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Agricultura para conservar la naturaleza, un puente entre África y México

Alice Ruhweza durante el Congreso Interamericano de Agua Suelo y Agrobiodiversidad, en Ciudad Obregón, en el estado mexicano de Sonora. (Foto: CIMMYT)
Alice Ruhweza durante el Congreso Interamericano de Agua Suelo y Agrobiodiversidad, en Ciudad Obregón, en el estado mexicano de Sonora. (Foto: CIMMYT)

“Siempre he creído que las soluciones están en el suelo. Por supuesto, el sistema global tiene un papel que desempeñar, pero el trabajo verdadero se da en el suelo, por eso es importante que apoyemos el trabajo de los pequeños agricultores, porque los alimentos que consumimos vienen su trabajo”, mencionó Alice Ruhweza durante el Congreso Interamericano de Agua Suelo y Agrobiodiversidad, organizado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural a través del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). 

Ruhweza es miembro del Consejo Directivo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y es directora en África del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), donde encabeza y supervisa un programa regional que comprende más de 10 países para impulsar un nuevo marco regulatorio y de política pública para la conservación de la naturaleza de la mano de los productores.

A través de la conferencia magistral “Sistemas de alimentos positivos para la gente y el planeta”, Ruhweza enfatizó en el papel central de la agricultura para hacer frente al cambio climático: “La agricultura es responsable del 80 % de la deforestación global, responsable del 39 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, el 70 % del uso de agua dulce y el 70 % de la pérdida de la pérdida de biodiversidad terrestre, pero la agricultura no solo es un problema, también es una solución”, afirmó. 

De acuerdo con Ruhweza , “la solución al cambio climático está en la gente, eso significa que debemos modificar la forma en la que producimos y consumimos. Necesitamos transformar nuestros sistemas agrícolas y debemos hacerlo produciendo, en las mismas tierras que están disponibles actualmente, suficientes alimentos para una población que crece, reduciendo al mismo tiempo el nivel de emisiones provenientes de la agricultura”. 

“Hay tres cosas que podemos hacer: proteger los hábitats naturales que quedan de su conversión a la agricultura; manejar las tierras agrícolas de forma sustentable; y restaurar los suelos degradados. Para acelerar esta transición necesitamos investigación, por eso en WWF trabajamos con el CIMMYT; también necesitamos trabajar con la sociedad civil, con los gobiernos, las empresas, las instituciones financieras. Las alianzas son muy importantes y MasAgro —hoy Cultivos para Méxicoes un gran ejemplo de plataformas que articulan los esfuerzos de todos los sectores”, aseveró la directora regional de WWF, quien además comentó que se tiene el propósito de llevar este modelo desarrollado en México a África. 

Al respecto, Bram Govaerts, director general del CIMMYT, comentó que “Cultivos para México, referido por Alice Ruhweza como una forma de trabajar y coexistir, es una iniciativa que nos ha brindado muchos aprendizajes, particularmente en la forma de colaborar entre los distintos actores involucrados, por eso estamos muy orgullosos de que, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos y el interés de varios países de África, este modelo de innovación agrícola mexicano este siendo solicitado en otras latitudes”. 

Cultivos para México es una iniciativa de la Secretaría de Agricultura que cuenta con el respaldo científico del CIMMYT y el apoyo de organizaciones como el INIFAP, la cual ha impactado en más de un millón de hectáreas y más de 300 mil productores que han adoptado prácticas agrícolas sustentables. Por su relevancia, la iniciativa ha despertado el interés y ha sido replicada en distintos países de América Latina, Asia y África. 

En este sentido, Govaerts recordó a la audiencia que México ha hecho muchas aportaciones al mundo, incluyendo África: “variedades resistentes al gusano cogollero, nuevas formas de trabajar la tierra, la nixtamalización —una técnica que se está adoptando en África para combatir aflatoxinas—, entre otras”, pero también que “hay muchas cosas de África, mucho conocimiento de allá, que podemos aplicar aquí en México”, como las diversas soluciones para integrar agricultura y conservación de la naturaleza referidas por Ruhweza.

