Alberto M. G. Arce, profesor titular en Antropología y Sociología del Desarrollo del Departamento de Sociología de Desarrollo Rural (RDS) de la Universidad de Wageningen, presentó en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) los resultados de su proyecto en las comunas de San Nicolás, Portezuelo, Ninhue, Trehuaco y Quirihue, en el Valle de Itata, Chile, donde los agricultores son propietarios de pequeñas superficies de secano para la producción de diferentes variedades de trigo local.
El proyecto, liderado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y desarrollado durante los últimos 3 años, ha tenido como objetivo principal generar cadenas de valor para el desarrollo de los pequeños productores de las comunas y que la idea de recuperar el patrimonio bio-cultural de un territorio puede verse como innovación y no solo como un estudio antropológico.
Como parte del proyecto, se identificaron las variedades de trigo en los cultivos que tenían como característica principal poseer un tallo superior largo, uniforme, de diámetro delgado y flexible, excelente para fabricar un hilo grueso de paja al que llaman cuelcha con el que se puede tejer la chupalla, un sombrero artesanal típico de la región chilena y cuya venta es el sustento de varias familias en las comunas.
Se eligieron 10 genotipos distintos para estudiar, destacando el trigo oregón, milufen, colorado, milquinientos, furfulla y carrera para generar un registro de las principales diferencias en comparación con los trigos semienanos comercializados y al recopilar la información sobre el manejo tradicional del cultivo para asegurar su productividad se descubrió que algunas de estas variedades contienen propiedades biológicas y genéticas que podrían ser usadas frente al cambio climático.
En las parcelas de demostración, a cargo de los productores locales, se trabajó no solo en innovar las prácticas de cultivo sino también en el mercadeo del sombrero chileno o chupalla. Éste logró su denominación de origen y se convirtió así en patrimonio cultural y en un elemento biogenético del territorio. Para esto último, crearon un sitio web que ayudo a las comunas a extender su mercado, mostrar su trabajo etnográfico y su historia. Eventualmente el proyecto ganó fama y fue reconocido por diferentes instituciones y organizaciones nacionales e internacionales como la UNESCO.
«Hoy en día no es suficiente trabajar lo económico, cultural, social o agronómico por separado sino en conjunto para desarrollar una perspectiva transversal en la que todos estos elementos se ensamblan para crear posibilidades de cambio y reconocimiento de territorio» dijo Arce.
Parte de los resultados se encuentran en el documental Las Hijas del Trigo que muestra la vida de las mujeres campesinas artesanas del Valle de Itata, quienes comercializan sus artesanías hechas con paja de trigo.