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Excellence in Agronomy fomenta la colaboración científica en Latinoamérica

Localidades registradas con e-Agrology en Chugay, Perú. (Imagen: Centro Internacional de la Papa)
Localidades registradas con e-Agrology en Chugay, Perú. (Imagen: Centro Internacional de la Papa)

“La red de plataformas inició en 2011, pero ahora está entrando en una nueva fase, donde con nuevas iniciativas como AgriLAC Resiliente, Excellence in Agronomy, con proyectos como Cultivando un México Mejor, con Heineken México, o Agriba Sustentable con Pepsico y Grupo Trimex buscamos mejorar los sistema de producción no solo en el país, sino en toda la región”, comenta Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

“Las plataformas no son únicamente trabajo del CIMMYT, si no también trabajo de los colaboradores y así se fomenta la colaboración entre muchos actores: gobierno, entidades privadas, otros centros de investigación internacionales”, como el Centro Internacional de la Papa (CIP), menciona el investigador.

En este sentido, David Ramírez, investigador del CIP, comenta que “hemos venido a divulgar lo que hemos estado haciendo en Perú dentro de la iniciativa Excellence in Agronomy. Hemos tenido la dicha de traer al alcalde de Chugay, que es justamente el distrito donde estamos haciendo nuestro estudio de caso. Lo que hacemos básicamente es aplicar metodologías y tecnologías generadas aquí en el CIMMYT, como  e-Agrology, que nos permite registrar los datos agronómicos de las parcelas de nuestros productores, haciendo que nuestras bases de datos sirvan para tomar mejores decisiones”.

“Estoy muy contento por esta invitación ya que hemos venido a capacitarnos para tener estas experiencias que son de mucho beneficio y poder replicarlas en mi distrito. Nos vamos muy nutridos de estas capacitaciones que hemos tenido y poder hacer la réplica en Chugay, distrito que es más conocido como «el rey de la papa», donde estas herramientas nos ayudarán a tener mejores suelos y una mejor producción, en este caso nuestro producto bandera que es la papa”, comenta Sandro Rodríguez Arteaga, alcalde del distrito de Chugay, Perú.

Hemos adaptado e-Agrology, que está diseñada para maíz y trigo, para los sistemas andinos de papa. Es la primera vez que se hace esto, es la primera vez que se incorpora el cultivo de papa a esta herramienta y básicamente lo que hace es una especie de biografía de lo que tienen los agricultores en el campo. Es la primera vez que estamos sistematizando datos de pequeños productores de papa andinos y hacer que esa información sirva para tomar decisiones, enfatiza David Ramírez.

De acuerdo con los investigadores que participaron en el análisis tipológico para la caracterización de pequeños agricultores de papa en Chugay, Perú, un total de 608 pequeños productores de papa fueron registrados durante la campaña agrícola 2021-2022 usando la plataforma digital e-Agrology. Así, se obtuvieron datos de interés sobre el agricultor, eventos de siembra/cosecha, variedades usadas, factores limitantes observados en las parcelas, productividad, entre otros. Con esta información, se realizaron análisis que permitieron identificar aspectos que deberían abordarse en el futuro, como la implementación de un sistema de asesoramiento climático para la optimización de las fechas de siembra y/o reducción del efecto de las heladas; mayor acceso a la información de mercado para orientar la producción de papa en función de la demanda; o el mejoramiento de los sistemas de semillas para permitir el acceso a una mayor diversidad de variedades de papas utilizando semillas limpias.

Excellence in Agronomy  es una iniciativa global. Trabaja en diferentes partes del sur global y una de ellas es Latinoamérica, básicamente lo que buscamos son soluciones agronómicas que sean escalables. La experiencia del CIMMYT con agricultura de conservación, por ejemplo, es muy importante dentro de estas soluciones agronómicas”, señala el investigador del CIP, quien enfatiza que las soluciones contempladas también deben ser pertinentes en plano social y cultural para que puedan ser fácilmente adoptadas por las comunidades.

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En Sinaloa el rastrojo vale

Productor de Sinaloa muestra el rastrojo de su parcela. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Productor de Sinaloa muestra el rastrojo de su parcela. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Sinaloa no quema #EnSinaloaElRastrojoVale es una campaña de concientización orientada a prevenir las quemas agrícolas y dar valor a los restos de cultivo (llamados rastrojos o socas). Promovida por un amplio conjunto de organizaciones, la campaña busca que los productores comprendan que lo mejor es aprovechar el rastrojo, ya que eso genera bondades para sus tierras y las hace más fértiles y productivas.

