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Día del agricultor en el Valle del Yaqui

Recorrido por el área experimental del CIMMYT en las instalaciones del CENEB, en Sonora, México, durante el Día del Agricultor 2023. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Recorrido por el área experimental del CIMMYT en las instalaciones del CENEB, en Sonora, México, durante el Día del Agricultor 2023. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

“Hoy en día México es ejemplo de la vinculación del conocimiento a favor de la agricultura y mantiene el compromiso de hacer producir el campo de una manera más eficiente y responsable, con base en el conocimiento, la investigación y las tecnologías”, señaló Víctor Villalobos Arámbula, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, durante la conmemoración del Día del Agricultor 2023 que cada año se realiza en el Valle del Yaqui, en Sonora, México, desde hace más de seis décadas. 

“Hace más de 60 años el doctor Norman Borlaug y los productores sonorenses tuvieron un impacto extraordinario brindándole al mundo variedades de trigo mejoradas que permitieron enfrentar y superar una crisis que amenazaba la vida de millones. El Premio Nobel de la Paz que en 1970 recibió el doctor Borlaug es producto de ese esfuerzo conjunto entre los investigadores y los productores”, mencionó Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) durante la ceremonia. 

El Día del Agricultor es una conmemoración en honor a los agricultores sonorenses y forma parte del legado del doctor Borlaug quien, en la primavera de 1948, presentó a los productores del Valle del Yaqui las primeras variedades de trigo resistentes a la roya, las cuales constituyen un hito en la historia de la humanidad pues permitieron acelerar la producción de trigo a nivel global, evitando que la hambruna en distintos países hiciera estragos.

“Estamos en un momento similar, y ahora es nuestra responsabilidad trabajar juntos para superar los retos de la inseguridad alimentaria, el cambio climático, los múltiples conflictos y el alto costo de vida. En este Día del Agricultor los invito a unirse a este gran esfuerzo y a seguir trabajando juntos en nuestra responsabilidad compartida”, añadió en este sentido el director general del CIMMYT.

En la actividad también estuvieron presentes Jesús Larraguibel, presidente del Patronato para la Investigación y Experimentación Agrícola del Estado de Sonora (PIEAES); Santiago Arguello, coordinador general de Agricultura; Carlos Javier Lamarque, presidente municipal del Ayuntamiento de Cajeme, Luis Ángel Rodríguez del Bosque, titular del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), productores e investigadores.

Como parte del programa de la conmemoración —que incluyó un área de exposiciones en la que participan empresas proveedoras de maquinaria, equipos, insumos y servicios— destacaron los recorridos por las instalaciones del Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB), uno de los principales centros de investigación colaborativa del INIFAP donde, junto con el CIMMYT, el PIEAES y otros organismos, se han hecho destacadas aportaciones a la agricultura de México y el mundo.

Los recorridos por las estaciones permiten que los investigadores presenten sus logros y avances en la aplicación de nuevas tecnologías derivadas de sus investigaciones y las nuevas variedades mejoradas de los principales cultivos, avances importantes que tienen que ver con el futuro de la seguridad alimentaria del país y en el que la colaboración entre investigadores y productores es determinante. 

“Aquí en el CENEB tenemos una inspiradora historia de éxito y colaboración con los productores del PIEAES que se fortalece todos los días con el trabajo conjunto de investigación en agronomía y desarrollo de nuevas variedades de maíz y trigo más resilientes, nutritivas y rendidoras”, mencionó Bram Govaerts, enfatizando en que “el CIMMYT tiene un compromiso irrenunciable con los productores y por eso, recientemente, en la revisión de nuestra estrategia hacia el 2030 acordamos potenciar el impacto de nuestra ciencia a través de la investigación y la extensión centradas en los productores y con su activa participación”. 

Como muestra del compromiso con los productores de México y el mundo, enfatizó Bram Govaerts, el CIMMYT está renovándose: “hemos extendido nuestra misiva más allá del maíz y del trigo para incluir nuevos cultivos y leguminosas de climas áridos que son muy nutritivos tanto para los suelos como para la salud humana. Así, ahora también trabajamos con sorgo, frijoles, chícharo gandul, garbanzo, mijo y otros cultivos”.  