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Con modelo de innovación agrícola desarrollado en México buscan mejorar el campo latinoamericano

Taller de planeación del Innova Hub Oriente de Honduras. (Foto: CIMMYT)
Taller de planeación del Innova Hub Oriente de Honduras. (Foto: CIMMYT)

AgriLAC Resiliente es una iniciativa del CGIAR —consorcio de centros de investigación internacionales del cual forma parte el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— que busca transformar los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe, aumentando la resiliencia, los servicios ecosistémicos y la competitividad de estos sistemas de la región. 

En el marco de su implementación en Guatemala y Honduras, un equipo de técnicos e investigadores de México que colaboran con el CIMMYT están compartiendo la experiencia con distintos proyectos desarrollados en territorio nacional a fin de integrar y hacer más sólidas las redes de colaboradores que estarán promoviendo innovaciones agrícolas en estos países de Centroamérica en el marco de esta iniciativa.

Una de las experiencias más exitosas gestada y desarrollada en México por el CIMMYT y diversos colaboradores de todos los sectores es el Hub o nodo de innovación. Este modelo o sistema de innovación agrícola ha permitido, por ejemplo, que más de 300 mil agricultores que cultivan maíz, trigo y cultivos asociados ahora lo hagan con tecnologías sustentables de MasAgro —hoy Cultivos para México—, en más de un millón de hectáreas en todo el territorio rural del país con las más diversas condiciones agroecológicas. 

Durante el desarrollo de los talleres para la integración e implementación de los primeros hubs en los citados países, o Innova Hubs, como se les ha denominado en el marco de esta iniciativa, el equipo del CIMMYT que trabaja en la iniciativa explica que el modelo del Hub va más allá de una estructura física compuesta por plataformas de investigación agrícola, módulos de innovación —parcelas de productores donde se comparan las prácticas convencionales y las innovaciones— y áreas de extensión —parcelas de productores que deciden innovar y reciben acompañamiento técnico para hacerlo—. 

“Lo que busca un hub es la mejor manera de adaptar y adoptar las innovaciones agrícolas que se han identificado como las más pertinentes para cada lugar, pero al mismo tiempo aporta una metodología útil y práctica para gestionar el conocimiento; es decir, ayuda a articular los esfuerzos de los distintas organizaciones o actores para llevar el conocimiento científico a más personas, buscando que ese conocimiento o evidencia científica se ocupado de manera práctica, de manera muy operativa por los integrantes de un territorio para su beneficio”, señala Jaime Leal, gerente del Hub Pacífico Sur del CIMMYT.  

Así, ASOCUCH, CEDRO y ASORECH, en Guatemala; y CASM y ARSAGRO en Honduras, son las organizaciones anfitrionas que han colaborado con el CIMMYT en la organización de los talleres para el establecimiento oficial de cuatro Innova Hubs, dos en cada país. En los talleres han participado muchos otros actores y organizaciones locales que, gracias a su amplia trayectoria en sus propios países, han ayudado a identificar los principales retos o puntos críticos retos que deben abordarse para lograr sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles. 

En Guatemala, por ejemplo, la falta de investigación, la falta de recursos financieros y de desarrollo de capacidades locales fueron los aspectos que se identificaron como prioritarios para lograr sistemas agroalimentarios resilientes y sostenibles. También se identificaron retos adicionales, como el alto costo de insumos para producción, la falta de formación en interpretación de información agroclimática, la falta de gestión de riesgo e incertidumbre, brechas de género y falta de pertinencia cultural de algunas intervenciones previas o existentes. 

Además de estos retos, los representantes de las organizaciones que participaron en los talleres en Guatemala —Mercy Corps, IARNA-URL, MAGA, ICC, Popoyán, USAID, PMA, UICN, USAC, IFAD, ICTA, entre otras— identificaron que las áreas más críticas de frente a la suma de esfuerzos en el marco de la iniciativa son el cambio climático, la seguridad alimentaria y la migración.

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Gobierno de Iguala y el CIMMYT trazan colaboración en beneficio del campo guerrerense

Autoridades municipales de Iguala (Guerrero, México) durante su visita a las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: CIMMYT)
Autoridades municipales de Iguala (Guerrero, México) durante su visita a las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: CIMMYT)

La agricultura en Guerrero, México, enfrenta grandes retos. Por un lado, el complejo contexto social por el que atraviesa el estado y, por otro, los efectos del cambio climático que han contribuido a una disminución de la producción y a un aumento de la vulnerabilidad ante fenómenos meteorológicos extremos, particularmente huracanes. 