Si bien la quema de restos de cultivo ha sido una práctica común en Sinaloa, esta altera el medioambiente local y provoca problemas de salud en los humanos. Una mejor opción es aprovechar las socas en lugar de quemarlas.

Al incorporar las socas al suelo se incrementa su contenido de materia orgánica, mejora su estructura física, se reducen costos de aplicación de fertilizantes químicos, se evita la contaminación ambiental y se mejora la actividad biológica del suelo. Es decir, al no quemar se conservan los microorganismos del suelo y su amplios beneficios.

¿Por qué es importante la vida microscópica del suelo? Porque numerosos tipos de organismos microscópicos que conviven en el suelo, como bacterias y hongos, pueden ofrecer grandes beneficios a los agricultores ya que, al participar en la degradación de la materia orgánica y en los ciclos de elementos (como el carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, hierro, y otras sustancias que aportan a la fertilidad del suelo), también contribuyen a la formación del suelo.

Se estima que en un centímetro cúbico de suelo sano hay cerca de 600 millones de organismos vivos y en una hectárea de suelo puede haber hasta 1,5 millones de lombrices. Además, muchos de los microorganismos del suelo viven alrededor de las raíces de las plantas e influyen en su crecimiento pues les ayudan a absorber nutrientes y las protegen o evitan el ataque de microorganismos patógenos.

Sinaloa NO QUEMA es una campaña impulsada por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, el Ayuntamiento de Salvador Alvarado, CIMMYT, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, AARFS,  AARSP, AARC, SAFINSA y otras organizaciones que se unen a este esfuerzo para hacer que la agricultura de Sinaloa sea más rentable, productiva y sustentable. ¡Súmate!

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¿Qué es Excellence in Agronomy?

Investigadores de la Red Latinoamericana de Investigación Agronómica durante el Simposio Internacional de Plataformas de Investigación 2023. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Investigadores de la Red Latinoamericana de Investigación Agronómica durante el Simposio Internacional de Plataformas de Investigación 2023. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Con 500 millones de pequeñas parcelas en todo el mundo —la mayoría de temporal—proporcionando hasta el 80 % de los alimentos que se consumen en gran parte de los países en desarrollo, es necesario ofrecer alternativas que permitan aumentar la productividad y la calidad de los alimentos generados en estos espacios para millones de hogares de agricultores de pequeña escala. La ciencia aplicada al campo es, en este sentido, fundamental para lograrlo.

“Buscamos que la investigación agronómica realmente sirva a las necesidades de los productores en diferentes zonas del mundo, por eso es que, más que estudiar lo que nos interesa como investigadores, realmente nos enfocamos en las necesidades de los agricultores y qué requieren los sistemas de producción ante fenómenos como el cambio climático”, comenta Nele Verhulst —líder de investigación en sistemas de cultivos para América Latina del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— sobre Excellence in Agronomy.

Excellence in Agronomy es una iniciativa del CGIAR —una alianza global de investigación para un futuro con seguridad alimentaria, la cual está conformada por centros de investigación internacionales— que precisamente busca transformar la ciencia en impacto real en el campo, poniendo énfasis en las mujeres y los jóvenes agricultores, y mostrando un impacto medible en la seguridad alimentaria y nutricional, los ingresos, el uso de los recursos, la salud del suelo y la resiliencia climática.

“Todos vamos a tener que adaptarnos constantemente a este cambio cuyos impactos ya vemos en el campo, por ejemplo, con sequías más prolongadas o heladas que aparecen en tiempos distintos a los que solían ocurrir. Por eso nos corresponde, desde la ciencia, contribuir a la transformación sustentable de los sistemas de producción”, puntualiza Nele Verhulst, señalando que la conexión entre agricultores y científicos regularmente es limitada debido a estrategias convencionales para promover la innovación, por lo que esta nueva iniciativa del CGIAR centra sus esfuerzos en fomentar una comunidad de investigación y desarrollo agronómico ágil y orientada a la demanda.