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Beneficios de establecer nuevos cultivos

Leguminosas en un sistema de cultivos diversificados. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Leguminosas en un sistema de cultivos diversificados. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

“Si siempre tenemos el mismo cultivo, este ya tiene plagas y enfermedades asociadas, tiene malezas que ya están adaptadas a crecer en conjunto. Y si se continúa con un solo cultivo, entonces vamos a aumentar la cantidad de semillas de esas malezas, la cantidad de esporas, la cantidad de insectos-plaga y tendremos cada vez más problemas que generalmente los productores intentan resolver usando cada vez más agroquímicos”, comentó Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Durante su ponencia en el marco de Expoceres 2023 —uno de los eventos del sector agrícola más importantes del país, organizada por Grupo Ceres—, el investigador del CIMMYT señaló que ante esta problemática existen soluciones, como la diversificación de cultivos, que, “en cambio, nos permiten disminuir la incidencia de esas plagas, reducir la semilla de maleza y reducir la dependencia de agroquímicos”. 

Al tener más de un cultivo en un mismo terreno a lo largo de los años, la diversificación con cultivos alternativos ofrece amplios beneficios, como romper los ciclos de plagas, malezas y enfermedades; fijar nitrógeno —si se incluyen leguminosas—; mejorar la fertilidad; obtener mayores rendimientos; incrementar la biodiversidad; diversificar las cargas de trabajo y reducir los riesgos climáticos.

“No todos los cultivos florecen o maduran en el mismo momento, así que si tenemos diferentes cultivos se reducen los riesgos climáticos. Por ejemplo, si llega una granizada o una sequía y tenemos un solo cultivo, entonces puede ser que todo se pierda, pero si tenemos diferentes cultivos no todos van a tener la misma susceptibilidad al mismo tiempo. Puede ser que la sequía afecte al maíz, pero no al frijol, y así no vamos a perder todo si tenemos varios cultivos”, puntualizó Simon Fonteyne.

Para algunos productores en el norte de México optar por cultivos alternativos suele ser una decisión compleja porque a veces no es tan fácil encontrar cultivos que tengan una ganancia similar a los cultivos de alto rendimiento que acostumbrar establecer. No obstante, la diversificación de cultivos puede aportar otro tipo de ganancias.

“Los resultados que hemos visto en diversos ensayos con relevo de dolicos o canavalia, por ejemplo, es que los rendimientos con 80 unidades de nitrógeno son casi los mismos que con 160 unidades. Esto significa que podríamos reducir la fertilización nitrogenada hasta la mitad teniendo los mismos rendimientos. Además, con los precios del nitrógeno actuales, eso se vuelve una propuesta bastante viable para la economía del productor”, refirió el investigador. 

“En parcelas de investigación la rotación maíz-trigo ha aumentado el rendimiento del maíz una tonelada por hectárea en promedio; y tratamientos de rotación maíz-frijol han aumentado el rendimiento del maíz 1,5 toneladas por hectárea en promedio”, señaló Simon Fonteyne, quien refirió que estos resultados positivos también se han observado en las parcelas de los productores que han adoptado alguna de las varias formas de diversificar: rotaciones —diferentes cultivos cada año—, policultivo —diferentes cultivos en conjunto, como la milpa—, cultivos de relevo —otro cultivo sembrado antes de la cosecha del cultivo anterior—, cultivos de cobertura —sembrado después de los cultivos principales, sin objetivo de cosecharlo, pero sí para fijar materia orgánica o nitrógeno— o agroforestería —inclusión de árboles en la agricultura—.

Este es un extracto de la ponencia ¿Por qué establecer nuevos cultivos? Ventajas de los cultivos alternativos en el norte de México. Te invitamos a verla completa dando clic aquí.

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¿Qué es la microbiota de las plantas y por qué es importante estudiarla?

Maíz cultivado con agricultura de conservación. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Maíz cultivado con agricultura de conservación. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Una microbiota es el conjunto de microorganismos vivos que habitan en otro ser vivo. Entre ambos se establece una relación muy estrecha en la que generalmente se benefician mutuamente, pero también puede establecerse una relación neutra o incluso patógena. La microbiota intestinal de los humanos es un buen ejemplo de estos vínculos biológicos y, de forma similar, las plantas también tienen una microbiota, ya que viven en asociación con una gran variedad de microorganismos y estos tienen un gran efecto en su desarrollo y estado físico. 

La planta y su microbiota —o endófitos asociados (endófito que quiere decir “dentro de la planta”)—, pueden considerarse una sola entidad y, aunque se ha demostrado que la microbiota asociada a las plantas promueve el crecimiento de estas, la adquisición de nutrientes, la resistencia a las enfermedades y la tolerancia al estrés, aún falta mucho para tener una mejor comprensión de estos microorganismos y sus funciones, siendo este uno de los desafíos más importantes en la agricultura para mejorar los rendimientos de una manera sostenible.

