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El blog del Director General

Afuera lo viejo y adentro lo nuevo

A shop attendant displays drought-tolerant maize seed at the Dryland Seed Company shop in Machakos, Kenya. (Photo: Florence Sipalla/CIMMYT)
Una asistente muestra semillas de maíz resistentes a la sequía en la tienda de Dryland Seed Company en Machakos, Kenia. (Foto: Florence Sipalla/CIMMYT)

Durante varias décadas, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha trabajado con socios y agricultores para mejorar las variedades de maíz y trigo. Repletas de ‘mejoras’ tales como la tolerancia al estrés ambiental, enfermedades y plagas, el aumento del contenido de nutrientes, mayor potencial de rendimiento y capacidad de almacenamiento, y mayor eficiencia en el uso de agua y fertilizantes, estas semillas son lanzadas por el CIMMYT y sus socios para crear nuevas oportunidades para una vida mejor y más fácil para los agricultores.

En conjunto con socios de investigación nacionales, agricultores, gobiernos locales y empresas de semillas, el trabajo del CIMMYT en sistemas de semillas ha cosechado resultados. Los expertos están ansiosos por poner esta experiencia en acción mientras el CGIAR se embarca en los próximos diez años de su trayectoria para transformar los sistemas de alimentos, tierra y agua bajo el contexto de la crisis climática. Las inversiones en investigación del CGIAR —principalmente a través de sus contribuciones para mejorar los rendimientos de los cultivos alimentarios básicos— han devuelto diez veces más beneficios y retribuciones para las personas de bajos recursos en términos de mayor abundancia y precios más bajos de los alimentos, reducción de la inseguridad alimentaria y la pobreza, y reducción de la huella geográfica de la agricultura. Gran parte de este impacto es el resultado de los esfuerzos diarios del CIMMYT por crear un mundo mejor.

A Bangladeshi woman cuts up feed for her family's livestock. They did not previously have animals, but were able to buy them after her husband, Gopal Mohanta, attended a farmer training from CIMMYT and its partners, which gave him access to better seed, technologies, and practices. Mohanta planted a wider range of crops, and in 2005 he planted maize for the first time, using improved seed based on CIMMYT materials. (Photo: S. Mojumder/Drik/CIMMYT)
Una mujer de Bangladesh corta el forraje para el ganado de su familia. Antes no tenían animales, pero pudieron comprarlos después de que su marido, Gopal Mohanta, asistiera a una formación para agricultores impartida por el CIMMYT y sus socios, esta oportunidad le dio acceso a mejores semillas, tecnologías y prácticas. Mohanta plantó una gama más amplia de cultivos y en 2005 plantó maíz por primera vez utilizando semillas mejoradas basadas en los materiales del CIMMYT. (Foto: S. Mojumder/Drik/CIMMYT)

Reemplazar variedades antiguas no es tan fácil como parece

La lenta renovación de las variedades —de más de diez años— hace que los agricultores sean vulnerables a riesgos como el cambio climático y las nuevas amenazas bióticas. Por otro lado, la plantación de variedades mejoradas que se adaptan a las necesidades de los agricultores y la geografía en la que trabajan, puede aumentar la productividad y mejorar el estado nutricional de los pequeños agricultores y sus familias. Esto, a su vez, contribuye a incrementar los ingresos familiares. De forma indirecta, los beneficios pueden llegar a la comunidad circundante al brindar mayores oportunidades de empleo, aumentos salariales y acceso asequible a alimentos.

A pesar de sus enormes beneficios, la renovación de variedades no es una hazaña menor.

Cuando se trata de semillas, una investigación multidisciplinaria detallada está detrás de cada nueva variedad y su implementación entre los agricultores. Así como la producción de un nuevo bocadillo, una bebida o un automóvil requiere un estudio en profundidad de lo que quiere el cliente, los sistemas de semillas también deben estar impulsados por la demanda.

Los socioeconomistas tienen que trabajar mano a mano con los mejoradores y especialistas en sistemas de semillas para comprender los factores impulsores y los cuellos de botella para mejorar la adopción de variedades, las necesidades del mercado y la inclusión social y de género en la entrega de semillas. Entre los cuellos de botella se encuentra la falta de acceso de los agricultores —especialmente los excluidos socialmente y de escasos recursos— a información fiable sobre las ventajas de las nuevas variedades. Incluso si los agricultores conocen las nuevas variedades, es posible que las semillas no estén disponibles para la venta en el lugar donde viven o que sean demasiado caras.

Posiblemente, la razón más compleja de la lenta renovación de variedades es la vulnerabilidad al riesgo: algunos agricultores simplemente no pueden permitirse el lujo de correr el riesgo de invertir en algo que podría ser bueno pero que también podría decepcionar. Al mismo tiempo, las empresas de semillas también perciben un riesgo: es posible que no estén interesadas en adquirir una variedad mejorada que supere a las variedades de semillas más antiguas pero más populares que tienen en stock. La construcción y comercialización de una nueva marca de semillas requiere una inversión significativa para una empresa de semillas.

Agricultural seed on sale by a vendor near Islamabad, Pakistan. For improved crop varieties to reach farmers, they usually must first reach local vendors like these, who form an essential link in the chain between researchers, seed producers and farmers. (Photo: M. DeFreese/CIMMYT)
Semillas a la venta en una zona cerca de Islamabad, Pakistán. Para que las variedades de cultivo mejoradas lleguen a los agricultores, normalmente deben llegar primero a los vendedores locales como éstos, quienes son considerados como elementos clave en la cadena entre los investigadores, los productores de semillas y los agricultores. (Foto: M. DeFreese/CIMMYT)

Los nuevos enfoques están dando resultados

A pesar de la complejidad del desafío, el CIMMYT ha avanzado, especialmente en África, donde la lenta renovación de variedades está creando obstáculos para una mayor seguridad alimentaria y el alivio de la pobreza.

Un análisis reciente de la edad promedio ponderada de las variedades mejoradas de maíz relacionadas con el CIMMYT en 8 países de África oriental y meridional revela que la edad promedio ponderada general ha disminuido de 14.6 años en 2013 a 10.2 años en 2020. Los notables avances en la aceleración del ritmo de renovación de variedades y el despliegue de la genética mejorada —con resistencia al clima, mejora nutricional y rendimiento del grano— están beneficiando a más de ocho millones de pequeños agricultores en África.