La iniciativa en mención tiene presencia en tres contenientes: “Nosotros formamos parte de Excellence in Agronomypara América Latina, pero estamos vinculados con los otros dos continentes que son Asia y África. De hecho, la institución que la lidera la iniciativa a nivel global es el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA, por sus siglas en inglés) que tiene su base en Nigeria”, señala Nele Verhulst.

Específicamente en América Latina estamos trabajando en México, Colombia y Perú. Estamos trabajando con diferentes cultivos como maíz, frijol y papa. Por esto en la región colaboramos tres centros de investigación del CGIAR: el Centro Internacional de la Papa (CIP) de Perú, el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Colombia, y el CIMMYT, de México”, puntualiza la investigadora.

El reciente lanzamiento de la Red Latinoamericana de Investigación Agronómica (RedAgAL) pone a la región “a la vanguardia dentro de Excellence in Agronomy  porque esta es la primera red regional establecida formalmente. Recientemente hicimos un análisis de adaptación al cambio climático. Este es el piloto que tenemos hoy en América Latina y que consecutivamente se va a hacer en otras regiones en África y en Asia para integrar los datos globales y hacerlos disponibles para todo el mundo”, menciona Nele Verhulst, poniendo de relieve la importancia de la iniciativa.

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Recomendaciones basadas en evidencia científica

Parcela con diversificación de cultivos en Trinidad Zaachila, Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Parcela con diversificación de cultivos en Trinidad Zaachila, Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)

Con los resultados de seis años de estudios en la plataforma de investigación San Miguel Tlacamama, en Oaxaca, Fermín Martínez ha documentado que no es suficiente dejar los residuos agrícolas sobre las parcelas de la zona, sino también es necesario diversificar los cultivos para que los productores del municipio vean mejores resultados al optar por sembrar con agricultura sustentable.

Fermín es profesor investigador del Centro Regional Universitario Sur de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) y responsable de la plataforma de investigación San Miguel Tlacamama, que está en la costa del estado mexicano de Oaxaca. Allí, en dicha plataforma, colaboran la UACh y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para generar recomendaciones pertinentes, basadas en evidencia científica, para que los agricultores de la zona mejores sus cosechas.

“Trabajamos para agricultores de pequeña escasa, entonces prácticamente lo que ellos buscan es producir alimentos para el autoconsumo, así que nos hemos enfocado en eso, pero cuidando el suelo, con coberturas, con diversificación de cultivos con lo que prácticamente hemos logrado que reduzcan significativamente las quemas agrícolas que prevalecen en el sistema convencional”, señala Fermín.

“Al trabajar en laderas tenemos un fuerte problema que es la erosión, por eso dentro de las prácticas que promovemos están las coberturas para proteger el suelo. Si el suelo está descubierto la lluvia provoca escurrimientos que se llevan el suelo, lo que no ocurre con un suelo cubierto”, enfatiza el investigador.

“Además de las coberturas implementamos fertilización fraccionada —aplicando el fertilizante en los periodos de mayor consumo de nutrientes—, fertilización orgánica, manejo agroecológico de plagas y enfermedades, conservación de granos almacenados con tecnologías herméticas poscosecha y la diversificación de cultivos que tiene diversos beneficios”.

“El hecho de que aparte del maíz los agricultores locales puedan producir otros alimentos como frijoles, ajonjolí o jamaica, ya tiene un impacto positivo en la seguridad alimentaria de las familias, pero también a otros niveles. Un ejemplo: en la región se cultiva ajonjolí y el ajonjolí tenía la problemática de una  enfermedad causada por hongos que ellos le llaman “pata negra” y, bueno, a través de la colaboración en esta plataforma encontramos soluciones”, relata Fermín.

Sobre el papel de las plataformas de investigación, señala: “Es fundamental que la investigación que se hace en estos espacios responda a las problemáticas de los agricultores locales porque, si bien es cierto que en ocasiones esas problemáticas nos llegan de manera directa a través de los técnicos, nosotros debemos buscar las soluciones tanto para los técnicos como para los agricultores. Entonces, ahí precisamente radica la importancia de estos espacios porque son un puente entre la ciencia y los productores”, concluye Fermín.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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La colección de maíz más importante del mundo cumple 80 años

Vista general de uno de los pasillos del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Vista general de uno de los pasillos del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

México, país de origen y uno de los grandes centros de diversificación biológica del maíz, alberga también la colección más amplia e importante de este cultivo a nivel global. Con más de 28 mil muestras únicas de maíz, la colección es considerada un auténtico e invaluable patrimonio para la seguridad alimentaria de los mexicanos y la humanidad, y es custodiada en el Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, Estado de México. 