Para conocer más sobre la funcionalidad de la microbiota de las plantas, particularmente de cultivos de gran relevancia como el maíz, un grupo de científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), y de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) investigaron recientemente la estructura de la comunidad bacteriana en la rizosfera —zona del suelo cercana a las raíces de las plantas en donde se desarrolla la vida microbiana—, la raíz y el tallo de las plantas de maíz cultivadas bajo diferentes técnicas agrícolas a fin de conocer su efecto en el desarrollo de los cultivos. 

Las técnicas agrícolas utilizadas para cultivar maíz han cambiado con el tiempo para mejorar la calidad del grano y el rendimiento de los cultivos. Instituciones como el CIMMYT han estudiado intensamente cómo estas prácticas agrícolas afectan los rendimientos de los cultivos, así como la forma en que pueden alterar la comunidad microbiana del suelo. Sin embargo, se sabe menos cómo estas prácticas agrícolas, es decir, la aplicación de fertilizantes nitrogenados y el tipo de labranza, podrían afectar a la microbiota de las plantas.

“Descubrimos que, en las raíces, la aplicación de fertilizante nitrogenado afectó la estructura de la comunidad bacteriana, la funcionalidad del microbioma y la abundancia de genes involucrados en el ciclo del Nitrógeno, pero el efecto en la rizosfera y el tallo fue mucho menor”, señala el estudio en el que se analizó el ADN de la rizosfera y los endófitos de raíz y tallo, mismos que fueron comparados posteriormente con el apoyo de herramientas de bioinformática. 

Si bien, todavía no se ha desentrañado cómo los cambios en la composición bacteriana y la composición de los genes involucrados en el ciclo del Nitrógeno podrían afectar al desarrollo de las plantas o a los rendimientos de los cultivos, el estudio enriquece el conocimiento sobre el sistema de la comunidad de microorganismos de las plantas y cómo la afecta la aplicación de fertilización nitrogenada.

ASM Journals, Microbiology Spectrum, Vol. 10, No. 6
«Nitrogen Fertilizer Application Alters the Root Endophyte Bacterial Microbiome in Maize Plants, but Not in the Stem or Rhizosphere Soil», Authors: Alejandra Miranda-Carrazco, Yendi E. Navarro-Noya, Bram Govaerts, Nele Verhulst, Luc Dendooven
https://journals.asm.org/doi/10.1128/spectrum.01785-22

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Científicos de todo el mundo se reúnen en México para definir estrategias que incrementen la seguridad alimentaria global

Fotografía grupal de la comunidad científica participante en la Semana de la Ciencia y la Innovación 2023. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Fotografía grupal de la comunidad científica participante en la Semana de la Ciencia y la Innovación 2023. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Alrededor de 300 científicos de más de 50 países se dieron cita en la sede global del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México, para participar en la Semana de la Ciencia y la Innovación 2023, durante la cual la comunidad científica internacional vinculada a este Centro compartió avances, ideas y tendencias para lograr la seguridad alimentaria global desde la ciencia aplicada al campo. 

Con la finalidad de construir una visión compartida para el futuro y enfrentar juntos cualquier crisis alimentaria actual y las que puedan existir, afirmó Bram Govaerts, director general del CIMMYT, es fundamental mejorar e innovar los procesos de cambio para las próximas décadas, por lo que, enfatizó, este encuentro es el momento oportuno para desarrollar mejores canales de comunicación para que las ideas de todos los investigadores ayuden a formular nuevas, idóneas y sólidas estrategias para que así centros de investigación como el CIMMYT logren mayores impactos.

El CIMMYT es una institución de investigación científica sin fines de lucro que tiene un compromiso fundamental con la seguridad alimentaria global al liderar la investigación de maíz y trigo y conservar los recursos genéticos más importantes del mundo de estos cultivos en el Banco de Germoplasma que custodia en Texcoco (resguarda semillas de maíces nativos, apoyando a que no se pierda esa importante biodiversidad). Además, a través del CIMMYT, México hace alrededor de 1 500 envíos de semillas anuales a más de 80 países y varias de esas semillas son de variedades resistentes a las nuevas condiciones climáticas. 

Durante el encuentro, el cambio climático fue precisamente uno de los temas de discusión centrales. En este sentido, se mencionó que la estrategia del CIMMYT hacia 2030 pone la crisis climática en el centro de la investigación mundial sobre seguridad alimentaria y busca transformar los modos de producción de alimentos mediante la consolidación de sistemas agroalimentarios estables, resilientes y sustentables que contribuyan a erradicar el hambre, conservar el medioambiente, producir más con menos y reconstruir un tejido social para consolidar una agricultura sostenible para las personas y el planeta.