De acuerdo con el Atlas Nacional de Vulnerabilidad al Cambio Climático, 64 de los 81 municipios guerrerenses están considerados en alguno de los tres niveles de priorización de municipios vulnerables al cambio climático. El municipio de Iguala de la Independencia, de acuerdo con este instrumento de monitoreo, es uno de los 40 municipios de la entidad ubicado en el primer nivel de priorización. 

Ante este escenario, autoridades municipales de Iguala y técnicos e investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se reunieron el pasado 11 de noviembre en la sede global del CIMMYT, en Texcoco, Estado de México, a fin de fortalecer la alianza entre estas dos organizaciones en beneficio de los agricultores de Iguala. 

Esta reunión tiene como antecedente acercamientos previos entre el equipo técnico del Hub Pacífico Centro del CIMMYT y Cristóbal Torreblanca Carbajal, secretario de Desarrollo Rural y Sustentabilidad; Griselda Pesero Benítez, regidora de Desarrollo Rural; y Arturo Galindo Baza, regidor de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Ayuntamiento Municipal de Iguala de la Independencia.

“La primera reunión surgió después de que, en 2021, junto con Ana Karen Munguía Manilla, formadora del CIMMYT, se realizara un evento demostrativo sobre estimación de rendimiento en un módulo que instalamos en ese municipio. Allí estuvieron presentes el secretario de Desarrollo Rural y Sustentabilidad y Edgar Peralta González, director de Desarrollo Rural. A partir de ahí las autoridades solicitaron a la formadora coordinar actividades y colaborar conjuntamente en el desarrollo del campo del municipio”, puntualiza Eliud Pérez Medel, gerente del Hub Pacífico Centro del CIMMYT. 

A partir de las necesidades detectadas en los productores de la región, y de los distintos acercamientos con las autoridades municipales de Iguala para definir un proyecto de colaboración, el equipo técnico del CIMMYT presentó una propuesta para el municipio, misma que constituyó el eje de la reunión en la sede global del CIMMYT. 

El proyecto agrícola para Iguala contempla la difusión de innovaciones tecnológicas sustentables para productores de maíz y cultivos asociados de la región, con el objetivo de aumentar rendimientos, mejorar la calidad de granos y la rentabilidad de los cultivos, además de la disminución de impactos ambientales, siendo este punto una prioridad para el gobierno municipal dado el registro histórico de los fenómenos asociados al cambio climático.  

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Previniendo amenazas futuras

Cultivo de trigo en campo experimental del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Cultivo de trigo en campo experimental del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

En el año 2016 la llegada repentina e inesperada de la enfermedad ‘explosión de trigo’ a Bangladés afectó unas 15 mil hectáreas de trigo en ese país asiático, reduciendo la producción casi en 30 % ese año, hecho que representó una seria afectación a la seguridad alimentaria de aquella nación. 

¿Se pudo prever la llegada de esta enfermedad (causada por el hongo Magnaporthe oryzae patotipo Triticum) a este país de Asia cuando históricamente solo se había presentado en países sudamericanos como Brasil, Bolivia y Argentina, que es la región de donde es originaria la enfermedad?, ¿se podría identificar en dónde se presentará el patógeno en un futuro?  

En un contexto donde el riesgo de brotes de enfermedades de los cultivos está aumentando dado el comercio mundial de productos agrícolas básicos, predecir en qué lugar específico del mundo ocurrirá el siguiente evento que ponga en riesgo la sanidad vegetal y la seguridad alimentaria de una nación es una tarea compleja, pero que se debe intentar para canalizar mejor los esfuerzos de prevención. 

El estudio de las condiciones climáticas idóneas en donde prospera el hongo que causa la enfermedad y el desarrollo de modelos matemáticos apropiados para la materia amplían la posibilidad de orientar mejor los esfuerzos para monitorear la presencia de patógenos y la priorización regional en el desarrollo de estrategias de gestión que pueden incluir variedades resistentes, métodos de control y sistemas de alerta temprana. 