“La colección comenzó en 1943 con pocas accesiones —unidad de conservación que comprende semillas o plantas y se identifica con un código para distinguirla de otras en un banco de germoplasma—. Estas fueron colectadas por Edwin Wellhausen y su equipo. Es decir, este 2023 se cumplen 80 años de esta que es considerada la colección de maíz más grande del mundo”, comenta Cristian Zavala, coordinador del Banco de Germoplasma del CIMMYT.

Inicialmente fue la colaboración entre el Gobierno de México y la Fundación Rockefeller la que impulsó las primeras colectas. Posteriormente, a finales de los ochenta y principios de los noventa, hubo un importante crecimiento de la colección —pasando de alrededor de 370 a 28 694 accesiones en sus 80 años de historia— gracias al programa LAMP (Programa Latinoamericano de Maíz, por sus siglas en inglés), el cual permitió que todas las colecciones de la región se respaldaran en el CIMMYT y se pusieran disponibles para el público, precisa Cristian. 

Resguardar la biodiversidad del maíz no es la única tarea del Banco de Germoplasma del CIMMYT. Entre las tareas fundamentales de este espacio se encuentra la investigación de la diversidad genética, la regeneración del germoplasma —para garantizar que el material resguardado se mantenga viable— y la preparación de solicitudes de semillas —a través del CIMMYT, México hace alrededor de 1 500 envíos de semillas anuales a diferentes países y varias de esas semillas son de variedades resistentes a las nuevas condiciones climáticas—, entre otras tareas no menos importantes. 

“La idea del banco de germoplasma siempre ha sido conservar a perpetuidad, pero siempre con la intención de utilizar, mejorar para brindar mejores condiciones de vida para los agricultores que los verdaderos dueños del germoplasma nativo. Esa siempre ha sido la intención, sí resguardar la diversidad genética, pero para el uso y beneficio de la humanidad”, enfatiza Cristian.

Un ejemplo de la importancia de la colección y del Banco de Germoplasma en México es el caso del maíz repatriado a Guatemala en 2016, cuando, aprovechando las reservas de semilla, el CIMMYT envió a colaboradores guatemaltecos 785 variedades de maíz nativo, incluyendo algunas de las variedades que se habían perdido por el paso del huracán Stan. 

“Actualmente, a 80 años de que se inició la colección de maíz, la misión del Banco de Germoplasma del CIMMYT es básicamente ofrecer accesiones de maíz y trigo con información confiable, con semilla de calidad, sana y viable en términos de germinación para su uso y para mantener a perpetuidad las colecciones vivas y viables para todos”, concluye Cristian Zavala.

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Diversificación de cultivos en el Bajío mexicano

Maíz y vice en sistema diversificado en el Bajío mexicano. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)
Maíz y vice en sistema diversificado en el Bajío mexicano. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)

Generalmente los sistemas intensivos de producción tienen como característica el uso de monocultivos en grandes extensiones y redes comerciales muy específicas, por lo que uno de los retos más importantes para estos sistemas es lograr la diversificación de cultivos, particularmente para lograr y conservar la salud de los suelos a la vez que mantener o incrementar la rentabilidad.  

En la plataforma de investigación de Pénjamo, el equipo técnico del Hub Bajío del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) aborda esta problemática desde 2019 y ha desarrollado estrategias de diversificación con base en cultivos de servicio. 

Un cultivo de servicio es aquel cuya función es dejar un beneficio para un cultivo principal, para un cultivo primario. También son conocidos como cultivos de cobertura porque brindan una cobertura vegetal al suelo.

“Actualmente estamos validando tres líneas de investigación: el uso de herramientas como los cultivos de servicio, la agricultura de conservación, y el uso de enmiendas orgánicas para el incremento de la productividad”, señala Paul García Meza, del Hub Bajío del CIMMYT. 

En un ensayo reciente, “se utilizaron seis especies de plantas (incluyendo vicia), para conocer la adaptabilidad al sistema de producción tanto en maíz como en trigo. Para el caso de maíz se estableció al voleo mientras que para trigo fue interlineado. Ambos cultivos principales se establecieron bajo dos sistemas: agricultura de conservación y agricultura convencional”, precisa Paul. 