La Semana de la Ciencia y la Innovación 2023 también es, en este sentido, un esfuerzo para canalizar la experiencia y los conocimientos de los investigadores del CIMMYT para fortalecer las capacidades de los países y consolidar una agricultura sustentable que no solo ayude a conservar la naturaleza, sino que también cumpla objetivos sociales y económicos, razón por la cual en este encuentro se buscó integrar la innovación disruptiva para construir una visión compartida e integral de las innovaciones que se busca crear junto con agricultores de todo el mundo. 

Luego de una semana de trabajo y de formular líneas estratégicas para la resiliencia climática, la sostenibilidad y el desarrollo agrícola inclusivo, la comunidad de científicos dejó plasmada la base que guiará futuras acciones para dar respuesta y solución a las problemáticas de los agricultores, de los gobiernos y las sociedades en general a fin de que, junto con los sectores público, privado, social y académico se logre la seguridad alimentaria y nutricional, compromiso que el CIMMYT ha tomado desde su fundación y que hoy refrenda con esta Semana de la Ciencia y la Innovación 2023. 

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Mejorar la producción, cuidando los suelos con agricultura de conservación

Rastrojo dejado como cobertura del suelo en el sistema de agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)
Rastrojo dejado como cobertura del suelo en el sistema de agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)

“No es lo mismo cosechar mucho y gastar mucho, que cosechar mucho y gastar lo necesario”, comenta Felipe Juárez, quien brinda acompañamiento técnico a productores de Cebada en Guanajuato, México, en el marco del proyecto Cultivando un México Mejor, de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

“Dadas las circunstancias que hoy se viven se requiere buscar otra forma de producción para que la agricultura siga siendo rentable y que los productores puedan ofrecer a sus familias condiciones para una vida próspera”, continúa Felipe, quien señala que el tipo de agricultura que predomina actualmente en el Bajío demanda el uso de muchos insumos que elevan los costos de producción y, en algunos casos —particularmente cuando se usan desmesuradamente—, contribuyen a la degradación de los suelos agrícolas. 

“El problema con varios productos es que, en la mayoría de casos, solucionan un problema por temporadas, pero su efecto disminuye con el paso del tiempo. Otro problema es el uso desmedido de los mismos, como los fertilizantes. Al usar fertilizantes inadecuados o dosis inadecuadas se propicia la pérdida de la calidad del suelo. Con suelos degradados la producción agrícola es costosa y poco amigable con el medioambiente y, además, es muy probable que el grano cosechado no tenga las condiciones adecuadas para la industria alimenticia o los consumidores”. 

Para el técnico de Cultivando un México Mejor es fundamental que los productores conozcan las propiedades de sus suelos porque “el pH en las zonas cebaderas tiene una tendencia a ser alcalino y algunos micro elementos, como el hierro (Fe), cobre (Cu) y manganeso (Mn), no están lo suficientemente disponibles, esto trae como consecuencia que el agricultor los compre y aplique vía foliar, generando un gasto más en su manejo agronómico. Esto no está mal, pero si no se aplica en el momento y la forma adecuada, entonces ese recurso se habrá desperdiciado”. 

Ante la pregunta sobre las alternativas que tienen los agricultores para cuidar sus suelos y mejorar su producción, Felipe menciona que “para el caso de la cebada maltera hemos documentado que en aquellas parcelas donde se practica la agricultura de conservación, particularmente por varios años, la demanda de insumos no es amplia, disminuye, y se pueden obtener buenos rendimientos sin requerir de una alta economía”. 

“Con la agricultura de conservación que se ha estado desarrollando en el Bajío guanajuatense hay trabajos, comprobados mediante análisis de suelo, donde después de tres años continuos de dejar los rastrojos o paja como cobertura los suelos degradados se logran recuperar notablemente en lo que respecta a su pH, fauna, materia orgánica y salinidad. Esto es relevante porque la salinidad y la poca materia orgánica en el suelo son factores que limitan el desarrollo y producción de varios de los cultivos acostumbrados en el Bajío”. 

“Los productores que participan en Cultivando un México Mejor reciben capacitaciones sobre el uso de fertilizantes químicos y los efectos negativos que puede tener su uso excesivo. También revisamos con ellos cómo afecta el pH en el suelo agrícola, cuáles son los fertilizantes adecuados, los momentos correctos para aplicar enmiendas, entre otros temas”, puntualiza Felipe. 