En Etiopía, el trabajo del CIMMYT, el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (EIAR) y el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA) condujo a la adopción de variedades mejoradas resistentes a la roya, los correspondientes aumentos de productividad y los beneficios económicos que, además de la urgente necesidad de luchar contra la dañina epidemia de la roya, dependían de una combinación de factores favorables: la multiplicación de semillas antes de su liberación, las políticas proactivas y las campañas de concienciación sobre la roya. La ganancia de ingresos estimada que los agricultores disfrutaron debido a la adopción de variedades posteriores a 2010 en 2016/2017 alcanzó los 48 millones de dólares. Para Etiopía, la adopción de estas variedades podría ahorrar 65 millones de dólares que de otra manera se gastarían en importaciones de trigo

Bill Gates habla de esto en el Capítulo 9 de su nuevo libro sobre el clima, How to Avoid a Climate Disaster, cuando describe el trabajo del CIMMYT y el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA) con el maíz tolerante a la sequía: “[…] los expertos del CGIAR desarrollaron docenas de nuevas variedades de semillas de maíz que podrían soportar condiciones de sequía, cada una adaptada para crecer en regiones específicas de África. Al principio, muchos pequeños agricultores tenían miedo de probar nuevas variedades de cultivos. Es comprensible. Si una persona se gana la vida a duras penas, no estará dispuesta a arriesgarse con semillas que nunca ha plantado, porque si se mueren, no tiene nada a lo que recurrir. Sin embargo, a medida que los expertos trabajaron con los agricultores locales y los distribuidores de semillas para explicar los beneficios de estas nuevas variedades, más y más personas las adoptaron».

Bidasem director general María Ester Rivas (center) stands for a photo with her seed processing team. Bidasem is a small seed company based in the city of Celaya in the central Mexican plains region known as the Bajío. Despite their small size, Bidasem and similar companies play an important role in reaching small farmers with improved seed that offers them better livelihoods. (Photo: X. Fonseca/CIMMYT)
La directora general de Bidasem, María Ester Rivas (centro) con su equipo de procesamiento de semillas. Bidasem es una pequeña empresa de semillas con sede en la ciudad de Celaya, Guanajuato, México. A pesar de su tamaño, Bidasem y otras empresas similares desempeñan un importante papel a la hora de llegar a los pequeños agricultores con semillas mejoradas que les ofrecen mejores medios de vida. (Foto: X. Fonseca/CIMMYT)

Se necesita una acción holística si queremos llegar a los agricultores con innovaciones genéticas

Ahora más que nunca, con el aumento de la frecuencia y la intensificación de los fenómenos meteorológicos erráticos que se suman a las complicaciones de la pandemia del COVID-19, el éxito de los sistemas de semillas requiere inversiones adecuadas, asociaciones, esfuerzos entre disciplinas y políticas propicias.

Los sistemas de liberación y diseminación de variedades dependen en gran medida de las políticas gubernamentales apropiadas y de la adopción de leyes y regulaciones de semillas. El compromiso del CGIAR con los agricultores y el éxito de los sistemas nacionales de semillas se describe en la estrategia de diez años recientemente lanzada: “El CGIAR apoyará los sistemas de semillas eficaces ayudando a los gobiernos nacionales y las empresas y reguladores del sector privado a desarrollar sus capacidades para desempeñar sus funciones con éxito. Se diseñarán conjuntamente nuevas iniciativas a lo largo de la cadena de distribución de semillas, incluyendo el registro regional de semillas, los procedimientos de importación y exportación, los ensayos nacionales eficientes, el registro y la liberación de nuevas variedades, y la promoción de la calidad de las semillas a través de la certificación de aptitud para el uso.”

De acuerdo con los ambiciosos objetivos del CGIAR, para brindar a los agricultores un mejor servicio, las empresas de semillas pequeñas y medianas también deben fortalecerse para que se vuelvan más dinámicas y orientadas al mercado. Según el SPIA, ayudar a los distribuidores de semillas privados locales a conocer la nueva tecnología aumenta la adopción en el campo en más de un 50% en comparación con el enfoque más utilizado, en el que los agentes de extensión agrícola del sector público proporcionan información sobre las nuevas semillas a los agricultores de contacto seleccionados.

Los expertos en socioeconomía y mercado del CIMMYT están poniendo esto en práctica trabajando con los distribuidores agrícolas para desarrollar estrategias de venta al por menor, como materiales de marketing específicos, suministro de apoyo a la decisión sobre las semillas a la venta e incentivos de precios, para ayudar a los agricultores y agricultoras a conseguir los insumos que funcionan mejor.

Dentro del nuevo CGIAR, los científicos del CIMMYT continuarán trabajando con sus socios para mejorar considerablemente el rendimiento del maíz y el trigo en los campos de los pequeños agricultores. Los esfuerzos concertados de todos los actores que conforman todo el sistema de semillas son esenciales para lograr nuestra visión: transformar los sistemas alimentarios para lograr dietas asequibles, suficientes y saludables producidas dentro de los límites planetarios. Los sistemas de semillas de maíz y trigo constituirán la base para cumplir esa visión y proporcionarán un plan probado para otros cultivos, como las legumbres, las hortalizas y las frutas. Juntos podemos estar al tanto de las necesidades de los agricultores y crear dietas saludables para un futuro mejor desde cero.

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El mejoramiento de cultivos y la gestión del suelo deben ir de la mano

Douglas Mungai levanta tierra en su granja en el condado de Murang’a, Kenia. (Foto: Robert Neptune/TNC)

Hay una crisis creciente frente a nosotros. Científicos, especialistas en suelos y responsables políticos de todo el mundo advierten sobre las condiciones degradantes del suelo. Y es particularmente difícil en los países en desarrollo. De hecho, alrededor del 40 % de los suelos del África subsahariana ya son de mala calidad.

El deterioro de la salud del suelo provoca un bajo rendimiento de los cultivos, lo que genera una mayor presión sobre los suelos mientras los agricultores se esfuerzan por satisfacer las demandas de alimentos y ganarse la vida. Muchos agricultores carecen de acceso a la información o las tecnologías para salir de este círculo vicioso. Si usted es un agricultor con la necesidad de aumentar su rendimiento frente a estos desafíos, el mejoramiento de cultivos y el manejo del suelo ofrece una gama de soluciones como parte de un enfoque de Manejo Integrado de Fertilidad del Suelo (ISFM en inglés).

Por ejemplo, los programas de mejoramiento que se asocian con la plataforma de Excelencia en Mejoramiento del CGIAR (EiB) están trabajando para ofrecer las mejores variedades de semillas a los agricultores para ayudarlos a soportar condiciones difíciles y aumentar los rendimientos. Paralelamente a este trabajo, los investigadores están apoyando a los agricultores para que adopten mejores prácticas agronómicas, como la labranza mínima, la rotación de cultivos, las prácticas adecuadas de espaciamiento y fecha de siembra, el uso de terrazas o cultivos intercalados, o técnicas para reducir el uso de agua.

Por supuesto, el mejoramiento no puede ocurrir en el vacío. Para proteger los suelos y producir rendimientos de calidad, estas medidas de cultivo deben coincidir estrechamente con las mejores prácticas de manejo del suelo adecuadas al contexto disponibles para los agricultores, por ejemplo, en torno al tipo y el momento del fertilizante mineral, junto con fuentes orgánicas como residuos de cultivos, composta o estiércol.