“Uno de los principales beneficios que hemos generado en la plataforma de investigación de Pénjamo ha sido la identificación de factores agronómicos limitantes para el incremento de los  rendimientos, uno de estos está referido a la implementación de agricultura de conservación para trigo y maíz, por lo que nos hemos enfocado en que este sistema se implemente correctamente”. 

Por su parte, la estrategia de diversificación con base en el enfoque de cultivos de servicio para sistemas intensivos de producción es económica y agronómicamente viable, señala Paúl, quien detalla que la técnica de interlineado en cultivo trigo ofrece la posibilidad de incrementar el rendimiento en el maíz, mientras que la técnica de relevo en maíz ofrece la posibilidad de incrementar el rendimiento en trigo.  

Por lo anterior, enfatiza Paul, “las plataformas de investigación son importantes porque pueden ayudar a identificar las principales problemáticas que limitan el incremento de la productividad de los cultivos en la región. Aquí hemos identificado que el uso de agricultura de conservación, fertilidad integral y cultivos de servicio puede ser una herramienta para incrementar los rendimientos”. 

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, AgribaSustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes. 

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Mecanización Inteligente en África

El equipo de mecanización del CIMMYT junto con técnicos de Malaui en la construcción de un prototipo para procesar yuca. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
El equipo de mecanización del CIMMYT junto con técnicos de Malaui en la construcción de un prototipo para procesar yuca. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La mecanización agrícola es fundamental para lograr que los productores tengan una mejor calidad de vida. No obstante, en América Latina, África subsahariana y el sur de Asia el uso de maquinaria agrícola es minúsculo si se considera la superficie total cultivada. Además, varios de los esfuerzos para mejorar la mecanización en la agricultura de pequeña escala no han sido muy exitosos, entre otros aspectos, porque normalmente no se le ha considerado un proceso que deba ser incluyente, generar capacidades y ser adaptado a las necesidades y particularidades de cada productor.

En este contexto, la iniciativa Cultivos para México —de la Secretaría de Agricultura y desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— ha destacado por impulsar una #MecanizaciónInteligente bajo la premisa de que mecanizar el campo es aplicar procedimientos para optimizarlo de la manera más adecuada y pertinente posible, lo cual puede lograrse incluso con máquinas simples, adecuadas a la escala y a las condiciones de producción, es decir, a la medida de los productores.

En el marco de estos esfuerzos, especialistas en mecanización del CIMMYT han diseñado, adaptado y evaluado máquinas y herramientas más precisas en la aplicación de insumos y eficientes en el consumo de energía, las cuales ofrecen además la oportunidad de disminuir el impacto negativo al medioambiente. Por los buenos resultados que esta estrategia ha tenido en México, actualmente la mecanización inteligente que impulsa el CIMMYT se está llevando a algunos países de África gracias a diversas iniciativas internacionales a las que el CIMMYT se ha sumado como socio de conocimiento.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en África subsahariana dos tercios de la energía utilizada para preparar los suelos de cultivo procede de la fuerza humana, de ahí la importancia de impulsar la innovación agrícola a través de una mecanización más adecuada en la que la experiencia de México será fundamental para guiar procesos de innovación en distintos países de ese continente. 

“Cuando hablamos de alianzas para cogenerar soluciones es clave enfocarse en la experiencia y experticia que una diversidad de socios puede aportar para generar soluciones duraderas y sustentables”, señalaba el doctor Bram Govaerts, director general del CIMMYT, en el Foro Africano de la Revolución Verde (AGRF, por sus siglas en inglés) celebrado en 2020, durante el cual el CIMMYT anunciaba algunas de las áreas esenciales para incidir positivamente en el sector agrícola de África, destacando la difusión tanto de la técnica de la nixtamalización como de la mecanización inteligente.

Gracias a esas alianzas estratégicas hoy los aprendizajes adquiridos en México están siendo compartidos en diferentes países de África. En Malaui, por ejemplo, un grupo de especialistas del CIMMYT impartió talleres sobre mecanización inteligente, contribuyendo a los esfuerzos de la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) que en el continente africano tiene un trabajo de décadas fomentando el crecimiento inclusivo y sostenible.

Malaui, cabe mencionar, es uno de los países más ricos del mundo en cuanto a diversidad geográfica se refiere. Tiene lagos, ríos, bosques, playas, masetas, montañas… Contrastantemente, este país de África se ubica en el lugar 169 de 188 países en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, por lo que se le considera uno los países más pobres y menos desarrollados del mundo.