Partiendo de esto y de estudios previos a nivel local y con variables específicas, un grupo de investigadores del Centro International de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se dio a la tarea de evaluar a gran escala y a largo plazo la idoneidad climática para el desarrollo del hongo causante de la explosión de trigo (tomando en cuenta cerca de cuatro décadas de datos climáticos y una amplia gama de variables) y, basándose en el análisis de los resultados obtenidos de datos meteorológicos de alta resolución y un modelo matemático de infección, obtuvieron una estimación de la presión potencial que puede ejercer el hongo a escala continental. 

“Nuestros resultados sugieren una idoneidad diferencial para el desarrollo del hongo y una gran variación entre años en algunas áreas clave productoras de trigo en Asia”, señala Carlo César Montes, uno de los investigadores que desarrrolaron el análisis, quien refiere que se observa riesgo potencial en Bangladés, Myanmar y algunas zonas específicas en India, aunque también riesgos limitados en Afganistán, Pakistán y en el centro de China. 

Estudios anteriores sugerían que la enfermedad podría extenderse a áreas con climas húmedos y cálidos (algunos apuntando a Etiopía y los Estados Unidos como susceptibles de riesgo). En este sentido, “Es importante señalar que nuestros resultados también destacan una asociación más fuerte entre la humedad relativa y la infección por el hongo causante de la exposición del trigo que con el régimen de temperatura. En consecuencia, las mejoras futuras deben investigar más a fondo en esa línea y, aunque sigue siendo de naturaleza preliminar, nuestros resultados pueden ayudar en el desarrollo o refinamiento de sistemas de alerta temprana y servicios climáticos agrícolas asociados con esta enfermedad y otras similares”, finaliza el investigador del CIMMYT. 

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México se integra a red de extensión agrícola mundial

De izquierda a derecha: el productor Carmelo Sánchez y los técnicos Eugenio Telles y José Luis Montero, en Candelaria, en el estado mexicano de Campeche. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
De izquierda a derecha: el productor Carmelo Sánchez y los técnicos Eugenio Telles y José Luis Montero, en Candelaria, en el estado mexicano de Campeche. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

El extensionismo rural hace referencia, en general, al proceso mediante el cual los nuevos conocimientos en agricultura —surgidos principalmente de centros de investigación y universidades— se hacen extensivos o se acercan a los agricultores. 

Desde hace más de una década se creó el Foro Global para los Servicios de Asesoría Rural (GFRAS, por sus siglas en inglés) para desarrollar una red de profesionales especializados en la transferencia de esos conocimientos a los productores y familias agricultoras de todo el mundo. Antes de 2020, sin embargo, América del Norte —México, Estados Unidos y Canadá— no era miembro formal de dicha red global. 

Tras consultas con los gobiernos y diversas instituciones de los tres países, en 2020 se creó la Red de Asesoría Agrícola de América del Norte (NAAAN, por sus siglas en inglés), la más reciente de las redes regionales del GFRAS en cuyo comité directivo se encuentran líderes agrícolas de toda la región, incluidos, ex officio, los titulares de las secretarías o ministerios de agricultura de los tres países de la región. 

La NAAAN busca intensificar el debate sobre el extensionismo agrícola y, a su vez, proporcionar una plataforma de colaboración entre los tres países para compartir conocimientos e información sobre programas y prácticas de extensión agrícola. Entre los temas prioritarios para la creación de redes compartidas, la investigación y el intercambio de esta nueva red regional se encuentra la biodefensa y bioseguridad, la salud del suelo y gestión del agua, y la capacitación. 

Uno de los primeros pasos para propiciar la creación de redes entre las partes interesadas en América del Norte —y con sus homólogos en todo el mundo— fue un ejercicio de mapeo sobre el contexto histórico y actual del extensionismo en los tres países a fin de desarrollar información de referencia para las actividades de la NAAAN. 

Derivado de ese estudio, recientemente se publicó el documento ‘Alimentar a América del Norte a través de la extensión agrícola: un informe de la Red de Asesoramiento Agrícola de América del Norte (NAAAN)’, el cual incluye la historia del extensionismo en la región e información obtenida mediante una encuesta aplicada en 2021 a más de 500 participantes en Canadá, México y los Estados Unidos.

El capítulo dedicado a México, que destaca el extensionismo desarrollado a través de Cultivos para México, una iniciativa de la Secretaría de Agricultura y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), está integrado con colaboraciones de especialistas de la dependencia federal y el centro de investigación en mención, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Colegio de Posgraduados (COLPOS), el Instituto Nacional para el Desarrollo de Capacidades del Sector Rural, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste y otras instituciones.