De hecho, una combinación traerá mejores resultados. Pero la mayoría de las veces, el acceso a variedades mejoradas o las mejores prácticas agronómicas representa un desafío para los agricultores en los países de bajos ingresos.

Aquí hay tres formas en que los mejoradores de cultivos pueden garantizar que entregan las mejores semillas y crean las mejores condiciones para la producción de cultivos a largo plazo.

Incluir a agricultores, expertos agronómicos y servicios de extensión al definir los requisitos del producto

Las conexiones sólidas entre los programas públicos de mejoramiento y los grupos de extensión y agronómicos son fundamentales. Existe una creciente discusión sobre cómo ampliar nuestro trabajo para considerar mejor todos los factores que contribuyen a un esquema de mejoramiento exitoso: genotipado, medio ambiente y manejo (GxExM). Sin embargo, definir el componente de manejo no es fácil. ¿Mejoramos para las condiciones con las que los agricultores realmente están trabajando, o mejoramos para las condiciones que deberían adoptar?

Una clave para responder a esta pregunta es un sólido equipo de mejoramiento que defina las características que necesitan y desean los agricultores. Para diseñar el mejor perfil de producto, es imperativo involucrar a los equipos de extensión y otros grupos que trabajan en el desarrollo de prácticas agronómicas sostenibles.

Un hombre inspecciona una planta de frijoles tolerante a la sequía en Malawi. (Foto: Neil Palmer/CIAT)

Gestionar adecuadamente las estaciones de investigación

La atención también debe centrarse en las prácticas de sostenibilidad dentro de las estaciones de investigación. Es muy fácil encontrar suelos degradados en estaciones de investigación públicas. Hay muchas razones para esto: planificación inadecuada a largo plazo, falta de estructuras de manejo organizadas, conexiones insuficientes entre los equipos de mejoramiento y agronómicos, y falta de recursos, por nombrar algunos.

Las estaciones de investigación públicas deben servir como ejemplo para los agricultores de esa región específica. Por lo tanto, no solo importan los productos que desarrollamos, sino también cómo los desarrollamos. Si desarrollamos una buena variedad en la estación de investigación, pero lo hacemos sin adoptar buenas prácticas agronómicas, ¿qué ejemplo se ha dado a los agricultores y las generaciones futuras? Necesitamos asegurarnos de invertir en las mejores prácticas de manejo del suelo en cada paso de la fase de investigación.

Mejoramiento para características específicas del suelo

Una vez que se conoce el objetivo, el mejoramiento para condiciones específicas del suelo es fundamental. Esto significa desarrollar variedades para las condiciones del suelo, como las deficiencias de nutrientes o los altos niveles de salinidad. Los programas de mejoramiento del CGIAR han realizado enormes esfuerzos con gran impacto aquí.

Por ejemplo, AfricaRice y sus socios desarrollaron variedades de arroz de la marca ARICA para que sean tolerantes a la toxicidad por sal o hierro, entre otras características. Esto está ayudando a los agricultores que cultivan en condiciones predominantemente de secano, en las que los suelos y los rendimientos están amenazados por inundaciones, sequías y toxicidad.

Otro producto destacado es el maíz tolerante al estrés para África (STMA), dirigido por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA). Los mejoradores han desarrollado variedades que pueden prosperar en condiciones de baja fertilidad del suelo, junto con resistencia a otros factores de estrés como las plagas y la sequía. El proyecto ha visto la adopción de nuevas variedades de maíz por más de seis millones de hogares en 13 países, y algunas fincas han aumentado los rendimientos en más del 150 %.

Nuestros suelos dependen del mejoramiento para el futuro. El mejoramiento está mostrando resultados reales para mejorar los rendimientos, ofrecer mejores alimentos y aumentar los ingresos de los pequeños agricultores. Sin embargo, su impacto en los ecosistemas podría ir en cualquier dirección. Con las inversiones adecuadas en las relaciones, las buenas prácticas de investigación y la entrega de variedades adaptadas a las condiciones particulares del suelo, podemos mejorar para el presente y el futuro.

Es hora de invertir tanto en el mejoramiento de cultivos como en la gestión del suelo — como un paquete vital de innovaciones.

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Oportunidades y desafíos en la ciencia

Maize and wheat fields at the El Batán experimental station. (Photo: CIMMYT/Alfonso Cortés)
Campos de maíz y trigo en la estación experimental El Batán. (Foto: CIMMYT/Alfonso Cortés)

Las primeras reuniones de los comités de dirección científica y técnica —WSC y MSC— del proyecto Aceleración de Ganancias Genéticas en Maíz y Trigo (AGG, en inglés) se celebraron virtualmente los días 25 y 28 de septiembre.

Los investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) forman parte de ambos comités. En el comité WSC se incluye a expertos en trigo de NARS en Bangladesh, Etiopía, Kenia, India y Nepal; y de Angus Wheat Consultants, la Oficina de Asuntos Exteriores, del Commonwealth y de Desarrollo del Reino Unido (FCDO), HarvestPlus, la Universidad del Estado de Kansas y el Instituto Roslin.

De manera similar, el MSC incluye expertos en maíz de NARS en Etiopía, Ghana, Kenia y Zambia; y de Corteva, la Fundación para la Investigación Agrícola y Alimentaria (FFAR), el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA), SeedCo, Syngenta, la Universidad de Queensland y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Durante las reuniones, los asistentes discutieron los desafíos científicos y las oportunidades para AGG, y desarrollaron recomendaciones específicas relacionadas con temas clave que incluyen la optimización del esquema de mejoramiento y prueba, el compromiso efectivo con los socios y el desarrollo de capacidades en la época del COVID-19, los sistemas de semillas y el género.

Los grupos de discusión señalaron, por ejemplo, la necesidad de abordar la estructura familiar en los ensayos de rendimiento, de fortalecer la colaboración con los socios nacionales y de desarrollar pruebas de estrategias regionales efectivas. Curiosamente, la mayoría de las recomendaciones son aplicables y valiosas para ambos equipos de cultivo, y este es un claro ejemplo de las sinergias que esperamos de la combinación de maíz y trigo dentro del proyecto AGG.

Todas las recomendaciones serán analizadas más a fondo por los equipos de AGG durante los próximos meses y las actividades del proyecto se ajustarán o implementarán según corresponda. Se enviará un breve informe a los respectivos Comités de Dirección Científica y Técnica de AGG antes de las segundas reuniones, probablemente a fines de marzo de 2021.

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Cuando las madres aprenden de los hijos

Kiyasi Gwalale paseando por su ensayo en Chebvute, Masvingo. (Foto: C. Thierfelder/CIMMYT)

Una mañana del 12 de marzo de 2020, ingresamos al campo de Kiyasi Gwalale en el área de Chebvute de Masvingo, en el sur de Zimbabue. Gwalale participa en la Iniciativa de Medios de Vida de Zambuko, financiada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, en inglés).