¿Cómo contribuirá la mecanización adecuada del campo a mejorar las perspectivas de desarrollo en ese país? Si bien la agricultura en Malaui enfrenta diversos desafíos —el acceso a la energía es irregular y hay una alta dependencia del temporal que cada vez es más errático por el cambio climático—, si se logra optimizar el aprovechamiento de los recursos en el campo y lograr una mejor producción entonces se podrán producir alimentos nutritivos y suficientes para población que está creciendo rápidamente y que plantea grandes problemas de seguridad alimentaria.

En la actualidad, el maíz es el cereal básico en Malaui —el cual fue introducido a ese país por los portugueses—, pero también existen otros cultivos de interés económico y nutricional, como la yuca o cassava que presenta muchas ventajas para los pequeños agricultores pues además de su aporte de nutrientes también es resistente al estrés hídrico, sus tiempos de cultivo son flexibles y puede conservarse como alimento de reserva en tiempos de escasez.

La yuca es originaria de las regiones tropicales y subtropicales de América y actualmente es un alimento básico para muchos países africanos debido a su versatilidad y su relativa facilidad de cultivo que la hace prosperar en suelos pobres con poca precipitación. 

A pesar de las ventajas del cultivo, el procesamiento de la yuca sigue siendo predominantemente manual, limitando el desarrollo de su cadena de valor. Por esta razón, a través de la mecanización adecuada, se busca ofrecer mejores condiciones para el desarrollo del cultivo, reduciendo la mano de obra requerida, los costos de producción y el tiempo de las labores. 

“Este taller de capacitación sobre fabricación de máquinas procesadoras de yuca busca que, con los conocimientos compartidos, y con los materiales y recursos disponibles en Malaui, estas máquinas puedan ser fabricadas localmente y contribuir así a la seguridad alimentaria del país”, comenta el equipo del CIMMYT que viajó a Malaui para, junto con instituciones locales, manufacturar un prototipo para procesar yuca y así acelerar la innovación, incrementar la eficiencia del procesamiento de alimentos y generar impactos positivos en los productores. 

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Cambios en el clima los conducen a buscar nuevas formas de cultivar

Productores de maíz en Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)
Productores de maíz en Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)

“Mi hija me convenció de poner una parcela demostrativa con tecnologías que está promoviendo el CIMMYT y Walmart Foundation. Ahí hemos tenido buenos resultados, tenemos buenos rendimientos y hay incluso plantas de maíz con dos mazorcas”, comenta el señor Andrés Porras, agricultor de Oaxaca, México. 

Andrés es uno de los agricultores que participan en el proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche —de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—. A través de esta iniciativa recibe asesoría para la implementación de prácticas de agricultura sustentable. 

Concepción, la hija de Andrés, es ingeniera agrónoma y actualmente la organización para la que trabaja está colaborando con el proyecto que impulsan el CIMMYT y Walmart Foundation. “Estamos trabajando sobre parcelas demostrativas con la intención del que el productor adquiera nuevos conocimientos, y así mismo comparta sus conocimientos con los demás productores, para su seguridad alimentaria y para tener un mejor rendimiento en sus cultivos”, menciona Concepción. 

“Normalmente en mi comunidad siembran la mayor parte de maíz en temporal, y muchos siembran el maíz criollo, pero lo siembran a la suerte, a ver si llueve o a ver si no. Yo le decía a mi papá que está bien siempre mantener nuestras semillas criollas, pero también pensar que en el futuro que va a llover menos.  Ahorita que no quiere llover, por ejemplo, hay que buscar maíces mas resistentes, más tolerantes ala sequía”, comenta Concepción. 

Así, sin abandonar el cultivo de maíces criollos, “Le dije a mi papá que hay otras variedades de maíz que han tenido buenos rendimientos. Le dije «anímese a sembrar un poco», pero mi papá siempre ponía un poquito de resistencia, hasta que lo convencí. Después, con base en los resultados, es que los productores van compadres con los vecinos, con los tíos, con otras personas a compartir la experiencia y los resultados que han en sus parcelas demostrativas”, señala Concepción. 