Finalmente, el técnico de Cultivando un México Mejor recomienda a los productores que “si no son ganaderos, dejen la paja o rastrojo en la superficie de la parcela; remarquen surcos y eviten mover demasiado el suelo; cuiden que la parcela no se encharque; hagan análisis de suelo y apliquen la nutrición necesaria para el cultivo que se estableció”. De esta manera, señala, estarán encaminándose a una agricultura más sustentable que les permitirá cuidar y mejorar sus suelos, a la vez que su producción. 

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En Guatemala se fortalecen capacidades en agricultura sustentable

Integrantes de organizaciones guatemaltecas durante una práctica de agricultura sustentable. (Foto: CIMMYT)
Integrantes de organizaciones guatemaltecas durante una práctica de agricultura sustentable. (Foto: CIMMYT)

De acuerdo con el Banco Mundial, Guatemala es un país donde la estabilidad económica no se ha traducido en una reducción significativa de la pobreza y la desigualdad. De hecho, tiene la cuarta tasa más alta de desnutrición crónica en el mundo y la más alta en América Latina, con poblaciones indígenas y rurales afectadas de manera desproporcionada, señala la organización. 

Para impulsar un crecimiento sólido e inclusivo en Guatemala y otros países de América Latina, la iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del cual forma parte el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— impulsa acciones para transformar los sistemas agroalimentarios de la región mediante el aumento de la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de los sistemas agroalimentarios. 

Como parte de las primeras acciones del Innova Hub Occidente en Guatemala, recientemente instalado en el marco de la citada iniciativa, se brindaron capacitaciones sobre agricultura sustentable dirigidas a coordinadores de proyectos, extensionistas, técnicos, promotores agroecológicos, e investigadores de organizaciones como la Asociación de Cooperación para el Desarrollo Rural de Occidente (CDRO), la Asociación Integral de Papicultores Ostuncalco (AIPO), el Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (MAGA), entre otras.

Así, del 28 de febrero al 3 de marzo, en las instalaciones de capacitación de la CDRO en el departamento de Totonicapán, especialistas del CIMMYT abordaron la situación global y local del cambio climático y las soluciones que, desde la agricultura sustentable, es posible implementar para optimizar la producción de alimentos, fortalecer la seguridad alimentaria y propiciar mejores condiciones para los agricultores guatemaltecos de pequeña escala.

Con el objetivo de desarrollar capacidades teórico-prácticas en las personas de las diferentes organizaciones participantes, los especialistas del CIMMYT y del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA) de Guatemala a cargo de las sesiones de capacitación, trataron temas como el diagnóstico de parcela y año cero, fertilidad integral, manejo integral de malezas, manejo agroecológico de plagas, manejo integrado de enfermedades, y manejo poscosecha de granos básicos.

Con estas primeras actividades de capacitación, AgriLAC Resiliente impulsa también el desarrollo de los Innova Hubs, un modelo o sistema de innovación agrícola que el CIMMYT y sus colaboradores desarrollaron en México y ha permitido la adopción de tecnologías agrícolas sustentables entre amplios sectores de agricultores mexicanos. Estas experiencias forman la base de los aprendizajes compartidos en Guatemala y otros países de la región.  

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Tecnologías herméticas ayudan a preservar la diversidad del maíz nativo

Resumen gráfico del efecto de las tecnologías de almacenamiento en el control de plagas de insectos después de la cosecha y la germinación de semillas en maíces nativos mexicanos. (Odjo et al., 2023)
Resumen gráfico del efecto de las tecnologías de almacenamiento en el control de plagas de insectos después de la cosecha y la germinación de semillas en maíces nativos mexicanos. (Odjo et al., 2023)

Los agricultores de pequeña escala que cultivan maíz nativo se enfrentan a importantes desafíos para preservar la biodiversidad de sus semillas de una temporada a otra. Para brindarles alternativas de almacenamiento que minimicen las pérdidas de semillas y mantengan la germinación, un grupo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de Córdoba (ICYTAC) compararon la eficacia de dos prácticas de almacenamiento de semillas, específicamente, costales de polipropileno —que son la práctica convencional de los agricultores— y contenedores herméticos.

Los agricultores desempeñan un papel importante en la preservación de la diversidad de del maíz nativo, por lo que la conservación in situ —es decir, en las mismas parcelas— de esta diversidad es fundamental, particularmente cuando se estima que las pérdidas en la cantidad y calidad del grano y las semillas durante el almacenamiento pueden llegar a ser de hasta el 60 % con las prácticas de almacenamiento convencionales que, regularmente, incluyen el uso de costales de polipropileno con o sin tabletas de fosfuro de aluminio.