El informe brinda el panorama del extensionismo en cada país de la región, sus marcos institucionales, orígenes históricos, fuentes de financiación, entre otros aspectos. Además, permite contrastar los distintos enfoques de extensión agrícola y visualizar los retos comunes de la región a la hora de prestar servicios de extensión. El informe puede leerse completo en español en: https://naaan.csusystem.edu

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Inician jornadas con líderes comunitarios

Jornadas con líderes comunitarios en Oaxaca, México. (Foto: Rausel Ovando/CIMMYT)
Jornadas con líderes comunitarios en Oaxaca, México. (Foto: Rausel Ovando/CIMMYT)

Desde el año 2017, la diversificación de cultivos y la asociatividad para facilitar el acceso a mercados han sido los motores de un proyecto en beneficio de las comunidades dedicadas a la agricultura de pequeña escala en el sur y sureste de México. A cinco años de haber iniciado, el proyecto ahora centra sus esfuerzos para hacer de esos motores la base del empoderamiento de las comunidades. 

Se trata de ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que, en el marco de su tercera fase, busca impulsar el desarrollo de líderes comunitarios, particularmente mujeres. 

“El día de ayer trabajamos con alrededor de 21 líderes comunitarios, cada uno representa una comunidad rural. Son productores de San Mateo del Mar, Salina Cruz, Santo Domingo Tehuantepec y otros municipios de la región que se conoce como el Itsmo seco, que tiene zonas planas y temporal errático. El día de hoy se trabajó con aproximadamente 40 líderes del Bajo Mixe, donde hay zonas planas y lomeríos. El día de mañana vamos a otra comunidad donde se espera que haya entre 25 y 30 líderes de zonas de laderas, con pequeñas superficies de cultivo y alta presencia de comunidades indígenas”, comenta José Rausel Ovando, coordinador técnico del Hub Pacífico Sur del CIMMYT.

Estas jornadas con líderes comunitarios que comenzaron esta semana se extenderán hasta haber recorrido todas las regiones donde el proyecto ha tenido alcance, prácticamente en todo el estado y con productores que, ahora y en buena medida debido a esta iniciativa, producen una gran diversidad de cultivos: ajonjolí, jamaica, limón, diversas leguminosas y maíces nativos, entre muchos otros. 

En estas jornadas los líderes comunitarios “comparten sus experiencias y resultados tanto en el aspecto agronómico como en los temas de asociatividad, mercado, también cómo les ha ido con los productos que han vendido, si se han asociado para hacer compras consolidadas o ventas consolidadas. Igualmente, los colaboradores que nos ayudan a implementar el proyecto comparten sus experiencias y, al final, los líderes comunitarios validan o adecúan los planes de trabajo que en conjunto se han desarrollado para sus comunidades en esta nueva fase del proyecto”, señala José Rausel. 

“Las comunidades, representadas por estos líderes comunitarios, tienen intereses diversos, algunas más en temas de comercialización y precios justos, algunas más quieren seguir con la diversificación porque quieren continuar probando nuevos cultivos, o bien, algunas otras comunidades buscan resolver situaciones específicas de cultivos que ya producen”, comenta el especialista del CIMMYT, enfatizando en que también se abordan con ellos las particularidades de los componentes del proyecto: producción sustentable y liderazgo, acceso o inclusión financiera, mercados y modelos de negocios, y una novedosa propuesta sobre centros de semillas. 

Sobre cómo se eligieron a estos líderes comunitarios y cuál es su papel en el proyecto, José Rausel señala que “han sido los propios grupos de productores los que han elegido a sus representantes, por una parte, porque son conocidos en sus comunidades y participan activamente en las actividades tradicionales propias de cada localidad, pero también porque ya tienen experiencia con los trabajos que hemos venido realizando con el proyecto en las fases pasadas”. 

Estos líderes son personas que se han involucrado notablemente, comparten el conocimiento que adquieren en las actividades de capacitación, e incluso nos han dado semilla de la que han producido para compartir con otros agricultores. Además, tienen otras características importantes para representar a sus comunidades:  saber leer y escribir, tienen facilidad de palabra para comunicarse con sus demás compañeros y, en general, el interés y compromiso con el desarrollo de sus comunidades”, finaliza José Rausel. 