La iniciativa de Zambuko tiene como objetivo aumentar la resiliencia rural contra los efectos negativos del cambio climático. Más del 70% de los pequeños agricultores en Zimbabue cultivan en suelos poco fértiles y se ven cada vez más afectados por el cambio climático. La familia Gwalale es un ejemplo de los millones afectados.

En Chebvute, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha establecido ensayos para evaluar la efectividad y productividad de la agricultura de conservación y las especies de cultivos resistentes al clima desde 2018. Esto ha sido en forma de ensayos de «madre e hijo».

Como una herramienta tradicional de los mejoradores, los «ensayos madre» muestran diferentes tecnologías a los agricultores para permitirles seleccionar la mejor opción. En Chebvute, estos ensayos se amplificaron para demostrar las prácticas de gestión de cultivos de los agricultores, como la agricultura de conservación, la rotación de cultivos con leguminosas y diferentes variedades de cultivos resistentes a la sequía.

Un ensayo hijo con maíz tolerante a la sequía, caupí y sorgo blanco en Chebvute. (Foto: C. Thierfelder/CIMMYT)

Agricultores de ensayos hijos que se ocupan de los ensayos madres

Desde 2019, los agricultores han seguido las mejores opciones en los «ensayos hijos», donde utilizan un subconjunto de los ensayos madre para obtener experiencia de primera mano con la tecnología. El aprendizaje mediante la práctica es un concepto central de este enfoque.

Gwalale, como “agricultora de ensayos hijos”, aprendió de los ensayos madre que las variedades de maíz tolerantes a la sequía superan a las variedades tradicionales en la agricultura de conservación, pero deben rotarse con leguminosas para mejorar también el suelo y la nutrición del mismo. Además, se dio cuenta de que plantar sorgo blanco es una estrategia resistente a la sequía en esta área, ya que los granos pequeños se ven menos afectados por los períodos secos.

Gwalale y su familia han residido en Chebvute durante 15 años, pero solo cultivan en 0.4 ha de tierra. Con su esposo y sus tres hijos, ella cultiva maíz, sorgo, cacahuetes y nueces de bambara. Lo que obtiene de estos campos es apenas suficiente para sobrevivir.

En la temporada de cultivo 2019/20, una devastadora sequía que duró desde mediados de diciembre hasta mediados de enero destruyó todas sus esperanzas de una mejor temporada este año. Sin embargo, emprendió un viaje educativo para descubrir cómo las prácticas agrícolas mejoradas pueden marcar la diferencia en su propia vida.

“Plantamos este ensayo hijo por primera vez en diciembre de 2019, ya que vimos en los ensayos madre cercanos que estas variedades plantadas bajo labranza cero parecen crecer mejor que las nuestras. Plantamos el ensayo hijo al mismo tiempo que nuestros propios cultivos, pero en lugar de labrar la tierra y limpiar, practicas a las cuales estamos acostumbrados, simplemente plantamos en surcos sin labranza y cubrimos el suelo con rastrojo,” explica Gwalale.

“Cuando llegó la sequía, todos mis otros cultivos en los campos labrados comenzaron a marchitarse y morir, algunos ni siquiera germinaron. No podíamos creer lo que estaba sucediendo en este ensayo hijo.”

El científico del CIMMYT, Christian Thierfielder, está satisfecho con los resultados en otro ensayo hijo en Chebvute. (Foto: C. Thierfelder/CIMMYT)

Todos los cultivos en los ensayos hijos sobrevivieron al período de sequía y cuando las lluvias comenzaron a caer nuevamente en enero, continuaron creciendo muy bien. Gwalale replantó los cultivos en los campos afectados, pero nunca se pusieron al día con el ensayo hijo. Incluso después de usar la segadora, ya era demasiado tarde para experimentar la misma maravilla observada en el ensayo hijo. «Por ahora, todavía no hemos visto cuánto obtendremos de este pequeño campo, pero aprendimos una gran lección y queremos expandir nuestra área de tierra con esta forma de plantar el próximo año,” dice Gwalale.

Más de 200 mejoradores de ensayos hijos en Chebvute, la mayoría de los cuales son mujeres, han experimentado lo mismo en sus propios ensayos y notaron que no se necesita mucho esfuerzo para lograr la seguridad alimentaria.

La siembra oportuna, la conservación del suelo y la humedad con la agricultura de conservación, el deshierbe efectivo y la aplicación de nutrientes vegetales adecuados son los ingredientes clave del éxito. Esto se puede aprender de manera efectiva en una pequeña parcela, como en una parcela con un ensayo hijo. Los agricultores se han dado cuenta de que es posible hacer una diferencia cuando aplican los principios de la agricultura sustentable en sus sistemas agrícolas. Las intervenciones introducidas los ayudarán a ser más resilientes al clima y, en última instancia, a tener más seguridad alimentaria.

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No olvidemos el impacto del COVID-19 en la población rural de bajos recursos y en la seguridad alimentaria

A woman sells maize at the market in Sidameika Tura, Arsi Negele, Ethiopia. (Photo: Peter Lowe/CIMMYT)
Una mujer vende maíz en el mercado de Sidameika Tura, Arsi Negele, Etiopía. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

Disclaimer: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores y no reflejan necesariamente la política oficial o la posición del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Si bien todos los ojos están puestos en Lombardía, Madrid, Nueva York y Wuhan, ¿qué sabemos sobre el impacto del COVID-19 en las personas de bajos recursos en áreas rurales y en la seguridad alimentaria en los países en vías de desarrollo? ¿Cómo se puede moderar el impacto de la crisis? ¿Qué avances positivos podría provocar este choque para llevarnos a una “nueva normalidad” mejorada? ¿Qué pueden hacer los donantes y las organizaciones para apoyar a los países de bajos y medianos recursos durante y después de esta crisis?

Los miembros del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural de la comunidad de escalamiento Scaling Up celebraron una reunión virtual para discutir estas preguntas y cómo las innovaciones del escalamiento podrían ayudar a la recuperación de la crisis actual y mitigar las futuras.

Las comunidades rurales de bajos recursos son particularmente vulnerables

Cuando se trata de una enfermedad altamente contagiosa, estar en una zona rural suena mejor que estar en una ciudad, pero esa es una impresión engañosa. Los pequeños agricultores a menudo son personas mayores que el promedio y, por lo tanto, son más vulnerables al virus y tienen menos acceso a los servicios de salud.