Si bien la utilidad de los contenedores herméticos —incluyendo botellas o garrafones de plástico reciclados—para preservar la cantidad y calidad de granos ya ha sido documentada por investigadores del CIMMYT y otras instituciones, esta nueva investigación se centra en evaluar los efectos que tienen las tecnologías de almacenamiento sobre la pérdida posterior a la cosecha y la germinación de las semillas de maíces nativos. 

De acuerdo con el estudio, muestras de cuatro razas de maíz nativo —de grano blanco, amarillo, azul y rosa— de los Valles Altos de México se almacenaron durante tres y seis meses, monitoreando el contenido de humedad y el daño al núcleo de las semillas y analizando, al cabo de los respectivos periodos de almacenamiento, la germinación de las muestras libres de plagas.

Los resultados indican que las muestras de los costales de polipropileno sufrieron daños significativos por el gorgojo del maíz  (Sitophilus zeamais) y el barrenador del maíz (Prostephanus truncatus), alcanzando un poco más del 61 % de daño por insectos y el 23 % de pérdida de peso. En contraste, con los contenedores herméticos las pérdidas fueron mínimas, con un daño máximo por insectos de 4 % y una pérdida de peso de solo 2 %. 

Con respecto a la tasa de germinación de las muestras almacenadas en los recipientes herméticos, el estudio indica que esta fue superior al 90 %, por lo que este nuevo aporte refuerza la evidencia sobre la eficacia de los contenedores herméticos para mantener la cantidad y calidad de las semillas de las razas de maíz nativo mexicano durante el almacenamiento. 

“En el caso del maíz almacenado para usarse como semilla, las tecnologías herméticas pueden limitar los daños causados por las plagas de insectos después de la cosecha y minimizar la pérdida durante el almacenamiento (…) Estas tecnologías podrían promoverse entre los agricultores de pequeña escala en México con el apoyo técnico adecuado (…) para que puedan secar y almacenar semillas en condiciones seguras, lo que es fundamental para preservar la biodiversidad del maíz y fortalecer la seguridad alimentaria”, concluye el estudio. 

Odjo, S., Bongianino, N., González Regalado, J., Cabrera Soto, M. L., Palacios-Rojas, N., Burgueño, J., & Verhulst, N. (2022). Effect of storage technologies on postharvest insect pest control and seed germination in mexican maize landraces. Insects13(10), 878.

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Se gradúan facilitadores certificados de Scaling Scan

Ceremonia virtual de graduación de entrenadores certificados en Scaling Scan. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Ceremonia virtual de graduación de entrenadores certificados en Scaling Scan. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

Como parte de los esfuerzos internacionales para impulsar la innovación agrícola en África, y de frente a los desafíos globales para lograr los objetivos de la Agenda 2030, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se ha sumado al Grupo de Trabajo de Mecanización Sostenible de los Centros de Innovación Verde, una iniciativa de la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ).

Además de su experiencia en mecanización inteligente, el CIMMYT está apoyando los esfuerzos de los Centros de Innovación Verde con el enfoque de escalamiento que ha desarrollado e integrado en la herramienta The Scaling Scan (Panorama de Escalamiento). 

A través de la comunidad de aprendizaje que se gestiona en el sitio scalingscan.org, recientemente nueve miembros del grupo de trabajo de mecanización han sido capacitados y entrenados para convertirse en facilitadores certificados de Scaling Scan.

Los facilitadores que se capacitaron con este curso realizaron sesiones plenarias, tuvieron mentorías y organizaron su propio taller de Panorama de Escalamiento en sus respectivos países. Después de este proceso formativo, recibieron este 2 de marzo su certificación como entrenadores en una  ceremonia de graduación.

Durante el evento, Lennart Woltering —investigador que promueve esta comunidad de aprendizaje— manifestó que con la experiencia de esta segunda edición del programa formativo se busca organizar un tercero para más personas interesadas en escalar innovaciones en otros países. Además, dijo, también se creó un foro para que los facilitadores de las dos ediciones de entrenamiento que se han tenido puedan intercambiar información, preguntas y recomendaciones para desarrollar una estrategia de escalamiento responsable en sus países.

“La intención es que haya un intercambio de información en el sitio para que entre ellos dialoguen sobre cómo crear estrategias de escalamiento realistas, responsables y a largo plazo”, sostuvo el investigador, quien además mencionó que en marzo se publicará en el citado sitio de internet una herramienta digital del Scaling Scan dirigida tanto a entrenadores como a otras personas interesadas en utilizar la herramienta. 