 

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Cempasúchil y cambio climático

Flor de cempasúchil en ofrendas de la Mixteca. (Foto: Gabriel Estrada)
Flor de cempasúchil en ofrendas de la Mixteca. (Foto: Gabriel Estrada)

Las cadenas de suministro de los productos del campo y los medios de vida de los agricultores se ven alterados cada vez más por los efectos del cambio climático. Las sequías prolongadas, las lluvias fuera de ciclo o torrenciales y la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos constituyen la nueva normalidad climática que pone a prueba la capacidad de adaptación de los hogares rurales, particularmente de las familias dedicadas a la agricultura en pequeña escala. 

“Desde el 2016 hemos detectado la necesidad de modificar fechas de siembra para menguar los impactos de la canícula en los cultivos y aprovechar mejor las lluvias. Así fue como llegamos al cempasúchil (Tagetes erecta) y la borla (Celosia cristata)”, comenta Carlos Barragán, técnico de Agricultura Familiar y Agronegocios, una de las organizaciones que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas agrícolas más sustentables. 

Desde el punto de vista agronómico, el cempasúchil tiene propiedades para el control de plagas y es un abono verde notable. Además, su cultivo constituye una opción viable para contextos donde hay poca disponibilidad de agua debido a que su requerimiento hídrico es menor que otros cultivos. Aún así, encontrar las fechas óptimas de siembra en un contexto de cambio climático es todo un reto para los productores. 

Venta de cempasúchil, proveniente de Oaxaca, en el mercado de Jamaica de la Ciudad de México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Venta de cempasúchil, proveniente de Oaxaca, en el mercado de Jamaica de la Ciudad de México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

El cambio climático pone en riesgo la producción de cempasúchil: “Al ser la flor con mayor demanda para la celebración del Día de Muertos, tiene un periodo de venta muy específico, así que los productores a partir de su experiencia han definido fechas de siembra que les permita tener flor de calidad a finales del mes de octubre. No obstante, en los últimos años se ha detectado un incremento en la temperatura que repercute en el desarrollo y floración del cempasúchil, por lo cual una de las estrategias que se han implementado es modificar la fecha de siembra y el manejo del cultivo”, señala Barragán.

“Cuando no se realizan actividades de adaptación de los cultivos al cambio climático se obtienen resultados negativos para el productor. Para el caso específico del cempasúchil se obtiene flor de menor calidad que es castigada por el mercado con un menor precio o haciendo más difícil la venta”, menciona el técnico, enfatizando en que además existen factores culturales, como diversas festividades religiosas, que es necesario tomar en cuenta para brindar a los productores opciones viables. 

De acuerdo con el Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación más reciente publicado por la FAO, diversificar los cultivos ayuda también a diversificar los riesgos y reducir la vulnerabilidad a las perturbaciones y tensiones generadas por la variabilidad climática. En este sentido, es necesario seguir promoviendo la diversificación de cultivos a la vez que realizar actividades de adaptación de estos al cambio climático. 

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Escalar capacidades

Equipo del Hub Pacífico Sur del CIMMYT durante un taller de escalamiento en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Equipo del Hub Pacífico Sur del CIMMYT durante un taller de escalamiento en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable cuyos beneficios varían dependiendo del cultivo, el suelo, las condiciones de lluvia, así como de las prácticas agrícolas con que se acompaña a sus componentes básicos —mínimo movimiento del suelo, aprovechamiento del rastrojo como cobertura y diversificación de cultivos—. Cuando es bien implementado es un sistema del que hay suficientes pruebas de mejoras en las condiciones del suelo, reducción en las emisiones de CO2 y reducciones significativas en los costos de producción. 

¿Por qué a pesar de los resultados positivos que brinda la agricultura de conservación sus tasas de adopción siguen siendo bajas, particularmente entre los agricultores de pequeña escala? A partir de esta pregunta un grupo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha publicado recientemente un estudio sobre el desarrollo de capacidades para escalar la agricultura de conservación en sistemas agrícolas de pequeña escala en América Latina, el sur de Asia y el sur de África.