También dependen de los trabajadores de campo que no pueden viajar desde las comunidades circundantes para ayudarlos a plantar, deshierbar y cosechar. Para procesar los cultivos, los pequeños agricultores necesitan transportar los cultivos a los centros de procesamiento, que pueden estar cerrados, al igual que los mercados donde obtienen insumos o venden productos agrícolas. Las grandes empresas internacionales de agronegocios, que suministran insumos y compran productos locales de los agricultores, pueden retirarse, al menos temporalmente, de las economías rurales. Ya hay informes de agricultores que alimentan al ganado con fresas y brócoli en India, ya que no pueden llevar sus productos al mercado.

La mayoría de los agricultores también dependen de actividades no agrícolas para su sustento, ya que pueden ser trabajadores de campo para otros agricultores, trabajar en la industria del procesamiento o en la construcción. La interrupción del transporte y los cierres plantean serios desafíos para mantener la continuidad segura del negocio en toda la economía rural. El riesgo no es solo que la producción rural inmediata, las entregas de alimentos, las exportaciones, el empleo y los ingresos colapsen, sino también que la siembra para las cosechas del próximo año se verá interrumpida.

Es clave diferenciar entre las cadenas de suministro globales y locales, que sufrirán de diferentes maneras. Por ejemplo, en Uganda, los supermercados están abiertos, pero son pequeños, los mercados informales están cerrados. En crisis pasadas, los gobiernos se han centrado en la supervivencia de las cadenas de valor globales sobre las locales. Las pequeñas empresas rurales tienen más probabilidades de cerrar permanentemente en comparación con las empresas internacionales grandes.

A nivel mundial, el apoyo internacional para la agricultura y el desarrollo rural se ha retrasado en los últimos años. Hoy en día, el apoyo internacional de las agencias de ayuda y las ONG está siendo interrumpido, ya que los viajes están restringidos y las reuniones comunitarias están prohibidas. Con una mayor atención de los donantes a una crisis de salud nacional e internacional, la ayuda para las comunidades rurales puede caer precipitadamente.

Men transport wheat straw on donkey karts in Ethiopia’s Dodula district. (Photo: Peter Lowe/CIMMYT)
Hombres transportan paja de trigo en el distrito Dodula de Etiopía. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

Oportunidades para una “nueva normalidad” mejorada a medida que respondemos a la crisis

La respuesta a corto plazo para ayudar a minimizar el impacto de la crisis del COVID-19 en la población rural de escasos recursos es crítica, pero también debemos apoyar la formación de una “nueva normalidad” en la que los sistemas alimentarios rurales sean resilientes, rentables e inclusivos para la población rural de escasos recursos. Los miembros de la comunidad de escalamiento Scaling Up exploraron varias ideas.

En primer lugar, la pandemia del COVID-19 podría presentar oportunidades para romper silos y mostrar cuán estrechamente relacionados están la salud y la agricultura.

“El COVID-19 atraviesa sectores y jurisdicciones de manera que las organizaciones individuales y las estructuras de gobierno establecidas están mal equipadas para adaptarse”, dijo Larry Cooley, experto en escalamiento y fundador y presidente emérito de Management Systems International (MSI).

Por ejemplo, las redes de extensión agrícola rural podrían usarse para difundir información sobre la concientización y educación en salud en torno al COVID-19 y recopilar datos sobre los impactos locales. Esto puede causar y proporcionar alivio a corto plazo, pero también puede brindar oportunidades de colaboración a largo plazo.

“Nuestras redes agrícolas se adentran en las áreas rurales y estamos capacitando a nuestros empresarios agrícolas en la India para difundir mensajes, productos y servicios de salud para ayudar a abordar el COVID-19”, dijo Simon Winter, Director Ejecutivo de la Fundación Syngenta.

“En el Banco Africano de Desarrollo estamos brindando financiamiento de ayuda de emergencia y cambiando el propósito de los fondos para tener un vínculo con el COVID-19”, dijo Atsuko Toda, Director de Finanzas Agrícolas y Desarrollo Rural del banco.

En segundo lugar, una “nueva normalidad” también podría significar una independencia aún más fuerte de los proyectos, soluciones financiadas con fondos externos para una mayor propiedad local y experiencia en áreas rurales, algo que la comunidad de escalamiento Scaling Up ha estado promoviendo fuertemente. Podríamos ayudar a apoyar una mayor autonomía del agricultor, un mercado local fuerte y el escalamiento de las cadenas de valor locales. Fortalecer la capacidad de las pequeñas y medianas empresas que vinculan a los agricultores con los mercados urbanos podría ayudar a garantizar la estabilidad en los futuros choques económicos.

Los proyectos liderados por los gobiernos y los donantes analizaron demasiado las cadenas de valor globales y de exportación. Veo grandes oportunidades para ampliar las cadenas de valor de entrada y salida locales y regionales que benefician a los agricultores locales y las pequeñas y medianas empresas”, dijo Margret Will, experta en cadenas de valor.

En tercer lugar, la pandemia del COVID-19 presenta una oportunidad para acelerar la ampliación de las innovaciones.

“La falta de acceso a la mano de obra podría interrumpir la cosecha y la siembra en nuestros países Feed the Future, acelerando una tendencia ya predominante de migración, especialmente entre los jóvenes, a las áreas urbanas. Vemos una inminente necesidad de mecanización de granjas, utilizando maquinaria pequeña para arar, sembradoras, cosechadoras y otros equipos que ahorran tiempo y mano de obra”, dijo Mark Huisenga, Gerente Sénior de Programas de la Oficina de Resiliencia y Seguridad Alimentaria de USAID.

Masimba Mawire collects bare maize cobs after removing the grain using a mechanized maize sheller in Zimbabwe. (Photo: Matthew O’Leary/CIMMYT)
Masimba Mawire recolecta mazorcas de maíz después de quitar el grano usando un descascarador de maíz mecánico en Zimbabue. (Foto: Matthew O’Leary/CIMMYT)

Las comunidades rurales que usan prácticas más ecológicas intensivas, como la agricultura de conservación y la agricultura de empuje o las prácticas de almacenamiento seguro dependen menos de insumos externos y mano de obra.

La crisis actual nos obliga a usar sistemas de comunicación digital, reemplazar el trabajo humano con herramientas digitales siempre que sea posible y usar tecnología para ayudar a dirigir las intervenciones. Tanto el sector público como el privado podrían aprovechar esta oportunidad para invertir en un mayor acceso a internet, electricidad y otros recursos digitales, incluso en áreas empobrecidas. Todas estas innovaciones tecnológicas pueden ayudar a los agricultores a enfrentar mejor las limitaciones provocadas por el COVID-19 y cualquier crisis o estrés futuro para el sistema alimentario, al tiempo que la agricultura se vuelve más productiva y más atractiva para los jóvenes.

