte del Valle de Cauca 18 variedades. La conservación de esta biodiversidad es clave para la seguridad alimentaria de los productores, la resiliencia ante el cambio climático, la cultura y la economía local.

La preservación de estos maíces nativos está, sin embargo, en peligro por varios problemas incluso malas prácticas postcosecha que no logran mantener la calidad de las semillas después de la cosecha. Durante el periodo de postcosecha los principales problemas son aves (loras en campo), roedores e insectos —especialmente gorgojos y palomillas—. Las perdidas postcosecha de granos y semillas de maíz y frijol son altas, se han estimado entre el 15 al 100%. Las semillas de maíz se conservan generalmente dejando el maíz en mazorcas y con hoja para protección contra los insectos y colgadas a los techos de la casa.

Durante recorridos por fincas de agricultores y bancos comunitarios de semillas nativas, se identificó varios problemas como humedad inadecuada (>13%), daños por insectos y hongos, y en general, condiciones de almacenamiento que no permiten mantener la calidad de la semilla. Un agricultor participando en las actividades de la iniciativa Naturaleza Positiva en Colombia comenta “Yo recibí semilla de un proyecto y tuve los mejores choclos, pero luego la semilla que usé para sembrar no germinó bien y perdí esa semilla”.

Foto 2. Conservación de semillas de maíz en Nariño, Colombia. (Foto Andrea Gomez)

Para fortalecer el sistema de conservación de granos y semillas nativas se realizaron giras de capacitación y evaluaciones sobre el manejo postcosecha para un adecuado almacenamiento en 2023. En Valle de Cuca se hicieron los talleres en los municipios de Tuluá, Restrepo, Sevilla, El Dovio y Bolívar. En Cesar se colaboró con las organizaciones en Valledupar y Pueblo Bello, en Nariño en Ipiales y en Putumayo en el Sibundoy.

Participaron 314 personas de las cuales un poco más de la mitad (50.6%) fueron mujeres y de estas casi el 10% fueron jóvenes (entre 14 y 28 años, de acuerdo con la definición de la Departamento Administrativo Nacional de Estadística de Colombia —DANE—). De los hombres el 4% fueron hombres jóvenes. Las capacitaciones se enfocaron en buenas prácticas postcosecha que permiten preservar las semillas, incluso el momento de cosecha, el secado, el desgrane y la limpieza, la verificación de la humedad del grano mediante métodos simples como el método del sol y de la sal y el almacenamiento hermético.

Durante cada intervención a través de las capacitaciones postcosecha se logró conciliar un conversatorio entre los actores de la red relacionados con la conservación de las semillas nativas en comunidades indígenas, con el fin de contribuir a la conservación de los granos y semillas que ayuden a preservar la biodiversidad de maíces nativos en Colombia. En 2024, se continuará con el fortalecimiento de los productores y bancos de semillas y la evaluación de tecnologías que permite producir y mantener la calidad de las semillas de maíces nativos.

Estas actividades fueron posibles gracias a la alianza entre CIMMYT y Alianza Bioversity CIAT (ABC), dos centros CGIAR participando a la iniciativa Naturaleza Posita y con colaboración con una red de actores relacionados con la conservación de maíces y semillas nativas en Colombia: instituciones de investigación — AGROSAVIA; en el Centro de Investigación Obonuco, Nariño y el Centro de Investigación Motilonia en Cesar —, organizaciones campesinas — ECOFUTURO en El Dovio, Asociación Municipal de Usuarios Campesinos en Restrepo, Asociación de productores del retiro, piedritas y corregimientos vecinos de Tuluá, la Red de mercados agroecológicos del Valle del Cauca, la Asociación de productores agropecuarios de Cumbarco Sevilla Valle y la Asociación de productores de flora tropical en Sevilla—, pueblos indígenas — Kankuamos y Arahuacos en Cesar, y Camëntsá en Sibundoy en Putumayo— además de la empresa privada —GRANACOL S.A.S. en Nariño—.