Normalmente, la idea de escalamiento que prevalece en muchas organizaciones es la de llegar a más usuarios finales capacitando a más personas cada vez. Sin embargo, esta idea representa un enfoque simplista de un proceso que es mucho más rico y complejo que la simple capacitación individual. En este sentido, el estudio pone particular énfasis en exponer aquellas dimensiones del escalamiento que habitualmente quedan ocultas, pero que son fundamentales.

Los niveles de organización, cooperación y entorno propicio son ejemplos de los otros niveles de desarrollo de capacidades. Sobre estos,  generalmente hay poca conciencia y orientación para diseñar e implementar estrategias que permitan abordar de una forma más integral los proyectos que buscan escalarse.

En este sentido, y ante la ausencia de un marco conceptual que permita planificar y evaluar el desarrollo de capacidades para escalar las diferentes innovaciones, el estudio propone un marco conceptual para escalar innovaciones complejas en sistemas agrícolas de pequeña escala que “puede servir como modelo para que otras iniciativas busquen y promuevan ejemplos concretos de lo que implican los diversos niveles de desarrollo de capacidades para su público objetivo”, señala el artículo. 

“Estamos abogando por una mayor atención al desarrollo de capacidades más allá del nivel individual y por una mayor intencionalidad en el diseño e implementación de actividades que aborden el desarrollo de capacidades a nivel organizacional, de cooperación y del sistema, ya que estos son críticos para la transición a sistemas alimentarios sostenibles, justos y resilientes”, comentan los autores del estudio que puede leerse completo aquí. 

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México aporta claves para enfrentar los desafíos del cambio climático en el cultivo de trigo

Cultivo de trigo en la sede del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Cultivo de trigo en la sede del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

El trigo es un cultivo de importancia mundial, pero el rápido avance del cambio climático afecta cada vez más su producción. En Argentina, el mayor productor de trigo de Latinoamérica, por ejemplo, recientemente se recortó la estimación de cosecha en tres millones de toneladas debido a una sequía prolongada. 

México no está exento de estos desafíos a la seguridad alimentaria impuestos por el cambio climático. De acuerdo con Cámara Nacional de la Industria Molinera, el actual sobreprecio del trigo —que ya impacta en la economía de las familias mexicanas— no solo se debe al conflicto armado en Europa del Este, sino también porque el clima ha ocasionado daños en cosechas importantes de los principales proveedores de trigo. 

Efectos como estos confirman que es urgente desarrollar variedades de trigo adaptadas a las nuevas condiciones climáticas. En el mundo existen muchas variedades locales de trigo y trigos silvestres con un gran potencial para enriquecer la diversidad genética del cultivo y mejorar rasgos como el rendimiento de grano y la resistencia a las enfermedades. Sin embargo, los procesos para introducir las características que podrían resultar beneficiosas a los cultivos de trigo toman tiempo.

Ya que utilizar a favor la variación natural del trigo se ha vuelto esencial para abordar los desafíos del cambio climático y la seguridad alimentaria mundial, es necesario encontrar vías más rápidas para que los mejoradores puedan desarrollar las variedades más apropiadas que los agricultores y la sociedad necesitan. 

Afortunadamente, el desarrollo de nuevas herramientas de genómica y bioinformática ahora abren la posibilidad de aprovechar de mejor manera los materiales de trigo disponibles en los bancos de germoplasma más importantes de este cultivo, como los ubicados en México y Siria, resguardados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA, por sus siglas en inglés), respectivamente. 

En este contexto, un estudio desarrollado por científicos del CIMMYT y diversos colaboradores está permitiendo aumentar la comprensión y el manejo de la diversidad de los parientes ancestrales del trigo en el enriquecimiento de los cultivares de élite modernos —aquellos seleccionados, entre muchos otros, porque poseen las características o muestran una serie de rasgos agronómicos altamente deseables—, mejorando en gran medida las posibilidades de explotar la variación natural hasta ahora infrautilizada y contribuyendo a la adaptación del trigo a los escenarios de cambio climático.

En esta investigación destaca el apoyo de Cultivos para México —proyecto impulsado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT—, a través del cual se evaluaron materiales específicos en tres ubicaciones del territorio nacional, “identificando 35 líneas que superaron al mejor control en entornos de riego, estrés por calor y estrés por sequía. Dos de estas líneas fueron seleccionadas para pruebas de rendimiento de élite en condiciones de riego en el Bajío, la segunda mayor área productora de trigo de México”, indica el artículo derivado de esta investigación. 