“La pandemia crea una oportunidad para acelerar el uso de las tecnologías digitales en la agricultura a pequeña escala, no solo para brindar asesoramiento de extensión sino también para obtener información sobre los impactos del COVID-19”, dijo Julie Howard, asesora principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

Por último, el COVID-19 cambiará nuestro sistema de gobernanza global, y el sector agrícola, de investigación y desarrollo tiene un papel que desempeñar en esta transformación. Un cambio de sistemas debe centrarse en la diversidad y la seguridad alimentaria, prestando atención a la población rural de escasos recursos de los países de bajos y medianos ingresos. Podemos trabajar juntos para escalar plataformas intersectoriales para construir redes sólidas e innovaciones de escalamiento para fortalecer sistemas alimentarios sostenibles y resilientes.

Los sistemas cambian más allá del sector agrícola, la sostenibilidad a través de la propiedad local y la adopción de innovaciones que apoyan actividades agrícolas y relacionadas con la agricultura rentables y resilientes son componentes clave de cómo la comunidad de escalamiento Scaling Up se acerca al escalamiento. Un cambio de sistemas es inminente, y es importante apoyar una transformación en una dirección en la que los mercados locales, el trabajo rural y las economías regionales se fortalezcan a largo plazo. Esto requiere visión, experiencia, movilización de recursos, intercambio de información y liderazgo de crowdsourcing, y la red de expertos en escalamiento puede contribuir a esto.

El grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural de la comunidad de escalamiento Scaling Up está compuesto por más de 100 donantes oficiales, fundaciones, grupos de expertos, organizaciones de investigación y desarrollo unidos por su interés en aumentar el impacto de las innovaciones en la seguridad alimentaria y la pobreza rural. Las áreas de particular interés para el grupo incluyen el diseño para el escalamiento, el uso de marcos de escalamiento, el aprendizaje sobre el escalamiento, el escalamiento responsable, la sostenibilidad y el pensamiento sistemático. Los miembros del grupo de trabajo incluyen profesionales con vasta experiencia en el campo, y el grupo intenta explícitamente aprender de la aplicación de conceptos complejos tales como sostenibilidad, cambio de sistemas y escalamiento en entornos del mundo real por parte de actores locales. Además de las reuniones virtuales trimestrales, el grupo de trabajo fomenta y apoya los intercambios entre sus miembros sobre una variedad de temas. La participación y la gestión del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural se realiza de forma puramente voluntaria.

Sobre los autores:

Lennart Woltering — Catalizador de escalamiento en el CIMMYT y presidente del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural.

Johannes Linn — Miembro principal no residente de Brookings y ex vicepresidente del Banco Mundial.

Maria Boa — Coordinadora de escalamiento en el CIMMYT y secretaria del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural.

Mary Donovan — Consultora de comunicaciones en el CIMMYT.

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Salir de la pobreza o seguir siendo pobre

Farmer Dhansa Bhandari (left) sows maize seed while Bikram Daugi (right) ploughs with his oxen in Ramghat, Surkhet, Nepal. (Photo: P. Lowe/CIMMYT)
La agricultora Dhansa Bhandari (izquierda) siembra semillas de maíz mientras que Bikram Daugi (derecha) ara con sus bueyes en Ramghat, Surkhet, Nepal. (Foto: P. Lowe/CIMMYT)

Aunque el pensamiento convencional en las comunidades rurales del sur de Asia es que los hombres son los principales responsables de sacar a sus familias de la pobreza, nuestro reciente estudio demostró que la verdad es más sutil y femenina.

En nuestro nuevo artículo profundizamos en grupos focales e historias de vida en 32 comunidades agrícolas de cinco países del sur de Asia. Aunque preguntamos sobre los roles de los hombres y las mujeres, los grupos focales de ambos sexos enfatizaron a los hombres en sus respuestas, ya sea explicando cómo las familias salieron de la pobreza o por qué continuaron siendo pobres.

«Las mujeres generalmente no pueden generar un gran cambio, pero pueden ayudar a los hombres a mejorar», explica un miembro del grupo focal de hombres pobres de la comunidad de Ismashal (un seudónimo) de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa de Pakistán.

Los testimonios de los grupos focales presentaron abundantes ejemplos de la fuerte influencia de las normas de género: las reglas sociales que dictan roles y conductas diferenciales para hombres y mujeres en su sociedad. Estas normas influyeron significativamente en cómo la gente concibió los movimientos dentro y fuera de la pobreza en su comunidad y en sus propias vidas.

Según el grupo focal de mujeres del distrito de Rangpur en Bangladesh, las mujeres «no pueden trabajar fuera del hogar por temor a perder su reputación y respeto».

Sin embargo, en estas mismas comunidades, los roles productivos de hombres y mujeres demostraron ser mucho más variables en los procesos de movilidad de sus familias que los transmitidos por los grupos focales. Encontramos muchos hogares con hombres que realizaban contribuciones irregulares o muy limitadas al mantenimiento de la familia. Esto ocurre por varias razones, incluyendo la migración laboral de los hombres, la discapacidad, los conflictos y separaciones familiares, el envejecimiento y la muerte.

Además, al compartir sus historias de vida en entrevistas individuales, casi todas las mujeres testificaron sobre sus propios esfuerzos persistentes para ganarse la vida, cubrir los gastos del hogar, lidiar con las deudas y, cuando las condiciones lo permitieron, proporcionar una vida mejor para sus familias. De hecho, nuestra investigación encontró a 12 mujeres que declararon haber hecho contribuciones sustanciales para sacar a sus familias de la pobreza.

Promotoras e impulsoras

Nos sorprendió de manera particular la cantidad de mujeres «promotoras» que empleaban tecnologías y prácticas agrícolas innovadoras para expandir su producción y sus ganancias.

«En 2015, utilizando máquinas de labranza cero, comencé a cultivar maíz, obtuve un buen rendimiento y grandes ganancias», comenta una mujer de 30 años y madre de dos hijos de Matipur, Bangladesh, que sacó a su familia de la pobreza.

Otra promotora de 30 años, agricultora y madre de dos hijos de la comunidad de Thool en Nepal, apoya la diversificación y adopción de prácticas mejoradas de cultivo: “Recibí capacitación en agricultura de hortalizas. Al principio, la oficina de agricultura también proporcionó algunas semillas de hortalizas. Y comencé a cultivar verduras junto con cereales como trigo, arroz, maíz, avena. […] Aprendí a arar la tierra».

Entre las mujeres que salieron adelante, una gran mayoría acreditó a un hombre importante en su vida por dejar a un lado las costumbres locales y apoyarlas directamente para innovar en sus medios de vida agrícolas y sacar a sus familias de la pobreza.

A través de las historias de las «promotoras», las mujeres obtuvieron acceso a recursos familiares que les permitieron intensificar sus actividades de subsistencia. Por ejemplo, las tres cuartas partes de las mujeres «promotoras» hablaron de esposos o hermanos que los apoyaban para alcanzar objetivos importantes en sus vidas.