The Scaling Scan es una herramienta práctica y accesible para ayudar a saber si un proyecto, innovación o tecnología es escalable y cuáles son los siguientes pasos para hacerlo. Desarrollada por investigadores del CIMMYT y la Netherlands Development Organisation (SNV), con el soporte de GIZ, esta herramienta metodológica ya ha sido aplicada con éxito por equipos de varios países en el marco de distintos proyectos nacionales e internacionales. 

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Milpa: hacia la seguridad alimentaria de América Latina

Maíz, frijoles y calabaza en una milpa de Tojolabal, Chiapas (México). (Foto: Fernando Morales/CIMMYT) (Foto: Fonteyne et. al., 2023)
Maíz, frijoles y calabaza en una milpa de Tojolabal, Chiapas (México). (Foto: Fonteyne et. al., 2023)

Además de la combinación maíz-frijol-calabaza —las llamadas “tres hermanas” o “triada mesoamericana”—, la milpa es un espacio rico y diverso en recursos genéticos en el que se puede cultivar chiles, tomates, quelites, leguminosas, frutales, incluso cactáceas, café y hongos, dependiendo de la región.

La plasticidad de la milpa y sus características particulares en cada zona surge de las diversas combinaciones de tipos de suelo, condiciones climáticas, ecosistemas naturales circundantes, tradiciones y dinámicas sociales, saberes locales y necesidades o exigencias agroalimentarias. Así, se puede decir que no existe uno, sino varios tipos de milpas —culturalmente se puede hablar de la milpa otomí, donde se produce chilacayote, agaves, chilaca, flor de calabaza; o la milpa totonaca, que incluye chayotes, tomatillos, quintoniles, yuca, chiltepín, etcétera—.

En contraste con esta enorme diversidad biocultural, los estudios formales sobre los aspectos agronómicos del sistema milpa son limitados. De hecho, entre 1955 y 2021 solo se publicaron 61 estudios centrados en cuestiones agronómicas, revela un artículo reciente desarrollado por investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la Unión Rural de Productores de Cuautempan y Tetela, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), y la Universidad Autónoma Chapingo.

La falta de estudios específicos sobre los sistemas de milpa ha limitado el desarrollo de soluciones agronómicas que, respetando y partiendo de las tradiciones de cultivo, estén adaptadas a las diferentes condiciones locales y a las circunstancias de cultivo actuales —donde el cambio climático y los cambios socioeconómicos han contribuido a que el sistema se practique cada vez menos—. 

Así, apoyado por AgriLAC Resiliente —una iniciativa del CGIAR para aumentar la resiliencia, la sostenibilidad y la competitividad del campo latinoamericano y del Caribe—, el estudio tiene el objetivo de proporcionar un punto de partida para la nueva investigación agronómica sobre la milpa en tanto que se trata de un sistema altamente productivo capaz de proporcionar dietas suficientes y saludables para los agricultores de pequeña escala.

La limitada investigación agronómica formal sobre los sistemas de milpa ha dejado a los agricultores de pequeña escala desatendidos, por lo que han adoptado tecnologías desarrolladas para otros sistemas de producción que no necesariamente funcionan en los sistemas tradicionales. Lo mismo se aplica a los programas de asistencia técnica”, señalan los autores quienes, considerando el gran significado cultural del sistema, mencionan que es necesario conservar la milpa y tomar en cuenta que el sistema ha evolucionado con el tiempo y actualmente enfrenta —y enfrentará— nuevos retos. 

“El cambio climático afectará fuertemente a Mesoamérica, lo que requerirá cambios en las variedades y los cultivos en muchas regiones. Se necesita la evaluación continua de las prácticas bajo las diversas condiciones de las milpas, junto con la investigación de mejora de los cultivos, para generar soluciones de mitigación y adaptación para los agricultores de milpa en las zonas afectadas”, menciona el estudio. 

De entre los aspectos que el estudio identifica como prioritarios para el desarrollo de nueva investigación agronómica destaca la necesidad de reducir las cargas de trabajo en la milpa, ya que esta es una de las razones por las que los agricultores abandonan este sistema. En este sentido, “una opción es la investigación y el desarrollo sobre mecanización a pequeña escala para una preparación del suelo más eficiente, la fertilización, la siembra, el manejo de malezas, la cosecha y la poscosecha”, señala el artículo. 

Una fertilización adecuada  —ya que los diversos cultivos de la milpa tienen diferentes requisitos de fertilizantes—, variedades de frijol y cultivos asociados mejoradas, un manejo de malezas más eficiente —por las complicaciones en este proceso muchos productores optan por monocultivos—, y buenas prácticas poscosecha son otros de los aspectos destacados en donde se requiere nueva investigación para fortalecer la milpa en México y América Latina, región donde se proyecta como un sistema agrícola clave para contribuir a la seguridad alimentaria. 