Este estudio, que forma parte del Informe Anual 2021 del CIMMYT, señala también que en México se han utilizado seis líneas de rendimiento superior para ampliar la diversidad del germoplasma nacional para la tolerancia al estrés abiótico —es decir, el generado por factores como sequía, calor, frío, exceso de agua, etcétera—. Además, se han seleccionado siete líneas que muestran un grano más alto en hierro y zinc, lo que abre nuevas posibilidades para futuros programas de cruzas. Te invitamos a leer esta y otras investigaciones destacadas en el Informe Anual 2021 del CIMMYT.

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Milpa, un sistema fundamental para la seguridad alimentaria

La productora Lidia María González Hernández, de Santa María Teopoxco, en Oaxaca, México, muestra su milpa en donde cultiva variedades de maíz nativas. (Foto: CIMMYT)
La productora Lidia María González Hernández, de Santa María Teopoxco, en Oaxaca, México, muestra su milpa en donde cultiva variedades de maíz nativas. (Foto: CIMMYT)

En México y otros países de Latinoamérica, el maíz, además de ser un alimento fundamental, forma parte de un entramado cultural rico y diverso. De hecho, el maíz se desarrolló en un sistema agrícola y cultural único en el mundo: la milpa, o más precisamente las milpas, ya que, desde el punto de vista cultural, este sistema de policultivo está encarnado en la cosmovisión propia de cada comunidad, por lo que al sistema de maíz-frijol-calabaza —las llamadas tres hermanas— se le agregan otros cultivos —como chile, maguey, chilacayote, café, etcétera— además de sus respectivas tradiciones, mitos y ritos.  

La milpa surgió en Mesoamérica y, por diversos procesos históricos y socioeconómicos, en los países que comprendía esta antigua zona cultural —gran parte de México y hasta Costa Rica— se ha ido perdiendo para dar paso a los monocultivos. Para contrarrestar esta situación, actualmente diversas organizaciones y gobiernos impulsan la revitalización de la milpa porque este sistema es, potencialmente, una de las mejores vías para lograr la seguridad alimentaria y nutricional en la región. 

El sistema milpa es un ejemplo de un sistema eficiente de cultivos múltiples/mixtos que tiende a ser más productivo y eficiente en el uso de luz, nutrientes y agua que los sistemas de monocultivo, dada su dinámica interna de complementariedad, competencia y facilitación”, refiere un estudio desarrollado y publicado por un grupo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México.

El estudio refiere que, en condiciones específicas, la milpa de maíz-frijol-calabaza puede ser entre 60 y 90% más productiva que un monocultivo de maíz. Para el caso de análisis del estudio —desarrollado en milpas de Guatemala—, detallan, los sistemas de milpa produjeron significativamente más otros nutrientes esenciales, de manera que las asociaciones maíz-frijol-faba, maíz-papa y maíz-frijol-papa proporcionaron la mayor cantidad de carbohidratos, proteínas, zinc, hierro, calcio, potasio, ácido fólico, tiamina, riboflavina, vitamina B6, niacina y vitamina C.

De acuerdo con los autores del artículo, una hectárea de milpa puede satisfacer las necesidades anuales de carbohidratos de más de 13 adultos y brindar suficiente proteína para casi 10 adultos. Basado en datos de casi mil hogares en 59 localidades de Guatemala, el estudio es el primero en relacionar la diversidad de cultivos de milpa con la capacidad nutricional, utilizando múltiples parcelas y combinaciones de cultivos.

Este estudio de 2021 es producto del trabajo del proyecto BuenaMilpa —que se desarrolló en Guatemala impulsado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) y el CIMMYT— y es una de las diversas muestras de investigación colaborativa referida en el más reciente reporte anual del CIMMYT, institución de investigación internacional a través de la cual México mantiene una importante colaboración científica con el mundo. 

En un contexto mundial donde prevalecen los conflictos, el calentamiento global, la subida de precios, y las desigualdades y tensiones internacionales, el trabajo de instituciones como el CIMMYT y sus colaboradores a través de investigaciones y proyectos conjuntos se vuelve crucial para la seguridad alimentaria. Te invitamos a leer el informe completo aquí.