Women’s most important relationship helping them to pursue goals in life: women "movers" (on left) versus "chronic poor" (right).
La relación más importante de las mujeres ayudándolas a alcanzar objetivos en la vida: mujeres «promotoras» (a la izquierda) versus «mujeres en pobreza extrema» (derecha).

Sufia, de una comunidad en el distrito Rajshahi de Bangladesh, describe cómo superó la gran resistencia de su esposo para acceder a una parcela agrícola proporcionada por su hermano. La parcela permitió a Sufia cultivar betel y arroz con cáscara, y con esos beneficios y ganancias adicionales de las actividades ganaderas, compró más tierra y diversificó con berenjenas, chiles y calabaza. El esposo de Sufia había luchado por mantener a la familia y poco después de que Sufia comenzó a prosperar, sufrió un derrame cerebral y requirió años de tratamientos médicos antes de fallecer.

Cuando Sufia reflexiona sobre su vida, considera que la relación más importante en su vida ha sido estar con su hermano. “Gracias a él ahora puedo sostenerme”.

También estudiamos a las mujeres y familias que no salieron de la pobreza. Estas mujeres en pobreza extrema rara vez mencionaron el acceso a innovaciones o la obtención de beneficios significativos en sus medios de vida. En estas historias de vida, encontramos muchos menos testimonios sobre hombres que apoyaron financieramente a una esposa o hermana para ayudarla a alcanzar un objetivo importante.

La normativa restrictiva en gran parte del sur de Asia refleja que la capacidad de las mujeres para permitir el cambio en sus medios de vida rara vez es reconocida o alentada por la comunidad en general como una forma de prosperidad para una familia pobre. Aun así, las historias de vida de estas «promotoras» abren una ventana a las posibilidades cuando las mujeres tienen la oportunidad de asumir roles domésticos más equitativos y pueden acceder a innovaciones agrícolas.

Las mujeres promotoras y los hombres que las apoyan, brindan información sobre las vías de un cambio agrícola más equitativo. Lo que podemos aprender de estas experiencias tiene un gran potencial para programas destinados a moderar las normas de género, catalizar la innovación agrícola y desbloquear transiciones más rápidas hacia la igualdad de género y la reducción de la pobreza en la región. Sin embargo, desafiar las normas sociales puede ser arriesgado y puede provocar reacciones violentas por parte de la familia u otros miembros de la comunidad. Para abordar esto, los modelos de investigación colaborativa son prometedores. Estos enfoques involucran a investigadores, mujeres y hombres locales en acciones de aprendizaje para desarrollar la comprensión y el apoyo al cambio agrícola inclusivo. Nuestra investigación sugiere que tales intervenciones, que combinan las dimensiones sociales, institucionales y técnicas de la innovación agrícola, pueden ayudar a diversos tipos de familias a abandonar la pobreza.

Lea el estudio completo: Normas de género y dinámica de la pobreza en 32 pueblos del sur de Asia

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¿Compartir o conservar tierra?

Cualquier estudiante de quinto grado está familiarizado con la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno que llevó a los dinosaurios y tres cuartos de todas las especies vivas en ese momento a desaparecer de la Tierra, probablemente después de ser golpeados por un asteroide muy grande. Sin embargo, pocas personas son conscientes de que el planeta está pasando por un evento de igual magnitud: un informe reciente del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) destacó una disminución del 60% en las poblaciones de más de 4 000 especies de vertebrados monitoreadas a nivel mundial desde 1970. Esta vez, el culpable no es un asteroide, sino los seres humanos. La mayor amenaza que representamos para otras especies es también la forma en que satisfacemos una de nuestras necesidades más fundamentales: la producción de alimentos.

Como respuesta, los científicos, particularmente los ecologistas, han buscado estrategias para minimizar las compensaciones entre la agricultura y la biodiversidad. Una de esas estrategias es la «preservación de la tierra», también conocida como el «efecto Borlaug». Esta estrategia busca segregar la producción y la conservación y maximizar el rendimiento en áreas tan pequeñas como sea posible, conservando tierras para la naturaleza. Otra estrategia es «conservar la tierra» o una «agricultura amigable con la vida silvestre», que busca integrar la producción y la conservación en las mismas unidades de tierra y hacer que la agricultura sea lo más benigna posible para la biodiversidad.

El debate entre los defensores de la conservación de la tierra y los defensores del intercambio de tierras ha tenido lugar en los últimos 15 años. Sin embargo, la mayoría de los estudios han encontrado que la conservación de la tierra conduce a mejores resultados a diferencia de la distribución de la tierra en una variedad de contextos. Con colaboradores de CIFOR, UBC y otras organizaciones, planteé la hipótesis de que esta creencia era parcial porque los investigadores evaluaron la agricultura a través de una lente estrecha, solo observando las calorías o el rendimiento de los cultivos.

En la actualidad, muchas más personas padecen hambre oculta o falta de vitaminas y minerales en sus dietas. Varios estudios han encontrado dietas más diversas y nutritivas consumidas por personas que viven en o cerca de áreas con mayor cobertura arbórea, ya que los árboles son un componente clave de la biodiversidad. Sin embargo, la mayoría de estos estudios no han analizado los mecanismos que explican esta asociación positiva.

Bosques para la alimentación

Al estudiar siete paisajes tropicales en Bangladesh, Burkina Faso, Camerún, Etiopía, Indonesia, Nicaragua y Zambia, encontramos evidencia de que la cubierta arbórea apoya directamente las dietas en cuatro paisajes de siete. Esto puede ser a través de la carne de animales, frutas y vegetales silvestres, y otros alimentos de origen forestal. Además, el estudio encontró evidencia de una vía agroecológica, en la cual los bosques y los árboles apoyan la producción de diversos cultivos y ganado a través de una variedad de servicios de los ecosistemas, lo que en última instancia conduce a dietas mejoradas, en cinco paisajes de siete. Estos resultados demuestran claramente que, aunque la conservación de la tierra puede tener los mejores resultados para la biodiversidad, se reducirían los productos forestales para los hogares rurales, como, por ejemplo, los alimentos forestales, la leña y la alimentación del ganado. También eliminaría a las pequeñas explotaciones agrícolas de los servicios ecosistémicos proporcionados por la biodiversidad, y los pequeños productores en los trópicos tienden a depender más de los servicios ecosistémicos que de los insumos externos.

En Etiopía, investigaciones previas realizadas por algunos de los mismos autores han demostrado que los paisajes multifuncionales que no califican como ahorradores de tierra ni como reparto de la tierra pueden albergar una gran biodiversidad y ser más productivos que los paisajes más simples. Son más sostenibles y resistentes, proporcionan dietas más diversas y producen cereales con mayor contenido nutricional.

El debate sobre la conservación de la tierra versus el intercambio se ha limitado en gran medida a los círculos de ecologistas de la conservación y rara vez ha involucrado a científicos agrícolas. Como resultado, la mayoría de los estudios sobre la conservación de la tierra versus el intercambio se han centrado en minimizar el impacto negativo de la agricultura en la biodiversidad, en lugar de buscar los mejores compromisos entre la producción agrícola y la conservación de la biodiversidad.