Para que haya buenos resultados el acompañamiento técnico constante que ofrece el proyecto ha sido fundamental. “Es una responsabilidad muy grande ir con el productor, convencerlo de que hay formas diferentes y buenas de que tenga una mejor cosecha, y siempre tratando de cuidar la salud de los productores y de su familia. Es una responsabilidad muy grande, pero también es una actividad muy bonita porque realmente nunca terminamos de aprender, vamos aprendiendo con el productor y el productor va aprendiendo con nosotros”, menciona Concepción. 

Así, mediante el acompañamiento técnico la identificación de variedades de maíz más resistentes a las nuevas condiciones climáticas ha ido acompañada también de mejores prácticas de fertilización y manejo adecuado de plagas y enfermedades, prácticas particularmente importantes para evitar pérdidas que pongan en riesgo la seguridad alimentaria de los agricultores porque, como señala el señor Andrés, “lo utilizamos para autoconsumo, aquí en la zona es realmente difícil encontrar productores que tengan superficies grande,  entonces la mayoría siembra para su consumo y muy pocas son las personas que venden el producto”. 

El proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT también contempla el impulso a la asociatividad y a los líderes comunitarios, siendo la agricultura sustentable la base para lograrlo. Como menciona Concepción, “Este proyecto nos ayuda a que nuestras comunidades sean resilientes ante todos los problemas que estamos enfrentando ahorita, como el cambio climático y las guerras”. 

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Forrajes sustentables

El productor Jerónimo Díaz de la Ciénega de Zimatlán, en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
El productor Jerónimo Díaz de la Ciénega de Zimatlán, en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

“Hace tres o cuatro años empezamos a hacer unas plantaciones innovadoras para forraje. En invierno fue canola, grass pea [léase ‘graspi’], avena y alfalfa; se tuvieron muy buenos rendimientos, los ingenieros lo midieron, los productores no medimos, pero si nos damos cuenta del rendimiento que se tiene y lo que si les puedo decir es que fue un forraje muy bueno en cuestión de producción de leche”, comenta Jerónimo Díaz Celaya.

Jerónimo produce forraje para vacas en la Ciénega de Zimatlán, en el estado mexicano de Oaxaca. Él, como otros productores que participan en el proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´ —de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, recibe asesoría para diversificar cultivos de forma sustentable. 

“La canola nada más da un corte, el grass pea igual, la avena nos da un segundo y tercer corte, y de la alfalfa yo lo que vi fue un rendimiento mayor de como normalmente la sembramos porque las raíces de los cultivos quedan en distintas profundidades, de tal forma que al secarse esas raíces se generan esos huequitos que le dan una oxigenación a la tierra y eso favorece a la planta. Por eso se veía mucho que la alfalfa crecía mas que la de las parcelas de al lado”, continúa Jerónimo, quien, entusiasta, comparte los conocimientos que ha adquirido con otros productores que se acercan a preguntarle. 

Para Jerónimo, los nuevos cultivos que ha implementado le han dado “muy buenos resultados en cuestión de producción de leche y en producción de carne y en rendimiento en forraje”. Las asesorías que ha recibido también le han ayudado a establecer “crotolaria, junto con maíz, esto fue para ensilar, fue un forraje que se mezcló porque al ser una planta gramínea con una leguminosa, pues esto le ayuda en cuestión de fertilización y se hace un mejor forraje”, explica. 

“Los ingenieros del CIMMYT fueron los que me proporcionaron las semillas y los que nos dieron las asesorías de cómo las tenía que trabajar. Ellos dieron la explicación en una parcela demostrativa y pues ya en nuestras parcelas vemos los rendimientos. Era tanto el rendimiento que parecía que no acababa de cortar el forraje de esa parcela”, comenta el productor. 

“Las semillas son buenas, están comprobadas y para mí fueron muy buenos resultados. Ahorita nos estamos poniendo de acuerdo para repetir el siguiente ciclo y medir en cuestión de producción de leche. Yo estoy en la mejor disponibilidad para que en mis terrenos los ingenieros hagan todo eso, y porque además van a estar a la vista los resultados. Yo espero que se despierte el interés y que otros productores hagan lo mismo porque esta forma de cultivar tiene muchos beneficios”, concluye Jerónimo. 

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Parcelas más diversas, comunidades más resilientes

Productor de maguey espadín en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Productor de maguey espadín en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

“Soy productor de maguey espadín y actualmente estamos implementando la siembra de garbanzo entre las líneas de maguey, así estamos aprovechando todo el espacio de la parcela”, comenta Claudio Salas Vázquez, productor de San Pedro Guegorexe, localidad del municipio de Ocotlán de Morelos, en Oaxaca, México. 