Al respecto, los autores enfatizan y concluyen que “el aumento de la productividad de la milpa no necesariamente tiene que apuntar a mayores excedentes, sino más bien a mejorar la disponibilidad de alimentos nutritivos y la resiliencia del sistema frente a las limitaciones ambientales y socioeconómicas. Aún así, el sistema milpa puede ofrecer seguridad alimentaria a las familias solo si produce lo suficiente y a través de intervenciones tecnológicas que los agricultores pueden implementar”. 

Fonteyne, S., Castillo Caamal, J. B., Lopez-Ridaura, S., Van Loon, J., Espidio Balbuena, J., Alcalá, L. O., … & Verhulst, N. (2023) Review of agronomic research on the milpa, the traditional polyculture system of Mesoamerica. Frontiers in Agronomy, 5, 5. DOI:10.3389/fagro.2023.1115490    

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Un recorrido por parcela dice más que mil palabras

Recorrido por parcelas de productores participantes en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío (México) (Foto: Agriba Sustentable)
Recorrido por parcelas de productores participantes en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío (México) (Foto: Agriba Sustentable)

“Agricultores, representantes de la agroindustria, técnicos e investigadores nos dimos cita para recorrer parcelas de trigo donde se ha implementado agricultura de conservación como base para una agricultura sustentable”, comenta Arturo Ortiz, quien brinda acompañamiento técnico a productores del Bajío en el marco del proyecto Agriba Sustentable. 

Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Su propósito es impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano que abastecen con su grano a Grupo Trimex, acercándoles tecnologías pertinentes y sostenibles para minimizar el impacto ambiental y reducir sus costos de producción.

“En la parcela del señor Jesús Porras, por ejemplo, lo interesante es que se trata del primer ciclo bajo el sistema de agricultura de conservación, pero en comparación con el resto de sus parcelas con manejo convencional —donde se extraen los residuos de la cosecha del ciclo anterior para venta de forraje y hay un mayor trabajo de suelo — en esa parcela se nota un desarrollo óptimo y podría igualar o mejorar la rentabilidad y el rendimiento con respecto a las otras”.

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza —que mejora la estructura del suelo—, la cobertura del suelo con rastrojo —para protegerlo de la erosión y conservar humedad— y la diversificación de cultivos. Sus beneficios son notables sobre todo después de varios años de practicarse, pero, como en el caso del señor Jesús, esos beneficios pudieron ser  visibles desde el primer ciclo de haberse implementado. 

“La parcela del señor Marcelino Vázquez tiene más de 10 ciclos ininterrumpidos en el sistema de agricultura de conservación. En los tres recientes, además, se ha incluido la siembra de veza (Vicia sativa) como cultivo de servicio, dando como resultado una tonelada más de grano en la zona del cultivo de servicio”, precisa Arturo Ortiz.

“El señor Juan Solís ya tiene varios ciclos trabajando con agricultura de conservación, él incluso ha adaptado su maquinaria y ha tenido rendimientos en trigo superiores al promedio regional. Y señor Ignacio Guillen, él ha mejorado sus suelos significativamente con agricultura de conservación ya que en su zona hay problemas de sodicidad, suelos delgados y degradados. Incluso había zonas de sus parcelas donde no se desarrollaban los cultivos y ahora ni se notan”. 

Arturo Ortiz explica que este tipo de recorridos permite a otros agricultores observar de forma directa los beneficios de la agricultura de conservación y escucharlos en voz de los productores que participan en Agriba Sustentable. Además, durante los recorridos los datos sobre rendimientos, costos de producción y rentabilidad adquieren otro sentido, al igual que las tecnologías que se promueven en el proyecto y entonces la agricultura de conservación, las curvas a nivel, la fertilidad integral, el manejo agroecológico de plagas, entre otras, dejan de ser conceptos abstractos para reflejarse en resultados concretos. 

Con los agricultores como protagonistas, estos recorridos en el marco de Agriba Sustentable se replican por todo el Bajío mexicano y dan testimonio de la asesoría de calidad que brinda el proyecto. Así, con resultados visibles, otros agricultores pueden darse cuenta de la importancia de realizar una agricultura sustentable que, además de ser amigable con el medioambiente, es más rentable para ellos y mejora significativamente la fertilidad y calidad de sus suelos para la producción agrícola, finaliza Arturo Ortiz.