Para diseñar paisajes que realmente equilibren las necesidades de las personas y la naturaleza, es urgente que los agrónomos, los economistas agrícolas, los sociólogos rurales y los mejoradores de cultivos participen en el debate de la conservación de la tierra.

Lea más en:
Testing the Various Pathways Linking Forest Cover to Dietary Diversity in Tropical Landscapes

Este estudio fue posible gracias a la financiación del Ministerio de Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) a través del proyecto Cambio Agrario en Paisajes Tropicales, y por los Programas de Investigación del CGIAR sobre maíz y trigo.

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Cerrando la brecha de rendimiento con datos para cada región

General view of the experimental field in Lempira, Honduras. (Photo: Nele Verhulst/CIMMYT)
Vista general del campo experimental en Lempira, Honduras. (Foto: Nele Verhulst/CIMMYT)

Las poblaciones en América Central están aumentando rápidamente, pero la producción de cultivos básicos parece incapaz de mantenerse al día con la creciente demanda de alimentos.

Los rendimientos de maíz son particularmente bajos en comparación con otras regiones. De manera acumulativa, los agricultores de El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua producen maíz en casi 2.5 millones de hectáreas, y una gran proporción de estos sistemas de maíz también incluye frijol, ya sea mediante cultivos de relevo o cultivos intercalados. Aunque los rendimientos potenciales se estiman en hasta 10 toneladas métricas por hectárea, la producción promedio sigue siendo baja, alrededor de 2.28.

Claramente, hay una oportunidad inmensa para mejorar, pero no siempre es obvio qué problemas deben abordarse.

El análisis de la brecha de rendimiento, que mide la diferencia entre el rendimiento potencial y real, es un punto de partida útil para abordar el problema e identificar las perspectivas de intensificación. No es un concepto nuevo en agronomía aplicada, pero no se ha aplicado adecuadamente en muchas regiones. Por ejemplo, los análisis de América Central tienden a agruparse con el resto de América Latina, lo que dificulta proporcionar recomendaciones adaptadas a los contextos locales.

Veo una mayor comprensión de las limitaciones específicas de producción de cultivos de la región como el primer paso para mejorar la seguridad alimentaria.

En conjunto con investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y otras instituciones, trabajamos en identificar los principales factores que limitan la producción en estas áreas. Establecimos ensayos de campo en seis regiones productoras de maíz y frijol en El Salvador, Guatemala y Honduras, que representan aproximadamente las tres cuartas partes del área productora de maíz. Evaluamos factores como el estrés hídrico, la deficiencia de nutrientes, las plagas y las enfermedades, y los cultivos de cobertura, con la hipótesis de que la fertilización optimizada y el riego suplementario tendrían mayores efectos en los rendimientos.

A maize cob in La Libertad, El Salvador, shows kernels affected by tar spot complex which have not filled completely (Photo: Nele Verhulst/CIMMYT)
Una mazorca de maíz en La Libertad, El Salvador, muestra granos afectados por el complejo mancha de asfalto. (Foto: Nele Verhulst/CIMMYT)

Descubrimos que, si bien la fertilización mejorada mejoró los rendimientos de maíz en un 11% en promedio, no tuvo un efecto significativo en la producción de frijol. El riego no tuvo ningún efecto, aunque esto se debió principalmente a la buena distribución de la lluvia durante la temporada de crecimiento en el año de estudio. En promedio, los arreglos de plantación optimizados aumentaron los rendimientos de maíz en un 18%, lo que lo convierte en el factor más prometedor que evaluamos.

Fue interesante, aunque quizás no sorprendente, observar que la contribución de cada factor limitante a las brechas de rendimiento en todos los sitios y ningún tratamiento individual aumentó de manera efectiva los rendimientos en todos los sitios. Los resultados del ensayo confirmaron que las limitaciones de producción dependen en gran medida de las prácticas de gestión local y la ubicación agroecológica.

Con esto en mente, recomendamos que los actores de desarrollo que buscan aumentar la producción de cultivos comiencen realizando experimentos participativos de varios años para comprender las causas principales de las brechas de rendimiento e identificar las limitaciones específicas de las áreas en cuestión, ya que esto permitirá una mayor efectividad de esfuerzos de investigación y política.

Lea el artículo completo «Los factores que contribuyen a las brechas de rendimiento de maíz y frijol en América Central varían según el sitio y las condiciones agroecológicas» en The Journal of Agricultural Science.

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Más con menos: Investigación para incrementar la producción de alimentos con menores recursos y un clima cambiante

Technical assistant Tigist Masresra examines breeding trials at the Ambo Research Center in Ethiopia. (Photo: Peter Lowe/CIMMYT)
La asistente técnica Tigist Masresra examina los ensayos de mejoramiento en el Centro de Investigación Ambo en Etiopía. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

Durante casi una década, el número de personas con hambre disminuyo a 770 millones, sin embargo, en los últimos tres años, se ha disparado a más de 850 millones. A su vez, el clima errático y las plagas y enfermedades en los cultivos están arruinando las cosechas, intensificando los riesgos para los agricultores y amenazando la seguridad alimentaria local y mundial.

En un artículo para Rural 21, describo cómo el fitomejoramiento ha cambiado en las últimas cuatro décadas y qué métodos desarrolla la comunidad internacional de investigación para dominar los desafíos presentes y futuros.

Lea el artículo completo

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El blog del Director General

Seis inversiones para ayudar a los agricultores familiares a prosperar en la próxima década

A farmer requests weather information via SMS.
Un agricultor solicita información del tiempo a través de SMS.

Los agricultores familiares producen más del 80 % de los alimentos del mundo, pero a menudo tienen la menor cantidad de acceso al apoyo.

Cuando se lanzó el Decenio de las Naciones Unidas de la Agricultura Familiar el 29 de mayo de 2019, hablé con Trevor Nicholls, director ejecutivo del Centro Internacional para la Agricultura y Biociencias (CABI por sus siglas en inglés) sobre este tema.

En un artículo publicado en el blog del Índice de Sostenibilidad Alimentaria de The Economist Intelligence Unit, proponemos seis acciones clave que pueden ayudar a los agricultores familiares a prosperar en la próxima década:

  1. Invertir en mujeres y jóvenes: hacer que la agricultura familiar funcione para todos
  2. Atraer a los jóvenes agricultores a la agricultura tecnológicamente inteligente
  3. Hacer que los cultivos resilientes al clima sean más accesibles.
  4. Compartir consejos prácticos de sanidad vegetal con agricultores familiares.
  5. Ayudar a los agricultores familiares a diversificar y crecer más con menos tierra.
  6. Traducir los objetivos nacionales y globales en apoyo agrícola práctico

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