Aunque pareciera algo simple, esta innovación les permite a familias productoras, como la de Claudio, mejorar su nutrición y sus ingresos: “Aquí tenemos maguey ya de tres años, de dos años y un año, porque el maguey lleva sus años, pero la ventaja es que el terreno sigue produciendo, los espacios que quedan se siguen aprovechando. Este garbanzo ya pronto lo estaremos sacando y eso nos deja un reembolso económico mientras el maguey sigue creciendo”, comenta Claudio. 

Antes del maguey Claudio trabajaba la milpa, pero, como él dice, “actualmente la siembra de temporal no es tan segura como otros años. Anteriormente era segura la cosecha, pero ahora nos está perjudicando mucho mucha la falta de agua. Este año, por ejemplo, no llovió. Y muchos vecinos que sembraron maíz de la forma que siempre lo han hecho, pues se fueron a la quiebra”. 

Así, buscando alternativas para que su parcela siguiera produciendo aún ante el embate del cambio climático, Claudio decidió dedicarse de lleno al cultivo del maguey en 2019. Lamentablemente, las cosas no empezaron del todo bien. 

“Estoy trabajando con este grupo de productores desde hace un año. El señor Claudio tenía magueyes muy enfermos, con problemas para la producción de hojas y penca. Parte del problema es que los productores aquí siembran maguey porque lo aprendieron de sus papás, sus abuelos, pero no le dan un manejo como se le tiene que dar ahora por la evolución de plagas y enfermedades y también por el mercado que ahora exige piñas con características muy específicas”, apunta Yashim Reyes Castañón, quien le brinda acompañamiento técnico al señor Claudio. 

Yashim forma parte del equipo técnico que impulsa el proyecto ´Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche´, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

“Este proyecto busca hacer que los productores y sus comunidades sean más resilientes ante los cambios sociales, económicos y ambientales que se van presentado. Los apoyamos para que diversifiquen sus cultivos, para que se asocien, para que tengan más opciones de nutrición para ellos y sus familias, y cuidando los recursos naturales para que tengan algo que heredarle a las futuras generaciones y no les entreguen tierras erosionadas, sino suelos productivos”, menciona Yashim.

Así, para Claudio y su familia el cultivo de maguey intercalado con garbanzo ha sido una innovación favorable porque el garbanzo “controla la maleza y apoya al maguey en su crecimiento, le deja nutrientes al terreno. Ya son dos años que yo le estoy metiendo garbanzo y un poco de frijol delgado y sí me ha dejado un poco más de ganancia. Ahora que el garbanzo ya tenga la semilla, que esté verde, en la familia tomamos la determinación de tostarlo en el comal y venderlo, y es así como le sacamos un poquito más de ganancia”. 

“En la zona normalmente ven al garbanzo como un cultivo que no necesita nada porque crece con la humedad residual y se va manteniendo con rocío, pero si aumentamos el rendimiento aumentamos sus ingresos y por eso, a partir de los diagnósticos que hicimos, vimos que era viable aprovechar más el terreno y darle un manejo diferente al cultivo para incrementar el rendimiento”, puntualiza Yashim. 

Para Claudio lo más importante es que su tierra sigue siendo productiva porque “sí hay muchos compañeros que optan por irse a Estados Unidos o buscar otros trabajos porque piensan que el campo ya no es opción”, comenta el productor, resaltando uno de los aspectos más relevantes del proyecto que, en voz de Yashim, es que “todas estas opciones para hacer más productivas las parcelas ayudan a una mayor resiliencia y, como en el caso de esta localidad, pueden ayudar a disminuir los índices de migración”.

Además de la diversificación de cultivos, el proyecto promueve soluciones poscosecha, capacitación en materia de asociatividad y fomento al liderazgo comunitario. La idea central es que las comunidades se apropien del conocimiento y lo usen a su favor: “Yo me he dado cuenta de que, con el apoyo de la ciencia a través de este proyecto, hemos encontrado soluciones. Hemos tenido éxito. Sí hay dificultades, pero con el apoyo de los especialistas yo en lo personal he encontrado un poco de alivio a mis preocupaciones”, finaliza Claudio.